Curadurías/ curatorships by Mario C Sarmiento Zúñiga
Estudios sobre la exposición permanente, 2022
29 de agosto Presentación de ponencias "Las prácticas dancísticas en la Fiesta de Corpus Christi ... more 29 de agosto Presentación de ponencias "Las prácticas dancísticas en la Fiesta de Corpus Christi a través del tiempo" Jesús Francisco López Pérez (BUAP). "La danza de moros y cristianos recurso identitario para el pueblo de

ECCE MATER TUA
La fiesta mariana de los Siete Dolores de Nuestra Señora, que desde inicios del si... more ECCE MATER TUA
La fiesta mariana de los Siete Dolores de Nuestra Señora, que desde inicios del siglo pasado quedó instituida el día 15 de septiembre, encuentra sus orígenes en la Edad Media. Las escuelas de espiritualidad surgidas entre los siglos XIII y XV fijaron su mirada en la devoción por la Humanidad de Cristo, esta tendencia espiritual unió a la Virgen María como compañera de su hijo en el plan de la salvación, dicha vinculación encontró mayor significado durante los momentos más dramáticos de la vida de Cristo y se orientó no sólo a su muerte en la cruz, sino a su infancia como premonición de su sacrificio salvador.
Fue en 1423 cuando en Alemania apareció por primera vez una celebración en memoria de los Dolores de María, el viernes después del tercer domingo de pascua, con motivo de desagraviar al Hijo y a la Madre por los sacrilegios cometidos por los seguidores de Juan Huss. Pronto la devoción local se empezó a extender por los territorios del Sacro Imperio Romano Germano y con el apoyo de la Orden de los Siervos de María se inició la propagación al culto de la virgen dolorosa. A finales del siglo XV, Sixto IV le concedió oficio propio y la estableció en el Misal Romano sin fijar una fecha especial.
Es hasta 1668 que la Iglesia concedió a los servitas celebrar los Siete Dolores de María el tercer domingo de septiembre, asociada con la celebración de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre). Para 1714 la Orden pidió instituir el Viernes de Pasión o de los Dolores, antes del Domingo de Ramos. Benedicto XIII no sólo lo concedió a los religiosos, sino que lo extendió a la Iglesia Universal. Las reformas litúrgicas de Pío X trasladaron de nueva cuenta la fiesta al mes de septiembre, fechándola el día 15 pero conservando la conmemoración del Viernes de Dolores. Durante el Concilio Vaticano II se suprimieron las fiestas dobles en la liturgia y sólo quedo aprobada la memoria septembrina.
En Nueva España, el culto a la Dolorosa llegó con los primeros evangelizadores, pero fue con la llegada de la Compañía de Jesús que su devoción gozó de gran popularidad, manifestándose en ejercicios devotos, congregaciones marianas y una gran proliferación de imágenes domesticas de la Virgen. La Ciudad de Puebla, receptora de los cultos pasionarios adoptó entre sus principales intercesores a la adolorida Madre de Dios, dedicándole altares hogareños, una capilla y en los conventos de monjas como en el que nos encontramos, consolándole con oraciones y sacrificios.
La muestra Calendario Litúrgico, presenta un culto muy cotidiano de la Ciudad Angelopolitana, que no sólo se rememoraba en el periodo cuaresmal, sino que a lo largo del año encontraba en sus habitantes, el paño de lágrimas con el cual la Madre de Dios enjugaba sus lágrimas.

La exhición "De la Mitra a la Episcopolis. Los obispos y la ciudad de Puebla"; expone, desde la m... more La exhición "De la Mitra a la Episcopolis. Los obispos y la ciudad de Puebla"; expone, desde la mirada de dos historiadores, el proceso de construcción de la imagen del obispo: padre, modelo de reformador y guía de la ciudad poblana. Las políticas episcopales que configuraron la ciudad, a partir de la fundación de parroquias seculares, la fundación de conventos de las nuevas órdenes religiosas, la erección de monasterios de monjas, el apoyo económico a las obras de caridad y educación, la dedicación de santuarios urbanos, el fuerte proceso de secularización en contra de las órdenes mendicantes y la búsqueda de elevar a los altares al venerable obispo Juan de Palafox, dieron como resultado la conformación de una ciudad trazada y estructurada desde el pensamiento episcopal.
En la ciudad de Puebla, los obispos tuvieron un papel fundamental tanto en la política como en la economía urbana. A diferencia de la capital del virreinato (donde el arzobispo debía sujetarse al virrey), el obispo poblano tenían un rango superior al del funcionario civil local que era el alcalde mayor. Esto le dio una presencia que ningún otro personaje tenía en la ciudad. Aunque desde el siglo XVI Puebla tuvo importantes prelados (como Diego Romano) fue hasta mediados del siglo XVII, con el arribo a la sede del obispo Juan de Palafox, que el episcopado se constituyó en el centro político y simbólico de la ciudad. Sus sucesores, en especial Manuel Fernández de Santa Cruz, Pantaleón Álvarez Abreu y Francisco Fabián y Fuero, no sólo continuaron con las pautas dictadas por ese prelado ejemplar, sino que además lo convirtieron en el “padre de la patria”, benefactor y constructor de su episcópolis.
Boletín de prensa para la muestra temporal "Para vos nací..." Santa Teresa de Jesús en la Nueva E... more Boletín de prensa para la muestra temporal "Para vos nací..." Santa Teresa de Jesús en la Nueva España.
Papers by Mario C Sarmiento Zúñiga
Cuadernos del Sur. Revista de Ciencias Sociales N.57, 2024
El presente artículo se adentra en la corporación de seglares que pusieron sus medios económicos ... more El presente artículo se adentra en la corporación de seglares que pusieron sus medios económicos al servicio de la Virgen de Juquila. En esta agrupación se alistaron grandes patricios y comerciantes oaxaqueños, además de miembros del clero y monjas de los monasterios de la ciudad de Antequera. El cuerpo seglar se completó con otros devotos de diversas calidades y estamentos. Como intento demostrar, estas redes sociales de fervor y clientelismo lograron establecer un sitio de peregrinación entre la sierra sur y la costa de Oaxaca, cimentando la construcción del santuario de Juquila y asentando la tradición de su escultura portentosa.
Ramírez Méndez, Jessica; Sarmiento Zúñiga, Mario [coords.], La presencia de la Orden del Carmen Descalzo en la Nueva España, México, Secretaría de Cultura, INAH, 2019
La fundación del Convento de la Santa Veracruz de los carmelitas descalzos, representó el final e... more La fundación del Convento de la Santa Veracruz de los carmelitas descalzos, representó el final exitoso de su inserción en la sociedad oaxaqueña de mediados del siglo XVII. Un proceso que inició con la donación de la Ermita de la Consolación en el barrio indígena de Coyula a la orden teresiana y que en pocos meses fue abandonada debido a los intereses de pastoral española que ostentaron los frailes del Carmelo Descalzo.
Un ejercicio de prestigio y nobleza en una ciudad del sur del Virreinato que empezaba a despuntar por su creciente economía y su peculiar sociedad.
Fernández Valle, María de los Ángeles; López Calderón, Carmen; Rodríguez Moya, Inmaculada [eds.], Fastos y Ceremonias del barroco iberosamericano, Vol. IX., Santiago de Compostela, Andavira Editora, Sevilla; Universidad Pablo de Olavidae, 2019
Comunicación presentada en el III Simposio Internacional Jóvenes Investigadores del Barroco Ibero... more Comunicación presentada en el III Simposio Internacional Jóvenes Investigadores del Barroco Iberoamericano, Sevilla 2017.
Comunicación referente a tres sermones escritos por el carmelita descalzo Nicolás de Jesús María,... more Comunicación referente a tres sermones escritos por el carmelita descalzo Nicolás de Jesús María, referentes a santa Teresa de Jesús, analizando el papel retórico de la santa en los mismos y su recepción entre los fieles novohispanos del siglo XVIII.
A finales de siglo XVIII, la Iglesia novohispana participó de un periodo de reformas que buscaron... more A finales de siglo XVIII, la Iglesia novohispana participó de un periodo de reformas que buscaron implementar una espiritualidad alejada de los sincretismos, deseosa de renovar su estructura, privilegiando los proyectos episcopales en sintonía con los aires ilustrados y bajo las indicaciones monárquicas. El caso que se estudia
en este trabajo refleja los empeños del obispo José Gregorio Alonso de Ortigosa por implementar las reformas en la diócesis de Antequera, al sur de la Nueva España, mediante el culto de Nuestra Señora de Juquila, asentando su veneración a través de la impresión de la crónica de la efigie y de la construcción de su santuario.
Conference Presentations by Mario C Sarmiento Zúñiga
Comunicación acerca de una pintura resguardada en la Parroquia de San Miguel Nonoalco con temátic... more Comunicación acerca de una pintura resguardada en la Parroquia de San Miguel Nonoalco con temática teresiana y su relación con la canonización de Teresa en 1622.
“La Virgen de Juquila y su santuario: Una imagen entre la empresa episcopal y la élite oaxaqueña ... more “La Virgen de Juquila y su santuario: Una imagen entre la empresa episcopal y la élite oaxaqueña del siglo XVIII”
La presente ponencia tiene por fin abordar el proceso de conformación del Santuario de Juquila a partir de la visita episcopal de José Gregorio Alonso de Ortigosa a dicha parroquia en 1871 y su culminación y dedicación por parte de José Gregorio de Omaña en 1794. Se plantea la injerencia de los miembros más selectos de la Archicofradía de Nuestra Señora de la Concepción de Amialtepec, como agentes del culto y mecenas de su nuevo templo, así como el discurso visual y alegórico que potencializó la devoción a la estatuilla en el obispado de Antequera, Oaxaca.
Congreso Internacional en conjunto con la Orden de Carmelitas Descalzos, CEHM Carso, CONACULTA, S... more Congreso Internacional en conjunto con la Orden de Carmelitas Descalzos, CEHM Carso, CONACULTA, SEP, Coordinación Nacional de Monumentos Históricos INAH, Museo de El Carmen INAH, FFyL UNAM, CEVHAC, Universidad del Claustro de Sor Juana.
México, octubre 2015.
Thesis Chapters by Mario C Sarmiento Zúñiga

Esta tesis narra y muestra el proceso de configuración del santuario de Juquila y de su milagrosa... more Esta tesis narra y muestra el proceso de configuración del santuario de Juquila y de su milagrosa imagen a partir de la promoción episcopal que durante el siglo XVIII recibió de parte de su gran mecenas, José Gregorio Alonso de Ortigosa, y de corporaciones y personas ligadas al cabildo catedral de Oaxaca, la parroquia y el pueblo de Santa Catarina Juquila. Al pertenecer a diversos estamentos sociales, lograron establecer un sitio de peregrinación entre la sierra sur y la costa de Oaxaca. En este proceso se construyeron discursos alegóricos, teológicos y artísticos de propaganda que potencializaron a la efigie como ícono sagrado en medio del influjo de la devoción y política inmaculista expandida por toda la monarquía católica. Con el tiempo a la efigie se le creó fama de taumaturga, lo cual propició que su fragosa sede comenzara a ser devotamente visitada por fieles de los valles centrales de Oaxaca y más allá del obispado.

Tesis de Licenciatura, 2019
La problemática del patronato teresiano en la Ciudad de México y en la Arquidiócesis, radica en l... more La problemática del patronato teresiano en la Ciudad de México y en la Arquidiócesis, radica en la falta de investigaciones que profundizasen en la devoción a la fundadora del Carmelo Descalzo. Los capítulos que
constituyen esta tesis se unen a otras investigaciones sobre las devociones y su importancia en el antiguo régimen. El interés por analizar los cultos religiosos, los medios propagandísticos usados para darlos a conocer, nos ayudan a comprender las mentalidades sociales, las relaciones de poder, las estrategias y maneras de representatividad colectiva que encontraron en el rubro de la fe, un código simbólico de identidad en el mundo; medios y fines que muchas veces, hasta el día de hoy
continúan vigentes.
Lejos de los estudios ya realizados sobre las fundaciones carmelitanas de dicha época, uno de los primeros intereses y novedades de este trabajo fue revisar la construcción de la imagen devocional de la santa entre los habitantes de la capital del virreinato, los medios empleados para su difusión y los propagadores no carmelitanos que tuvo. Para lo cual fue necesario delimitar la temporalidad de dicha promoción, partiendo de 1614, año de la beatificación, subrayando el año de 1618 cuando se le juró patrona y finalizando en 1624 con la canonización; sin embargo la documentación revisada me acercó hasta los primeros años del siglo XVIII cuando la figura teresiana como patrona de la urbe se desvanece totalmente.
Books by Mario C Sarmiento Zúñiga
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Curadurías/ curatorships by Mario C Sarmiento Zúñiga
La fiesta mariana de los Siete Dolores de Nuestra Señora, que desde inicios del siglo pasado quedó instituida el día 15 de septiembre, encuentra sus orígenes en la Edad Media. Las escuelas de espiritualidad surgidas entre los siglos XIII y XV fijaron su mirada en la devoción por la Humanidad de Cristo, esta tendencia espiritual unió a la Virgen María como compañera de su hijo en el plan de la salvación, dicha vinculación encontró mayor significado durante los momentos más dramáticos de la vida de Cristo y se orientó no sólo a su muerte en la cruz, sino a su infancia como premonición de su sacrificio salvador.
Fue en 1423 cuando en Alemania apareció por primera vez una celebración en memoria de los Dolores de María, el viernes después del tercer domingo de pascua, con motivo de desagraviar al Hijo y a la Madre por los sacrilegios cometidos por los seguidores de Juan Huss. Pronto la devoción local se empezó a extender por los territorios del Sacro Imperio Romano Germano y con el apoyo de la Orden de los Siervos de María se inició la propagación al culto de la virgen dolorosa. A finales del siglo XV, Sixto IV le concedió oficio propio y la estableció en el Misal Romano sin fijar una fecha especial.
Es hasta 1668 que la Iglesia concedió a los servitas celebrar los Siete Dolores de María el tercer domingo de septiembre, asociada con la celebración de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre). Para 1714 la Orden pidió instituir el Viernes de Pasión o de los Dolores, antes del Domingo de Ramos. Benedicto XIII no sólo lo concedió a los religiosos, sino que lo extendió a la Iglesia Universal. Las reformas litúrgicas de Pío X trasladaron de nueva cuenta la fiesta al mes de septiembre, fechándola el día 15 pero conservando la conmemoración del Viernes de Dolores. Durante el Concilio Vaticano II se suprimieron las fiestas dobles en la liturgia y sólo quedo aprobada la memoria septembrina.
En Nueva España, el culto a la Dolorosa llegó con los primeros evangelizadores, pero fue con la llegada de la Compañía de Jesús que su devoción gozó de gran popularidad, manifestándose en ejercicios devotos, congregaciones marianas y una gran proliferación de imágenes domesticas de la Virgen. La Ciudad de Puebla, receptora de los cultos pasionarios adoptó entre sus principales intercesores a la adolorida Madre de Dios, dedicándole altares hogareños, una capilla y en los conventos de monjas como en el que nos encontramos, consolándole con oraciones y sacrificios.
La muestra Calendario Litúrgico, presenta un culto muy cotidiano de la Ciudad Angelopolitana, que no sólo se rememoraba en el periodo cuaresmal, sino que a lo largo del año encontraba en sus habitantes, el paño de lágrimas con el cual la Madre de Dios enjugaba sus lágrimas.
En la ciudad de Puebla, los obispos tuvieron un papel fundamental tanto en la política como en la economía urbana. A diferencia de la capital del virreinato (donde el arzobispo debía sujetarse al virrey), el obispo poblano tenían un rango superior al del funcionario civil local que era el alcalde mayor. Esto le dio una presencia que ningún otro personaje tenía en la ciudad. Aunque desde el siglo XVI Puebla tuvo importantes prelados (como Diego Romano) fue hasta mediados del siglo XVII, con el arribo a la sede del obispo Juan de Palafox, que el episcopado se constituyó en el centro político y simbólico de la ciudad. Sus sucesores, en especial Manuel Fernández de Santa Cruz, Pantaleón Álvarez Abreu y Francisco Fabián y Fuero, no sólo continuaron con las pautas dictadas por ese prelado ejemplar, sino que además lo convirtieron en el “padre de la patria”, benefactor y constructor de su episcópolis.
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Un ejercicio de prestigio y nobleza en una ciudad del sur del Virreinato que empezaba a despuntar por su creciente economía y su peculiar sociedad.
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Conference Presentations by Mario C Sarmiento Zúñiga
Quienes se encuentren fuera de Oaxaca podrán conectarse mediante el siguiente enlace. Por favor, accedan con su nombre completo para poder identificarlos y darles acceso.
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ID de reunión: 894 3111 2836
La presente ponencia tiene por fin abordar el proceso de conformación del Santuario de Juquila a partir de la visita episcopal de José Gregorio Alonso de Ortigosa a dicha parroquia en 1871 y su culminación y dedicación por parte de José Gregorio de Omaña en 1794. Se plantea la injerencia de los miembros más selectos de la Archicofradía de Nuestra Señora de la Concepción de Amialtepec, como agentes del culto y mecenas de su nuevo templo, así como el discurso visual y alegórico que potencializó la devoción a la estatuilla en el obispado de Antequera, Oaxaca.
México, octubre 2015.
Thesis Chapters by Mario C Sarmiento Zúñiga
constituyen esta tesis se unen a otras investigaciones sobre las devociones y su importancia en el antiguo régimen. El interés por analizar los cultos religiosos, los medios propagandísticos usados para darlos a conocer, nos ayudan a comprender las mentalidades sociales, las relaciones de poder, las estrategias y maneras de representatividad colectiva que encontraron en el rubro de la fe, un código simbólico de identidad en el mundo; medios y fines que muchas veces, hasta el día de hoy
continúan vigentes.
Lejos de los estudios ya realizados sobre las fundaciones carmelitanas de dicha época, uno de los primeros intereses y novedades de este trabajo fue revisar la construcción de la imagen devocional de la santa entre los habitantes de la capital del virreinato, los medios empleados para su difusión y los propagadores no carmelitanos que tuvo. Para lo cual fue necesario delimitar la temporalidad de dicha promoción, partiendo de 1614, año de la beatificación, subrayando el año de 1618 cuando se le juró patrona y finalizando en 1624 con la canonización; sin embargo la documentación revisada me acercó hasta los primeros años del siglo XVIII cuando la figura teresiana como patrona de la urbe se desvanece totalmente.
Books by Mario C Sarmiento Zúñiga
La fiesta mariana de los Siete Dolores de Nuestra Señora, que desde inicios del siglo pasado quedó instituida el día 15 de septiembre, encuentra sus orígenes en la Edad Media. Las escuelas de espiritualidad surgidas entre los siglos XIII y XV fijaron su mirada en la devoción por la Humanidad de Cristo, esta tendencia espiritual unió a la Virgen María como compañera de su hijo en el plan de la salvación, dicha vinculación encontró mayor significado durante los momentos más dramáticos de la vida de Cristo y se orientó no sólo a su muerte en la cruz, sino a su infancia como premonición de su sacrificio salvador.
Fue en 1423 cuando en Alemania apareció por primera vez una celebración en memoria de los Dolores de María, el viernes después del tercer domingo de pascua, con motivo de desagraviar al Hijo y a la Madre por los sacrilegios cometidos por los seguidores de Juan Huss. Pronto la devoción local se empezó a extender por los territorios del Sacro Imperio Romano Germano y con el apoyo de la Orden de los Siervos de María se inició la propagación al culto de la virgen dolorosa. A finales del siglo XV, Sixto IV le concedió oficio propio y la estableció en el Misal Romano sin fijar una fecha especial.
Es hasta 1668 que la Iglesia concedió a los servitas celebrar los Siete Dolores de María el tercer domingo de septiembre, asociada con la celebración de la Exaltación de la Santa Cruz (14 de septiembre). Para 1714 la Orden pidió instituir el Viernes de Pasión o de los Dolores, antes del Domingo de Ramos. Benedicto XIII no sólo lo concedió a los religiosos, sino que lo extendió a la Iglesia Universal. Las reformas litúrgicas de Pío X trasladaron de nueva cuenta la fiesta al mes de septiembre, fechándola el día 15 pero conservando la conmemoración del Viernes de Dolores. Durante el Concilio Vaticano II se suprimieron las fiestas dobles en la liturgia y sólo quedo aprobada la memoria septembrina.
En Nueva España, el culto a la Dolorosa llegó con los primeros evangelizadores, pero fue con la llegada de la Compañía de Jesús que su devoción gozó de gran popularidad, manifestándose en ejercicios devotos, congregaciones marianas y una gran proliferación de imágenes domesticas de la Virgen. La Ciudad de Puebla, receptora de los cultos pasionarios adoptó entre sus principales intercesores a la adolorida Madre de Dios, dedicándole altares hogareños, una capilla y en los conventos de monjas como en el que nos encontramos, consolándole con oraciones y sacrificios.
La muestra Calendario Litúrgico, presenta un culto muy cotidiano de la Ciudad Angelopolitana, que no sólo se rememoraba en el periodo cuaresmal, sino que a lo largo del año encontraba en sus habitantes, el paño de lágrimas con el cual la Madre de Dios enjugaba sus lágrimas.
En la ciudad de Puebla, los obispos tuvieron un papel fundamental tanto en la política como en la economía urbana. A diferencia de la capital del virreinato (donde el arzobispo debía sujetarse al virrey), el obispo poblano tenían un rango superior al del funcionario civil local que era el alcalde mayor. Esto le dio una presencia que ningún otro personaje tenía en la ciudad. Aunque desde el siglo XVI Puebla tuvo importantes prelados (como Diego Romano) fue hasta mediados del siglo XVII, con el arribo a la sede del obispo Juan de Palafox, que el episcopado se constituyó en el centro político y simbólico de la ciudad. Sus sucesores, en especial Manuel Fernández de Santa Cruz, Pantaleón Álvarez Abreu y Francisco Fabián y Fuero, no sólo continuaron con las pautas dictadas por ese prelado ejemplar, sino que además lo convirtieron en el “padre de la patria”, benefactor y constructor de su episcópolis.
Un ejercicio de prestigio y nobleza en una ciudad del sur del Virreinato que empezaba a despuntar por su creciente economía y su peculiar sociedad.
en este trabajo refleja los empeños del obispo José Gregorio Alonso de Ortigosa por implementar las reformas en la diócesis de Antequera, al sur de la Nueva España, mediante el culto de Nuestra Señora de Juquila, asentando su veneración a través de la impresión de la crónica de la efigie y de la construcción de su santuario.
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La presente ponencia tiene por fin abordar el proceso de conformación del Santuario de Juquila a partir de la visita episcopal de José Gregorio Alonso de Ortigosa a dicha parroquia en 1871 y su culminación y dedicación por parte de José Gregorio de Omaña en 1794. Se plantea la injerencia de los miembros más selectos de la Archicofradía de Nuestra Señora de la Concepción de Amialtepec, como agentes del culto y mecenas de su nuevo templo, así como el discurso visual y alegórico que potencializó la devoción a la estatuilla en el obispado de Antequera, Oaxaca.
México, octubre 2015.
constituyen esta tesis se unen a otras investigaciones sobre las devociones y su importancia en el antiguo régimen. El interés por analizar los cultos religiosos, los medios propagandísticos usados para darlos a conocer, nos ayudan a comprender las mentalidades sociales, las relaciones de poder, las estrategias y maneras de representatividad colectiva que encontraron en el rubro de la fe, un código simbólico de identidad en el mundo; medios y fines que muchas veces, hasta el día de hoy
continúan vigentes.
Lejos de los estudios ya realizados sobre las fundaciones carmelitanas de dicha época, uno de los primeros intereses y novedades de este trabajo fue revisar la construcción de la imagen devocional de la santa entre los habitantes de la capital del virreinato, los medios empleados para su difusión y los propagadores no carmelitanos que tuvo. Para lo cual fue necesario delimitar la temporalidad de dicha promoción, partiendo de 1614, año de la beatificación, subrayando el año de 1618 cuando se le juró patrona y finalizando en 1624 con la canonización; sin embargo la documentación revisada me acercó hasta los primeros años del siglo XVIII cuando la figura teresiana como patrona de la urbe se desvanece totalmente.