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2024, Rivista di Filologia e Letterature Ispaniche
https://doi.org/10.4454/rfli.v27-377 Publicado 2024-12-05…
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Con la aparición de los Novelas ejemplares de Cervantes (1613), la novela corta no sólo se afianzaba entre los géneros literarios del momento, sino que, además, introducía en dicho género una nueva tipología: la novela corta picaresca. Obviamente, así como las novelas cervantinas de temática picaresca (“La ilustre fregona”, “Rinconete y Cortadillo” y “El coloquio de los perros”) no respetaban el proteico canon picaresco establecido por el Lazarillo y el Guzmán de Alfarache de Alemán, tampoco las novelas cortas picarescas lo harán, recorriendo cada una de ellas un camino distinto pero con idéntica meta: la imitación del modelo cervantino, sobre todo, pero no únicamente, a través de la introducción de temas, argumentos y personajes picarescos, pero declinados con la modalidad cervantina. En este trabajo se intenta, con las provisionalidad que provoca la falta de coordenadas críticas al respecto, estipular un corpus de estas obras y, a la vez, emitir una hipotética poética del género.
t r a c k er-s of t w a r e. c o m Prólogo al lector Con justa causa son reprehendidos los que inconsiderada y atrevidamente se abalanzan a poner sus obras al juicio del vulgo, confiados en que no hay cosa tan mala que no tenga algo bueno 1, poniendo por ejemplo el decir que la piedra más inútil, la planta más infrutífera y el animal más ponzoñoso siempre tiene encubierto algún oculto bien que a los que con buenos ojos hacen especulación de ello se les descubre. Razón, por cierto, buena, pero indigna de persona de buen entendimiento; porque los que le tienen no es justo que les satisfaga lo que hacen, pues, por bueno que sea, se le puede poner falta, que yo creo 2 que no hay cosa tan acabada que no la pueda tener. Cuanto y más que, cuando no la tenga, que es dificultoso, no faltará un Momo que diga a Venus que le suenan los chapines 3. Y, aunque esto sea falta del maldiciente, y no de la obra, por no ver las proprias, en este riesgo tendría por más sano el sepultallas en el rincón del olvido 4, Bien conozco que la propria pasión ciega, pero el objecto que engaña los ojos exteriores no puede engañar apasionadamente los del alma 5; porque, aunque los hijos proprios son siempre más amables que los estraños, es necio quien desconoce la hermosura ajena y loco quien no conoce su fealdad. Alguno me dirá que tomara para mí este consejo. y creo que, si mi voto se hubiera de seguir, no tuviera necesidad de decírmelo, porque, fuera de que yo conozco mi rudeza y lo poco que alcanza mi ingenio 6, la brevedad del tiempo en que se ha hecho y las muchas ocupaciones que en el oficio he tenido me mostraban con evidencia la poca substancia que este librillo podía contener; porque, como dice Cicerón, non potest in eo esse succus diuturnus quod nimis celeriter est maturitatem assecutum, que quiere decir: no puede tener jugo perpetuo lo que con demasiada brevedad ha madurado 7. Pero, aunque es verdad que yo lo comencé por entretenimiento de una grave enfermedad 8 y que no lo acabara por la poca satisfación que de él he tenido y tengo, no faltaron personas a quienes no podía faltar que me apretaron de suerte que, hurtando al tiempo algunos breves ratos, le llegué a este estado. Que, aunque le tenía trazado sin comparación mayor, me pareció dejarle aquí, porque de lo malo poco basta. Y nadie crea que fueron estas obligaciones causa de un daño solo, que aun no fuera pequeño consuelo, pero hanme apretado de suerte que lo que jamás tuve en el pensamiento, que fue sacarle a luz, me han hecho hacer a pesar de mi voluntad; que no estoy poco corrido, porque ya que ansí hubiera de ser, quisiera haberme empleado en cosas de mi facultad, como espero en Dios que será algún día, o a lo menos más altas, como antes tenía intentado y aun hecha buena parte 9. Que, a no haberme hurtado ciertos borradores de
t r a c k er-s of t w a r e. c o m Prólogo al lector Con justa causa son reprehendidos los que inconsiderada y atrevidamente se abalanzan a poner sus obras al juicio del vulgo, confiados en que no hay cosa tan mala que no tenga algo bueno 1, poniendo por ejemplo el decir que la piedra más inútil, la planta más infrutífera y el animal más ponzoñoso siempre tiene encubierto algún oculto bien que a los que con buenos ojos hacen especulación de ello se les descubre. Razón, por cierto, buena, pero indigna de persona de buen entendimiento; porque los que le tienen no es justo que les satisfaga lo que hacen, pues, por bueno que sea, se le puede poner falta, que yo creo 2 que no hay cosa tan acabada que no la pueda tener. Cuanto y más que, cuando no la tenga, que es dificultoso, no faltará un Momo que diga a Venus que le suenan los chapines 3. Y, aunque esto sea falta del maldiciente, y no de la obra, por no ver las proprias, en este riesgo tendría por más sano el sepultallas en el rincón del olvido 4, Bien conozco que la propria pasión ciega, pero el objecto que engaña los ojos exteriores no puede engañar apasionadamente los del alma 5; porque, aunque los hijos proprios son siempre más amables que los estraños, es necio quien desconoce la hermosura ajena y loco quien no conoce su fealdad. Alguno me dirá que tomara para mí este consejo. y creo que, si mi voto se hubiera de seguir, no tuviera necesidad de decírmelo, porque, fuera de que yo conozco mi rudeza y lo poco que alcanza mi ingenio 6, la brevedad del tiempo en que se ha hecho y las muchas ocupaciones que en el oficio he tenido me mostraban con evidencia la poca substancia que este librillo podía contener; porque, como dice Cicerón, non potest in eo esse succus diuturnus quod nimis celeriter est maturitatem assecutum, que quiere decir: no puede tener jugo perpetuo lo que con demasiada brevedad ha madurado 7. Pero, aunque es verdad que yo lo comencé por entretenimiento de una grave enfermedad 8 y que no lo acabara por la poca satisfación que de él he tenido y tengo, no faltaron personas a quienes no podía faltar que me apretaron de suerte que, hurtando al tiempo algunos breves ratos, le llegué a este estado. Que, aunque le tenía trazado sin comparación mayor, me pareció dejarle aquí, porque de lo malo poco basta. Y nadie crea que fueron estas obligaciones causa de un daño solo, que aun no fuera pequeño consuelo, pero hanme apretado de suerte que lo que jamás tuve en el pensamiento, que fue sacarle a luz, me han hecho hacer a pesar de mi voluntad; que no estoy poco corrido, porque ya que ansí hubiera de ser, quisiera haberme empleado en cosas de mi facultad, como espero en Dios que será algún día, o a lo menos más altas, como antes tenía intentado y aun hecha buena parte 9. Que, a no haberme hurtado ciertos borradores de
Aunque la presencia de un segmento de los grupos negros en actividades relacionadas con lo artesanal es un hecho reconocido, es sabido también que esta participación ha sido, en general, dej ada de lado como objeto de estudio. I .a tendencia de los historiadores interesados en la reconstrucción histórica de la cultura afro-colombiana ha abarcado mayoritariamente el trabajo del negro en las minas, las haciendas y el servicio doméstico. Se ha creado, entonces, la falsa imagen del extrañamiento del negro y sus castas1 de las actividades artesanales en los siglos coloniales. I il estado de las investigaciones respecto a esta problemática obliga a mirar retrospectivamente dos tipos de trabajos historiográficos, que permiten inscribir la presencia de los artesanos negros cartageneros del siglo XVII, en el desarrollo de los estudios afro-colombianos, estos son, por una parte, los 1 Por castas se entiende aquí los mestizos de negro tales como el zambo, el mulato, el cuarterón de mulato y otros.
TEMAS Y FORMAS HISPÁNICAS: ARTE, CULTURA Y SOCIEDAD, 2015
La población, la composición étnica, la distribución lingüística, los asentamientos humanos, la actividad económica y la organización eclesiástica del obispado michoacano en el siglo XVII, según un libro manuscrito localizado en la secretaría del arzobispado de Michoacán por Ramón López Lara, quien lo paleografió y editó con el título El obispado de Michoacán en el siglo xvii, informe inédito de beneficios, pueblos y lenguas. (Reseña.)
Magisterarbeit, 2018
This diploma thesis presents constitutive elements of the picaresque genre as understood by the Spanish Reception of the early seventeenth century. The examination of this period clarifies further developments of the genre and its reception. The corpus considered covers picaresque-related prose works produced between the years 1553 and 1605. Two major research strategies have been employed: (1) an inductive analysis of the texts to find recurrent elements suggesting patterns and (2) a deductive analysis of the corpus departing from contemporary meta-generic discourses. While (1) shows evidence of characteristic elements defining both picaresque inter-generic patterns in the productive reception, (2) reveals an almost accurate recognition of generic features in modern terms, albeit partially flawed by assumptions lacking textual confirmation. The results offer strong evidence of fixed items that, through family resemblances, determine the horizon of expectations of the contemporary picaresque reader approximating the modern critical construct of genre. This diploma thesis sheds light on the literary field of the Spanish Golden Age, being a solid starting point for further research on the reception of the 17th century, but also on the production, as the author is, in the first place, a reader.
Laboratorio de Arte, 2, 1989
El objetivo que pretendemos conseguir con este compendio de noticias, es dar a conocer una serie de elementos poco frecuentes, y a simple vista no apreciados por la retina del historiador del arte. En esta esfera de la expresión humana que denominamos creación artística, la actividad específica de la escultura es el proceso de representación de una idea en tres dimensiones. El objeto escultórico es por tanto sólido, tridimen sional y ocupa un espacio. Pero siempre lo analizamos exteriormente, nunca valoramos cómo y de qué forma fue realizado, nunca evaluamos los pormeno res interiores de lo que está compuesta la obra. De igual forma que en el Renacimiento son sus planteamientos antropocén tricos, al hombre se le ubicaba según leyes ópticas y reglas científicas, algunos artistas e intelectuales empezaron a observar nuestro propio mecanismo inte rior, elementos fundamentales para saber como se rige y actua. En la actua lidad conocer el interior de la obra escultórica es captar su sentido de la forma y de su proyección hacia el espectador que es elemento fundamental para quien está realizada. La escultura al ocupar nuestro mismo espacio vital debemos valorarla en sus múltiples elementos constitutivos, tanto exteriores como interiores, estos últimos, menos conocidos y tratados por los historiadores del arte.
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Cliocanarias, 2019
Estudios de Historia de España, 2022
Boletín de la Institución Fernán González, nº 222, 2001
Revista Príncipe de Viana (PV), 281, 2021
El siglo XVII en Inglaterra.pdf, 2018
Los judeoconversos de Alcaraz entre los siglos XV y XVII..., 2018
TESIS DE DOCTORADO, 2019
Circe de Clásicos y Modernos