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NUEVAS CONSIDERACIONES EN TORNO A LA CLEOPATRA DEL ESQUILINO

Abstract

This essay is a survey about the iconography of Cleopatra VII Philopator, today well known thanks to the coin ima- ges and to the few portraits in full relief handed down to us. Attention is concentrated on the debated interpretation of the Cleopatra/Venus Esquiline found in the Sala Caldaie of the Centrale Montemartini in Rome. The result of this survey has allowed the suggested identification of the replica to be confirmed, as divinized image of the last Tole- maic Queen portrayed here as Isis-Aphrodite. Moreover the author proposes a different dating of the work, identi- fies the possible commission and also the site of its original positioning.

Key takeaways

  • A menudo, ha sido motivo de polémicas y animadas discusiones dentro del mundo académico y científico, ocupados en la afanosa búsqueda de su imagen con el fin de localizar, dentro del vasto corpus de esculturas clásicas, las peculiares características fisonómicas de la última y más célebre soberana de Egipto.
  • Las señales de reconocimiento irrefutable de las efigies monetarias son las siguientes: el cuello más bien delgado, el occipucio saliente, la frente pequeña y arqueada, la nariz aguileña, el labio inferior carnoso y saliente a diferencia del superior afilado; todas características fisonómicas heredadas del fundador de la dinastía.
  • El tocado en Melonenfrisur presenta un mayor número de reparticiones de los mechones; la diadema real es aquí mucho más sutil con respecto a los cuños alejandrinos, a los retratos del Vaticano y a los del Museo Nacional de Berlín; los rasgos de la cara son ahora más delgados y austeros: el mentón anguloso, los labios finos, la nariz de punta aguda y marcadamente 4 BRUNELLE 1976: 98-118;TOYNBEE 1978: 86;BALDUS 1996: 237;TRAVERSARI 1997: 44. 5 aguileña.
  • Pero al margen de unas apreciaciones como estas, que podrían resultar más discutibles, la identificación fue fundamentada además por las particulares características iconográficas del monumento que evidenciaban, en el raro peinado a melón (Melonenfrisur), en la presencia de los diez bucles coronando la frente, y también en la diadema real -herencia de las primeras reinas tolemaicas Berenice I y II y Arsinoe II-, la efigie de la última de los En este punto, resulta inmediata la comparación con el retrato femenino n. 567 ( fig. 11-12), en un primer momento situado sobre un cuerpo no pertinente de sacerdotisa de la Sala a Croce Greca del Museo Pio Clementino, y hoy definitivamente separado y trasladado al Museo Gregoriano Profano.
  • Tras un cuidadoso análisis de los retratos de Berlín, de los Museos Vaticanos y de Cherchel ( fig. 22) 30 -este último ahora ya ampliamente excluido en favor de la identificación con Cleopatra Selene-, y citando de nuevo las efigies de la soberana sobre los cuños monetarios, el estudioso reconoció en el rostro de la mujer la fisonomía de la más célebre reina tolemaica.