2025, Burroughs y su heroína
Lo que en psicoanálisis Freud llama el proceso primario, es semejante a lo que señala Burroughs como yuxtaposición de escenas, de imágenes, de palabras; es esto lo que puede permitirle a él crear nuevos sentidos para eso que quiere decir… incluso, borrar el sentido, puesto que no quiere entretener, ni crear un relato, mucho menos divertir. Burroughs va a la intimidación. A producir el horror de lo que habita en el ser humano. ¿Qué es lo que nos orienta para leer un lapsus, un acto fallido; es decir, las formaciones del inconsciente, lo que ellas muestran? Se podría decir, el sentido de ellas, no como significado, sino la dirección que en su curso sigue. Diríamos que se pueden leer por la secuencia en la que están inscritas, lo que sigue a la irrupción de lo inconsciente; el sueño –en psicoanálisis– no es lo que transcurre durante el dormir, sino lo que se cuenta al otro día para alguien. El chiste no tiene chiste sino a partir del efecto que produce en el otro y de lo que el otro puede decir de eso. Si lo vemos en ese sentido, para Burroughs, lo escrito, seguramente, cuando lo retoma, le da otra perspectiva. Es lo que le pasa con Queer, cuando dice que aún treinta y tres años después, que tenía que escribir un prólogo para ese texto, se horroriza al leerlo. ¿Qué hay ahí? ¿Qué está implicado de él mismo en ese escrito –vale llamarlo así– donde no se reconoce y se siente estremecido y, sin embargo, sabe que es suyo? Serge André utiliza un término, extranjeado, –así está traducido–, y con ello quiere significar la sensación de haberse hecho extraño para sí mismo, extranjero de sí, con esa escritura. Entonces, dice él, es algo que el análisis no le había dado y no podía darle. Lo encuentra en la escritura; es el momento de creación de algo nuevo que a él, incluso, lo «cura» del cáncer. Y eso tiene que ver con la escritura. Tengo la impresión de que lo que ocurre con Burroughs es muy semejante.