Sociedad Argentina de Teología (editores), ¿Dónde estás? Ser humanos en este mundo. Teología, humanidad y cosmos. XXXVI Semana de Teología, , Bpe, 2018, 131-177., 2018
La biosfera de la Tierra es el único lugar del universo conocido en donde hay vida y donde está ... more La biosfera de la Tierra es el único lugar del universo conocido en donde hay vida y donde está radicado el ser humano. A partir de algunas décadas atrás, la biosfera está siendo conducida por la actividad humana hacia una situación de extrema vulnerabilidad. En efecto, su estado es crítico: el cambio climático, la contaminación de aire y agua, la deforestación masiva y la extinción de biodiversidad conducen a anticipar un probable futuro de colapso. Hay ya muchos indicadores de alerta de una situación que incluye un serio riesgo incluso para el principal agente de modificación ambiental. De este modo, una biosfera de más de 3.000 millones de años ha entrado en una fase imprevisible en sus estructuras biológicas y físico-químicas. La cuestión ecológica ha irrumpido en el panorama humano de una manera abrupta. En pocas décadas hemos comprendido que el planeta se encuentra en una situación diversa a la de su historia previa.
Ahora bien, la situación de riesgo de la vida en el planeta está producida por la conjunción e interacción de numerosos factores antrópicos particulares. Uno de ellos es el de la agricultura, con la que la humanidad ha ido logrando mejorar la calidad y cantidad de alimentación para sus poblaciones. Durante el siglo XX, la actividad agrícola acrecentó exponencialmente su capacidad transformadora mediante la tecnología; en las últimas décadas, merced a la sofisticada aplicación tecnológica sobre la estructura genética de los vegetales, se está generando una modificación de efectos no previsibles sobre el medioambiente y áreas de la salud humana. El fenómeno transgénico es un ejemplo concreto, altamente significativo, de la modificación antrópica de la vida sobre el planeta. Interesa presentar aquí el tema del fenómeno de los organismos genéticamente modificados y sus repercusiones ambientales, sociales y sanitarias, como uno de los ejemplos concretos de actividad humana que demandan ser colocados en el horizonte del discernimiento ético y teológico.
La teología dispone de una palabra para pronunciar desde su particular punto de vista: la revelación de una economía de salvación que incluye al cosmos y la misma vida en su conjunto. Desde la perspectiva teológica, especialmente desde el horizonte de comprensión de textos bíblicos que utilizan las manifestaciones de la vida vegetal para expresar su mensaje, es posible abordar la cuestión ambiental. Los textos bíblicos, por su parte, contienen numerosas referencias a la vida vegetal y a la actividad agrícola en particular. Se utilizará una de ellas, la parábola del sembrador (Lc 8,4-15), como texto de acompañamiento a la reflexión. La parábola apunta a describir la actividad del Reino y su recepción, pero incluye también elementos de sentido común concernientes a la naturaleza y la actividad humana. Por ello se la utilizará como un instrumento de aproximación al fenómeno de la intervención humana sobre la vida. El orden natural de la vida –dinámico, evolutivo- es modificado internamente por los sembradores de hoy.
En este texto, por consiguiente, además de introducir algunos temas de teología ecológica generales, nos abocaremos a un caso acotado de actividad humana: la agricultura. Interesa pensarlo con una ética inspirada en una cosmovisión bíblica y, en la medida en que el alcance del método teológico lo posibilite, con una teología de raigambre bíblica. Aunque la reflexión teológica no pueda pronunciarse sobre la orientación concreta de la tecnología agrícola, puede aportar una reflexión desde un marco de comprensión más decisivo, en conexión con el Reino de los Cielos, el cual se parece a un sembrador, o también, como indican otras parábolas, a una semilla de mostaza o, incluso, a un campo de trigo y cizaña.
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Ahora bien, la situación de riesgo de la vida en el planeta está producida por la conjunción e interacción de numerosos factores antrópicos particulares. Uno de ellos es el de la agricultura, con la que la humanidad ha ido logrando mejorar la calidad y cantidad de alimentación para sus poblaciones. Durante el siglo XX, la actividad agrícola acrecentó exponencialmente su capacidad transformadora mediante la tecnología; en las últimas décadas, merced a la sofisticada aplicación tecnológica sobre la estructura genética de los vegetales, se está generando una modificación de efectos no previsibles sobre el medioambiente y áreas de la salud humana. El fenómeno transgénico es un ejemplo concreto, altamente significativo, de la modificación antrópica de la vida sobre el planeta. Interesa presentar aquí el tema del fenómeno de los organismos genéticamente modificados y sus repercusiones ambientales, sociales y sanitarias, como uno de los ejemplos concretos de actividad humana que demandan ser colocados en el horizonte del discernimiento ético y teológico.
La teología dispone de una palabra para pronunciar desde su particular punto de vista: la revelación de una economía de salvación que incluye al cosmos y la misma vida en su conjunto. Desde la perspectiva teológica, especialmente desde el horizonte de comprensión de textos bíblicos que utilizan las manifestaciones de la vida vegetal para expresar su mensaje, es posible abordar la cuestión ambiental. Los textos bíblicos, por su parte, contienen numerosas referencias a la vida vegetal y a la actividad agrícola en particular. Se utilizará una de ellas, la parábola del sembrador (Lc 8,4-15), como texto de acompañamiento a la reflexión. La parábola apunta a describir la actividad del Reino y su recepción, pero incluye también elementos de sentido común concernientes a la naturaleza y la actividad humana. Por ello se la utilizará como un instrumento de aproximación al fenómeno de la intervención humana sobre la vida. El orden natural de la vida –dinámico, evolutivo- es modificado internamente por los sembradores de hoy.
En este texto, por consiguiente, además de introducir algunos temas de teología ecológica generales, nos abocaremos a un caso acotado de actividad humana: la agricultura. Interesa pensarlo con una ética inspirada en una cosmovisión bíblica y, en la medida en que el alcance del método teológico lo posibilite, con una teología de raigambre bíblica. Aunque la reflexión teológica no pueda pronunciarse sobre la orientación concreta de la tecnología agrícola, puede aportar una reflexión desde un marco de comprensión más decisivo, en conexión con el Reino de los Cielos, el cual se parece a un sembrador, o también, como indican otras parábolas, a una semilla de mostaza o, incluso, a un campo de trigo y cizaña.