TRANSFORMACIÓN HACIA UNA NUEVA COMUNIDAD TECNOLÓGICA

Innovacion con enfoque multidisciplinario , 2019

El entorno globalizado contemporáneo ha propiciado una reorganización a nivel mundial en la cual los países están experimentando una sinergia cada vez más estrecha al compartir conocimiento, información e insumos, lo cual ha sido posible gracias al progreso científico y tecnológico, causando que las empresas enfoquen sus esfuerzos en el desarrollo tecnológico o en adquirir tecnología con la visión de aprovechar innovaciones o asimilar tecnologías existentes (Ohmae, 1990). La transferencia tecnológica simboliza uno de los componentes clave contemporáneos pues permite transmitir, adquirir e intercambiar tecnologías universales entre países habilitando una vía para detonar avances científicos y tecnológicos en un entorno cambiante con exigencias mundiales (Sosa, 2014).

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El presente trabajo aborda la construcción de mitos nacionales con respecto a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Se analiza desde el discurso oficial (político, empresarial, publicitario, etc.) como se promueve la construcción particular de una Nueva Sociedad bajo las formas tuteladas del conocimiento y la participación social. El elemento sustancial es su promoción e instalación a través de referentes refundacionales y/o de la resignificación de valores identitarios que aseguren la institucionalización del mito. Este escenario transfigura la realidad, desconociendo las prerrogativas individuales y sociales, haciendo énfasis en el cambio y la transformación como motores del desarrollo humano, social y nacional.

Adolfo Garay había trabajado como Gerente Administrativo en Casetas El Bronco, empresa de su cuñado Gerardo Velarde desde hacía 17 años. Al morir Gerardo Velarde en mayo de 2016, sus hijos tomaron el control del negocio y decidieron empezar a poner en práctica todos los proyectos que le habían propuesto a su padre y que estaban guardados en el archivero. El tío Adolfo apoyaba a sus sobrinos, sin embargo desconocía como realizar los cambios en la empresa. Ante ese problema Adolfo Garay al iniciar el año 2017, se preguntaba si debería simplemente echar a andar los nuevos proyectos o si habría un proceso que le facilitara realizar cambios en la empresa. ANTECEDENTES La empresa Casetas el Bronco había estado en la familia Velarde desde el año 1954, la había iniciado Don Refugio, padre de Gerardo, en el taller que había implementado en la finca en donde vivía con su mujer y 8 hijos en la colonia Independencia en Guadalajara, Jalisco, México. Inició fabricando cajas cerradas para las camionetas tipo pick up, a la medida. La idea de negocio surgió en un viaje que realizó con sus padres a Brownsville Texas, EUA en donde vio este tipo de camionetas con caja. Para el año 1964, además de 2 empleados, sus 5 hijos varones trabajaban en la empresa que cambió su nombre a Velarde e hijos y qué fabricaba casetas con características que variaban a petición del cliente: podían tener ventanas, luces internas, y hasta algún compartimento para almacenar artículos. En los siguientes 15 años tanto la empresa como la familia siguieron creciendo, los hijos e hijas se fueron casando y las casetas eran un producto demandado por los dueños de pick ups que buscaban transformarlas incluso hasta convertirlas en motorhomes (vehículos móviles de vivienda). Al morir Don Refugio, heredó la empresa a sus hijos varones, los cuales acordaron que Gerardo la trabajara y los demás recibirían dividendos. Por 6 años siguieron en ese esquema pero en 1995 Gerardo ofreció comprarles su parte a sus 4 hermanos. La empresa cambió su nombre a Conversiones Automotrices SA de CV y aunque su giro seguía siendo adaptaciones a camionetas, ya no fabricaban motorhomes o casetas a particulares. Se enfocaban en la fabricación de cajas para camionetas de 3 toneladas o más. Gerardo Velarde tuvo 4 hijos quienes se dedicaron al negocio una vez que terminaron sus estudios de preparatoria. Por decisión personal y de salud, Gerardo decidió retirarse de la Este caso fue escrito por Verónica Delgado Cortés. Este documento se encuentra en proceso de ser autorizado por parte del Comité Editorial del Centro Internacional de Casos. Derechos Reservados © Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey; Av. General Ramón Corona No. 2514 Col. Nvo. México, Zapopan, Jalisco 45138, México. El ITESM prohíbe cualquier forma de reproducción, almacenaje o transmisión de la totalidad o parte de esta obra, sin autorización por escrito.

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Análisis de los procesos de disputa en redes sociales en América Latina y la disputa por la hegemonía comunicacional.

RECONFIGURACIÓN DEL ORDEN MUNDIAL: INCERTIDUMBRES REGIONALES Y LOCALES, 2024

Las estructuras epistémicas a través de las que el orden liberal internacional organiza sus interacciones son sus instituciones y su ideología racional. Estas estructuras ideológicas e institucionales, constituidas por normas formales e informales, regulan las actividades internacionales esquematizando aquello que es común al proceso de repetir dichas actividades. La esquematización o normación elimina las contradicciones racionalmente y también reduce el nivel de complejidad en la regulación de las interacciones reales. Ello racionaliza las actividades, ya que las instituciones utilizan los mismos algoritmos (procedimientos y estrategias) para organizar y regular diferentes situaciones interactivas, es decir, promueven invariancia y, con esta, una manera efectiva de controlar a los actores internacionales (Sánchez, 2016). En otras palabras, las instituciones del orden liberal internacional son estructuras que norman y regulan la actividad internacional a través de algoritmos selectivos e interpretativos que deforman y simplifican las actividades reales de los actores internacionales. Debido a que el mapa (estructuras epistémicas institucionales) no es la región (actividades reales a normar) se necesitan, en situaciones nuevas, estructuras epistémicas más dinámicas, capaces de autoorganizarse y equilibrarse con la actividad real de los agentes. El problema es que el orden liberal internacional ‘es’ su estructura institucional e ideológica y no se puede cambiar aquello que ‘somos’ o con lo que estamos identificados. Este es el límite de desarrollo del orden liberal internacional: su incapacidad de desidentificarse con su ideología y sus instituciones racionales. En el orden constructivista-sistémico, por el contrario, ya no se trata de organizar y regular las actividades de los actores internacionales a través de las instituciones y de una determinada ideología, sino de organizar y regular (equilibrar) a las instituciones y a las ideologías para que sirvan a los actores. Esto implica que las nuevas estructuras sistémicas deberán desidentificarse de las instituciones e ideologías (estructuras racionales) a fin de diferenciarlas e integrarlas pragmáticamente en el nuevo orden emergente. De esta manera, el nuevo actor ya no ‘es’ sino que ‘tiene’ instituciones e ideologías y solo se puede transformar y equilibrar aquello que se ‘tiene’ (se es consciente) y no lo que se ‘es’ (Sánchez, 2016).