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La vanguardia silenciosa

2008, Revista Iberoamericana

Abstract

En la poesía hispanoamericana parece no existir un acontecimiento que señale el "fi n de las vanguardias" de una manera emblemática como lo hace el famoso soneto "Tuércele el cuello al cisne...", con que González Martínez da por terminado el modernismo en 1911. El año clave del inicio de las vanguardias latinoamericanas es, por consenso, 1922, con los reconocidos preámbulos del "Non serviam" de Huidobro y otros textos y eventos, así como el del modernismo es 1898 con la publicación de Azul, aunque con fi guras precursoras como José Martí y Manuel Gutiérrez Nájera. El contraste entre modernismo y vanguardia ayuda a establecer un cuadro más o menos estable y un territorio intermedio que ha recibido diversas denominaciones: posmodernismo, modernismo tardío, intimismo, etc. Sin embargo, no se ha establecido un contraste similar entre las vanguardias y un nuevo elemento periodizador, en principio porque no hay consenso acerca de cuál sería dicho elemento, ni qué características tendría, o si en realidad no se trata de un solo elemento, sino de varios, que pudieran o no ser descritos mediante alguna categoría que los englobara. Se conoce la diversidad de la vanguardia, sus temáticas y actitudes principales, algunas corrientes que la atraviesan como la poesía pura, el "surrealismo tardío" y el viraje signifi cativo hacia el compromiso social y político, pero se ha escrito poco acerca de su fi n o sus transformaciones defi nitivas y diferenciadoras.