2018, Apuntes de El Ponderal 1: 48-50
Un ponderal para gobernarlos a todos. Un ponderal para encontrarlos, un ponderal para atraerlos a todos… Basado en El Señor de los Anillos JRR Tolkien Estas frases, cambiando las palabras anillo por ponderal, forman parte de una de las aventuras más maravillosas que se han escrito: La saga de J. R. R. Tolkien que engloba El Silmarillion, El Hobbit y El Señor de los Anillos. Una aventura también ha sido la creación de la Asociación Cultural El Ponderal. Nos encontramos en la Tierra Media, a medio camino entre la Sierra del Guadarrama y el Valle del Tajo, en la rampa serrana. Esta historia comienza allá por el año 2014, cuando, atraídos por la idea de participar en una excavación arqueológica, un grupo de valientes vecinos se apuntó en una lista en el Ayuntamiento de Hoyo de Manzanares. La fantasía de poder descubrir un tesoro, su tesoro, escondido en las profundidades de la tierra, oculto durante siglos, inaccesible a todos, era una atracción tan fuerte que les llevó a crear una gran Compañía. Muchos eran sus orígenes, seres tan dispares como sabios de la ciencia, caballeros armados y fuerzas del orden, constructoras de estructuras, gestoras de proyectos, músicos, estudiantes y estudiosos, protectoras abnegadas y generosas, adivinos de la mente, buscadores de imágenes y buscadoras de tesoros. Siguieron los deseos de los extravagantes magos del Equipo A, que lo mismo hacían fuegos artificiales con cuatro piedras que sesudos libros repletos de interesantes datos. Les apoyaban las fuerzas del reino de Hoyo de Manzanares, aportando sus dones materiales para ayudar en la búsqueda y construir un reino mejor. En un mundo roto por las guerras, las crisis, las injusticias, este grupo encontró el camino de la victoria de los hombres. Comenzó la travesía con gran esfuerzo, fueron días de sudor, de dolor, de heridas, pero también de apoyo, de unión, de compañerismo, que los fueron empujando a un proyecto mayor, el de permanecer juntos por una causa común en bien de todos. Descubrieron que la Primera Edad del Sol no era el siglo XIII, sino el siglo VII, que los Días Antiguos habían sido prósperos para un grupo de gentes que eligieron para vivir el mismo sitio que ellos. Encontraron el tesoro. Una piedra verdosa, pulida y suave, pesada, mutilada. Valiosa por su materia y por su significado. Eligieron esa piedra como su emblema, su nexo, su excusa para continuar en la aventura. Ahora que habían comprendido el verdadero significado de la arqueología y la importancia de su patrimonio histórico para su identidad como pueblo, tenían la obligación de protegerlo y conservarlo. Decidieron que la búsqueda no terminaría nunca, que seguirían añadiendo, como objetivos, nuevos tesoros que buscar, en cualquier parte y de cualquier tipo. En la tierra, en el cielo, en la vida, en lo que estaba muriendo o ya había muerto, en la luz y en la oscuridad. Los portadores del Ponderal perdieron a algunos de sus valiosos miembros por el camino, la travesía no fue fácil para ninguno. Honor a ellos que aportaron tanto. Los que siguieron también fueron conscientes de que esos valores tenían que transmitirlos a los habitantes del reino, a las futuras generaciones. La Comunidad sabía que, tras su partida hacia la otra vida, ellos serían los garantes del futuro. Pasó el tiempo y, a medida que avanzaban en su aventura, otros seres de la Tierra Media y de otras zonas se fueron uniendo a la Hermandad de El Ponderal. Poderosos seres que ayudaron a fortalecer la Compañía, a enriquecer la aventura, a darle continuidad y variedad. Era necesario sumar miembros para abarcar tanto trabajo y asumir tanto esfuerzo. La pesada carga iba pasando de uno a otro, todos llevaron el peso en algún momento, cada uno a su manera y a su tiempo, pero todos con generosidad. Hoy es posible verles en cualquier lugar. Sorteando arroyos, perfilados en el horizonte, encumbrados en los riscos, agazapados tras un matorral, transitando por las sendas y caminos. También en cámaras donde se guarda la memoria del pasado. De día o de noche, siempre están por ahí, siempre hay alguno observando, anotando, descubriendo, recuperando, trabajando, estudiando, conservando. No cejarán en su aventura, nada ni nadie se interpondrá en su camino, porque son fuertes. Su fuerza reside en ellos, en todos ellos, en la Compañía, la Hermandad, la Comunidad de El Ponderal. Este es el poder del Ponderal. Un Ponderal para unirlos a todos y perdurar en el tiempo. Una fantasía épica que se ha transformado. Sigue siendo algo épico, sí, pero ahora muy real.