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En el presente artículo se citan 17 especies del orden Scleractinia halladas en la costa vasca desde la zona de mareas hasta el piso batial. De las 1 O halladas desde el infralitoral hasta el circalitoral inclusive, se aportan para aquellas de mayor interés descripciones originales, y para todas observaciones anatómico-morfológicas, sistemáticas y biocenológicas, así como su distribución geográfica que incluye todas las citas del Golfo de Vizcaya. En la fauna de la costa vasca se demuestra la existencia de tres especies más que en sectores más septentrionales -Monomyces pygmaea, Paracyathus pulchellus y Polycyathus muelleraeque poseen su límite de distribución septentrional en el extremo SE del Golfo de Vizcaya y que hasta este momento se consideraba que estaba situado para dos de ellas, M. pygmaea y P. mue!lerae, al sur de Portugal. P. muellerae y Caryophyllia inornata, son capaces de constituir facies esciáfilas de dominancia animal infralitorales, descritas previamente sólo del Mediterráneo, siendo además las especies de más amplia distribución en comunidades infralitorales entre 6 y 30 m de profundidad.
Hoy en día nos encontramos en un gran dilema, tenemos diferentes puntos de vista que defienden lo asertivo o no, que puede ser el consumo de químicos o medicina natural. Enfermedades que requieren el uso de pastillas para una mejor calidad de vida, debido a que el problema de salud que se presenta, causa un dolor agudo, pastillas tan fuertes, que adormecen tus sentidos, convirtiéndote en no apto para poder realizar alguna actividad cotidiana, en un estado no real causándote confusión en la noción del tiempo, sueño, vómitos, pero después del malestar claro el dolor es eliminado. El objetivo principal de esta investigación es dar a conocer un tratamiento alternativo libre de efectos secundarios y molestias. En efecto se mostrarán las facultades de la CHANCA PIEDRA ya conocida siglos atrás por nuestros antepasados y que en el presente trabajo quiero recordar. UNIVERSIDAD NACIONAL DEL ALTIPLANO MEDICINA ALTERNTIVA
De repente se incorporó, se sentó sobre el diván y abrió los ojos. «¿Cómo era», pensó, recordando su sueño. « ¡ A ve r , a ve r ! A l a b i n d a b a u n a c o m i d a e n Darmstadt... Sonaba una música americana... El caso es que Darmstadt estaba en América... ¡Eso es! Alabin daba un banquete, servido en mesas de cristal... Y las mesas cantaban: "Il mio tesoro"..: Y si do era eso, era algo más bonito todavía. » Había también unos frascos, que luego resultaron ser mujeres...» Los ojos de Esteban Arkadievich brillaron alegremente al recordar aquel sueño. Luego quedó pensativo y sonrió. «¡Qué bien estaba todo!» Había aún muchas otras cosas magníficas que, una vez despierto, no sabía expresar ni con palabras ni con pensamientos. Observó que un hilo de luz se filtraba por las rendijas de la persiana, alargó los pies, alcanzó sus zapatillas de tafilete bordado en oro, que su mujer le regalara el año anterior con ocasión de s u c u m p l e a ñ o s , y , c o m o d e s d e h a c í a n u e v e años tenía por costumbre, extendió la mano hacia el lugar donde, en el dormitorio conyugal, acostumbraba tener colocada la bata. Sólo entonces se acordó de cómo y por qué se encontraba en su gabinete y no en la alcoba con su mujer; la sonrisa desapareció de su rostro y arrugó el entrecejo. -¡Ay, ay, ay! -se lamentó, acordándose de lo que había sucedido. Y de nuevo se presentaron a su imaginación los detalles de la escena terrible; pensó en la violenta situación en que se encontraba y pensó, sobre todo, en su propia culpa, que ahora se le aparecía con claridad. -No, no me perdonará. ¡Y lo malo es que yo tengo la culpa de todo. La culpa es mía, y, sin embargo, no soy culpable. Eso es lo terrible del caso! ¡Ay, ay, ay! -se repitió con desesperación, evocando de nuevo la escena en todos sus detalles. Lo peor había sido aquel primer momento, cuando al regreso del teatro, alegre y satisfecho con una manzana en las manos para su mujer, no la había hallado en el salón; asustado, la había buscado en su gabinete, para encontrarla al fin en su dormitorio examinando aquella malhadada carta que lo había descubierto todo. Dolly, aquella Dolly, eternamente ocupada, siempre llena de preocupaciones, tan poco inteligente, según opinaba él, se hallaba sentada con el papel en la mano, mirándole con una expresión de horror, de desesperación y de ira. -¿Qué es esto? ¿Qué me dices de esto?preguntó, señalando la carta. Y ahora, al recordarlo, lo que más contrariaba a Esteban Arkadievich en aquel asunto no era el hecho en sí, sino la manera como había contestado entonces a su esposa. Le había sucedido lo que a toda persona sorprendida en una situación demasiado vergonzosa: no supo adaptar su aspecto a la situación en que se encontraba. Así, en vez de ofenderse, negar, disculparse, pedir perdón o incluso permanecer indiferente --cualquiera de aquellas actitudes habría sido preferible-, hizo una cosa ajena a su voluntad («reflejos cerebrales» , juzgó Esteban Arkadievich, que se interesaba mucho por la fisiología): sonreír, sonreír con su sonrisa habitual, benévola y en aquel caso necia. Aquella necia sonrisa era imperdonable. Al verla, Dolly se había estremecido como bajo el efecto de un dolor físico, y, según su costumbre, anonadó a Stiva bajo un torrente de palabras duras y apenas hubo terminado, huyó a refugiarse en su habitación. Desde aquel momento, se había negado a ver a su marido. «¡Todo por aquella necia sonrisa!», pensaba Esteban Arkadievich. Y se repetía, desesperado, sin hallar respuesta a su pregunta: «¿Qué hacer, qué hacer?». Esteban Arkadievich era leal consigo mismo. No podía, pues, engañarse asegurándose que estaba arrepentido de lo que había hecho. No, imposible arrepentirse de lo que hiciera un hombre como él, de treinta y cuatro años, apuesto y aficionado a las damas; ni de no estar ya enamorado de su mujer, madre de siete hijos, cinco de los cuales vivían, y que tenía sólo un año menos que él. De lo que se arrepentía era de no haber sabido ocultar mejor el caso a su esposa. Con todo, comprendía la gravedad de la situación y compadecía a Dolly, a los niños y a sí mismo. Tal vez habría tomado más precauciones para ocultar el hecho mejor si hubiese imaginado que aquello tenía que causar a Dolly tanto efecto. Aunque no solía pensar seriamente en el caso, venía suponiendo desde tiempo atrás que su esposa sospechaba que no le era fiel, pero quitando importancia al asunto. Creía, además, que una mujer agotada, envejecida, ya nada hermosa, sin atractivo particular alguno, buena madre de familia y nada más, debía ser indulgente con él, hasta por equidad. ¡Y he aquí que resultaba todo lo contrario! «¡Es terrible, terrible! », se repetía Esteban Arkadievich, sin hallar solución. «¡Con lo bien que iba todo, con lo a gusto que vivíamos! Ella era feliz rodeada de los niños, yo no la estorbaba en nada, la dejaba en entera libertad para que se ocupase de la casa y de los pequeños. Claro que no estaba bien que ella fuese precisamente la institutriz de la casa. ¡Verdaderamente, hay algo feo, vulgar, en hacer la corte a la institutriz de nuestros propios hijos!... ¡Pero, qué institutriz! (Oblonsky recordó con deleite los negros y ardientes ojos de mademoiselle Roland y su encantadora sonrisa.) ¡Pero mientras estuvo en casa no me tomé libertad alguna! Y lo peor del caso es que... ¡Todo eso parece hecho adrede! ¡Ay, ay! ¿Qué haré? ¿Qué haré?» -¿Han traído unos papeles de la oficina?preguntó el Príncipe, tomando el telegrama y sentándose ante el espejo. -Est án s ob re la me s a -conte st ó Mate o, mirando con aire inquisitivo y lleno de simpatía a su señor. Y, tras un breve silencio, añadió, con astuta sonrisa: -Han venido de parte del dueño de la cochera... Esteban Arkadievich, sin contestar, miró a Mateo en el espejo. Sus miradas se cruzaron en e l cris t al: s e n ot ab a que se compre n dí an . La mirada de Esteban parecía preguntar: «¿Por qué me lo dices? ¿No sabes a qué vienen?». Mateo metió las manos en los bolsillos, abrió las piernas, miró a su señor sonriendo de un modo casi imperceptible y añadió con sinceridad: -Les he dicho que pasen el domingo, y que, hasta esa fecha, no molesten al señor ni se molesten. injuria-. Por un lado, se juega al parlamento, y yo no soy ni bastante viejo ni bastante joven para divertirme jugando. Por otra parte -Levin hizo una pausa-... es una manera que ha hallado la coterie 7 rural de sacar el jugo a las provinc i a s . A n t e s h a b í a j u i c i o s y t u t e l a s , y a h o r a zemstvos, no en forma de gratificaciones, sino de sueldos inmerecidos -concluyó con mucho calor, como si alguno de los presentes le hubiese rebatido las opiniones. -Por lo que veo, atraviesas una fase nueva, y esta vez conservadora -dijo Oblonsky-. Pero ya hablaremos de eso después. -Sí, después... Pero antes quería hablarte de cierto asunto... -repuso Levin mirando con aversión la mano de Grinevich. Esteban Arkadievich sonrió levemente. -¿No me decías que no te pondrías jamás vestidos europeos? -preguntó a Levin, mirando el traje que éste vestía, seguramente cortado por un sastre francés-. ¡Cuando digo que atraviesas una nueva fase! Levin se sonrojo, pero no como los adultos, que se ponen encarnados casi sin darse cuenta, sino como los niños, que al ruborizarse comprenden lo ridículo de su timidez, lo que excita más aún su rubor, casi hasta las lágrimas. Hacía un efecto tan extraño ver aquella expresión pueril en el rostro varonil a inteligente de su amigo que Oblonsky desvió la mirada. -¿Dónde nos podemos ver? -preguntó Levin-. Necesito hablarte. Oblonsky reflexionó. -Vamos a almorzar al restaurante Gurindijo-y allí hablaremos. Estoy libre hasta las tres. -N o -d i j o L e v i n , d e s p u é s d e p e n s a r l o u n momento-. Antes tengo que ir a otro sitio. -Entonces cenaremos juntos por la noche. -Pero, ¿para qué cenar? Al fin y al cabo no tengo nada especial que decirte. Sólo preguntarte dos palabras, y después podremos hablar. -Pues dime las dos palabras ahora y hablemos por la noche.
El bisabuelo del ex presidente Sixto Durán Ballén, Sixto Liborio Durán Borrero, en el año 1857, compra en la provincia de los Ríos el predio "El Rincón", al cual le cambia el nombre por "La Clementina," en honor a su suegro, el banquero y diplomático Clemente Ballén. En 1892 la hacienda "La Clementina" es declarada en banca rota, y su propietario se ve obligado a obtener un crédito con banqueros alemanes, bajo la condición de formar una empresa para la administración en Alemania, la "Clementina Plantagengesellschaft" que español significa Sociedad de Plantación Clementina, empresa que fue conservada por los Durán Ballén aún después de realizar el pago de la deuda a los banqueros alemanes, dividiéndose las acciones entre todas las hijas e hijo de Sixto Durán Borrero. Tras un período de crisis, las acciones de las hijas mujeres, que llegaban a un 75% fueron vendidas a la familia sueca Wallemberg, quién posteriormente compró el 25% restante que continuaba en las manos del único hijo hombre de Durán Borrero.
En el presente trabajo me abocare al concepto de ética y la comparación entre los modelos de evaluación moral kantiano y aristotélico; Basándome en la "Fundamentación de la metafísica de las costumbres" de Kant y en la "Ética Nicomáquea" de Aristóteles, se expondrán las semejanzas y discrepancias, analizando los fundamentos de cada uno de los modelos.
PERSONAJES DE ÉLITE EN CHORNANCAP UNA NUEVA VISION DE LA CULTURA LAMBAYEQUE, 2018
Este libro reúne las recientes evidencias de las excavaciones en Chornancap que ha permitido definir el estatus, roles político y religioso de las élites así como su relación y dinámica en el contexto macroregional. Asimismo profundiza en la identidad y roles que cumplieron importantes personajes lambayeque como la Sacerdotisa de Chornancap, el Personaje de los Spondylus y la recientemente excavada tumba de la mujer de los brazaletes y el telar en forma de cruz, documentada al norte del Trono en Chornancap; entre otros avances sobre la cultura Lambayeque no solo desde la terminología Lambayeque o Sicán, sino principalmente desde la organización política, producción material, religiosidad, territorialidad, identidad.
Quid ningún filósofo haya influido tanto en la filosofía moderna y contempohea como Kant (17241804). Ya Descartes había puesto las bases para una Ética annopocéntrica. Pero fue Manuel Kant el que realizó l a desvinculaci6n total de la hica de cualquier presupuesto teológico y metafísico. fi1 fue. en efecto, el que hizo en filosofía la revolución copernicana: se ha creído que en el conocimiento el sujeto Se adecúa al objeto. La realidad es distinta: el &jeto se adecúa al sujeto: lo que el sujeto conoce es producto de su pensamiento que estructura los datos d e los sentidos. LO mismo acontece en Ética: el sujeto -la razón-se da a d misma sus propias normas. El hombre, pues, tanto en 10 especulativo . -como en lo ~ráctico es esencialmente activo. Las obras eticas fundamentales de Kant son: Fundanentación de la metafisica de la costumbres (1785) y Critica de la razdn prdctica (1788).
1774-1824) vivió en una época de guerras y revoluciones.
La realización de dicho documento está justificado a causa de la congestión y saturación vial que se ha incrementado paulatinamente en el área metropolitana de Monterrey. Esto en conjunto con la búsqueda actual del mejoramiento ambiental, la implementación de la movilidad como parte de los asentamientos humanos y una clara deficiencia del transporte público del AMM conlleva a generar propuestas para generar valor al transporte público. La tesis está diseñada en seis capítulos: introducción, marco teórico y estado de arte, maro jurídico del estado de nuevo león, diagnóstico y análisis del transporte público en el AMM, propuestas y conclusión. En la introducción se establece la justificación, las preguntas de investigación, los objetivos específicos y generales y la metodología que se llevó para la realización de dicho trabajo.
ste libro, resultado del Coloquio sobre Enseñanza de la Historia en México , está formado por 19 artículos divididos en dos partes. La primera, titulada "Investigación y re exiones en torno a la enseñanza de la historia", comprende nueve artículos; la segunda, "Aportaciones en la enseñanza de la historia", diez. E La obra ofrece al lector un material teórico que invita a repensar el papel de la historia, su enseñanza en las escuelas, los maestros de la materia y el Estado, en la construcción de la sociedad mexicana. La falta de vinculación que existe entre la investigación histórica y la enseñanza de la historia se presenta como punto de partida de múltiples problemas. En la introducción, Luz Elena Galván Lafarga invita a repensar la tarea que desempeña la enseñanza de la historia en la construcción de una conciencia histórica, de una identidad e identi cación que permita a los individuos sentirse parte de un grupo social.
2024
Este artículo, preparado con la ayuda del ChatGPT-4, analiza la vida y obra de Pierre Teilhard de Chardin, un pensador francés que buscó conciliar la ciencia, la filosofía, y la teología. Destaca su esfuerzo por integrar la evolución biológica con la fe cristiana, proponiendo una visión cosmológica unificada que incluye el desarrollo físico y espiritual del universo y la humanidad. Teilhard es conocido por conceptos como el "Punto Omega" y la "Noosfera", enfatizando la evolución hacia una mayor complejidad y conciencia. A pesar de la controversia eclesiástica, su legado inspira a teólogos, científicos y pensadores a explorar la intersección entre fe y razón.
Sant Francesc de Borja, un reliquiari desconegut a la catedral de València, 2022
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Corte Suprema de Justicia de la Nación (53:420) 07/09/1893 Partes: Cullen, Joaquín M. c. Llerena, Baldomero (DOCTRINA DE LAS CUESTIONES POLITICAS NO JUSTICIABLES)
EL MALPENSANTE, 2018
Una particular pareja subsiste entre la paciencia de un amor difuso y la persistencia de la locura. El cronista les sigue los pasos por paisajes surreales e intenta traducir en clave de realidad su vida ficcionada.
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