Papers by Lucía Weinrichter

El objeto de estudio de este trabajo es el Arte Psicodélico, más concretamente el diseño gráfico ... more El objeto de estudio de este trabajo es el Arte Psicodélico, más concretamente el diseño gráfico -los carteles de conciertos y carátulas de discos- asociado a los sonidos del llamado rock ácido o rock psicodélico de los años sesenta. La psicodelia -el uso de drogas alucinógenas- surge a mediados de esa década en Estados Unidos como una de las facetas de la contracultura hippie, y se extiende luego al Reino Unido, donde se enmarca dentro del fenómeno conocido como “Swinging London”.
El término psiquedélico fue acuñado por el cientifico Humphrey Osmond en 1957 y significa “manifestación del alma o de la mente”. Será un adjetivo que se aplique a aquellas obras inspiradas en, o relacionadas con, la experiencia producida por el uso de drogas alucinógenas, como el rock psicodélico. Era un sonido totalmente nuevo, que desafiaba la estructura básica de la canción pop y empleaba instrumentos nunca antes utilizados. Este tipo de música induce un cambio en la representación visual de la industria musical, como se demuestra estudiando las carátulas de discos y los carteles para conciertos: convertidos en materiales de creación artística, se vive un nuevo entendimiento de estos objetos, y su importancia ha ido creciendo desde entonces. Este trabajo estudia la evolución estética del diseño gráfico musical de la década de los cincuenta a la década de los sesenta, poniéndolo en relación con un contexto histórico muy especial y con el surgimiento de una música radicalmente nueva.
El desarrollo en la creación de pósters para los conciertos es comparable a la época del modernismo. El póster deja de ser funcional, casi contradiciendo su propia razón de ser: ya no solo debe aportar información sobre el grupo, el lugar y la fecha de un evento musical, sino que se presenta como un lienzo en el que distribuir dicha información con un lenguaje completamente nuevo, a veces indescifrable, inspirado en el tipo de música que se va a escuchar en el concierto. Los carteles se conforman a partir de formas suntuosas de influencia modernista con una imagineria onírica, como influjo del surrealismo. Las formas se fusionan con las nuevas tipografías y se desenvuelven por el espacio de manera orgánica, con colores vivos y contrastados. Como artistas psicodélicos americanos destacan los conocidos como “The Big Five”: Wes Wilson, Alton Kelley, Stanley Mouse, Víctor Moscoso y Rick Griffin. En Inglaterra la producción más importante fue la de Michael English y Nigel Waymouth como colectivo “Hapshash and the Coloured Coat” y la de Martin Sharp.
La revolución del póster pronto influye en el desarrollo de las carátulas. En los años cincuenta la cubierta de un disco solía contentarse con ofrecer una fotografía del artista muy sobria y su nombre con una tipografía muy simple. En los años sesenta hay un cambio sustancial con los avances tecnológicos y el influjo de las visiones del LSD. Formalmente en estos diseños encontramos influencias de la fotografía de las vanguardias o la cartelería de la secesión vienesa. La carátula adquiere una importancia que no había tenido nunca antes y empieza a ser realizada por pintores y diseñadores con conciencia artística.
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Papers by Lucía Weinrichter
El término psiquedélico fue acuñado por el cientifico Humphrey Osmond en 1957 y significa “manifestación del alma o de la mente”. Será un adjetivo que se aplique a aquellas obras inspiradas en, o relacionadas con, la experiencia producida por el uso de drogas alucinógenas, como el rock psicodélico. Era un sonido totalmente nuevo, que desafiaba la estructura básica de la canción pop y empleaba instrumentos nunca antes utilizados. Este tipo de música induce un cambio en la representación visual de la industria musical, como se demuestra estudiando las carátulas de discos y los carteles para conciertos: convertidos en materiales de creación artística, se vive un nuevo entendimiento de estos objetos, y su importancia ha ido creciendo desde entonces. Este trabajo estudia la evolución estética del diseño gráfico musical de la década de los cincuenta a la década de los sesenta, poniéndolo en relación con un contexto histórico muy especial y con el surgimiento de una música radicalmente nueva.
El desarrollo en la creación de pósters para los conciertos es comparable a la época del modernismo. El póster deja de ser funcional, casi contradiciendo su propia razón de ser: ya no solo debe aportar información sobre el grupo, el lugar y la fecha de un evento musical, sino que se presenta como un lienzo en el que distribuir dicha información con un lenguaje completamente nuevo, a veces indescifrable, inspirado en el tipo de música que se va a escuchar en el concierto. Los carteles se conforman a partir de formas suntuosas de influencia modernista con una imagineria onírica, como influjo del surrealismo. Las formas se fusionan con las nuevas tipografías y se desenvuelven por el espacio de manera orgánica, con colores vivos y contrastados. Como artistas psicodélicos americanos destacan los conocidos como “The Big Five”: Wes Wilson, Alton Kelley, Stanley Mouse, Víctor Moscoso y Rick Griffin. En Inglaterra la producción más importante fue la de Michael English y Nigel Waymouth como colectivo “Hapshash and the Coloured Coat” y la de Martin Sharp.
La revolución del póster pronto influye en el desarrollo de las carátulas. En los años cincuenta la cubierta de un disco solía contentarse con ofrecer una fotografía del artista muy sobria y su nombre con una tipografía muy simple. En los años sesenta hay un cambio sustancial con los avances tecnológicos y el influjo de las visiones del LSD. Formalmente en estos diseños encontramos influencias de la fotografía de las vanguardias o la cartelería de la secesión vienesa. La carátula adquiere una importancia que no había tenido nunca antes y empieza a ser realizada por pintores y diseñadores con conciencia artística.
El término psiquedélico fue acuñado por el cientifico Humphrey Osmond en 1957 y significa “manifestación del alma o de la mente”. Será un adjetivo que se aplique a aquellas obras inspiradas en, o relacionadas con, la experiencia producida por el uso de drogas alucinógenas, como el rock psicodélico. Era un sonido totalmente nuevo, que desafiaba la estructura básica de la canción pop y empleaba instrumentos nunca antes utilizados. Este tipo de música induce un cambio en la representación visual de la industria musical, como se demuestra estudiando las carátulas de discos y los carteles para conciertos: convertidos en materiales de creación artística, se vive un nuevo entendimiento de estos objetos, y su importancia ha ido creciendo desde entonces. Este trabajo estudia la evolución estética del diseño gráfico musical de la década de los cincuenta a la década de los sesenta, poniéndolo en relación con un contexto histórico muy especial y con el surgimiento de una música radicalmente nueva.
El desarrollo en la creación de pósters para los conciertos es comparable a la época del modernismo. El póster deja de ser funcional, casi contradiciendo su propia razón de ser: ya no solo debe aportar información sobre el grupo, el lugar y la fecha de un evento musical, sino que se presenta como un lienzo en el que distribuir dicha información con un lenguaje completamente nuevo, a veces indescifrable, inspirado en el tipo de música que se va a escuchar en el concierto. Los carteles se conforman a partir de formas suntuosas de influencia modernista con una imagineria onírica, como influjo del surrealismo. Las formas se fusionan con las nuevas tipografías y se desenvuelven por el espacio de manera orgánica, con colores vivos y contrastados. Como artistas psicodélicos americanos destacan los conocidos como “The Big Five”: Wes Wilson, Alton Kelley, Stanley Mouse, Víctor Moscoso y Rick Griffin. En Inglaterra la producción más importante fue la de Michael English y Nigel Waymouth como colectivo “Hapshash and the Coloured Coat” y la de Martin Sharp.
La revolución del póster pronto influye en el desarrollo de las carátulas. En los años cincuenta la cubierta de un disco solía contentarse con ofrecer una fotografía del artista muy sobria y su nombre con una tipografía muy simple. En los años sesenta hay un cambio sustancial con los avances tecnológicos y el influjo de las visiones del LSD. Formalmente en estos diseños encontramos influencias de la fotografía de las vanguardias o la cartelería de la secesión vienesa. La carátula adquiere una importancia que no había tenido nunca antes y empieza a ser realizada por pintores y diseñadores con conciencia artística.