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La Ortografía

2024, Routledge eBooks

En este capítulo, vamos a dejar de lado los géneros que se ciñen a las convenciones de la ortografía académica, para centrarnos en aquellos que permiten una ortografía más flexible, que deliberadamente recrea las convenciones, generando “una cuidada norma disortográfica” que “aporta una imagen informal, próxima y alternativa (Gómez Camacho 2014: 23). Se trata de alteraciones intencionales que, sin embargo, no son caóticas ni impredecibles, sino que también poseen sus propias pautas. En primer lugar, vamos a hacer un breve repaso de las principales funciones y objetivos de los signos y recursos gráficos, tal como plantea la última versión de la Ortografía de la RAE (en adelante Ort: 2010) (Apartado 2). En segundo lugar, nos referiremos a trabajos representativos que, desde que se vienen observando los cambios, se han ocupado del tema, adjudicándole diferentes causas —la tendencia a la economía, el acercamiento a la oralidad, el factor lúdico, la manifestación de la expresividad, de la creatividad o bien de la identidad del hablante, entre otras— (Apartado 3). En tercer lugar, descartando los casos en que se trata de errores por desconocimiento u olvido de la ortografía convencional y basándonos en un corpus de géneros digitales que permiten las modificaciones, presentaremos algunas de las principales características de esa ortografía variable y flexible (Apartado 4). Entre las modificaciones típicas del género destacan los cambios, agregados y elisiones de grafemas; la tendencia fonologizante; la aglutinación y el acortamiento de palabras; los rasgos coloquiales y las marcas de expresividad, entre otras. Por último (Apartado 5) reflexionaremos respecto de que, a pesar de las adaptaciones y reformulaciones, el núcleo estructural esencial —el código lingüístico— se mantiene inalterado en su esencia garantizando la comunicación, al mismo tiempo que se enriquece con las innovaciones que se producen en el medio digital. El avance, en lo que “formalmente” son textos escritos, de recursos de la oralidad y de otros desarrollos favorecidos por el soporte, hacen de este discurso “una nueva especie textual”, que combina características de la modalidad oral y de la producción escrita y los pone al servicio del hablante y de sus necesidades comunicativas.