Papers by Gabriela Garcia
Cuento, metacuento, cuentoobjeto 13.8. Desenlace sorpresivo 13.9. El mecanismo de la alegoría 3de... more Cuento, metacuento, cuentoobjeto 13.8. Desenlace sorpresivo 13.9. El mecanismo de la alegoría 3de 234 3de 234
Cuento, metacuento, cuentoobjeto 13.8. Desenlace sorpresivo 13.9. El mecanismo de la alegoría 3de... more Cuento, metacuento, cuentoobjeto 13.8. Desenlace sorpresivo 13.9. El mecanismo de la alegoría 3de 234 3de 234

El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infini... more El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas. Desde cualquier hexágono se ven los pisos inferiores y superiores: interminablemente. La distribución de las galerías es invariable. Veinte anaqueles, a cinco largos anaqueles por lado, cubren todos los lados menos dos; su altura, que es la de los pisos, excede apenas la de un bibliotecario normal. Una de las caras libres da a un angosto zaguán, que desemboca en otra galería, idéntica a la primera y a todas. A izquierda y a derecha del zaguán hay dos gabinetes minúsculos. Uno permite dormir de pie; otro, satisfacer las necesidades finales. Por ahí pasa la escalera espiral, que se abisma y se eleva hacia lo remoto. En el zaguán hay un espejo, que fielmente duplica las apariencias. Los hombres suelen inferir de ese espejo que la Biblioteca no es infinita (si lo fuera realmente ¿a qué esa duplicación ilusoria?); yo prefiero soñar que las superficies bruñidas figuran y prometen el infinito... La luz procede de unas frutas esféricas que llevan el nombre de lámparas. Hay dos en cada hexágono: transversales. La luz que emiten es insuficiente, incesante.
NORMA Literatura I have been here before, But when or how 1 cannot tell: I know the grass beyond ... more NORMA Literatura I have been here before, But when or how 1 cannot tell: I know the grass beyond the door, The sweet keen smell, The sighing sound, the lights around the soore... En español, son infrecuentes y aun rarísimas las obras de imaginación razonadas. Los clásicos ejercieron la alegoría, las exageraciones de la sátira y, alguna vez, la mera incoherencia verbal; de fechas recientes no recuerdo sino algún cuento de Las fuerzas extrañas y alguno de Santiago Dabove: olvidado con injusticia. La invención de Morel (cuyo título alude filialmente a otro inventor isleño, a Moreau) traslada a nuestras tierras y a nuestro idioma un género nuevo. He discutido con su autor los pormenores de su trama, la he releído; no me parece una imprecisión o una hipérbole calificarla de perfecta.
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