Papers by Joel De Lucena Ferreira

Por IMMANUEL WALLERSTEIN siglo veintiuno editores 1 RECONOCIMIENTOS Cuando acepté escribir este l... more Por IMMANUEL WALLERSTEIN siglo veintiuno editores 1 RECONOCIMIENTOS Cuando acepté escribir este libro, recibí, por casualidad, una invitación de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, España, para dar un seminario de verano sobre "análisis de sistemasmundo". El curso consistiría en cinco conferencias. Los participantes eran en su mayoría alumnos graduados y profesores jóvenes de universidades españolas, quienes, en su mayoría, habían tenido escaso contacto con el análisis de sistemas-mundo. Eran alrededor de cuarenta. Aproveché así la ocasión para presentar una primera versión de los cinco capítulos de este libro. Y me he beneficiado por los comentarios recibidos. A ellos les agradezco. Cuando terminé de escribir el borrador de este libro, le pedí a cuatro amigos que lo leyeran y criticaran. Estos amigos son personas en cuyo juicio como lectores y experiencia docente confío. Pero todos tenían cierto grado de participación e interés en el análisis de sistemas-mundo. Esperaba por tanto obtener una variada gama de reacciones, y eso fue lo que sucedió. Como es el caso con un ejercicio semejante, les estoy agradecido por rescatarme de zonceras y pasajes oscuros. Me ofrecieron sus avezadas sugerencias, las cuales incorporé. Pero, por supuesto, persistí en mi opinión acerca del tipo de libro que yo consideraba más útil escribir, y los lectores merecen mis disculpas por ignorar parte de sus sugerencias. Así y todo, el libro es mejor gracias a las cuidadosas lecturas de Kai Erickson, Walter Goldfrank, Charles Lemert y Peler Taylor. 2 PARA COMENZAR: COMPRENDER EL MUNDO EN EL QUE VIVIMOS Los medios, así como también los científicos sociales, repiten constantemente que hay dos cosas que dominan el inundo en que vivimos desde los últimos decenios del siglo xx: la globalización y el terrorismo. Ambos se nos presentan como fenómenos sustancialmente nuevos: el primero rebosante de esperanzas y el segundo, de peligros temibles. El gobierno de los Estados Unidos parece desempeñar un papel central en el avance de uno y la lucha contra el otro. Pero por supuesto, estas realidades no son meramente estadounidenses sino mundiales. Lo que subyace a gran parte de este análisis es el eslogan de la señora Thatcher, primer ministro de Gran Bretaña entre 1979 y 1990: TINA ("There is NO Alternative", en español: "No Hay Ninguna Alternativa"). Se nos dice que no hay ninguna alternativa a la globalización, a cuyas exigencias todos los gobiernos deben someterse. Y se nos dice que, si queremos sobrevivir, no hay ninguna alternativa más que aplastar sin piedad al terrorismo en todas sus manifestaciones. La caracterización no es falla de verdad, pero sí muy parcial. Si observamos la globalización y el terrorismo como fenómenos definidos en un tiempo y escena limitados, tendemos a llegar a conclusiones tan efímeras como los periódicos. En general, no hemos sido capaces de comprender el significado de estos fenómenos, sus orígenes, su trayectoria y, más importante aún, cuál es su lugar en el orden mayor de las cosas. Solemos ignorar su historia. Somos incapaces de juntar las piezas del rompecabezas y nos sorprendemos constantemente de que no se cumplan nuestras expectativas a corto plazo. ¿Cuántas personas esperaban en los años ochenta que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se desmoronase tan rápida y pacíficamente como lo hizo? ¿Y cuántos esperaban en 2001 que el líder de un movimiento del que pocos habían oído hablar, al-Qaeda, atacase las torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono el 11 de septiembre, provocando tanto daño? No obstante, vistos desde cierta perspectiva, ambos hechos forman parte de un escenario mayor cuyos detalles pudiéramos no haber conocido por adelantado pero cuyos rasgos generales eran mas que predecibles. Parte del problema es que hemos estudiado estos fenómenos en compartimientos estancos a los que hemos dado nombres especiales -política, economía, estructura social, cultura-sin advertir que dichos compartimientos eran construcciones de nuestra imaginación más que de la realidad. Los fenómenos de los que nos ocupábamos en dichos compartimientos estancos estaban tan estrechamente entrelazados que cada uno presuponía al otro, cada uno afectaba al otro y cada uno era incomprensible sin tener en consideración a los demás compartimientos. Y otra parte del problema es que tendemos a dejar fuera de nuestras consideraciones analíticas acerca de aquello que es "nuevo" o no los tres puntos de inflexión importantes del sistema-mundo moderno: 1) el largo siglo XVI, durante el cual nuestro sistema-mundo moderno vio la luz como economía-mundo capitalista; 2) la Revolución francesa de 1789, como acontecimiento mundial que dio lugar a la dominación subsiguiente, durante dos siglos, de una geocultura para este sistema-mundo, cultura que fue dominada por un liberalismo centrista, y 3) la revolución mundial de 1968, que presagió la larga fase terminal del sistema-mundo moderno en que nos encontramos y que socavó la geocultura liberal centrista que mantenía al sistema-mundo unificado. Quienes proponemos el análisis de sistemas-mundo, lema del que trata este libro, venimos hablando acerca de la globalización desde mucho antes de que el término fuera inventado (no, empero, como de algo nuevo sino como de algo que había sido un elemento básico para el sistema-mundo moderno desde que éste comenzara en el siglo XVI). Hemos argumentado que los compartimientos estancos de análisis -lo que en las universidades se denomina disciplinas-son un obstáculo y no una ayuda en la comprensión del mundo. Hemos argumentado que la realidad social en que vivimos y determina cuáles son nuestras opciones no ha sido la de los múltiples estados nacionales de los que somos ciudadanos sino algo mayor, que hemos llamado sistema-mundo. Hemos dicho que este sistema-mundo ha contado con muchas instituciones -estados y sistemas interestatales, compañías de producción, marcas, clases, grupos de identificación de todo tipo-y que estas instituciones forman una matriz que permite al sistema operar pero al mismo tiempo estimula tanto los conflictos como las contradicciones que calan en el sistema. Hemos argumentado que este sistema es una creación social, con una historia, con orígenes que deben ser explicados, mecanismos presentes que deben ser delineados y cuya inevitable crisis terminal necesita ser advertida. Este punto de vista no sólo nos ha enfrentado a la sabiduría oficial de quienes detentan el poder, sino también a buena parte del conocimiento convencional propuesto por los científicos sociales a lo largo de los últimos dos siglos. Por tal motivo, decimos que es importante mirar de un nuevo modo no sólo el modo en que funciona el mundo en que vivimos, sino también cómo hemos llegado a pensar acerca de este mundo, Los analistas de sistema-mundo se ven a sí mismos, por lo tanto, como participantes de una protesta fundamental contra los modos en los que hemos pensado que conocíamos el mundo. Pero 3 7 54
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