Papers by Sergio Alonso Martínez Alvarado
No suelo beber solo, pero este ha sido un año difícil. Empecé a frecuentar las barras de los bare... more No suelo beber solo, pero este ha sido un año difícil. Empecé a frecuentar las barras de los bares, tabernas y ludotecas más diversos de la ciudad. Cuando no tienes compañía, simplemente te sientas a beber y a escuchar. Involuntariamente, te enteras de chismes y pláticas ajenas. He escuchado cosas. Sin embargo, no siempre son interesantes: la otra noche, por ejemplo, estaba en el lounge del Hotel Boutique Casa Cuarzo y dos hombres me hastiaron con su charla de emprendimiento y gestión de pequeñas empresas. En general, las conversaciones de la gente son fútiles. Y es, precisamente, esa futilidad habitual la que me impide olvidar un diálogo específico que llamó mi atención en seguida. Me temo que no podría mencionar dónde aconteció, pues admito que la reputación del lugar es tan terrible, que, con el simple hecho de nombrarlo, este relato podría perder estima. Como sea, era apenas medio día cuando dicha locación ya tenía concurrencia de clientes (quizá todos, excepto yo, eran personajes rezagados de la noche anterior). Ahora bien, la interlocución se dio entre dos hombres simples de cantina, de aspecto corriente e inconfundible: el uno, de traje manchado, camisa sudada de varios días y zapatos gastados; el otro, de playera del equipo de fútbol Real Maya, pantalón de mezclilla deslavada y tenis rotos. No supe sus nombres, pero el de traje solo bebió cerveza Carta Blanca aquella tarde, mientras el de playera de fútbol se la pasó pidiendo tragos de brandy Presidente. Así los identifiqué desde entonces. Mucho de lo que dijeron implicaba palabras de barrio y alcantarilla, las cuales siempre he de suprimir o suplantar, mas el contenido de su discusión, hasta el día de hoy, lo considero sumamente interesante. Cuando me senté cerca de ellos en la barra, ya hablaban de cine:
Devenir y progreso son dos nociones Aparentemente cercanas, Divergentes en realidad.
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