Papers by Yackelin Keiner

orígenes de la representación podríamos buscarlos en el mandato del Derecho Romano que la definía... more orígenes de la representación podríamos buscarlos en el mandato del Derecho Romano que la definía como -la acción de re-presentar‖; y, de tal manera, al producirse el trasplante de esta institución en el Derecho Público, aparecen las bases en las que se sustenta la representación política. En consecuencia, de la localización del mandato en la jurisdicción de -lo público‖ resulta una relación clara: la de un grupo político jurídicamente organizadoque es el representado-, con un órgano de gobierno -que es el representante-, en virtud de la cual la voluntad de este último se considera como expresión de la voluntad de aquél. Sin embargo, esta simplificación institucional, se conmueve frente al desarrollo de las fuerzas políticas individuales y colectivas, al de los grupos de opinión pública, de la burocracia, del poder demográfico, del poder internacional, de las ideologías, de las comunicaciones, etc., que ha producido una profunda influencia en el sistema representativo. También estamos presenciando cambios en las concepciones tradicionales de mayoría y minorías. Las doctrinas del liberalismo que consideraban determinante el triunfo de una mayoría para definir la conducción política hoy día ha sufrido importantes transformaciones con la variedad de intereses particulares que se insertan en estas segmentándolas y con el fraccionamiento de las minorías. Esta realidad instala un gradualismo que impide tomar resoluciones políticas sustentadas en el apoyo de legitimidad que puede dar un grupo decisivo A raíz de ello, se están advirtiendo hechos en la realidad sociopolítica que nos sugieren la necesidad de efectuar ajustes en las instituciones representativas, conducentes a concretar una renovación que conduzca a preservar el ejercicio de una genuina representación en el marco de un auténtico régimen democrático. Parece haberse cumplido, entonces, una etapa en la cual las instituciones representativas revelaron con éxito su funcionamiento pero, en una nueva realidad sociopolítica, se están desnudando síntomas que nos obligarían a calibrar las instituciones representativas en el nuevo escenario que nos presenta la actualidad. La aparición de representantes no elegidos es una de las manifestaciones visibles de estas circunstancias. Se trata de individuos que, a partir de su prestigio personal, se instalaron en la conciencia social al percibir problemas que preocupan e inquietan a la opinión pública. Así han logrado situarse a la par de las instituciones del Derecho Electoral como voceros de los problemas que inquietan a los electores. LA REPRESENTATIVIDAD EN NUESTRO PAÍS En nuestra historia política preconstitucional, existieron muchos de esos representantes no elegidos a quienes podríamos recordar como antecedentes típicos de este fenómeno. Varios caudillos provincianos se convirtieron, por peso propio, en intérpretes auténticos de los intereses de sus prosélitos, afirmándose en el mando de la relación de poder fuera de cualquier sistema electoral. A partir de una simbiosis de mutua compenetración, aquellos simbolizaron los valores culturales de la tradición y fueron emblemas visibles de autoridad y de protección. Todavía existen vestigios de ese caudillaje en algunas provincias. Otra expresión de este proceso es la persona electa que ha perdido la confianza de sus electores, porque una elección no congela un status representativo permanente. Es cierto que desde los orígenes de la representación, se afirmó la tesis de que ella se legitima con la elección popular; pero hoy pretendemos la necesidad de mantener la credibilidad en el tiempo para sostener con fundamento aquella legitimidad.
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