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2010, "Revista Juridica ""Mario Alario D'Filippo"""
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Esta ponencia tiene como propósito esbozar la idea de ciudadanía materialmente diferenciada como respuesta a las demandas de justicia social en el marco del pluralismo étnico y las desigualdades sociales, que caracterizan a las actuales sociedades democráticas. Para ello, tras analizar los alcances de la ciudadanía liberal democrática como recurso fundacional de
Sumario: I. Introducción. II. La valoración de la Justicia por los ciudadanos. III. Los acontecimientos políticos. III.1. Las elecciones generales de 2004. III.2. La Resolución del Congreso para dialogar con ETA. III.3. La Reforma del Estatuto de Cataluña. IV. Las consecuencias de la acción política en el ámbito de las Instituciones. IV.1 El Tribunal Constitucional. IV.2. El Consejo General del Poder Judicial. V. Factores que colaboran en la conexión política – justicia. VI. Conclusiones. VII. Bibliografía. Recibido: 06/05/2014 Aceptado: 01/06/2014 Revista de la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas de Elche Volumen I – Número 10 – Julio de 2014 – págs. 46-64 -ISSN: 1886-6611
Anuario de filosofía del derecho, 1994
Revista SAAP, 2016
¿Bajo qué condiciones la opinión pública respalda un juicio político contra el presidente (presidenta) y bajo qué condiciones le ofrece un escudo popular? La probabilidad de que los ciudadanos respalden al Ejecutivo no depende solamente de la popularidad del gobierno, sino también de la cul-tura legal prevalente en un contexto histórico dado. La creencia de que el Poder Ejecutivo puede operar por encima de la ley si lo hace en beneficio de los ciudadanos promueve el surgimiento de actitudes públicas en defen-sa del presidente. Una encuesta realizada en Ecuador en 2012 permite verificar esta hipótesis utilizando análisis de regresión logística y de pareamiento por puntajes de propensión.
Revista internacional de filosofía política, 2007
En 1967, Herbert Marcuse puso por título El final de la utopia a una de sus obras. El tono de esta obra del otrora emblemático filósofo, ahora olvidado, nos resulta lejano y extraño, pero volver sobre este texto puede resultar útil para clarificar el concepto de utopía y para ver de qué manera ha cambiado a lo largo de la historia. En la conferencia «El final de la utopía» que da nombre al volumen, lo que Marcuse viene a señalar es la posibilidad de entender el socialismo como un camino que iría de la ciencia a la utopía.' Con esto quiere apuntar a que la utopía en tanto proyecto imposible de transformación, la sociedad perfecta, ha dejado de ser tal en las condiciones contemporáneas. O que el sentido original de utópico como imposible sólo podría reservarse hoy en día para aquellas utopías «irrealizables porque (están) en contradicción con determinadas leyes científicas comprobadas, leyes biológicas, o físicas»^ como el mito de la eterna juventud o la vuelta a la edad de oro. El final de la utopía significa, por tanto, que «hoy día toda forma del mundo vivo, toda transformación del mundo técnico y natural es una posibilidad real; que su topos es histórico. Hoy día podemos convertir el mundo en un infierno; como ustedes saben, estamos en el buen camino para conseguirlo. También podemos transformarlo en todo lo contrario».' El final de la utopía es entendido por Marcuse como el final del discurso sobre la imposibilidad de la transformación cualitativa de la sociedad y conecta, de forma coherente, con el marxiano fin de la historia. Estamos a las puertas del fin de la historia porque tenemos los instrumentos técnicos que lo permiten. Si me he detenido en Marcuse es porque en él aparecen reunidos varios de los significados clásicos de la utopía: el primero, el de imagen fantástica e imposible de la sociedad; el segundo el de eutopia, la sociedad buena; y también, aquello característico de la utopía en este siglo y que es completamente ajeno a la tradición clásica de la utopía, la idea de la utopía como un proyecto realizable. La idea de que la utopia puede y debe realizarse. De forma sintética, habría dos sentidos príncipales del concepto utopia. Uno el de la imagen fantástica de una sociedad perfecta, que tiene el propósito de criticar la sociedad presente pero que no pretende ser un programa de lo que deba ser la sociedad. Este es el sentido original del término utopía para Moro y su función sigue viva, sobre todo, a través de la literatura disutópica o antiutópica, mucho más efectiva en términos literarios al subrayar los vicios de la sociedad RIFP / 29 (2007) pp. 81-96 SI 82 RIFP / 29 (2007)
2010
Este trabajo propone una ruta de construcción intercultural de nación que parte de la experiencia jurídica y judicial reciente de América Latina, en particular de los países del continente que, como Colombia, cuentan con notable incidencia de la diversidad cultural en su realidad normativa y política.
El amplio tratamiento de la justicia que realiza Aristóteles en los libros centrales de las Éticas no ha dejado de motivar a los pensadores políticos de todo signo durante el siglo XX y, probablemente, los continuará motivando durante el presente. La reflexión aristotélica ha servido de inspiración a los trabajos de Martha Nussbaum (cf. especialmente 1990, John Rawls (1972), Alasdaire MacIntyre (1988) y a muchos otros, de forma tal que se ha convertido en uno de los puntos de mayor interés para la filosofía política del pasado siglo. No obstante, la atención que se le ha dedicado y dedica 1 al texto aristotélico no implica que se haya alcanzado una cierta unidad. Para poner sólo dos ejemplos, la discusión sobre el supuesto igualitarismo de la teoría política aristotélica sigue en el centro del debate filosófico el problema de la unidad de la Política, tal como se refleja en la polémica entre Eckart Schütrumpf (2011) y Manuel Knoll (2011 a y b). Como es sabido, la interpretación de la Política ha estado profundamente influida por la obra de Werner Jaeger (1923) que intentaba demostrar que el escrito transmitido en el corpus era la reunión de diferentes cursos que el filósofo de Estagira habría ofrecido a lo largo de su vida. Según Jaeger era posible detectar los cambios que se habían producido en Aristóteles y trazar su evolución intelectual desde la cercanía a los planteamientos de Platón hasta su crítica y el abandono completo del horizonte académico. Aunque pudieran identificarse en la Política diversos estratos, es dudoso que fuera posible deducir a partir de ellos una evolución del pensamiento aristotélico. También resulta un prejuicio apartado de la realidad histórica pretender que se trata de una colección de lecciones leídas durante los cursos que Aristóteles dedicaba a la enseñanza de sus teoría políticas. Esta representación, que podría ser aceptable para la actividad de una universidad moderna, no deja de ser un presupuesto indemostrable y que sólo puede dificultar la comprensión del texto.
En México el enfoque de políticas públicas, tanto en lo académico como en el proceso político, se ha instalado como producto del proceso de democratizaciónn . Sin embargo, éste no se debe tomar de manera acrítica en lo que respecta al mundo académico, y en cuanto al mundo de de la real politik no se pueden formular políticas sin considerar la justicia social.
2011
Resumen este artículo asume que uno de los problemas contemporáneos más acuciantes es la enorme dificultad de relacionarnos con la diferencia, cualquiera que esta sea, y de construir formas de convivencia que superen las visiones dominantes basadas en las jerarquizaciones. el derecho no es ajeno a esta interpelación. en cada sentencia encontramos una disputa para dar sentido y significado a los derechos que están en juego en el caso concreto; tal disputa está ligada a las creencias, ideologías, formas de entender el mundo de quienes juzgan. es así que en este estudio analizo sentencias emitidas por las cortes constitucionales de ecuador y Colombia, para ensayar contestaciones a la interrogante: ¿Cómo responde la justicia constitucional ecuatoriana y colombiana en los casos que afronta la diferencia? PalabRas Clave: diferencias de género, etnia, edad y diversidad sexual; igualdad y no discriminación; jurisprudencia constitucional ecuatoriana y colombiana. summaRy This paper assumes that one of the most urgent contemporary problems is the big difficulty to get related with those who are different, whatever this difference may be, and to build forms of cohabitation that overcome the dominant visions based on hierarchies. law have to address these issues. In each resolution we find a dispute that gives sense and meaning to the rights that are at stake in a determined case, and such suit is linked to the beliefs, ideologies, and ways to understand the world of those who judge. Thus, in this work I analyze resolutions emitted by the Constitutional Courts of ecuador and Colombia, in order to find answers to this question. How do the Constitutional ecuadorian and Colombian Courts deal with those cases in which differences among people araise? Key woRds: gender, ethnic, age differences and sexual diversity; equality and non-discrimination; constitutional case law of ecuador and Colombia. Lidiando con la diferencia. Respuestas desde la justicia constitucional ecuatoriana y colombiana * Judith Salgado Álvarez** FORO * Este artículo es resultado del proyecto de investigación "El tratamiento de casos que expresan la tensión igualdad/diferencia en la jurisprudencia constitucional ecuatoriana y colombiana", financiado por el
Moral Moral viene de la palabra latina mos, mores, que significa costumbre (s). Lo que llamamos moral tiene que ver, en primera instancia, con los hábitos o costumbres del ser humano. Esto no quiere decir que todas las costumbres o hábitos de los seres humanos sean morales en el sentido en que habitualmente empleamos hoy esta palabra. Si así fuera, la moral se identificaría con la antropología o con etología, o sea, con la descripción y análisis de los diferentes comportamientos o costumbres. Pero hay conductas o comportamientos amorales, no sólo en la acepción de " inmorales " sino también en la acepción de " extramorales ". Durante mucho tiempo se ha pensado que todas las conductas o comportamientos de los animales son de ese tipo, extramorales, y que, por tanto, sólo los comportamientos de los seres humanos (y de ellos sólo algunos) tienen una dimensión propiamente moral. Es precisamente en las costumbres o hábitos en que acaban cuajando las conductas o comportamientos del ser humano donde aflora el problema de la moralidad. Y en este sentido seguramente la palabra griega éthos (de la que procede nuestra palabra ética), y que inicialmente significó carácter o ánimo, expresa mejor lo que queremos decir cuando decimos que tal conducta o comportamiento es moral (o inmoral). En su origen, la delimitación de lo que es moral parece haber tenido que ver con el lugar en que habita el hombre, con la casa, con la morada, que es el espacio material de la costumbre en el caso específico de los seres humanos. Y un eco de ese origen queda todavía en nuestra consideración de lo moral como algo que está íntimamente ligado a lo doméstico, a la privacidad, a las acciones y hábitos característicos de la vida privada del ser humano. Sólo que nuestra cultura greco-judeo-cristiana nos ha impuesto intensamente un matiz importante, a saber: en la medida en que se refieren a esa peculiar cualidad de los actos humanos por la que decimos de ellos que son "buenos" o "virtuosos", moral y moralidad se presentan como nociones que se predican de la morada interior del ser humano, remitiendo, por tanto, a su fuero interno, a la parte espiritual de su estar en mundo, a la conciencia. En cualquier caso, sea por historia, por tradición o por convención, se suele decir que moral es el comportamiento o conjunto de comportamientos y normas de conducta que consideramos generalmente como válidos. Por lo general, cuando juzgamos tal o cual conducta, comportamiento o costumbre como válida, correcta o moralmente adecuada estamos dando por supuesto dos cosas: que en el hacer algo o en el comportarse hay intención manifiesta o una cierta finalidad; y que existe algo así como una norma o criterio con respecto al cual juzgar. Cuando esta norma es aprehendida con el carácter de una exigencia de obligado cumplimiento se convierte en ley, en ley moral. La mayoría de los componentes de lo que llamamos humanidad ha pensado (y probablemente todavía piensa si consideramos el conjunto de la población mundial) que existe algo así como una ley divina a partir de la cual decidir si esta o aquella acción o conducta es moral o inmoral, buena o mala. Y, por lo que se sabe, la mayoría de los grandes relatos religiosos a lo largo de la historia de la humanidad ha tenido, entre otras, la función de unificar criterios sobre lo que hay que considerar moralmente sano o insano, bueno o malo. Otra forma posible de ver el asunto, sin implicar en él directamente a los dioses, es decir que la norma o criterio para juzgar moralmente está en la naturaleza de las cosas. O sea: que hay algo así como una ley natural también de obligado cumplimiento; que esta norma nos viene dada; y que el comportamiento o conducta inmoral es sencillamente innatural. Al menos en lo concerniente a las actividades del ser humano, que tiene alma, o espíritu, o conciencia y que, por eso, se diferencia radicalmente de los otros animales.
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Cuadernos de Filosofía Latinoamericana
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID FACULTAD DE FILOLOGÍA, 2013
Revista Espanola De Derecho Constitucional, 2001
Doxa. Cuadernos de Filosofía del Derecho, 2018
Perspectivas Revista de Ciencias Sociales
Realidad: Revista de Ciencias Sociales y Humanidades
Revista de la Facultad de Jurisprudencia, RFJ, 2017
Revista Eletrônica de Direito Processual
Revista Uruguaya de Ciencia Política, 2019