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La Ciencia desde México es proyecto y propiedad del Fondo de Cultura Económica, al que pertenecen también sus derechos. Se publica con los auspicios de la Impreso en México DEDICATORIA A WOLF SCHIFTER EPÍGRAFE Corre el tren. Atrás queda la ciudad soñada por De Chirico. Déjeme que le diga que el fino tren de cuerda parece avanzar entre hierbas, puentes, estaciones, desfiladeros y montañas de juguete. Si hemos de oír alguna música será la habitual musiquilla alegre de tren en marcha (Villalobos), pero debajo de ella un crecer musical ominoso e inquietante que deforma el sentido de la melodía del trenecito...
Empezaremos con la parte anecdótica de la teoría del caos, el famoso "efecto mariposa" Es decir, comenzaremos a investigar el iceberg a partir de su punta visible que, como sabemos, es apenas una mínima fracción del total... La teoría de las estructuras disipativas, conocida también como teoría del caos, tiene como principal representante al químico belga Ilya Prigogine, y plantea que el mundo no sigue estrictamente el modelo del reloj, previsible y determinado, sino que tiene aspectos caóticos. El observador no es quien crea la inestabilidad o la imprevisibilidad con su ignorancia: ellas existen de por sí, y un ejemplo típico el clima. Los procesos de la realidad dependen de un enorme conjunto de circunstancias inciertas, que determinan por ejemplo que cualquier pequeña variación en un punto del planeta, genere en los próximos días o semanas un efecto considerable en el otro extremo de la tierra. La idea de caos en la psicología y en el lenguaje. 1. Efecto mariposa y caos matemático.-Empezaremos con la parte anecdótica de la teoría del caos, el famoso "efecto mariposa" Es decir, comenzaremos a investigar el iceberg a partir de su punta visible que, como sabemos, es apenas una mínima fracción del total. En principio, las relaciones entre causas y efectos pueden examinarse desde dos puntos de vista: cualitativo y cuantitativo. Desde la primera perspectiva, las relaciones causa-efecto pueden ser concebidas de varias maneras: a) como vínculos unidireccionales: A causa B, B causa C, etc., pero los efectos resultantes no vuelven a ejercer influencia sobre sus causas originales; b) como eventos independientes: según esta concepción, no habría ni causas ni efectos: cada acontecimiento ocurriría al azar e independientemente de los otros; c) como vínculos circulares: A causa B, y B a su vez causa A, es decir, el efecto influye a su vez sobre la causa, como resultado de los cual ambos acontecimientos son a la vez causas y efectos. Se trata de los llamados circuitos de retroalimentación, que pueden ser negativos o positivos. La teoría del caos, en la medida en que considera que existen procesos aleatorios, adopta la postura (b), pero en la medida en que dice que ciertos otros procesos no son caóticos sino ordenados, sostiene que sí, que existen vínculos causales. Los vínculos causales que más desarrollará son los circuitos de retroalimentación positiva, es decir, aquellos donde se verifica una amplificación de las desviaciones: por ejemplo, una pequeña causa inicial, mediante un proceso amplificador, podrá generar un efecto considerablemente grande. No nos alarmemos. Esto lo iremos aclarando poco a poco. Desde el punto de vista cuantitativo, las relaciones entre causa y efecto pueden ser categorizadas de diferente manera. Examinemos una de ellas, lo que nos servirá como puerta de entrada para ingresar en la teoría del caos. 2. Causa-efecto: relaciones cuantitativas.-Si examinamos las posibles relaciones cuantitativas que pueden existir entre causas y efectos, las alternativas podrían ser las siguientes: 1) Causas y efectos son razonablemente proporcionales: pequeñas causas producen pequeños efectos, y grandes causas grandes efectos (como cuando decimos que, dentro de cierto espectro de variabilidad, cuanto mayor es la frustración mayor será la respuesta agresiva, siendo ambas variaciones razonablemente proporcionales); 2) Una causa pequeña produce un gran efecto (como cuando un comentario intrascendente desata una crisis psicótica); 3) Una causa grande produce un pequeño efecto (como cuando una interpretación nuclear que apunte directamente al conflicto patógeno infantil, genera una respuesta indiferente en el paciente). Los seres humanos tendemos inevitablemente a creer en alguno de estos supuestos en la vida cotidiana, y por motivos muy diversos. Detrás de toda creencia hay un deseo, que es quien le da su intensidad, su persistencia, su razón de ser. Así, la creencia en una desproporción causa-efecto del caso 2 oculta un deseo de poder: la ilusión de que con muy poco se puede lograr mucho. Está en la base de muchas supersticiones (la posesión de un simple amuleto garantiza nada menos que felicidad). De modo parecido, la creencia en una proporcionalidad razonable entre causa y efecto del caso 1 podría protegernos de la incertidumbre: sabemos seguro que después de la causa vendrá un efecto esperado y controlable, y no hay lugar para sorpresas desagradables. Así también, la creencia en una desproporción como la del caso 3 puede esconder la ilusión de aliviar culpas propias: si me esfuerzo mucho por ayudar a quien hice daño-causa grande-, lograré tranquilizarme sólo un poco-efecto pequeño-(aunque no mucho, porque ?debo? sufrir por el daño
El ojo es una amenaza a la visión clara, el oído es una amenaza al sonido sutil, la mente es una amenaza a la sabiduría, cada órgano de los sentidos es una amenaza a su propia capacidad... Alboroto, el dios del Océano del Sur, y Enojo, el dios del Océano del Norte, se encontraron en el reino de Caos, el dios del centro. Caos los trató con amabilidad, y juntos discutieron qué podían hacer para devolverle la atención. Habían advertido que, mientras que todo el mundo tenía orificios para ver, oír, comer, respirar y todo lo demás, Caos no tenía ninguno. Así que decidieron hacer el experimento de abrirle agujeros. Le abrieron un agujero cada día, y al séptimo, Caos murió. Chuang Tzu Hay un punto tras el cual no se puede avanzar sin la ayuda de una máquina..., hay un límite a la fuerza con la que puedes gritar. Después de eso, tienes que buscarte un amplificador. Factor de limitación, de Theodore R. Cogswell
La incertidumbre organizacional Enfoque desde la Teoría del Caos , 2021
Generar cambios exponenciales a medida que el tiempo pasa, es el axioma básico de la teoría que nos corresponde describir, entre su definición y principales seguidores. Creada por Edward Lorenz para explicar el comportamiento meteorológico, la teoría del caos es asociada directamente con lo que comúnmente la gente conoce como el efecto mariposa, en el entendido que el sutil aleteo de una mariposa en un determinado lugar, puede ser la causa de un huracán, lo que se traduce en que un pequeño cambio en cualquier escenario podría tener enormes implicaciones, a gran escala. En definitiva, esta definición no hace sino referencia a la noción del tiempo y las condiciones iniciales que consideró Lorenz en sus experimentos matemáticos. Él matemático buscaba explicar que a raíz de la producción de determinadas condiciones iniciales en un determinado sistema, una mínima variación desencadenará la evolución de dicho sistema de maneras completamente diferentes, que a la larga podría convertirse en un gran cambio. Lorenz, fue un meteorólogo del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), nacido en Connecticut, Estados Unidos en el año 1917 cuyas investigaciones condujeron a tratar de explicar las razones por las cuales es prácticamente imposible las previsiones meteorológicas, lo cual originó la teoría que hoy analizamos, en la que reconoce el comportamiento caótico existente en los modelos matemáticos de los sistemas meteorológicos, tras haber encontrado la más mínima diferencia en un sistema dinámico, como la atmósfera, se desencadena entonces enormes y muchas veces inesperados resultados. Además, durante sus investigaciones logró formular en 1972, su más famoso artículo titulado: "Previsibilidad: debe el aleteo de una mariposa en Brasil originar un tornado en Texas?", que da origen a toda la discusión científica que no le era exclusiva a las explicaciones matemáticas, pues de hecho incidió en las ciencias biológicas, físicas y hasta las sociales, tras determinar la imposibilidad de hacer predicciones más allá de dos o tres semanas, con un grado razonable de exactitud. (Barzanallana, 2016).
LOS HIJOS DEL CAOS, 2018
Llueve. Y en otro momento no me hubiera importado. Pero ahora estoy huyendo y hace varias semanas que he dejado de ser fuerte. El oscuro bosque que nos rodea parece un gigantesco infierno que nos engulle con agonía. La tormenta es tan intensa que apenas veo la espalda de mi compañero; corre varios metros por delante de mí, y lo hace de un modo que jamás había visto en él. Quizás porque nunca habíamos sentido este tipo de horror. Un pequeño grito me sobrecoge y provoca que el asfixiante calor de finales de agosto me hierva en la piel. Después, unos dedos tiemblan entre los míos. Miro por encima de mi hombro sabiendo que voy a toparme con unos ojos verdes inundados de terror. Es entonces cuando la situación me desborda. Hemos escapado de un campo de concentración. Tengo a un compañero, que no duda, al borde de la muerte y arrastro conmigo a una mujer que no está acostumbrada a huir. Sin embargo, ella es uno de los motivos por el que estoy aquí. Probablemente, no tiene sentido, apenas sé su nombre. Pero, más allá de todo eso y de las causas por las que hemos terminado de esta manera, me exijo ponerlos a salvo, y no cuestiono las razones. Me obligo a cerrar los ojos un instante y capto los vastos pasos que se nos acercan con la macabra promesa de aniquilarnos. Han decidido disparar a los tobillos, así que ahora correr es más difícil que antes. Aprieto el paso. Siena tropieza con mis pies, pero se esfuerza en seguirme el ritmo y por momentos lo logra. Su respiración me aturde, el contacto de su mano cada vez es más débil. Temo que vaya a desmayarse. Peor aún, temo que muera. Esa idea, la de perder a esta mujer y a mi compañero, es la que despierta lo que me queda de ferocidad. De pronto, la noto recorriendo mis extremidades. Casi parece que vaya a manifestarse delante de mí. Ha escogido el mejor momento y, aunque ambos sabemos que apenas tengo energía, sorprendentemente, siento que puedo hacer frente a cualquier cosa. -¡Hyung [1] ! -grita mi compañero. Una advertencia que provoca que le mire al tiempo en que me lanza la robusta rama de un árbol. La capto al vuelo antes de coger a Siena por los hombros y obligarla a acuclillarse entre la espesura. -No te muevas -le exijo. Ella asiente con la cabeza, aterrorizada, y se cubre las orejas con las manos. No tengo tiempo de ver más, acaban de rodearme unos brazos y pretenden asfixiarme. Noto cómo la rama me araña la piel al resbalarse de mi mano. Me inclino hacia delante y después hacia atrás. Repito el proceso varias veces, frustrado. Es un soldado delgado, soy mucho más corpulento que él. Sin embargo, me cuesta deshacerme de la sujeción. Tal vez porque todas las heridas de mi espalda se están abriendo de nuevo o porque la inanición comienza a hacer estragos en mi organismo; quizás por ambas cosas. Así que grito y me impulso con todas mis fuerzas hacia delante provocando, al fin, que el soldado caiga al suelo embarrado. Trato de alcanzar la rama rápidamente cuando me sujeta de la pernera del pantalón. Justo entonces me percato de que mi compañero está luchando cuerpo a cuerpo con varios soldados. Le capturan del cuello cuando recibo un fuerte puñetazo en la cara. Tropiezo hasta caer, y me perturba el agotamiento en la mirada porque no puedo ver si mi compañero sigue vivo o ya está muerto. Pero me doy cuenta de que Siena ha comenzado a temblar fuertemente. Si no me doy prisa, la capturarán, y esta vez la ejecutarán después de violarla hasta desangrarla. Esas son algunas de las prácticas que se llevan a cabo dentro del campo de concentración del que venimos. Me incorporo aprisa, aprieto con fuerza la rama y golpeo la cabeza de un soldado con toda la furia que logro reunir. El impacto resulta brutal debido a la velocidad con la que se ha acercado a mí. Así que no me sorprende el salvaje sonido que emiten algunos de sus huesos antes de desplomarse. No me paro a cotejar si le he matado, enseguida vuelvo a atacar. Asesto otro golpe y después otro. Y otro más. No importa el lugar o el daño que cause, simplemente me dejo llevar por una corrosiva locura. Quizás no es el mejor acto de todos, pero nuestras vidas penden de ello. No soy yo el que ha decidido que sea así. Puedo sentir el dolor que va a causarme antes de que penetre en mi piel. En mi caso, goza de orificio de entrada y salida. A atravesado mi tórax en apenas un segundo. Y, mientras me desplomo, pienso que quizás me ha tocado algún órgano. Lo que significa que muy probablemente voy a morir desangrado. En realidad, no me importa, pero las pocas fuerzas que tengo se me están escapando conforme la sangre se derrama y me impedirá ayudar a mi compañero. Le busco con la mirada. Está tendido en el suelo a unos metros de mí. Sigue temblando cuando levanta su mano, me busca. La lluvia sigue cayendo con fuerza. Por tanto, si lloro no se notará. Empieza por cerrarme la garganta y temblarme el labio. Me siento débil, dolorido, cansado, hambriento. Aterrado. Nadie está preparado para algo así. Ni siquiera la élite. Ahora los temblores se convierten en convulsiones duras y me obligan a llorar como nunca creí que lo haría. No era el final que había imaginado para nosotros. Para ninguno de los catorce. Ni para Siena. «¿Quién eres en realidad? ¿A qué te dedicas? ¿Qué te gusta? ¿Cuáles son tus deseos, tus miedos? ¿Me dejas compartirlos contigo? ¿Te duele, hermano mío? ¿Crees que puedes resistir? ¿Podrías sobrevivir si te lo suplico? ¿Por qué estamos aquí? ¿Quién dio la orden? ¿Quién decidió algo así?». Me llevo conmigo, seguramente muy lejos de ellos, todas esas preguntas que me hubiera gustado responder. Me llevo conmigo la mirada desesperada de Siena, el terror de mi compañero, el asesinato de mis hombres, el dolor por el que pasaron al morir. Toda esta infamia. Mi encantadora rutina se ha convertido en algo muy molesto. No percibo del mismo modo que antes la suavidad de la brisa nocturna ni la sensación cálida que me proporciona un buen cóctel. Siquiera noto las caricias furtivas y sugerentes de mi acompañante. Mi tiempo de ocio, todos los rituales de placer con los que siempre he disfrutado, me aportan ahora una extraña y retorcida ansiedad. Me siento incómodo en mi propia vida. Oteo la ciudad. Las noches son bastante calurosas. Barcelona es ahora un mar oscuro resaltado por las luces de los edificios. Desde esta terraza puedo verlo absolutamente todo, incluso lo que no quiero ver. Soy asiduo a este lugar. Es un restaurante tranquilo y elitista, donde se puede beber con calma y saborear algunos de los mejores platos de la gastronomía española. Pero hoy no estoy aquí porque lo desee. Lo he intentado. He intentado asumir lo que los demás creen que es la auténtica verdad. He intentado convertirme en el ganado de mis "colegas" de profesión. Pero cuando alguien como yo no sabe qué está pasando es difícil enfrentarse a los lobos. Soy un hombre que busca las respuestas a las preguntas que la mayoría se hace pero no se atreve a mencionar. Donde hay una sospecha hay un hecho. Por tanto, alguien debe mostrárselo al mundo. Esa es mi forma de entender la comunicación. Para algunos es asombroso; para otros, algo despreciable. Para mí es la esencia de mis principios. Sin embargo, si alguien en esta ciudad no quiere que una información salga a la luz, entonces no saldrá. Lo que me lleva a pensar que quizás las personas que están involucradas tienen esa clase de poder y ejercen ese tipo de influencia, capaz de crear una fantasía. He pensado en ello tantas veces que incluso estoy empezando a dudar de mí mismo. Me cuestiono casi tanto como me preocupo. Yo también tengo influencia, gozo de reconocimiento, dispongo de los mejores informadores y contactos. Pero poco se puede hacer si surge una noticia que todo el mundo asume. Si cierro un instante los ojos y aprieto con fuerza puedo imaginar a Siena sufriendo y rogándome. Estoy empezando a olvidar cosas demasiado obvias como la línea infantil y dulce de la curva de sus cejas o el modo en que frunce los labios cuando está escribiendo algo interesante. Esa vitalidad que rebosa cada mañana en la redacción o la sonrisa nerviosa que me envía cuando corrijo su trabajo. Hace casi cinco semanas que ya no está. «Franco…». Creo que alguien me llama. -Franco. -Pestañeo antes de toparme con la mirada atenta de David sentado al otro lado de la mesa. Seguramente, lleva hablándome varios minutos. Me agito en mi asiento forzando una sonrisa. Sé que no es suficiente para transmitirle afecto, pero David me conoce y entiende que no estoy en mi mejor momento. -Lo siento -me disculpo antes de beber de mi copa. Hemos pedido vino tinto y unos aperitivos, pero no recuerdo el momento exacto en que nos han servido. David suspira y acepta mi sonrisa desviando la mirada hacia la panorámica de la ciudad. Percibo que está un poco molesto y que también se siente incómodo. No le he prestado atención en los últimos días y, aunque no es mi pareja, eso le frustra. Él, en cierto modo, es un gran admirador de mi sutil arrogancia; sabe que, mientras exista, todo funciona en mí. Pero he dejado de ser el habitual Franco Alemany y ambos lo sabemos. En este momento no soy capaz de llevármelo a la cama como si no pasara nada. -¿Estabas pensando en ella, verdad? -¿Resulta tan evidente? -Intento bromear, pero a él no le hace demasiada gracia. Dejo la copa sobre la mesa y me enciendo un cigarrillo mientras espero su siguiente comentario. Estará cargado de pretensiones emocionales. Él siempre ha querido más que yo. -Hace semanas que estás así -habla suave y con tacto-. Has dejado de ser tú. Por supuesto. Me cuesta ser yo mismo, principalmente porque una de los míos ha desaparecido. -Tengo una cuenta pendiente, David -resoplo soltando el humo del tabaco-. Se lo debo. -¿Le debes? ¿El qué? -pregunta tajante, exigente, y yo aprieto la mandíbula, pero me doy cuenta de que es una reacción un poco desmedida y trato de disimularla humedeciéndome los labios. -Fui la última persona que habló con ella -le recuerdo-. Sé que está ahí fuera… -Fue declarada...
Este texto fue leido como parte de la presentacion del evento apside 2019 como reflexion introductoria al tema del evento XIII Encuentro de las Artes Ápside en su versión Habitar el Caos. No fue incluido en el programa del evento.
INTRODUCCIÓN En este trabajo se abordan sobre las implicaciones filosóficas y metodológicas de la teoría del caos y la sensibilidad a las condiciones iniciales sobre el concepto de complejidad, el paradigma científico, el análisis económico y el enfoque para su estudio y la gestión empresarial. La posibilidad de generar comportamientos aparentemente erráticos a partir de sistemas deterministas sencillos ha influido en el desarrollo del significado del vocablo complejidad, pasando de una complejidad cuantitativa tradicional a una complejidad cualitativa, en la que resaltan la importancia de la globalidad, las relaciones no lineales de retroalimentación positiva y las propiedades emergentes. Por último, también se traduciría en las nuevas técnicas a aplicar en la gestión empresarial en un entorno complejo, basadas en la importancia de los conceptos de comportamiento cualitativo, retroalimentación, desorden, globalidad, adaptabilidad, flexibilidad, inestabilidad, endogeneidad, creatividad, aprendizaje, integración y fractalidad. 1. COMPLEJIDAD Y CAOS La ciencia del caos y de lo complejo supone uno de los grandes avances en la investigación científica del siglo XX y representa un cambio de enfoque radical en la concepción que existe sobre el poder de la ciencia. El caos termina con la dicotomía que existía bajo el enfoque determinista tradicional entre determinismo y aleatoriedad 1. Según este enfoque la incertidumbre proviene de la ignorancia de las diversas causas involucradas en la realización de un evento así como de la complejidad del mismo. Henri Poincaré, ya en sus estudios pioneros en este campo, se dio cuenta de que no son necesarios sistemas complejos para producir aleatoriedad, según él, esto es debido a lo que se conoce como " sensibilidad a las condiciones iniciales " que origina que un error pequeño en la medición de éstas se convierte en un gran efecto el fenómeno final, de manera que la predicción se convierte en imposible 2. Alrededor del cambio de siglo, los avances realizados en las ciencias naturales y las matemáticas sembraron serias dudas sobre la validez de la visión mecanicista. Así, mientras el desarrollo de la teoría de la relatividad o de la mecánica cuántica supusieron un desafío para la visión del mundo determinista, el descubrimiento de las propiedades matemáticas de diversos sistemas dinámicos supuso una amenaza para la teoría determinista en sí misma. Se demostró que podían surgir problemas a la hora de predecir la evolución de sistemas dinámicos que son completamente deterministas en el sentido de que en su definición no intervienen elementos estocásticos. Una consecuencia inmediata de los resultados obtenidos en el estudio de los sistemas dinámicos no lineales consiste en la necesidad de una revisión de la distinción popperiana entre determinismo científico y teorías deterministas 3. Este concepto de teoría determinista está basado en las propiedades matemáticas de sistemas dinámicos básicamente lineales. Cuando aparecen en escena sistemas dinámicos no lineales que no poseen la propiedad de predecibilidad conocida a partir de los
El tema del presente escrito es el estatus del determinismo como tesis metafísica con respecto a los sistemas de que da cuenta la teoría del caos. Fundamentalmente discutiremos dos cuestiones: la relación entre caos y determinismo y entre éste último y el azar. Los conceptos de azar y determinismo, sus variedades y relaciones serán cruciales. Sostendremos la tesis de que el caos no rompe por sí con la concepción determinista de la naturaleza. Argumentaremos, finalmente, que es menester considerar la relación entre la teoría, en su formulación matemática, y la realidad física a que pretende aplicarse.
La teoría del caos desde su aparición ha reclamado la atención del público por una razón básica, ella intenta dar explicaciones al fascinante límite que se impone entre el orden y el desorden de los sistemas físicos naturales y, porqué no, de la vida misma de las personas. Sin embargo, no han faltado las especulaciones cuasimitológicas en torno a una explicación con base en la matemática, ciencia siempre oculta tras proposiciones demasiado oscuras para muchos y casi indecibles para algunos que se atreven a decifrar sus enigmas. En todo caso, parece haber sobreabundado la imaginación a la hora de explicitar los conceptos de esta teoría.
En un reciente estudio sobre "Bavinck como Teólogo", el conocido erudito holandés Dr. G. C. Berkouwer dice que la obra más importante de Bavinck sobre dogmática (1918) en modo alguno está anticuada, no sólo porque la verdad bíblica permanece inalterada, sino también, y eso es lo que la hace más actual, porque el opus magnum de Bavinck posee un gran contenido de carácter apologético polémico. Y -añade Berkouwer-al leer a Bavinck llega uno a la conclusión de que los problemas que atrajeron la atención del gran teólogo holandés, y de los cuales se ocupó, han vuelto de nuevo a resurgir en nuestros días con muy ligeras variantes. Así, la desmitologización de la que ahora nos habla Bultmann en Alemania, difiere muy poco del antagonismo de la antigua "alta crítica" hacia los milagros de la Biblia. Y lo mismo podemos decir de las sectas. Nada hay nuevo bajo el sol. ¿Podría ser de otro modo, cuando los espiritistas pretenden audazmente que su religión es el más antiguo y fundamental de los cultos humanos; cuando los teósofos llaman ahora a su sistema budismo esotérico, en otro tiempo cristianismo esotérico? Existe, no obstante, al mismo tiempo, un grado de progreso y de desarrollo histórico que impone la obligación de nuevas y revisadas ediciones de esta obra. Los fundadores de la mayoría de las sectas más populares o corrientes no son, que digamos, gentes de una erudición consumada; antes al contrario, más que frecuentemente son chapuceros que descubren una idea y después la refuerzan y apuntalan con recursos de otros muchos campos.
Cuadernos de Aleph, 2006
abe plantearse, antes de nada, la licitud del título. Conjuntar, en una sola oración, términos tan aparentemente antitéticos como semiología y caos reviste no pocas dificultades, aunque sólo sea en lo que a su planteamiento metodológico concierne. No obstante, tanto por su capacidad de sugerencia como por su potencial operativo, con vistas claro está, al estudio y análisis literario, que al fin y al cabo es lo que nos ocupa, la semiología del caos supone una perspectiva crítica sobre la que merece la pena, creemos, detenerse, aunque sólo sea por unos instantes, con el objetivo de comprobar en qué medida al vincular dos actitudes epistemológicas en principio antitéticas invitamos a plantear nuevos cauces en la investigación de los escritos artísticos.
EL CAOS Y EL FUTURO, 2020
El mundo se ha planetizado y se ha desequilibrado. No es que antes hubiera mucho equilibrio, pero no afectaba a tanta gente ni a tantas culturas. En las grandes batallas de Alejandro el Magno, en la época griega, en la romana o incluso en las múltiples guerras hasta la Segunda Mundial, todo era relativamente local. La segunda Guerra Mundial ya alcanzó a algo más lejos que Europa y ahora no habrá tantas guerras mundiales con armamentos pero la influencia de lo que ocurre en una parte del planeta es muy importante en la globalidad y la guerra ahora es informática, de manipulación y de control de medios, de las ideas y aspiraciones de los colectivos. Si en un país que tiene minerales especiales para que funciones los smartphones se produce un problema esto puede afectar a la comunicación global (en la actualidad los smartphone están compuestos por más de 200 minerales, 300 aleaciones y más de 80 elementos químicos. Minerales que en algunos casos son raros y escasos y que actualmente no tienen sustituto claro. La explotación de esos materiales en ciertos lugares del mundo está causando graves problemas sociales, ambientales y de salud). 1 Señala Ilya Prigogine 2 que el caos no es "caótico" e incluso algunos autores hablan del "caos determinista" pues en el fondo siempre el caos tiene un orden y una finalidad. 3 ¿Cuál es la finalidad del caos que originan las revoluciones? Evidentemente, hacerlas con un orden interno que al final consiga un "equilibrio" que ahora será el "nuevo equilibrio" dominado por los que promovieron la revolución. Como señala Toffler: "lo que todos 1 ¿Sabes de que está compuesto tu smartphone? https://cuarteroagurcia.com/de-que-esta-hecho-tu-smartphone/ 2 Ilya Prigogine. ¿Tan solo una ilusión? Una exploración del caos al orden. Tusquets Editores, Barcelona, segunda edición, 1988 3 El tiempo y la "historia" aclarará la "finalidad" del caos actual que estamos viviendo con la pandemia del Covid-19. Ahora se habla de la "nueva normalidad" cuando se supere esta pandemia
La cosmogénesis rosacruz, si bien no se ocupa d la estructura del universo como tal por medio de la formulación científica, abarca una explicación más completa y coherente del origen del universo y del Sistema solar a través de la afirmación de que todo es de carácter espiritual fundamentalmente y sus premisas van más lejos que las de los astrofísicos, explicando el fenómeno material, visible o mesurable asentándose en esta premisa. En términos globales, a ello le llamamos la teoría creacionista evolutiva, la cual afirma que primero es lo espiritual y que lo demás es una derivación de aquel. En esta concepción del cosmos, operan leyes absolutamente reales y complejas, muchas de ellas similares a las leyes fundamentales de la física y las matemáticas, pues es conocido que Dios geometriza y que Su lenguaje es la Naturaleza y la evolución, la cual, como todo elemento que la compone, puede ser reducida al lenguaje de los números, que es el abecedario del Mundo del Pensamiento Abstracto.
Estamos creciendo en proporción directa a la cantidad de caos que podemos sostener y disipar" Ilya Prigogine.
RESUMEN Tras dejar constancia de las revolucionarias consecuencias filosóficas del nuevo paradigma (que harían torcer el gesto al gran Inmanuel Kant), ofrecemos una panorámica histórica sobre la constitución de la Teoría del Caos en Física y Matemáticas a partir del campo de la Mecánica (Newton, Laplace, Poincaré), de los Sistemas Dinámicos (Smale) y, en especial, de la Meteorología (Lorenz), hasta llegar a las modernas aplicaciones interdisciplinarias (Thom y Prigogine). A continuación, nos centramos en el problema nuclear de la definición del caos, que compromete el mismo cierre de la disciplina, y que ha hecho albergar dudas a múltiples epistemólogos sobre la virtualidad de la Teoría del Caos. Ilustrando matemáticamente los conceptos fundamentales, concluiremos que esta nueva clase de ciencia induce una lectura novedosa del viejo dilema epistemológico predecir/explicar. Nada más práctico que una buena teoría. 1. SI KANT LEVANTARA LA CABEZA… El caos está en boca de todos. En el cine, en películas como Chaos, Efecto Mariposa o Parque Jurásico. En la literatura, en novelas como El pintor de batallas de Arturo Pérez-Reverte, en donde una fotografía tomada fortuitamente cambia por completo la vida de un guerrillero croata, y en relatos como A Sound of Thunder de Ray Bradbury, en que la muerte de una mariposa prehistórica cambia el resultado de una elección presidencial en EE.UU., o como El hundimiento de la Baliverna de Dino Buzzati, donde una escalada ociosa por un destartalado muro provoca un desenlace inesperado. En su Crítica del Juicio, el gran Inmanuel Kant dejó escrito acerca de los mecanismos imperantes en la Naturaleza: «Se puede con audacia decir que es absurdo para los hombres tan sólo el concebir o esperar el caso de que pueda levantarse una vez algún otro Newton que haga concebible aun sólo la producción de una brizna de hierba según leyes de la naturaleza no ordenadas por una intención; hay que negar absolutamente ese punto de vista a los hombres». Y, sin embargo, esta ambiciosa afirmación se torna hoy día obsoleta, pues, si se nos consiente la hipérbole, ya ha llegado el tiempo de ese segundo Newton de las hojas de hierba. ¿Su nombre? Michael Barnsley. Y es que, por expresarlo en términos kuhnianos, al paradigma newtoniano-el único accesible, junto al euclídeo, en época de Kant-le han surgido serios competidores: entre ellos, el paradigma de la Teoría del Caos y de su inseparable compañera, la Geometría Fractal. Tal y como descubrió Barnsley, con una simple ley y la ayuda de un ordenador somos capaces de lograr que brote tal configuración vegetal. Basta realizar lo siguiente: simularemos el lanzamiento de una moneda legal, tal que, fijado un punto como origen (valga cualquiera distinto de los puntos que yacen en la recta diagonal sudeste-noroeste que pasa por el centro de la pantalla), si sale "cara", pintaremos un nuevo punto en la pantalla exactamente a 6 unidades de distancia noroeste del punto anterior, y, si sale "cruz", lo pintaremos movido un 25% hacia el punto central respecto del punto previo. Este procedimiento puede, obviamente, iterarse cuantas veces se desee. Pues bien, al comienzo, la distribución de los puntos dibujados resulta aparentemente aleatoria, azarosa. Pero,
Sebastián Rivero Scirgalea, Vigilando el caos. La Jefatura Política y de Policía en Colonia y la construcción estatal (Uruguay 1860-1909), Prohistoria Ediciones, Rosario, 2025, 270 p. – Historia y Antropología de América Latina, 32 PARA ADQUIRIR EL LIBRO COMPLETO: [email protected] El libro examina la construcción del Estado en el departamento de Colonia, Uruguay, tomando como eje el papel desempeñado por la Jefatura Política y de Policía. A través de este cristal, la obra analiza la primera modernización económica y social que experimentó Uruguay. Ante la inexistencia de burocracias especializadas, la fuerza policial –fuertemente militarizada y sometida al influjo del Partido Colorado– fue el vector a través del cual se crearon espacios de estatalidad en el territorio. Así, la Policía de Colonia fue una fuerza “para todo”, cumpliendo tareas que iban desde el gobierno municipal a la represión. Desde una perspectiva basada en la microhistoria y la historia local, Sebastián Rivero Scirgalea nos ofrece un panorama que va de lo descriptivo a lo analítico con gran destreza.
This paper is about the architecture chilean between 1940 and 1960
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