Cualquier niño de cualquier edad y clase social puede ser víctima de abusos sexuales no siempre evidentes, pues puede tratarse de actos violentos, pero también el agresor se puede servir de promesas o amenazas para ejecutar actos que no dejan huella, o que no implican contacto físico.
Comprende la prostitución infantil, la pedofilia, el tráfico de niños para turismo sexual y la pornografía con presencia del niño o a través de Internet.
Esta relación puede ser de tipo incesto, por conocido que represente figura de autoridad para el niño, por desconocido o como parte de una red de prostitución o satanismo • Edad de la víctima: es fundamental considerar este factor por su implicación sobre la supervivencia, desarrollo posterior o posibilidad de embarazo, entre otros factores • Número de agresores: este factor puede condicionar al niño como culpable de lo sucedido, generando procesos de victimización en edad adulta • Efectos de la denuncia: este factor debe manejarse con precaución debido a que puede revictimizar al niño por el conflicto familiar generado y la actitud de los miembros de la familia y de otras personas que intervengan en el proceso de atención • Agresión institucional: la agresión a la que son sometidas las víctimas por parte de los miembros del equipo multidisciplinario para lograr esclarecer los hechos y tomar las medidas respectivas en muchas ocasiones es más humillante para la víctima y su familia que la violación en sí.
Se hace a través de líneas telefónicas o por medio de estrategias educativas que les permitan denunciar • Retracción: la confusión generada por un caso de abuso sexual en la víctima le genera sensaciones de ambivalencia, culpa e inseguridad, que unidas a la preferencia en el adulto de que el niño está mintiendo en lugar de estar siendo víctima de abuso sexual, produce una situación que lleva a la víctima a retraerse Estas situaciones llevan a que los niños víctimas de abuso sexual tomen diferentes posturas como autodestrucción o mutilación que lo conduzca a buscar ambientes peligrosos, de promiscuidad o de libertinaje total.
La escuela y los centros de salud constituyen, mediante el diagnóstico temprano y tratamiento, factores determinantes en la protección y respuesta oportuna y efectiva a la situación del niño víctima de abuso o maltrato.
1 El Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables tiene como prioridad el bienestar y desarrollo integral de la niñez peruana, garantizándoles una vida libre de violencia como sujetos de derecho y protagonistas de nuestra sociedad.
Queremos que éste sea un paso más en la lucha contra el Maltrato y Abuso Sexual en menores, las estadísticas sorprenden, pero consideremos que sólo al transmitir, de la manera más sencilla posible, los conocimientos necesarios a toda la comunidad, y especialmente a las personas implicadas en el desarrollo del niño, puede transformarse en un detector y futuro preventor de este flagelo llamado Abuso Sexual Infantil.
El abuso sexual de niños es la exposición deliberada de niños menores a la actividad sexual. Esto significa que el niño es forzado o persuadido por otra persona al sexo o a las actividades sexuales. Este abuso incluye:
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El objetivo de esta investigación consistió en realizar una revisión acerca de las características familiares en cuadros de abuso infantil, describiendo factores particulares de familias de niños que atravesaron realidades de maltrato en la infancia. Para la clasificación del abuso infantil, se diferenciaron seis categorías (Salmerón Giménez, Pérez Hernández, Andreu Fernández & Calvo Rodríguez, 2007): Maltrato Físico, Síndrome de Munchausen por poderes, Maltrato emocional o psicológico, Abuso sexual, Negligencia Física y Negligencia Emocional. El conocer la ausencia de competencias, asertividad y habilidad en la crianza no busca condenar a los progenitores, sino brindar un análisis desde una mirada preventiva que aloje el desarrollo parental de estos recursos. No juzgar, sino ayudar y reparar.
El abuso sexual en la niñez se presenta en dos grandes modalidades: el abuso sexual familiar (también conocido como incesto), y la explotación sexual comercial de niños/as y adolescentes (conocida como trata de personas con fines sexuales). Ambas modalidades afectan a millones de niños/as en todo el mundo. El objetivo de este artículo es ofrecer una panorámica en torno al abuso sexual que ocurre al interior de las familias. Para ello se revisan algunos conceptos en torno al abuso, sus principales manifestaciones, así como sus consecuencias a corto y largo plazo. Se presentan también tres modelos de atención psicológica del abuso; uno centrado en la atención individual, otro en la familiar; y el tercero es un modelo integrador, que se propone abarcar el ámbito individual, familiar y social. La intención del texto es coadyuvar en la sensibilización hacia un fenómeno de gran incidencia en el ámbito nacional, y enfatizar en la responsabilidad de los adultos (profesionales o no) de intervenir para prevenir el abuso.
La decisión de desarrollar esta publicación a partir de una construcción colectiva representa un intento por reflejar la diversidad de miradas que pueden converger cuando realizamos una reflexión transdisciplinaria frente al problema de la violencia sexual infantil. En este sentido, lejos de pretender construir un panorama uniforme y homogéneo frente a este fenómeno, el propósito fue situar líneas de reflexión para los profesionales que trabajen en la temática, que pudieran revelar los posibles puntos de tensión, enfoques de trabajo, y factores de análisis que conforman ejes críticos para el desarrollo de estrategias de intervención acordes a la complejidad del problema y en un marco de trabajo situado histórica y culturalmente. Hablamos de violencia, de distintas expresiones de ella,algunas más veladas que otras; hablamos de víctimas y de agresores, y de las dinámicas presentes en las relaciones abusivas; hablamos de qué hacemos, o podemos hacer, en relación a la vulneración de derechos en espacios técnicos, reflexivos y creativos; hablamos de ellos, nosotros y de todos.
En el presente trabajo, se pretende explicar el posible nexo que puede establecerse entre el accionar del ofensor sexual infantil y la existencia de experiencias de abuso sexual sufridas por éste en su propia infancia, como factor coadyuvante de su conducta delictiva actual. El abuso sexual en la infancia deja huellas imborrables en el psiquismo y determina el desarrollo ulterior de las víctimas en todos sus aspectos; por ello, considero fundamental la educación del niño para que pueda denunciar con confianza si está siendo abusado por un mayor, posibilitando tomar las medidas necesarias que ayuden a un crecimiento saludable, y disminuyendo así la probabilidad de que se desarrollen en dicho sujeto alteraciones o trastornos que, en una etapa posterior, pudieran llevarlo a cometer el mismo delito del que fue víctima. Así también, propongo conocer más en profundidad los posibles motivos del ofensor, quien aunque sea una persona indeseada a nivel social, será reintegrado en algún moment...