Papers by Lucía Villaescusa Fernández
the middle Pleistocene human cranium from the Acheulean of Gruta da Aroeira The discovery of a c.... more the middle Pleistocene human cranium from the Acheulean of Gruta da Aroeira The discovery of a c.400,000 year ‐old cranium at Gruta da Aroeira sheds new light on the diversity of past humans and the Acheulean settlement of Europe. The fossil is a partial cranium encased in the hard breccia forming Unit 2 of the stratigraphic sequence. It was found in association with a rich collection of bifaces and large mammal remains. It preserves most of the right half of the calvarium (with the exception of the occipital bone), as well as a portion of the left side of the frontal squama and supraorbital torus. The combination of traits in the Aroeira 3 cranium increases the diversity previously documented in the Middle Pleistocene fossil
Arqueologia em Portugal: estado da questão, 2017
The discovery of a c.400,000 year‑old cranium at Gruta da Aroeira sheds new light on the diversit... more The discovery of a c.400,000 year‑old cranium at Gruta da Aroeira sheds new light on the diversity of past humans and the Acheulean settlement of Europe. The fossil is a partial cranium encased in the hard breccia forming Unit 2 of the stratigraphic sequence. It was found in association with a rich collection of bifaces and large mammal remains. It preserves most of the right half of the calvarium (with the exception of the occipital bone), as well as a portion of the left side of the frontal squama and supraorbital torus. The combination of traits in the Aroeira 3 cranium increases the diversity previously documented in the Middle Pleistocene fossil record of Europe.
Apuntes de El Ponderal, 2022
Para las personas que hemos estado vinculadas
al yacimiento de La Cabilda desde sus inicios,
Char... more Para las personas que hemos estado vinculadas
al yacimiento de La Cabilda desde sus inicios,
Charo nos resulta de lo más familiar. Nos es
complicado pensar en la arqueología de Hoyo, en
los visigodos de La Cabilda o en El Ponderal, sin que
nos venga a la mente esta gran mujer, Charo Gómez
Osuna.
Nature Human Behaviour
In the version of this article initially published, the first affiliation shown for Laura Rodrígu... more In the version of this article initially published, the first affiliation shown for Laura Rodríguez was incorrect and should have been listed as
Nature Human Behaviour
In the version of this article initially published, the first affiliation shown for Laura Rodrígu... more In the version of this article initially published, the first affiliation shown for Laura Rodríguez was incorrect and should have been listed as

Viruses, Feb 28, 2018
Bacteriophages are currently considered as a promising alternative to antibiotics and disinfectan... more Bacteriophages are currently considered as a promising alternative to antibiotics and disinfectants. However, the use of phages in different clinical and industrial settings will involve their exposure to other disinfectants. As a result, the outcome of the phage treatment will depend on two aspects derived from such interactions. On the one hand, the susceptibility of the phage to disinfectants at the concentrations used for disinfection and at lower residual concentrations needs to be determined. Additionally, the existence of synergistic or antagonistic interactions between phages and disinfectants would also affect the potential success of phage biocontrol applications. Here, we tested these effects for the antistaphylococcal phage phiIPLA-RODI by using four different disinfectants: benzalkonium chloride, triclosan, chlorhexidine and hydrogen peroxide. Our results highlight the differences between disinfectants regarding their effect on phage survival and antimicrobial propertie...

Apuntes de El Ponderal 5: 3-14, 2022
ara las personas que hemos estado vinculadas al yacimiento de La Cabilda desde sus inicios, Charo... more ara las personas que hemos estado vinculadas al yacimiento de La Cabilda desde sus inicios, Charo nos resulta de lo más familiar. Nos es complicado pensar en la arqueología de Hoyo, en los visigodos de La Cabilda o en “El Ponderal”, sin que nos venga a la mente esta gran mujer, Charo Gómez Osuna.
Los lectores que todavía no hayan tenido el placer de conocer a Charo, se preguntarán el porqué de este homenaje. Pues bien, el motivo oficial es que los miembros de la Asociación, al menos los socios fundadores, consideramos a Charo la piedra angular de esta aventura que emprendimos en 2014. Y por ello, además de ostentar ya el merecidísimo puesto de socia de honor, queremos rendirle este sentido homenaje que sirva de sincero agradecimiento y que le transmita el infinito cariño que le profesamos.
Sin embargo, estas ganas de homenajearla radican en algo más profundo y emocional: Charo es una profesional de la arqueología y una persona excepcional, de las que hay pocas. Esta dimensión humana y profesional se la transmite a cualquier persona con la que ha contactado y conectado haciendo lo que más le apasiona, descubrir, elaborar y transmitir historia a través de los trabajos arqueológicos.

Apuntes de El Ponderal 4: 1-2, 2021
Un año más presentamos nuestros Apuntes de El Ponderal y nos alegra seguir sorprendiéndonos de la... more Un año más presentamos nuestros Apuntes de El Ponderal y nos alegra seguir sorprendiéndonos de la participación: dieciséis artículos, con dieciocho autores y una colaboración especial en la portada, diseñada por Joaquín Vila, artista profesional hoyense, y acompañada de las palabras de Lucía Villaescusa sobre la identidad pintada. Sentimos como si, bajo una superficie en calma, hubiesen estado bullendo grandes inquietudes movidas por el interés y el cariño por el patrimonio de Hoyo, y estos Apuntes -así como otras iniciativas- han dado salida a todo ese conocimiento y están permitiendo la creación de una comunidad que sigue creciendo.
Hoy somos varios los interesados en el estudio y salvaguarda del patrimonio de Hoyo, pero cuando Alberto Clavero comenzó a sentir esa inquietud, se encontró con un vacío que se decidió a llenar con visitas a todo archivo que pudiese contener alguna pista sobre el pasado del pueblo. Así nos lo cuenta Gonzalo de Luis en el homenaje que hemos querido rendir a “nuestro Herodoto” y que abre este Apuntes de El Ponderal. Sigue este número con una parte del estudio inédito que el propio Clavero ha llevado a cabo sobre la Virgen de la Encina-Virgen de Hoyo-Virgen del Rosario, y que le ha llevado por distintos episodios de la historia de Hoyo. Vaya por delante nuestro agradecimiento por su colaboración en este número y en general por su arduo y generoso trabajo, que ha servido, y servirá, de punto de partida a investigaciones posteriores.
Charo Gómez nos cuenta cómo Don Mariano Fernando, Machaco, optó por otra forma de conocer Hoyo, esta vez no a través de las salas de los archivos, sino en el propio campo, paseándolo, caminándolo, oliéndolo. En sus paseos encontró vestigios de otras épocas que llamaron su atención y que no dudó en poner en conocimiento de las autoridades, que desgraciadamente en ese momento no prestaron suficiente atención. Sin embargo, sus fotografías, sus testimonios y sus cartas conservan todo su valor y nos dan pistas del pasado de Hoyo.
A pesar de que pudiera parecer que esos intentos de Machaco cayeron en saco roto, parece que al final todo se entrelaza, y los pasos de uno se enlazan con los del siguiente continuando un camino común. Algunos de los vestigios que llamaron la atención de Machaco fueron las tumbas excavadas en granito que quedaron dentro de esa ampliación del cementerio municipal y que fueron el punto de partida del proyecto arqueo-turístico de La Cabilda iniciado a principios de los 2000 por Gabriel Arenas, que nos cuenta de primera mano cómo fueron esos inicios de lo que hoy es un proyecto consolidado.
Los paseos por Hoyo también han servido de inspiración a Enrique Sandino, que de tanto caminar entre los roquedales de granito, comenzó a preguntarse si ese paisaje que a él tanto le llamaba la atención, no habría tenido un papel predominante en las creencias de los primeros pobladores de Hoyo. Ciertamente, el paisaje en que está enclavado Hoyo, está marcado por ese “Serrejón” que nos da cobijo y por ese control visual sobre la Cuenca de Madrid y sobre lo que hoy es la capital. Esa cercanía al núcleo urbano por excelencia ha generado una relación histórica que, hasta hoy mismo, determina los procesos sociales de Hoyo. En un pasado no tan lejano, la relación con Madrid lo protagonizaban los carreteros, que llevaban madera y piedra a la capital. Juan Manuel Blanco ha reconstruido completamente el camino que llevaría desde Hoyo, atravesando El Pardo, a lo que hoy es Plaza de España, por un recorrido que no es el que hoy esperaríamos.
Vemos cómo también durante la Guerra Civil, la cercanía a Madrid determinó el sino de los pueblos de los alrededores. El intento de dar un respiro a la población madrileña, entre otros motivos, está en el origen de la Batalla de Brunete, momento durante el cual Hoyo tuvo un papel especial en la retaguardia, como nos cuenta Ernesto Viñas en su artículo sobre Hoyo en el contexto de la Batalla de Brunete, y Juan Antonio Morales en su trabajo sobre los sanatorios de Hoyo que actuaron como hospitales de guerra. Tras leer ambos artículos se nos queda rondando una pregunta en la cabeza, cuya respuesta deberíamos tomar como deber: ¿dónde están los cuerpos de los soldados que perdieron la vida en los hospitales de Hoyo?, ¿siguen enterrados en tierra hoyense; fueron llevados sus restos a un osario o fueron trasladados a Cuelgamuros quizás?
En el centro de este número hemos querido poner el trabajo sobre los usos tradiciones que de las plantas y hongos del entorno hacían los hoyenses hasta hace no tanto. Juan Manuel Hortelano ha recopilado esta valiosa información que atesoran José Fernández (Pepe “Grillo”) y Eulogio Blasco (Logín) para intentar que esa tradición oral no caiga en el olvido. Queremos, sin embargo, llamar a la responsabilidad y nada nos gustaría menos que la difusión de este conocimiento tradicional llevase a una recolección indiscriminada e irresponsable de estos vegetales.
De nuevo el conocimiento tradicional, esta vez de Logín y Felipe Moreno, sobre los lugares y topónimos de Hoyo, junto con las aportaciones de datos históricos de Juan Manuel Blanco y la insaciable curiosidad y buen hacer de Antonio Tenorio, se han unido para traernos un ameno recorrido por el pueblo y la Sierra de Hoyo, con sus antiguos nombres -en muchos casos ya borrados o transformados en los mapas- que, de no ser por trabajos como estos, caerían en el olvido. También la curiosidad ha llevado a Juan Manuel Hortelano a encontrar la localización exacta de otro episodio de la historia hoyense, la estancia de Camilo José Cela en el sanatorio de tuberculosos, hoy Colegio Virgen de la Encina. Gracias al esfuerzo de varias personas se está recuperando esta parte de la historia de Hoyo y de Cela y ejemplo de ello ha sido el recientemente inaugurado paseo literario Camilo José Cela, organizado por el Ayuntamiento y por los responsables del blog Cosas de Hoyo.
Si hablamos de lugares en Hoyo, no podemos olvidarnos de uno de los que ocupa un papel protagonista: la Plaza Mayor. ¿Y quién mejor que José Luis Soriano -que nació en el número 10 de la plaza- para hablarnos sobre ella? Nos cuenta su evolución, desde al menos el siglo XIX hasta nuestros días, compartiendo datos, recuerdos y fotografías. Como es normal teniendo en cuenta la posición central en la vida del pueblo, el primer teléfono que hubo en Hoyo se localizó en el edificio del Ayuntamiento, en la Plaza, aunque pronto se abriría la centralita telefónica, primero en manos de la familia Cobaleda y años más tarde en manos de los García Blasco. Así nos lo cuentan Pilar García y Juan Antonio Morales en su trabajo sobre la llegada del teléfono a Hoyo de Manzanares.
Para conocer más aspectos sociales de las gentes de Hoyo, Gloria Tena se ha sumergido en el archivo municipal en busca de la valiosa información encerrada en los testamentos de los hoyenses. Las notas jurídicas sobre los testamentos de los siglos XVII y XVIII que nos ofrece Gonzalo de Luis, que aúna su conocimiento sobre derecho con su amor por la Historia, nos permiten comprender mejor este acto jurídico que gira en torno a ese inevitable momento que determina muchos más aspectos de los que hoy somos conscientes.
Varios de los trabajos aquí presentados han tenido su origen en el Archivo Municipal de Hoyo de Manzanares, en la valiosísima información que allí se guarda. Siendo conscientes de ese valor, y tras haber realizado una labor similar en el Archivo de Tavera, se dio comienzo en 2019 uno de los proyectos más importantes de la Asociación Cultural El Ponderal, en colaboración con el Ayuntamiento: la catalogación de los documentos históricos en el Archivo Municipal. Belén Hernáez, nos cuenta en este número los avances que se han llevado a cabo en los últimos dos años en este sentido y nos muestra los buenos resultados que da el trabajo colaborativo.
Todas las personas que han colaborado en este número, tanto con sus palabras como con sus revisiones y sus dibujos, han permitido la creación de estas páginas que recogen conocimiento y cariño a partes iguales. Vamos poco a poco dando luz a esa identidad pensada, identidad dibujada, identidad sentida.

Apuntes de El Ponderal 0, 2017
Con este número ve la luz por primera vez Apuntes
de El Ponderal, una revista que hereda el espír... more Con este número ve la luz por primera vez Apuntes
de El Ponderal, una revista que hereda el espíritu
cooperativo y abierto con el que nació la Asociación que
le presta parte de su nombre. Pretendemos con esta
revista crear un espacio en el que se recojan
informaciones, datos y reflexiones acerca de todo el
entorno de la Sierra de Hoyo de Manzanares y que sean
accesibles a los, cada vez más numerosos, interesados
en el pasado y el presente de nuestro pueblo. La
memoria, las experiencias y los conocimientos de los
que han vivido generación tras generación en Hoyo; de
los que han recorrido y recorren sus caminos
disfrutando del olor de sus jaras; de los que alzan la
vista siguiendo el vuelo de sus buitres; de los que,
inspirados por el entorno, deciden rebuscar en los
documentos o en la tierra para saciar su curiosidad,
merecen materializarse a través del texto escrito como
forma de huir del olvido y como medio para crear lazos
identitarios.
Existen identidades individuales y colectivas, así
como las ligadas a los espacios. El entorno en el que
nacemos y crecemos por azar, o aquel al que decidimos
ligar nuestras vidas, representa una influencia que tiene
doble sentido, de dentro hacia fuera y de fuera hacia
dentro. En ambas direcciones tenemos capacidad para
decidir cuál queremos que sea el alcance y la calidad de
dicha influencia. Estos Apuntes de El Ponderal buscan
que seamos más conscientes de la identidad del pueblo
y el entorno al que estamos ligados y por ende, de
nuestra identidad individual y colectiva; alcanzando
dicha conciencia, como no puede ser de otro modo, a
través del conocimiento compartido.
En este primer número de la revista hemos decidido
dar protagonismo a un elemento de vital importancia
para cualquier población, un elemento que ha
condicionado y condiciona la vida cotidiana de todo
asentamiento humano, esto es, el agua. Pese al nombre
de nuestro pueblo, que puede engañar al extraño, no
pasa por el municipio el río Manzanares, no habiendo
en nuestro entorno más cercano ningún curso de agua
de gran entidad. Sin embargo, nuestro campo está
plagado de fuentes, manantiales, abrevaderos, cursos
estacionales y charcas, sin olvidar nuestra humilde pero
imprescindible Cascada del Covacho, nuestra porque es
de nuestra Sierra de Hoyo, que abarca mucho más que
el término municipal de Hoyo de Manzanares.
Son estos elementos los protagonistas de este
número, en el que comenzamos recorriendo la historia
del abastecimiento de aguas en Hoyo desde 1845 hasta
el presente. Continuamos con la presentación de un
trabajo de campo en el que sus autores, caminantes
incansables, han documentado gran parte de las
fuentes, manantiales y abrevaderos que discurren por
nuestro término. No podíamos terminar sin darle voz a
un amante de la naturaleza que ha dedicado una oda a
los tesoros quasi invisibles que esconde la Laguna de los
Camorchos.
Abrimos así con ilusión estos Apuntes de El
Ponderal, en los cuales caben los textos de todas
aquellas personas que quieran contribuir con su granito
de arena a dejar por escrito cualquier reflexión que
tenga que ver con nuestro querido entorno.
Salutación de Gonzalo de Luis, Ponderal
En noviembre de 2014, los voluntarios que
participaron en la primera campaña de la excavación
arqueológica de La Cabilda tomaron la iniciativa de
constituir la Asociación Cultural El Ponderal, su fin: la
defensa, estudio y divulgación del patrimonio natural,
cultural, etnográfico e histórico de Hoyo de Manzanares
y su Sierra.
La presente publicación es el primer paso de la
Asociación con un proyecto modesto, pero riguroso y
solvente, que consiste en crear un órgano estable de
difusión. Crecerá, lo sabemos, estamos seguros, porque
si hace más de veinte años nuestro pionero historiador
Alberto Clavero Roda, o J. M. Coca Bastida,
prácticamente andaban solos buscando y preguntando,
ahora son muchos los que quieren investigar y
expresarse, y muchos más los que ansían saber y recibir.
Os animamos a disfrutar y a participar de esta aventura.

Apuntes de El Ponderal 1: 5-6, 2018
Desde El Ponderal queremos aportar conocimiento y plasmarlo por escrito a través de estos Apuntes... more Desde El Ponderal queremos aportar conocimiento y plasmarlo por escrito a través de estos Apuntes, para reflexionar sobre la población –pasada y presente- de Hoyo de Manzanares y su entorno. Si hacemos un ejercicio de imaginación en el que quitamos a Hoyo sus granitos y sus lanchas, sus encinas y sus enebros, sus jaras y sus cantuesos, sus jabalíes y sus buitres, inmediatamente vemos que es imposible concebir Hoyo sin su paisaje.
Si el filósofo Ortega y Gasset decía “yo soy yo y mi circunstancia”, nosotros podemos decir que Hoyo es Hoyo y sus paisajes e historia, un paisaje configurado por su geología, su botánica y su fauna. Así, el paisaje social y el paisaje natural conforman lo que entendemos por Hoyo. Nuestro paisaje natural no ha cambiado sustancialmente en los últimos siglos e incluso milenios; no podemos decir lo mismo del paisaje social, cuya transformación en las últimas décadas ha sufrido una aceleración en gran parte provocada por el avance de la tecnología y los cambios socioeconómicos, evolucionando también nuestra forma de interacción con el medio.
En el pasado –el más remoto y otro más cercano-, la ocupación de las gentes estaba en gran parte determinada por el medio circundante, sobre todo en entornos rurales como el nuestro. Se aprovechaban los recursos que más a mano se tenían, haciendo algunas actividades viables y otras no tanto. El territorio hoyense, con suelos ácidos, pedregosos y escarpados no es muy apto para la agricultura, siendo en cambio idóneo para el desarrollo de la ganadería, la cantería y la apicultura.
Las marcas dejadas por la actividad extractora de la piedra son visibles por doquier, habiéndose utilizado el granito de nuestra Sierra para la construcción del paisaje urbano –antropizado- desde la época en que nuestros antepasados habitaban el antiguo poblado de La Cabilda hasta el siglo pasado. La actividad de la cantería fue posible gracias a las características geológicas del entorno y configuró la realidad social de las gentes del pueblo, llegando a dar ocupación a muchos hoyenses y atrayendo a obreros de otros puntos geográficos.
Ese granito también fue aprovechado para crear cercados para el ganado y colmenares para la protección de las colmenas. Uno de los oficios tradicionales más antiguos relacionado con el uso de nuestros montes es la actividad apícola, que aprovecha y favorece la actividad de las abejas y sus productos. Como muestra de ello, tenemos restos de antiguos colmenares diseminados por el paisaje; y el antiguo topónimo de la zona, “Colmenar del Foyo”, que aparece en las fuentes escritas a finales del siglo XIII y que parece evolucionar a “Foyo de Manzanares” que deriva en la actual denominación.
Regresamos a las palabras de Ortega y Gasset para volver a esa reflexión de la que hablábamos al principio, que es a la que aspiramos como asociación. La frase “yo soy yo y mi circunstancia” continúa diciendo “y si no la salvo a ella, no me salvo yo”, sintetizando la idea de que debemos sacar del silencio y de la carencia de sentido a eso que me rodea, evitando vivir desde la inconsciencia.
Con este número de Apuntes de El Ponderal, queremos comenzar a sacar del silencio esos oficios tradicionales que han sido determinados por las características del paisaje natural de nuestra Sierra de Hoyo, y a la vez han configurado el paisaje social en diferentes épocas de nuestra historia y que gracias al impulso de algunas personas, sobreviven en la actualidad. Para ello nos basamos en el estudio de las fuentes escritas y de los restos materiales del pasado que se han mantenido, sin olvidarnos de los valiosísimos testimonios orales de los testigos de otros momentos. Con ayuda de toda persona que esté dispuesta a colaborar con estos Apuntes pretendemos seguir sacando del silencio el conocimiento sobre nuestro entorno natural, social y cultural para tener una idea cada vez más completa del pasado y presente de Hoyo de Manzanares y del futuro al que queremos dirigirnos.

Apuntes de El Ponderal 3: 14-28, 2020
Con este trabajo queremos hacer hincapié en la dimensión divulgativa y didáctica del yacimiento a... more Con este trabajo queremos hacer hincapié en la dimensión divulgativa y didáctica del yacimiento arqueológico de La Cabilda (Hoyo de Manzanares). Si bien la intervención en el yacimiento nunca ha perdido su afán investigador y generador de conocimiento, la vocación original de este proyecto impulsado por el Ayuntamiento de Hoyo de Manzanares en colaboración con distintos equipos arqueológicos siempre ha sido la de crear un vínculo entre el yacimiento y la sociedad hoyense, y, por ende, con la de la Comunidad de Madrid.
Por ello, queremos comenzar este artículo haciendo una reflexión sobre la arqueología y el público, para mostrar cómo se han entendido, desde el proyecto de La Cabilda, todos los trabajos orientados a llevar el conocimiento, obtenido por los y las arqueólogas que han intervenido en el yacimiento, al público no especializado, a la sociedad.
La definición más sencilla de la arqueología es la que la describe como la ciencia que estudia las sociedades del pasado a través de sus restos materiales. Es decir, que los arqueólogos nos dedicamos a estudiar objetos físicos, tangibles, palpables, con el fin último de conocer y entender una sociedad. El salto cualitativo de lo material a lo inmaterial implica un proceso de abstracción, a través del cual pretendemos conocer cómo se vivía en una sociedad que ya no existe, qué tipo de organización social tenía, qué actividades económicas desarrollaban sus gentes, cuáles eran sus creencias, cómo se enfrentaban a la enfermedad y a la muerte y, así, un largo etcétera.
Uno de los estereotipos de nuestra profesión es el del arqueólogo arrodillado, cargado de paciencia y de un pincel, afanado en encontrar en el suelo algún objeto precioso. Pero, ni todo lo que encontramos es precioso, ni la única herramienta que utilizamos es el pincel, ni el objetivo último de nuestro trabajo es encontrar fósiles o vasijas. Lo de la paciencia, en cambio, sí es necesariamente verdad.
Es importante tener en cuenta que para conseguir ese conocimiento histórico y social se utilizan gran variedad de herramientas que podríamos englobar en la metodología arqueológica. Así, cuando se excava un yacimiento arqueológico, la metodología nos permitirá documentar de forma sistemática y rigurosa todos los procesos que han tenido lugar en el yacimiento y poder llevar a cabo un posterior trabajo de laboratorio, análisis y reflexión. Además, se trabaja con profesionales de otras áreas para obtener datos sobre la cronología de los yacimientos, sobre las características del paisaje y del medio ambiente en general, con datos geológicos, faunísticos, ambientales, y otros más, de la zona de interés.
El yacimiento de La Cabilda ha sido utilizado como recurso para hacer llegar a la sociedad en general tanto el método de trabajo usado en arqueología, como las conclusiones a las que hemos llegado sobre las formas de vida de las personas que habitaron Hoyo de Manzanares en el pasado. Además, se ha escogido una visión global del ámbito de acción de la didáctica arqueológica. Frente a una visión más centrada en el público escolar, se ha optado por una estrategia en la que se incluyen todas las acciones de los ámbitos educativos formal (escolar), no formal (museos y ocio educativo) e informal (medios de comunicación, cursos y talleres para adultos, conferencia, etc.) (Cardona G, 2015).
Con las actividades que se han desarrollado hasta la fecha en el yacimiento, se han intentado abarcar objetivos de distinta índole y, de menor a mayor profundidad, podríamos decir que son los siguientes: transmitir conocimientos sobre la sociedad de la tardoantigüedad que habitó La Cabilda y sobre los pasos que se han seguido para llegar a ese conocimiento; otorgar valor al propio yacimiento y a los restos patrimoniales que lo componen; e implicar a la sociedad hoyense en la defensa y protección del patrimonio histórico y cultural en general, y el patrimonio arqueológico de La Cabilda en particular, estableciendo lazos entre vecinos, profesionales y en general distintos agentes sociales del municipio, y el propio yacimiento.
Así, si bien desde la arqueología actual huimos del culto al objeto, más propio del coleccionismo y la arqueología del siglo XIX, por entender el valor del mismo en cuanto a su capacidad informadora más que por sus características estéticas, el uso de la parte material de los yacimientos arqueológicos, esto es, los muros, estructuras, cerámicas, otros objetos hallados en el contexto arqueológico e incluso el paisaje, es un recurso didáctico muy potente que consideramos que puede y debe utilizarse para crear fuertes lazos con la sociedad. .

Apuntes de El Ponderal 2: 1-2, 2019
Abrimos este número de Apuntes de El Ponderal orgullosos de haber podido reunir hasta once artícu... more Abrimos este número de Apuntes de El Ponderal orgullosos de haber podido reunir hasta once artículos, en los que han participado doce autores y veintiocho revisores. A todos ellos agradecemos haber dedicado su tiempo y esfuerzo en esta labor.
Cuando, tras trabajar como voluntarios codo con codo en el yacimiento de La Cabilda, decidimos crear la Asociación Cultural El Ponderal, hace ya más de cuatro años, no teníamos muy claro hacia dónde íbamos a ir, aunque sí teníamos claro que compartíamos una inquietud. Esa inquietud estaba relacionada con dos cosas, la curiosidad por saber más sobre nuestro entorno por un lado; y el trabajo en equipo y la colaboración por otro.
Los catorce fundadores de El Ponderal éramos personas curiosas, lo suficiente como para hincar nuestras rodillas en el suelo para buscar lo que la tierra escondía. Las respuestas, como en toda investigación, vinieron en forma de más preguntas, que son las que aún hoy nos mueven, nos motivan, y parecen no tener fin, sobre todo teniendo en cuenta que a esos primeros “ponderales” se han ido uniendo más curiosos, hasta acercarnos al medio centenar.
La pregunta oportuna genera un desequilibrio en quien la recibe, que le permite movilizarse en búsqueda de información, de aprendizaje. El refrán dice que “la paciencia es la madre de la ciencia” pero parece más acertado pensar que es la curiosidad la que lleva a indagar, investigar, querer saber. Ese querer saber en nuestro caso, tiene que ver con nuestro entorno más próximo, con los paisajes que nos rodean y con la cultura, en el sentido más amplio.
La cultura, nos dice la UNESCO, es el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social, abarcando, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.
Así, en este número de la revista, extendemos los temas tratados, de modo que podemos hacernos una imagen bastante amplia de cuáles eran esos modos de vida en Hoyo en el pasado, o más bien en “los pasados” de Hoyo.
Nos remontamos al siglo VII para preguntarnos qué lengua era la que hablaban los habitantes de la aldea de La Cabilda, permitiéndonos imaginar de forma más vívida a quienes vivían en las faldas de nuestra sierra en la época de dominación visigoda. En el siglo XIV, a través de los nombres que los hoyenses pusieron a los accidentes geográficos que veían en el paisaje, podemos recorrer los mismos montes por los que hoy paseamos y que antaño fueron utilizados como escenario de cacerías reales.
Las alcabalas que los hoyenses pagaban en los siglos XVI y XVII, nos permite saber cuáles eran los bienes que gravaba este tipo de impuestos, permitiéndonos conocer cuáles eran los productos que daban estas tierras serranas. Ya en el siglo XVIII, gracias al estudio del Catastro de Ensenada, obtenemos un retrato bastante preciso del pueblo, con los diversos usos del suelo y las actividades económicas a las que se dedicaban los, por aquel entonces, 95 vecinos que vivían en Hoyo, con los apellidos de las familias, algunos de los cuales, se mantienen en el presente.
El cercano siglo XX es retratado a través de varios artículos de nuestros colaboradores. Los numerosos cambios que se produjeron en el siglo pasado, con transformaciones socioeconómicas de gran calado, son recogidos en trabajos sobre obras civiles -la evolución del saneamiento de aguas, la adquisición del reloj que aún hoy corona la torre del Ayuntamiento y la creación de la primera biblioteca del pueblo- cuya ejecución fue cambiando el pueblo hasta acercarlo a como lo conocemos en la actualidad. Pero también en trabajos sobre los modos de subsistencias de los vecinos, que aprovechaban todo lo que les daba el monte para incrementar los bajos ingresos que en general tenían. Un monte rico en especies cinegéticas y especialmente generoso en conejos, que eran cazados por los habitantes del pueblo para complementar sus comidas. Parte de esos montes eran vigilados por guardas, que debían velar por que el aprovechamiento colectivo mantuviese un orden.
El paisaje montañoso y pedregoso de Hoyo, donde se desarrollan todas estas historias, supera el que podría ser un simple papel secundario, de decorado, tomando el protagonismo y convirtiéndose en seña de identidad. Seguro que así lo entendió Aureliano de Beruete, pintor que nos regaló varias instantáneas de principios del siglo pasado a través de sus óleos, de ese perfil de la Sierra de Hoyo tan característico y reconocible desde la lejanía.
Acabamos ese recorrido por la historia de Hoyo de Manzanares con el estudio de los apodos de los vecinos, porque, ¿quién, sino los propios habitantes de un pueblo, son los que crean su propia su cultura?
Porque conocer y reconocer esa cultura es lo que nos da sentido como asociación, seguiremos haciéndonos preguntas, que entre todos, iremos respondiendo. La colaboración entre personas con diferentes puntos de vista y formaciones, con inquietudes diversas y distintas formas de mirar y expresar, es lo que nos da riqueza. Porque cada piedra colocada por distintas manos, en un trabajo colaborativo, nos permitirá seguir construyendo ese edificio en el que salvaguardar nuestro patrimonio.

Nature Human Behaviour
This work examines the possible behaviour of Neanderthal groups at the Cueva Des-Cubierta (centra... more This work examines the possible behaviour of Neanderthal groups at the Cueva Des-Cubierta (central Spain) via the analysis of the latter’s archaeological assemblage. Alongside evidence of Mousterian lithic industry, Level 3 of the cave infill was found to contain an assemblage of mammalian bone remains dominated by the crania of large ungulates, some associated with small hearths. The scarcity of post-cranial elements, teeth, mandibles and maxillae, along with evidence of anthropogenic modification of the crania (cut and percussion marks), indicates that the carcasses of the corresponding animals were initially processed outside the cave, and the crania were later brought inside. A second round of processing then took place, possibly related to the removal of the brain. The continued presence of crania throughout Level 3 indicates that this behaviour was recurrent during this level’s formation. This behaviour seems to have no subsistence-related purpose but to be more symbolic in it...

Comptes Rendus Palevol, 2018
La description de l'industrie lithique acheuléenne issue de la couche X de la Gruta da Aroeira, d... more La description de l'industrie lithique acheuléenne issue de la couche X de la Gruta da Aroeira, datée de 389-436 ka, révèle un pourcentage élevé de bifaces. Les fouilles archéologiques ont mis au jour un crâne humain associé aux vestiges lithiques et fauniques. L'approvisionnement en matières premières est dominé par le quartz et le quartzite. Les analyses typo-technologiques révèlent des séquences de production à partir de nucléus centripètes. Aucun élément diagnostique Levallois n'a été identifié. Les bifaces dominent l'outillage, alors que les hachereaux sont absents. Les analyses tracéologiques ont permis d'identifier une activité principale liée à la transformation du bois et d'autres types de matériaux durs. La Gruta da Aroeira est l'un des rares sites du Pléistocène moyen à fournir à la fois des restes humains diagnostiques et une industrie datés de manière fiable. Elle signifie donc un apport important à la compréhension de la variabilité des industries acheuléennes et des populations du Pléistocène moyen dans la partie la plus occidentale de l'Europe.

Nature Human Behaviour, 2023
This work examines the possible behaviour of Neanderthal groups at
the Cueva Des-Cubierta (centra... more This work examines the possible behaviour of Neanderthal groups at
the Cueva Des-Cubierta (central Spain) via the analysis of the latter’s
archaeological assemblage. Alongside evidence of Mousterian lithic
industry, Level 3 of the cave infill was found to contain an assemblage of
mammalian bone remains dominated by the crania of large ungulates, some
associated with small hearths. The scarcity of post-cranial elements, teeth,
mandibles and maxillae, along with evidence of anthropogenic modification
of the crania (cut and percussion marks), indicates that the carcasses of
the corresponding animals were initially processed outside the cave, and
the crania were later brought inside. A second round of processing then
took place, possibly related to the removal of the brain. The continued
presence of crania throughout Level 3 indicates that this behaviour was
recurrent during this level’s formation. This behaviour seems to have no
subsistence-related purpose but to be more symbolic in its intent.

Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, Mar 13, 2017
The Middle Pleistocene is a crucial time period for studying human evolution in Europe, because i... more The Middle Pleistocene is a crucial time period for studying human evolution in Europe, because it marks the appearance of both fossil hominins ancestral to the later Neandertals and the Acheulean technology. Nevertheless, European sites containing well-dated human remains associated with an Acheulean toolkit remain scarce. The earliest European hominin crania associated with Acheulean handaxes are at the sites of Arago, Atapuerca Sima de los Huesos (SH), and Swanscombe, dating to 400-500 ka (Marine Isotope Stage 11-12). The Atapuerca (SH) fossils and the Swanscombe cranium belong to the Neandertal clade, whereas the Arago hominins have been attributed to an incipient stage of Neandertal evolution, to Homo heidelbergensis, or to a subspecies of Homo erectus A recently discovered cranium (Aroeira 3) from the Gruta da Aroeira (Almonda karst system, Portugal) dating to 390-436 ka provides important evidence on the earliest European Acheulean-bearing hominins. This cranium is represente...

Quaternary Science Reviews, 2015
The Cova del Rinoceront, a site in NE Iberia, contains a thick sedimentary fill preserving a faun... more The Cova del Rinoceront, a site in NE Iberia, contains a thick sedimentary fill preserving a faunal archive from the penultimate glacial and the the last interglacial periods. Layers I to III have been dated to between 74 and 147 ka, coinciding with MIS 5a to 5e, a period poorly represented in the Mediterranean terrestrial record. The results from Cova del Rinoceront are of broader interest for the reconstruction of ecological dynamics during warm stages and the understanding of the evolution and geographical variation of several taxa. The palaeoecological evidence suggests a landscape dominated by mixed wooded vegetation with mild climatic conditions, slightly more humid than today. Several vertebrate taxa, including Haploidoceros mediterraneus, Stephanorhinus hundsheimensis and Glis glis, are documented for the first time in the early Upper Pleistocene of Europe, showing that these species persisted across the region for longer than previously thought. In addition, the recovery of a small lithic assemblage indicates human presence in the surroundings of the site. The 11 m-thick stratigraphic section also provides an ideal setting in which to compare several geochronological methods. U-Th dating of the flowstones that cap the deposit, of speleothems formed along the cave walls, and of speleothems buried by the deposit at different elevations provides minimum and maximum ages of 74 and 175 ka, respectively, for the accumulation. The ages obtained by luminescence, electron spin resonance (ESR), amino acid racemisation (AAR), palaeomagnetism and U-series dating of bone are in good agreement with each other and are stratigraphically consistent. This well-dated faunal succession presents a unique opportunity to assess changes in the Pleistocene fauna of the Mediterranean coast over an interval of more than 100 ka. MIS 5a to 5e terrestrial multiproxy data. First early Upper Pleistocene occurrence of several taxa. Comparative application of a range of geochronological methods.

Journal of Human Evolution, 2015
The present study describes a new juvenile hominin mandible and teeth and a new juvenile humerus ... more The present study describes a new juvenile hominin mandible and teeth and a new juvenile humerus from level V of the GP2 gallery of Cova del Gegant (Spain). The mandible (Gegant-5) preserves a portion of the right mandibular corpus from the M1 distally to the socket for the dc mesially, and the age at death is estimated as 4.5-5.0 years. Gegant-5 shows a single mental foramen located under the dm1/dm2 interdental septum, a relatively posterior placement compared with recent hominins of a similar developmental age. The mental foramen in Gegant-5 is also placed within the lower half of the mandibular corpus, as in the previously described late adolescent/adult mandible (Gegant-1) from this same Middle Paleolithic site. The Gegant-5 canine shows pronounced marginal ridges, a distal accessory ridge, and a pronounced distolingual tubercle. The P3 shows a lingually-displaced protoconid cusp tip and a distal accessory ridge. The P4 shows a slightly asymmetrical crown outline, a continuous transverse crest, a mesially placed metaconid cusp tip, a slight distal accessory ridge, and an accessory lingual cusp. The M1 shows a Y5 pattern of cusp contact and a well-developed and deep anterior fovea bounded posteriorly by a continuous midtrigonid crest. Gegant-4 is the distal portion of a left humerus from a juvenile estimated to be between 5 and 7 years old at death. The specimen shows thick cortical bone. Although fragmentary, the constellation of morphological and metric features indicates Neandertal affinities for these specimens. Their spatial proximity at the site and similar ages at death suggest these remains may represent a single individual. The addition of these new specimens brings the total number of Neandertal remains from the Cova del Gegant to five, and this site documents the clearest evidence for Neandertal fossils associated with Middle Paleolithic stone tools in this region of the Iberian Peninsula.

espanolEn este trabajo se ha realizado un analisis de la obra de Emiliano Aguirre Enriquez, centr... more espanolEn este trabajo se ha realizado un analisis de la obra de Emiliano Aguirre Enriquez, centrado fundamentalmente en su labor como paleoantropologo. Para ello se ha utilizado un modelo global de analisis que tiene en cuenta tanto la obra del autor, como su biografia y el contexto cientifico y academico en el que se desarrolla, presentando asi el estado de la Arqueologia y de la Paleoantropologia espanolas esencialmente en la segunda mitad del siglo XX. Se destaca tambien su vision socio-cultural del patrimonio cultural y sus trabajos en el proyecto Atapuerca. EnglishThis paper presents an Emiliano Aguirre work analysis, primarily focused on his work as a paleoanthropologist. We used a global model of analysis that includes the author’s work, his biography and the scientific and academic context. Thus we present the archeological and paleoanthropology science state in Spain, in the second half of the twentieth century. It is also emphasized the socio-cultural view of the cultural...
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Papers by Lucía Villaescusa Fernández
al yacimiento de La Cabilda desde sus inicios,
Charo nos resulta de lo más familiar. Nos es
complicado pensar en la arqueología de Hoyo, en
los visigodos de La Cabilda o en El Ponderal, sin que
nos venga a la mente esta gran mujer, Charo Gómez
Osuna.
Los lectores que todavía no hayan tenido el placer de conocer a Charo, se preguntarán el porqué de este homenaje. Pues bien, el motivo oficial es que los miembros de la Asociación, al menos los socios fundadores, consideramos a Charo la piedra angular de esta aventura que emprendimos en 2014. Y por ello, además de ostentar ya el merecidísimo puesto de socia de honor, queremos rendirle este sentido homenaje que sirva de sincero agradecimiento y que le transmita el infinito cariño que le profesamos.
Sin embargo, estas ganas de homenajearla radican en algo más profundo y emocional: Charo es una profesional de la arqueología y una persona excepcional, de las que hay pocas. Esta dimensión humana y profesional se la transmite a cualquier persona con la que ha contactado y conectado haciendo lo que más le apasiona, descubrir, elaborar y transmitir historia a través de los trabajos arqueológicos.
Hoy somos varios los interesados en el estudio y salvaguarda del patrimonio de Hoyo, pero cuando Alberto Clavero comenzó a sentir esa inquietud, se encontró con un vacío que se decidió a llenar con visitas a todo archivo que pudiese contener alguna pista sobre el pasado del pueblo. Así nos lo cuenta Gonzalo de Luis en el homenaje que hemos querido rendir a “nuestro Herodoto” y que abre este Apuntes de El Ponderal. Sigue este número con una parte del estudio inédito que el propio Clavero ha llevado a cabo sobre la Virgen de la Encina-Virgen de Hoyo-Virgen del Rosario, y que le ha llevado por distintos episodios de la historia de Hoyo. Vaya por delante nuestro agradecimiento por su colaboración en este número y en general por su arduo y generoso trabajo, que ha servido, y servirá, de punto de partida a investigaciones posteriores.
Charo Gómez nos cuenta cómo Don Mariano Fernando, Machaco, optó por otra forma de conocer Hoyo, esta vez no a través de las salas de los archivos, sino en el propio campo, paseándolo, caminándolo, oliéndolo. En sus paseos encontró vestigios de otras épocas que llamaron su atención y que no dudó en poner en conocimiento de las autoridades, que desgraciadamente en ese momento no prestaron suficiente atención. Sin embargo, sus fotografías, sus testimonios y sus cartas conservan todo su valor y nos dan pistas del pasado de Hoyo.
A pesar de que pudiera parecer que esos intentos de Machaco cayeron en saco roto, parece que al final todo se entrelaza, y los pasos de uno se enlazan con los del siguiente continuando un camino común. Algunos de los vestigios que llamaron la atención de Machaco fueron las tumbas excavadas en granito que quedaron dentro de esa ampliación del cementerio municipal y que fueron el punto de partida del proyecto arqueo-turístico de La Cabilda iniciado a principios de los 2000 por Gabriel Arenas, que nos cuenta de primera mano cómo fueron esos inicios de lo que hoy es un proyecto consolidado.
Los paseos por Hoyo también han servido de inspiración a Enrique Sandino, que de tanto caminar entre los roquedales de granito, comenzó a preguntarse si ese paisaje que a él tanto le llamaba la atención, no habría tenido un papel predominante en las creencias de los primeros pobladores de Hoyo. Ciertamente, el paisaje en que está enclavado Hoyo, está marcado por ese “Serrejón” que nos da cobijo y por ese control visual sobre la Cuenca de Madrid y sobre lo que hoy es la capital. Esa cercanía al núcleo urbano por excelencia ha generado una relación histórica que, hasta hoy mismo, determina los procesos sociales de Hoyo. En un pasado no tan lejano, la relación con Madrid lo protagonizaban los carreteros, que llevaban madera y piedra a la capital. Juan Manuel Blanco ha reconstruido completamente el camino que llevaría desde Hoyo, atravesando El Pardo, a lo que hoy es Plaza de España, por un recorrido que no es el que hoy esperaríamos.
Vemos cómo también durante la Guerra Civil, la cercanía a Madrid determinó el sino de los pueblos de los alrededores. El intento de dar un respiro a la población madrileña, entre otros motivos, está en el origen de la Batalla de Brunete, momento durante el cual Hoyo tuvo un papel especial en la retaguardia, como nos cuenta Ernesto Viñas en su artículo sobre Hoyo en el contexto de la Batalla de Brunete, y Juan Antonio Morales en su trabajo sobre los sanatorios de Hoyo que actuaron como hospitales de guerra. Tras leer ambos artículos se nos queda rondando una pregunta en la cabeza, cuya respuesta deberíamos tomar como deber: ¿dónde están los cuerpos de los soldados que perdieron la vida en los hospitales de Hoyo?, ¿siguen enterrados en tierra hoyense; fueron llevados sus restos a un osario o fueron trasladados a Cuelgamuros quizás?
En el centro de este número hemos querido poner el trabajo sobre los usos tradiciones que de las plantas y hongos del entorno hacían los hoyenses hasta hace no tanto. Juan Manuel Hortelano ha recopilado esta valiosa información que atesoran José Fernández (Pepe “Grillo”) y Eulogio Blasco (Logín) para intentar que esa tradición oral no caiga en el olvido. Queremos, sin embargo, llamar a la responsabilidad y nada nos gustaría menos que la difusión de este conocimiento tradicional llevase a una recolección indiscriminada e irresponsable de estos vegetales.
De nuevo el conocimiento tradicional, esta vez de Logín y Felipe Moreno, sobre los lugares y topónimos de Hoyo, junto con las aportaciones de datos históricos de Juan Manuel Blanco y la insaciable curiosidad y buen hacer de Antonio Tenorio, se han unido para traernos un ameno recorrido por el pueblo y la Sierra de Hoyo, con sus antiguos nombres -en muchos casos ya borrados o transformados en los mapas- que, de no ser por trabajos como estos, caerían en el olvido. También la curiosidad ha llevado a Juan Manuel Hortelano a encontrar la localización exacta de otro episodio de la historia hoyense, la estancia de Camilo José Cela en el sanatorio de tuberculosos, hoy Colegio Virgen de la Encina. Gracias al esfuerzo de varias personas se está recuperando esta parte de la historia de Hoyo y de Cela y ejemplo de ello ha sido el recientemente inaugurado paseo literario Camilo José Cela, organizado por el Ayuntamiento y por los responsables del blog Cosas de Hoyo.
Si hablamos de lugares en Hoyo, no podemos olvidarnos de uno de los que ocupa un papel protagonista: la Plaza Mayor. ¿Y quién mejor que José Luis Soriano -que nació en el número 10 de la plaza- para hablarnos sobre ella? Nos cuenta su evolución, desde al menos el siglo XIX hasta nuestros días, compartiendo datos, recuerdos y fotografías. Como es normal teniendo en cuenta la posición central en la vida del pueblo, el primer teléfono que hubo en Hoyo se localizó en el edificio del Ayuntamiento, en la Plaza, aunque pronto se abriría la centralita telefónica, primero en manos de la familia Cobaleda y años más tarde en manos de los García Blasco. Así nos lo cuentan Pilar García y Juan Antonio Morales en su trabajo sobre la llegada del teléfono a Hoyo de Manzanares.
Para conocer más aspectos sociales de las gentes de Hoyo, Gloria Tena se ha sumergido en el archivo municipal en busca de la valiosa información encerrada en los testamentos de los hoyenses. Las notas jurídicas sobre los testamentos de los siglos XVII y XVIII que nos ofrece Gonzalo de Luis, que aúna su conocimiento sobre derecho con su amor por la Historia, nos permiten comprender mejor este acto jurídico que gira en torno a ese inevitable momento que determina muchos más aspectos de los que hoy somos conscientes.
Varios de los trabajos aquí presentados han tenido su origen en el Archivo Municipal de Hoyo de Manzanares, en la valiosísima información que allí se guarda. Siendo conscientes de ese valor, y tras haber realizado una labor similar en el Archivo de Tavera, se dio comienzo en 2019 uno de los proyectos más importantes de la Asociación Cultural El Ponderal, en colaboración con el Ayuntamiento: la catalogación de los documentos históricos en el Archivo Municipal. Belén Hernáez, nos cuenta en este número los avances que se han llevado a cabo en los últimos dos años en este sentido y nos muestra los buenos resultados que da el trabajo colaborativo.
Todas las personas que han colaborado en este número, tanto con sus palabras como con sus revisiones y sus dibujos, han permitido la creación de estas páginas que recogen conocimiento y cariño a partes iguales. Vamos poco a poco dando luz a esa identidad pensada, identidad dibujada, identidad sentida.
de El Ponderal, una revista que hereda el espíritu
cooperativo y abierto con el que nació la Asociación que
le presta parte de su nombre. Pretendemos con esta
revista crear un espacio en el que se recojan
informaciones, datos y reflexiones acerca de todo el
entorno de la Sierra de Hoyo de Manzanares y que sean
accesibles a los, cada vez más numerosos, interesados
en el pasado y el presente de nuestro pueblo. La
memoria, las experiencias y los conocimientos de los
que han vivido generación tras generación en Hoyo; de
los que han recorrido y recorren sus caminos
disfrutando del olor de sus jaras; de los que alzan la
vista siguiendo el vuelo de sus buitres; de los que,
inspirados por el entorno, deciden rebuscar en los
documentos o en la tierra para saciar su curiosidad,
merecen materializarse a través del texto escrito como
forma de huir del olvido y como medio para crear lazos
identitarios.
Existen identidades individuales y colectivas, así
como las ligadas a los espacios. El entorno en el que
nacemos y crecemos por azar, o aquel al que decidimos
ligar nuestras vidas, representa una influencia que tiene
doble sentido, de dentro hacia fuera y de fuera hacia
dentro. En ambas direcciones tenemos capacidad para
decidir cuál queremos que sea el alcance y la calidad de
dicha influencia. Estos Apuntes de El Ponderal buscan
que seamos más conscientes de la identidad del pueblo
y el entorno al que estamos ligados y por ende, de
nuestra identidad individual y colectiva; alcanzando
dicha conciencia, como no puede ser de otro modo, a
través del conocimiento compartido.
En este primer número de la revista hemos decidido
dar protagonismo a un elemento de vital importancia
para cualquier población, un elemento que ha
condicionado y condiciona la vida cotidiana de todo
asentamiento humano, esto es, el agua. Pese al nombre
de nuestro pueblo, que puede engañar al extraño, no
pasa por el municipio el río Manzanares, no habiendo
en nuestro entorno más cercano ningún curso de agua
de gran entidad. Sin embargo, nuestro campo está
plagado de fuentes, manantiales, abrevaderos, cursos
estacionales y charcas, sin olvidar nuestra humilde pero
imprescindible Cascada del Covacho, nuestra porque es
de nuestra Sierra de Hoyo, que abarca mucho más que
el término municipal de Hoyo de Manzanares.
Son estos elementos los protagonistas de este
número, en el que comenzamos recorriendo la historia
del abastecimiento de aguas en Hoyo desde 1845 hasta
el presente. Continuamos con la presentación de un
trabajo de campo en el que sus autores, caminantes
incansables, han documentado gran parte de las
fuentes, manantiales y abrevaderos que discurren por
nuestro término. No podíamos terminar sin darle voz a
un amante de la naturaleza que ha dedicado una oda a
los tesoros quasi invisibles que esconde la Laguna de los
Camorchos.
Abrimos así con ilusión estos Apuntes de El
Ponderal, en los cuales caben los textos de todas
aquellas personas que quieran contribuir con su granito
de arena a dejar por escrito cualquier reflexión que
tenga que ver con nuestro querido entorno.
Salutación de Gonzalo de Luis, Ponderal
En noviembre de 2014, los voluntarios que
participaron en la primera campaña de la excavación
arqueológica de La Cabilda tomaron la iniciativa de
constituir la Asociación Cultural El Ponderal, su fin: la
defensa, estudio y divulgación del patrimonio natural,
cultural, etnográfico e histórico de Hoyo de Manzanares
y su Sierra.
La presente publicación es el primer paso de la
Asociación con un proyecto modesto, pero riguroso y
solvente, que consiste en crear un órgano estable de
difusión. Crecerá, lo sabemos, estamos seguros, porque
si hace más de veinte años nuestro pionero historiador
Alberto Clavero Roda, o J. M. Coca Bastida,
prácticamente andaban solos buscando y preguntando,
ahora son muchos los que quieren investigar y
expresarse, y muchos más los que ansían saber y recibir.
Os animamos a disfrutar y a participar de esta aventura.
Si el filósofo Ortega y Gasset decía “yo soy yo y mi circunstancia”, nosotros podemos decir que Hoyo es Hoyo y sus paisajes e historia, un paisaje configurado por su geología, su botánica y su fauna. Así, el paisaje social y el paisaje natural conforman lo que entendemos por Hoyo. Nuestro paisaje natural no ha cambiado sustancialmente en los últimos siglos e incluso milenios; no podemos decir lo mismo del paisaje social, cuya transformación en las últimas décadas ha sufrido una aceleración en gran parte provocada por el avance de la tecnología y los cambios socioeconómicos, evolucionando también nuestra forma de interacción con el medio.
En el pasado –el más remoto y otro más cercano-, la ocupación de las gentes estaba en gran parte determinada por el medio circundante, sobre todo en entornos rurales como el nuestro. Se aprovechaban los recursos que más a mano se tenían, haciendo algunas actividades viables y otras no tanto. El territorio hoyense, con suelos ácidos, pedregosos y escarpados no es muy apto para la agricultura, siendo en cambio idóneo para el desarrollo de la ganadería, la cantería y la apicultura.
Las marcas dejadas por la actividad extractora de la piedra son visibles por doquier, habiéndose utilizado el granito de nuestra Sierra para la construcción del paisaje urbano –antropizado- desde la época en que nuestros antepasados habitaban el antiguo poblado de La Cabilda hasta el siglo pasado. La actividad de la cantería fue posible gracias a las características geológicas del entorno y configuró la realidad social de las gentes del pueblo, llegando a dar ocupación a muchos hoyenses y atrayendo a obreros de otros puntos geográficos.
Ese granito también fue aprovechado para crear cercados para el ganado y colmenares para la protección de las colmenas. Uno de los oficios tradicionales más antiguos relacionado con el uso de nuestros montes es la actividad apícola, que aprovecha y favorece la actividad de las abejas y sus productos. Como muestra de ello, tenemos restos de antiguos colmenares diseminados por el paisaje; y el antiguo topónimo de la zona, “Colmenar del Foyo”, que aparece en las fuentes escritas a finales del siglo XIII y que parece evolucionar a “Foyo de Manzanares” que deriva en la actual denominación.
Regresamos a las palabras de Ortega y Gasset para volver a esa reflexión de la que hablábamos al principio, que es a la que aspiramos como asociación. La frase “yo soy yo y mi circunstancia” continúa diciendo “y si no la salvo a ella, no me salvo yo”, sintetizando la idea de que debemos sacar del silencio y de la carencia de sentido a eso que me rodea, evitando vivir desde la inconsciencia.
Con este número de Apuntes de El Ponderal, queremos comenzar a sacar del silencio esos oficios tradicionales que han sido determinados por las características del paisaje natural de nuestra Sierra de Hoyo, y a la vez han configurado el paisaje social en diferentes épocas de nuestra historia y que gracias al impulso de algunas personas, sobreviven en la actualidad. Para ello nos basamos en el estudio de las fuentes escritas y de los restos materiales del pasado que se han mantenido, sin olvidarnos de los valiosísimos testimonios orales de los testigos de otros momentos. Con ayuda de toda persona que esté dispuesta a colaborar con estos Apuntes pretendemos seguir sacando del silencio el conocimiento sobre nuestro entorno natural, social y cultural para tener una idea cada vez más completa del pasado y presente de Hoyo de Manzanares y del futuro al que queremos dirigirnos.
Por ello, queremos comenzar este artículo haciendo una reflexión sobre la arqueología y el público, para mostrar cómo se han entendido, desde el proyecto de La Cabilda, todos los trabajos orientados a llevar el conocimiento, obtenido por los y las arqueólogas que han intervenido en el yacimiento, al público no especializado, a la sociedad.
La definición más sencilla de la arqueología es la que la describe como la ciencia que estudia las sociedades del pasado a través de sus restos materiales. Es decir, que los arqueólogos nos dedicamos a estudiar objetos físicos, tangibles, palpables, con el fin último de conocer y entender una sociedad. El salto cualitativo de lo material a lo inmaterial implica un proceso de abstracción, a través del cual pretendemos conocer cómo se vivía en una sociedad que ya no existe, qué tipo de organización social tenía, qué actividades económicas desarrollaban sus gentes, cuáles eran sus creencias, cómo se enfrentaban a la enfermedad y a la muerte y, así, un largo etcétera.
Uno de los estereotipos de nuestra profesión es el del arqueólogo arrodillado, cargado de paciencia y de un pincel, afanado en encontrar en el suelo algún objeto precioso. Pero, ni todo lo que encontramos es precioso, ni la única herramienta que utilizamos es el pincel, ni el objetivo último de nuestro trabajo es encontrar fósiles o vasijas. Lo de la paciencia, en cambio, sí es necesariamente verdad.
Es importante tener en cuenta que para conseguir ese conocimiento histórico y social se utilizan gran variedad de herramientas que podríamos englobar en la metodología arqueológica. Así, cuando se excava un yacimiento arqueológico, la metodología nos permitirá documentar de forma sistemática y rigurosa todos los procesos que han tenido lugar en el yacimiento y poder llevar a cabo un posterior trabajo de laboratorio, análisis y reflexión. Además, se trabaja con profesionales de otras áreas para obtener datos sobre la cronología de los yacimientos, sobre las características del paisaje y del medio ambiente en general, con datos geológicos, faunísticos, ambientales, y otros más, de la zona de interés.
El yacimiento de La Cabilda ha sido utilizado como recurso para hacer llegar a la sociedad en general tanto el método de trabajo usado en arqueología, como las conclusiones a las que hemos llegado sobre las formas de vida de las personas que habitaron Hoyo de Manzanares en el pasado. Además, se ha escogido una visión global del ámbito de acción de la didáctica arqueológica. Frente a una visión más centrada en el público escolar, se ha optado por una estrategia en la que se incluyen todas las acciones de los ámbitos educativos formal (escolar), no formal (museos y ocio educativo) e informal (medios de comunicación, cursos y talleres para adultos, conferencia, etc.) (Cardona G, 2015).
Con las actividades que se han desarrollado hasta la fecha en el yacimiento, se han intentado abarcar objetivos de distinta índole y, de menor a mayor profundidad, podríamos decir que son los siguientes: transmitir conocimientos sobre la sociedad de la tardoantigüedad que habitó La Cabilda y sobre los pasos que se han seguido para llegar a ese conocimiento; otorgar valor al propio yacimiento y a los restos patrimoniales que lo componen; e implicar a la sociedad hoyense en la defensa y protección del patrimonio histórico y cultural en general, y el patrimonio arqueológico de La Cabilda en particular, estableciendo lazos entre vecinos, profesionales y en general distintos agentes sociales del municipio, y el propio yacimiento.
Así, si bien desde la arqueología actual huimos del culto al objeto, más propio del coleccionismo y la arqueología del siglo XIX, por entender el valor del mismo en cuanto a su capacidad informadora más que por sus características estéticas, el uso de la parte material de los yacimientos arqueológicos, esto es, los muros, estructuras, cerámicas, otros objetos hallados en el contexto arqueológico e incluso el paisaje, es un recurso didáctico muy potente que consideramos que puede y debe utilizarse para crear fuertes lazos con la sociedad. .
Cuando, tras trabajar como voluntarios codo con codo en el yacimiento de La Cabilda, decidimos crear la Asociación Cultural El Ponderal, hace ya más de cuatro años, no teníamos muy claro hacia dónde íbamos a ir, aunque sí teníamos claro que compartíamos una inquietud. Esa inquietud estaba relacionada con dos cosas, la curiosidad por saber más sobre nuestro entorno por un lado; y el trabajo en equipo y la colaboración por otro.
Los catorce fundadores de El Ponderal éramos personas curiosas, lo suficiente como para hincar nuestras rodillas en el suelo para buscar lo que la tierra escondía. Las respuestas, como en toda investigación, vinieron en forma de más preguntas, que son las que aún hoy nos mueven, nos motivan, y parecen no tener fin, sobre todo teniendo en cuenta que a esos primeros “ponderales” se han ido uniendo más curiosos, hasta acercarnos al medio centenar.
La pregunta oportuna genera un desequilibrio en quien la recibe, que le permite movilizarse en búsqueda de información, de aprendizaje. El refrán dice que “la paciencia es la madre de la ciencia” pero parece más acertado pensar que es la curiosidad la que lleva a indagar, investigar, querer saber. Ese querer saber en nuestro caso, tiene que ver con nuestro entorno más próximo, con los paisajes que nos rodean y con la cultura, en el sentido más amplio.
La cultura, nos dice la UNESCO, es el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social, abarcando, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.
Así, en este número de la revista, extendemos los temas tratados, de modo que podemos hacernos una imagen bastante amplia de cuáles eran esos modos de vida en Hoyo en el pasado, o más bien en “los pasados” de Hoyo.
Nos remontamos al siglo VII para preguntarnos qué lengua era la que hablaban los habitantes de la aldea de La Cabilda, permitiéndonos imaginar de forma más vívida a quienes vivían en las faldas de nuestra sierra en la época de dominación visigoda. En el siglo XIV, a través de los nombres que los hoyenses pusieron a los accidentes geográficos que veían en el paisaje, podemos recorrer los mismos montes por los que hoy paseamos y que antaño fueron utilizados como escenario de cacerías reales.
Las alcabalas que los hoyenses pagaban en los siglos XVI y XVII, nos permite saber cuáles eran los bienes que gravaba este tipo de impuestos, permitiéndonos conocer cuáles eran los productos que daban estas tierras serranas. Ya en el siglo XVIII, gracias al estudio del Catastro de Ensenada, obtenemos un retrato bastante preciso del pueblo, con los diversos usos del suelo y las actividades económicas a las que se dedicaban los, por aquel entonces, 95 vecinos que vivían en Hoyo, con los apellidos de las familias, algunos de los cuales, se mantienen en el presente.
El cercano siglo XX es retratado a través de varios artículos de nuestros colaboradores. Los numerosos cambios que se produjeron en el siglo pasado, con transformaciones socioeconómicas de gran calado, son recogidos en trabajos sobre obras civiles -la evolución del saneamiento de aguas, la adquisición del reloj que aún hoy corona la torre del Ayuntamiento y la creación de la primera biblioteca del pueblo- cuya ejecución fue cambiando el pueblo hasta acercarlo a como lo conocemos en la actualidad. Pero también en trabajos sobre los modos de subsistencias de los vecinos, que aprovechaban todo lo que les daba el monte para incrementar los bajos ingresos que en general tenían. Un monte rico en especies cinegéticas y especialmente generoso en conejos, que eran cazados por los habitantes del pueblo para complementar sus comidas. Parte de esos montes eran vigilados por guardas, que debían velar por que el aprovechamiento colectivo mantuviese un orden.
El paisaje montañoso y pedregoso de Hoyo, donde se desarrollan todas estas historias, supera el que podría ser un simple papel secundario, de decorado, tomando el protagonismo y convirtiéndose en seña de identidad. Seguro que así lo entendió Aureliano de Beruete, pintor que nos regaló varias instantáneas de principios del siglo pasado a través de sus óleos, de ese perfil de la Sierra de Hoyo tan característico y reconocible desde la lejanía.
Acabamos ese recorrido por la historia de Hoyo de Manzanares con el estudio de los apodos de los vecinos, porque, ¿quién, sino los propios habitantes de un pueblo, son los que crean su propia su cultura?
Porque conocer y reconocer esa cultura es lo que nos da sentido como asociación, seguiremos haciéndonos preguntas, que entre todos, iremos respondiendo. La colaboración entre personas con diferentes puntos de vista y formaciones, con inquietudes diversas y distintas formas de mirar y expresar, es lo que nos da riqueza. Porque cada piedra colocada por distintas manos, en un trabajo colaborativo, nos permitirá seguir construyendo ese edificio en el que salvaguardar nuestro patrimonio.
the Cueva Des-Cubierta (central Spain) via the analysis of the latter’s
archaeological assemblage. Alongside evidence of Mousterian lithic
industry, Level 3 of the cave infill was found to contain an assemblage of
mammalian bone remains dominated by the crania of large ungulates, some
associated with small hearths. The scarcity of post-cranial elements, teeth,
mandibles and maxillae, along with evidence of anthropogenic modification
of the crania (cut and percussion marks), indicates that the carcasses of
the corresponding animals were initially processed outside the cave, and
the crania were later brought inside. A second round of processing then
took place, possibly related to the removal of the brain. The continued
presence of crania throughout Level 3 indicates that this behaviour was
recurrent during this level’s formation. This behaviour seems to have no
subsistence-related purpose but to be more symbolic in its intent.
al yacimiento de La Cabilda desde sus inicios,
Charo nos resulta de lo más familiar. Nos es
complicado pensar en la arqueología de Hoyo, en
los visigodos de La Cabilda o en El Ponderal, sin que
nos venga a la mente esta gran mujer, Charo Gómez
Osuna.
Los lectores que todavía no hayan tenido el placer de conocer a Charo, se preguntarán el porqué de este homenaje. Pues bien, el motivo oficial es que los miembros de la Asociación, al menos los socios fundadores, consideramos a Charo la piedra angular de esta aventura que emprendimos en 2014. Y por ello, además de ostentar ya el merecidísimo puesto de socia de honor, queremos rendirle este sentido homenaje que sirva de sincero agradecimiento y que le transmita el infinito cariño que le profesamos.
Sin embargo, estas ganas de homenajearla radican en algo más profundo y emocional: Charo es una profesional de la arqueología y una persona excepcional, de las que hay pocas. Esta dimensión humana y profesional se la transmite a cualquier persona con la que ha contactado y conectado haciendo lo que más le apasiona, descubrir, elaborar y transmitir historia a través de los trabajos arqueológicos.
Hoy somos varios los interesados en el estudio y salvaguarda del patrimonio de Hoyo, pero cuando Alberto Clavero comenzó a sentir esa inquietud, se encontró con un vacío que se decidió a llenar con visitas a todo archivo que pudiese contener alguna pista sobre el pasado del pueblo. Así nos lo cuenta Gonzalo de Luis en el homenaje que hemos querido rendir a “nuestro Herodoto” y que abre este Apuntes de El Ponderal. Sigue este número con una parte del estudio inédito que el propio Clavero ha llevado a cabo sobre la Virgen de la Encina-Virgen de Hoyo-Virgen del Rosario, y que le ha llevado por distintos episodios de la historia de Hoyo. Vaya por delante nuestro agradecimiento por su colaboración en este número y en general por su arduo y generoso trabajo, que ha servido, y servirá, de punto de partida a investigaciones posteriores.
Charo Gómez nos cuenta cómo Don Mariano Fernando, Machaco, optó por otra forma de conocer Hoyo, esta vez no a través de las salas de los archivos, sino en el propio campo, paseándolo, caminándolo, oliéndolo. En sus paseos encontró vestigios de otras épocas que llamaron su atención y que no dudó en poner en conocimiento de las autoridades, que desgraciadamente en ese momento no prestaron suficiente atención. Sin embargo, sus fotografías, sus testimonios y sus cartas conservan todo su valor y nos dan pistas del pasado de Hoyo.
A pesar de que pudiera parecer que esos intentos de Machaco cayeron en saco roto, parece que al final todo se entrelaza, y los pasos de uno se enlazan con los del siguiente continuando un camino común. Algunos de los vestigios que llamaron la atención de Machaco fueron las tumbas excavadas en granito que quedaron dentro de esa ampliación del cementerio municipal y que fueron el punto de partida del proyecto arqueo-turístico de La Cabilda iniciado a principios de los 2000 por Gabriel Arenas, que nos cuenta de primera mano cómo fueron esos inicios de lo que hoy es un proyecto consolidado.
Los paseos por Hoyo también han servido de inspiración a Enrique Sandino, que de tanto caminar entre los roquedales de granito, comenzó a preguntarse si ese paisaje que a él tanto le llamaba la atención, no habría tenido un papel predominante en las creencias de los primeros pobladores de Hoyo. Ciertamente, el paisaje en que está enclavado Hoyo, está marcado por ese “Serrejón” que nos da cobijo y por ese control visual sobre la Cuenca de Madrid y sobre lo que hoy es la capital. Esa cercanía al núcleo urbano por excelencia ha generado una relación histórica que, hasta hoy mismo, determina los procesos sociales de Hoyo. En un pasado no tan lejano, la relación con Madrid lo protagonizaban los carreteros, que llevaban madera y piedra a la capital. Juan Manuel Blanco ha reconstruido completamente el camino que llevaría desde Hoyo, atravesando El Pardo, a lo que hoy es Plaza de España, por un recorrido que no es el que hoy esperaríamos.
Vemos cómo también durante la Guerra Civil, la cercanía a Madrid determinó el sino de los pueblos de los alrededores. El intento de dar un respiro a la población madrileña, entre otros motivos, está en el origen de la Batalla de Brunete, momento durante el cual Hoyo tuvo un papel especial en la retaguardia, como nos cuenta Ernesto Viñas en su artículo sobre Hoyo en el contexto de la Batalla de Brunete, y Juan Antonio Morales en su trabajo sobre los sanatorios de Hoyo que actuaron como hospitales de guerra. Tras leer ambos artículos se nos queda rondando una pregunta en la cabeza, cuya respuesta deberíamos tomar como deber: ¿dónde están los cuerpos de los soldados que perdieron la vida en los hospitales de Hoyo?, ¿siguen enterrados en tierra hoyense; fueron llevados sus restos a un osario o fueron trasladados a Cuelgamuros quizás?
En el centro de este número hemos querido poner el trabajo sobre los usos tradiciones que de las plantas y hongos del entorno hacían los hoyenses hasta hace no tanto. Juan Manuel Hortelano ha recopilado esta valiosa información que atesoran José Fernández (Pepe “Grillo”) y Eulogio Blasco (Logín) para intentar que esa tradición oral no caiga en el olvido. Queremos, sin embargo, llamar a la responsabilidad y nada nos gustaría menos que la difusión de este conocimiento tradicional llevase a una recolección indiscriminada e irresponsable de estos vegetales.
De nuevo el conocimiento tradicional, esta vez de Logín y Felipe Moreno, sobre los lugares y topónimos de Hoyo, junto con las aportaciones de datos históricos de Juan Manuel Blanco y la insaciable curiosidad y buen hacer de Antonio Tenorio, se han unido para traernos un ameno recorrido por el pueblo y la Sierra de Hoyo, con sus antiguos nombres -en muchos casos ya borrados o transformados en los mapas- que, de no ser por trabajos como estos, caerían en el olvido. También la curiosidad ha llevado a Juan Manuel Hortelano a encontrar la localización exacta de otro episodio de la historia hoyense, la estancia de Camilo José Cela en el sanatorio de tuberculosos, hoy Colegio Virgen de la Encina. Gracias al esfuerzo de varias personas se está recuperando esta parte de la historia de Hoyo y de Cela y ejemplo de ello ha sido el recientemente inaugurado paseo literario Camilo José Cela, organizado por el Ayuntamiento y por los responsables del blog Cosas de Hoyo.
Si hablamos de lugares en Hoyo, no podemos olvidarnos de uno de los que ocupa un papel protagonista: la Plaza Mayor. ¿Y quién mejor que José Luis Soriano -que nació en el número 10 de la plaza- para hablarnos sobre ella? Nos cuenta su evolución, desde al menos el siglo XIX hasta nuestros días, compartiendo datos, recuerdos y fotografías. Como es normal teniendo en cuenta la posición central en la vida del pueblo, el primer teléfono que hubo en Hoyo se localizó en el edificio del Ayuntamiento, en la Plaza, aunque pronto se abriría la centralita telefónica, primero en manos de la familia Cobaleda y años más tarde en manos de los García Blasco. Así nos lo cuentan Pilar García y Juan Antonio Morales en su trabajo sobre la llegada del teléfono a Hoyo de Manzanares.
Para conocer más aspectos sociales de las gentes de Hoyo, Gloria Tena se ha sumergido en el archivo municipal en busca de la valiosa información encerrada en los testamentos de los hoyenses. Las notas jurídicas sobre los testamentos de los siglos XVII y XVIII que nos ofrece Gonzalo de Luis, que aúna su conocimiento sobre derecho con su amor por la Historia, nos permiten comprender mejor este acto jurídico que gira en torno a ese inevitable momento que determina muchos más aspectos de los que hoy somos conscientes.
Varios de los trabajos aquí presentados han tenido su origen en el Archivo Municipal de Hoyo de Manzanares, en la valiosísima información que allí se guarda. Siendo conscientes de ese valor, y tras haber realizado una labor similar en el Archivo de Tavera, se dio comienzo en 2019 uno de los proyectos más importantes de la Asociación Cultural El Ponderal, en colaboración con el Ayuntamiento: la catalogación de los documentos históricos en el Archivo Municipal. Belén Hernáez, nos cuenta en este número los avances que se han llevado a cabo en los últimos dos años en este sentido y nos muestra los buenos resultados que da el trabajo colaborativo.
Todas las personas que han colaborado en este número, tanto con sus palabras como con sus revisiones y sus dibujos, han permitido la creación de estas páginas que recogen conocimiento y cariño a partes iguales. Vamos poco a poco dando luz a esa identidad pensada, identidad dibujada, identidad sentida.
de El Ponderal, una revista que hereda el espíritu
cooperativo y abierto con el que nació la Asociación que
le presta parte de su nombre. Pretendemos con esta
revista crear un espacio en el que se recojan
informaciones, datos y reflexiones acerca de todo el
entorno de la Sierra de Hoyo de Manzanares y que sean
accesibles a los, cada vez más numerosos, interesados
en el pasado y el presente de nuestro pueblo. La
memoria, las experiencias y los conocimientos de los
que han vivido generación tras generación en Hoyo; de
los que han recorrido y recorren sus caminos
disfrutando del olor de sus jaras; de los que alzan la
vista siguiendo el vuelo de sus buitres; de los que,
inspirados por el entorno, deciden rebuscar en los
documentos o en la tierra para saciar su curiosidad,
merecen materializarse a través del texto escrito como
forma de huir del olvido y como medio para crear lazos
identitarios.
Existen identidades individuales y colectivas, así
como las ligadas a los espacios. El entorno en el que
nacemos y crecemos por azar, o aquel al que decidimos
ligar nuestras vidas, representa una influencia que tiene
doble sentido, de dentro hacia fuera y de fuera hacia
dentro. En ambas direcciones tenemos capacidad para
decidir cuál queremos que sea el alcance y la calidad de
dicha influencia. Estos Apuntes de El Ponderal buscan
que seamos más conscientes de la identidad del pueblo
y el entorno al que estamos ligados y por ende, de
nuestra identidad individual y colectiva; alcanzando
dicha conciencia, como no puede ser de otro modo, a
través del conocimiento compartido.
En este primer número de la revista hemos decidido
dar protagonismo a un elemento de vital importancia
para cualquier población, un elemento que ha
condicionado y condiciona la vida cotidiana de todo
asentamiento humano, esto es, el agua. Pese al nombre
de nuestro pueblo, que puede engañar al extraño, no
pasa por el municipio el río Manzanares, no habiendo
en nuestro entorno más cercano ningún curso de agua
de gran entidad. Sin embargo, nuestro campo está
plagado de fuentes, manantiales, abrevaderos, cursos
estacionales y charcas, sin olvidar nuestra humilde pero
imprescindible Cascada del Covacho, nuestra porque es
de nuestra Sierra de Hoyo, que abarca mucho más que
el término municipal de Hoyo de Manzanares.
Son estos elementos los protagonistas de este
número, en el que comenzamos recorriendo la historia
del abastecimiento de aguas en Hoyo desde 1845 hasta
el presente. Continuamos con la presentación de un
trabajo de campo en el que sus autores, caminantes
incansables, han documentado gran parte de las
fuentes, manantiales y abrevaderos que discurren por
nuestro término. No podíamos terminar sin darle voz a
un amante de la naturaleza que ha dedicado una oda a
los tesoros quasi invisibles que esconde la Laguna de los
Camorchos.
Abrimos así con ilusión estos Apuntes de El
Ponderal, en los cuales caben los textos de todas
aquellas personas que quieran contribuir con su granito
de arena a dejar por escrito cualquier reflexión que
tenga que ver con nuestro querido entorno.
Salutación de Gonzalo de Luis, Ponderal
En noviembre de 2014, los voluntarios que
participaron en la primera campaña de la excavación
arqueológica de La Cabilda tomaron la iniciativa de
constituir la Asociación Cultural El Ponderal, su fin: la
defensa, estudio y divulgación del patrimonio natural,
cultural, etnográfico e histórico de Hoyo de Manzanares
y su Sierra.
La presente publicación es el primer paso de la
Asociación con un proyecto modesto, pero riguroso y
solvente, que consiste en crear un órgano estable de
difusión. Crecerá, lo sabemos, estamos seguros, porque
si hace más de veinte años nuestro pionero historiador
Alberto Clavero Roda, o J. M. Coca Bastida,
prácticamente andaban solos buscando y preguntando,
ahora son muchos los que quieren investigar y
expresarse, y muchos más los que ansían saber y recibir.
Os animamos a disfrutar y a participar de esta aventura.
Si el filósofo Ortega y Gasset decía “yo soy yo y mi circunstancia”, nosotros podemos decir que Hoyo es Hoyo y sus paisajes e historia, un paisaje configurado por su geología, su botánica y su fauna. Así, el paisaje social y el paisaje natural conforman lo que entendemos por Hoyo. Nuestro paisaje natural no ha cambiado sustancialmente en los últimos siglos e incluso milenios; no podemos decir lo mismo del paisaje social, cuya transformación en las últimas décadas ha sufrido una aceleración en gran parte provocada por el avance de la tecnología y los cambios socioeconómicos, evolucionando también nuestra forma de interacción con el medio.
En el pasado –el más remoto y otro más cercano-, la ocupación de las gentes estaba en gran parte determinada por el medio circundante, sobre todo en entornos rurales como el nuestro. Se aprovechaban los recursos que más a mano se tenían, haciendo algunas actividades viables y otras no tanto. El territorio hoyense, con suelos ácidos, pedregosos y escarpados no es muy apto para la agricultura, siendo en cambio idóneo para el desarrollo de la ganadería, la cantería y la apicultura.
Las marcas dejadas por la actividad extractora de la piedra son visibles por doquier, habiéndose utilizado el granito de nuestra Sierra para la construcción del paisaje urbano –antropizado- desde la época en que nuestros antepasados habitaban el antiguo poblado de La Cabilda hasta el siglo pasado. La actividad de la cantería fue posible gracias a las características geológicas del entorno y configuró la realidad social de las gentes del pueblo, llegando a dar ocupación a muchos hoyenses y atrayendo a obreros de otros puntos geográficos.
Ese granito también fue aprovechado para crear cercados para el ganado y colmenares para la protección de las colmenas. Uno de los oficios tradicionales más antiguos relacionado con el uso de nuestros montes es la actividad apícola, que aprovecha y favorece la actividad de las abejas y sus productos. Como muestra de ello, tenemos restos de antiguos colmenares diseminados por el paisaje; y el antiguo topónimo de la zona, “Colmenar del Foyo”, que aparece en las fuentes escritas a finales del siglo XIII y que parece evolucionar a “Foyo de Manzanares” que deriva en la actual denominación.
Regresamos a las palabras de Ortega y Gasset para volver a esa reflexión de la que hablábamos al principio, que es a la que aspiramos como asociación. La frase “yo soy yo y mi circunstancia” continúa diciendo “y si no la salvo a ella, no me salvo yo”, sintetizando la idea de que debemos sacar del silencio y de la carencia de sentido a eso que me rodea, evitando vivir desde la inconsciencia.
Con este número de Apuntes de El Ponderal, queremos comenzar a sacar del silencio esos oficios tradicionales que han sido determinados por las características del paisaje natural de nuestra Sierra de Hoyo, y a la vez han configurado el paisaje social en diferentes épocas de nuestra historia y que gracias al impulso de algunas personas, sobreviven en la actualidad. Para ello nos basamos en el estudio de las fuentes escritas y de los restos materiales del pasado que se han mantenido, sin olvidarnos de los valiosísimos testimonios orales de los testigos de otros momentos. Con ayuda de toda persona que esté dispuesta a colaborar con estos Apuntes pretendemos seguir sacando del silencio el conocimiento sobre nuestro entorno natural, social y cultural para tener una idea cada vez más completa del pasado y presente de Hoyo de Manzanares y del futuro al que queremos dirigirnos.
Por ello, queremos comenzar este artículo haciendo una reflexión sobre la arqueología y el público, para mostrar cómo se han entendido, desde el proyecto de La Cabilda, todos los trabajos orientados a llevar el conocimiento, obtenido por los y las arqueólogas que han intervenido en el yacimiento, al público no especializado, a la sociedad.
La definición más sencilla de la arqueología es la que la describe como la ciencia que estudia las sociedades del pasado a través de sus restos materiales. Es decir, que los arqueólogos nos dedicamos a estudiar objetos físicos, tangibles, palpables, con el fin último de conocer y entender una sociedad. El salto cualitativo de lo material a lo inmaterial implica un proceso de abstracción, a través del cual pretendemos conocer cómo se vivía en una sociedad que ya no existe, qué tipo de organización social tenía, qué actividades económicas desarrollaban sus gentes, cuáles eran sus creencias, cómo se enfrentaban a la enfermedad y a la muerte y, así, un largo etcétera.
Uno de los estereotipos de nuestra profesión es el del arqueólogo arrodillado, cargado de paciencia y de un pincel, afanado en encontrar en el suelo algún objeto precioso. Pero, ni todo lo que encontramos es precioso, ni la única herramienta que utilizamos es el pincel, ni el objetivo último de nuestro trabajo es encontrar fósiles o vasijas. Lo de la paciencia, en cambio, sí es necesariamente verdad.
Es importante tener en cuenta que para conseguir ese conocimiento histórico y social se utilizan gran variedad de herramientas que podríamos englobar en la metodología arqueológica. Así, cuando se excava un yacimiento arqueológico, la metodología nos permitirá documentar de forma sistemática y rigurosa todos los procesos que han tenido lugar en el yacimiento y poder llevar a cabo un posterior trabajo de laboratorio, análisis y reflexión. Además, se trabaja con profesionales de otras áreas para obtener datos sobre la cronología de los yacimientos, sobre las características del paisaje y del medio ambiente en general, con datos geológicos, faunísticos, ambientales, y otros más, de la zona de interés.
El yacimiento de La Cabilda ha sido utilizado como recurso para hacer llegar a la sociedad en general tanto el método de trabajo usado en arqueología, como las conclusiones a las que hemos llegado sobre las formas de vida de las personas que habitaron Hoyo de Manzanares en el pasado. Además, se ha escogido una visión global del ámbito de acción de la didáctica arqueológica. Frente a una visión más centrada en el público escolar, se ha optado por una estrategia en la que se incluyen todas las acciones de los ámbitos educativos formal (escolar), no formal (museos y ocio educativo) e informal (medios de comunicación, cursos y talleres para adultos, conferencia, etc.) (Cardona G, 2015).
Con las actividades que se han desarrollado hasta la fecha en el yacimiento, se han intentado abarcar objetivos de distinta índole y, de menor a mayor profundidad, podríamos decir que son los siguientes: transmitir conocimientos sobre la sociedad de la tardoantigüedad que habitó La Cabilda y sobre los pasos que se han seguido para llegar a ese conocimiento; otorgar valor al propio yacimiento y a los restos patrimoniales que lo componen; e implicar a la sociedad hoyense en la defensa y protección del patrimonio histórico y cultural en general, y el patrimonio arqueológico de La Cabilda en particular, estableciendo lazos entre vecinos, profesionales y en general distintos agentes sociales del municipio, y el propio yacimiento.
Así, si bien desde la arqueología actual huimos del culto al objeto, más propio del coleccionismo y la arqueología del siglo XIX, por entender el valor del mismo en cuanto a su capacidad informadora más que por sus características estéticas, el uso de la parte material de los yacimientos arqueológicos, esto es, los muros, estructuras, cerámicas, otros objetos hallados en el contexto arqueológico e incluso el paisaje, es un recurso didáctico muy potente que consideramos que puede y debe utilizarse para crear fuertes lazos con la sociedad. .
Cuando, tras trabajar como voluntarios codo con codo en el yacimiento de La Cabilda, decidimos crear la Asociación Cultural El Ponderal, hace ya más de cuatro años, no teníamos muy claro hacia dónde íbamos a ir, aunque sí teníamos claro que compartíamos una inquietud. Esa inquietud estaba relacionada con dos cosas, la curiosidad por saber más sobre nuestro entorno por un lado; y el trabajo en equipo y la colaboración por otro.
Los catorce fundadores de El Ponderal éramos personas curiosas, lo suficiente como para hincar nuestras rodillas en el suelo para buscar lo que la tierra escondía. Las respuestas, como en toda investigación, vinieron en forma de más preguntas, que son las que aún hoy nos mueven, nos motivan, y parecen no tener fin, sobre todo teniendo en cuenta que a esos primeros “ponderales” se han ido uniendo más curiosos, hasta acercarnos al medio centenar.
La pregunta oportuna genera un desequilibrio en quien la recibe, que le permite movilizarse en búsqueda de información, de aprendizaje. El refrán dice que “la paciencia es la madre de la ciencia” pero parece más acertado pensar que es la curiosidad la que lleva a indagar, investigar, querer saber. Ese querer saber en nuestro caso, tiene que ver con nuestro entorno más próximo, con los paisajes que nos rodean y con la cultura, en el sentido más amplio.
La cultura, nos dice la UNESCO, es el conjunto de los rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a un grupo social, abarcando, además de las artes y las letras, los modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.
Así, en este número de la revista, extendemos los temas tratados, de modo que podemos hacernos una imagen bastante amplia de cuáles eran esos modos de vida en Hoyo en el pasado, o más bien en “los pasados” de Hoyo.
Nos remontamos al siglo VII para preguntarnos qué lengua era la que hablaban los habitantes de la aldea de La Cabilda, permitiéndonos imaginar de forma más vívida a quienes vivían en las faldas de nuestra sierra en la época de dominación visigoda. En el siglo XIV, a través de los nombres que los hoyenses pusieron a los accidentes geográficos que veían en el paisaje, podemos recorrer los mismos montes por los que hoy paseamos y que antaño fueron utilizados como escenario de cacerías reales.
Las alcabalas que los hoyenses pagaban en los siglos XVI y XVII, nos permite saber cuáles eran los bienes que gravaba este tipo de impuestos, permitiéndonos conocer cuáles eran los productos que daban estas tierras serranas. Ya en el siglo XVIII, gracias al estudio del Catastro de Ensenada, obtenemos un retrato bastante preciso del pueblo, con los diversos usos del suelo y las actividades económicas a las que se dedicaban los, por aquel entonces, 95 vecinos que vivían en Hoyo, con los apellidos de las familias, algunos de los cuales, se mantienen en el presente.
El cercano siglo XX es retratado a través de varios artículos de nuestros colaboradores. Los numerosos cambios que se produjeron en el siglo pasado, con transformaciones socioeconómicas de gran calado, son recogidos en trabajos sobre obras civiles -la evolución del saneamiento de aguas, la adquisición del reloj que aún hoy corona la torre del Ayuntamiento y la creación de la primera biblioteca del pueblo- cuya ejecución fue cambiando el pueblo hasta acercarlo a como lo conocemos en la actualidad. Pero también en trabajos sobre los modos de subsistencias de los vecinos, que aprovechaban todo lo que les daba el monte para incrementar los bajos ingresos que en general tenían. Un monte rico en especies cinegéticas y especialmente generoso en conejos, que eran cazados por los habitantes del pueblo para complementar sus comidas. Parte de esos montes eran vigilados por guardas, que debían velar por que el aprovechamiento colectivo mantuviese un orden.
El paisaje montañoso y pedregoso de Hoyo, donde se desarrollan todas estas historias, supera el que podría ser un simple papel secundario, de decorado, tomando el protagonismo y convirtiéndose en seña de identidad. Seguro que así lo entendió Aureliano de Beruete, pintor que nos regaló varias instantáneas de principios del siglo pasado a través de sus óleos, de ese perfil de la Sierra de Hoyo tan característico y reconocible desde la lejanía.
Acabamos ese recorrido por la historia de Hoyo de Manzanares con el estudio de los apodos de los vecinos, porque, ¿quién, sino los propios habitantes de un pueblo, son los que crean su propia su cultura?
Porque conocer y reconocer esa cultura es lo que nos da sentido como asociación, seguiremos haciéndonos preguntas, que entre todos, iremos respondiendo. La colaboración entre personas con diferentes puntos de vista y formaciones, con inquietudes diversas y distintas formas de mirar y expresar, es lo que nos da riqueza. Porque cada piedra colocada por distintas manos, en un trabajo colaborativo, nos permitirá seguir construyendo ese edificio en el que salvaguardar nuestro patrimonio.
the Cueva Des-Cubierta (central Spain) via the analysis of the latter’s
archaeological assemblage. Alongside evidence of Mousterian lithic
industry, Level 3 of the cave infill was found to contain an assemblage of
mammalian bone remains dominated by the crania of large ungulates, some
associated with small hearths. The scarcity of post-cranial elements, teeth,
mandibles and maxillae, along with evidence of anthropogenic modification
of the crania (cut and percussion marks), indicates that the carcasses of
the corresponding animals were initially processed outside the cave, and
the crania were later brought inside. A second round of processing then
took place, possibly related to the removal of the brain. The continued
presence of crania throughout Level 3 indicates that this behaviour was
recurrent during this level’s formation. This behaviour seems to have no
subsistence-related purpose but to be more symbolic in its intent.
Cabilda en Hoyo de Manzanares. Este trabajo analiza esta excepcional pieza que, junto con otros elementos, transmiten la complejidad
económica y social de la red aldeana que se instala en la sierra madrileña a partir del siglo VI d.C.
Europe is poorly known, which makes it difficult to assess patterns of human diversity and possible regions for ancestral populations
associated with the western Eurasian spread of the Acheulian technocomplex. A recently discovered partial cranium from the Gruta
da Aroeira may shed some light on this period.
In addition, the human groups that inhabited the site have left their most visible mark in the form of an important collection of Mousterian lithic industry and abundant faunal remains, that include an unusual quantity of horned crania [1-2].
The Late Pleistocene stratigraphic succession of this site is made up by a clast-supported deposit. The circulation of water inside the cavity, as well as the complex sedimentary nature of the site, make it difficult to preserve the characteristic macroscopic elements of the combustion structures (ash or charred darkened sediment).
To confirm the evidence of in situ combustion in the interior of the cavity we applied a micro-contextual approach that includes micromorphology and organic geochemistry methodologies.
Analytical techniques in biomolecular archaeology allow us to obtain quantifiable data on the preserved lipid compounds. The separation and isolation of the different lipid fractions is carried out with extraction and derivatization processes that facilitates the detection of the chromatographic peaks of each compound through instrumental techniques. GC-MS (Gas Chromatography-Mass Spectrometry) allows detection of different molecular compounds contained in the sediment.
Here we present the results of the lipid compounds from an exhaustive experimental study. The experimental programme was performed to provide referential data at the microscopic and molecular scale in order to later approach the archaeological evidence collected at the site.
Four open-air hearths were built and were monitored in order to control the temperature reached, both on the surface and at depth. In addition, different materials (lithics, bones, speleothems and sediments) were included in these experiments and were recovered and thoroughly documented through their archaeological excavation.
The specific sampling of sediment from both the experimental hearths and the areas of the site presumably affected by combustion, allow the analysis and identification of various biomarkers related to the use of fire. Our first results show that the n-alkanes, one of the best preserved lipid biomarkers in the sedimentary record, experience certain degrees of biodegradation when exposed to different temperatures
This differential degradation of the n-alkane profiles obtained from the different experimental hearths sheds light on the degradation patterns of these biomarkers depending on the different variables related to combustion (temperature, fuel, sedimentary matrix). Obtaining data related to the other lipid fractions (aromatics, ketones and fatty acids) from both the experimental and archaeological samples will allow us to delve deeper into the characteristics of the combustion processes present in Cueva Des-Cubierta and their implications both for the formation of the hearth palimpsest and fire-related human behavior.
Cueva Des-Cubierta cave is a site located in the upper valley of the Lozoya River, in the Spanish Central System. It is an 80 m long roofless cave with a zig-zag-shaped narrow gallery (2-4 m wide) in which several archaeopalaeontological levels were deposited. Level 3 is a 2 m thick clast-supported gravel deposit formed over a speleothem dated in the MIS6a, and deposited over a cold period according to the pollen and micromammal record (probably MIS4 or the earlier MIS3). This level contains a Mousterian lithic assemblage, an archaeofaunal record dominated by cranial remains of large horned ungulates, and abundant fire-affected materials, and it has been interpreted as a symbolic place.
In this study, we use spatial taphonomy to examine whether the cave deposit exhibits any spatial variation in its vertical section regarding post-depositional disturbance caused by typical karstic processes, such as water flows or gravitational processes. Spatial statistical approaches are applied to a number of taphonomic variables, including specimen size, taxon, anatomical part, bone shape, and bone composition.
Overall, the archaeological deposit shows a low degree of disturbance. Bone shape and composition types are uniformly distributed, suggesting a similar low degree of post-depositional impact caused by water flows throughout the deposit. There is a marked contrast in the spatial distribution of cranial and postcranial remains, which could be suggesting a differential treatment of cranial and postcranial elements by Neanderthals.
Further spatial statistical examination of other taphonomic attributes, such as fire-affected remains, as well as the analysis of spatial associations between bone and lithic remains, will shed further light on the role played by Neanderthals in this faunal accumulation. This study also shows that spatial taphonomy constitutes a powerful tool that can be used to unravel palimpsests in cave deposits with complex depositional histories.
The circulation of water and the complex sedimentary nature of the cavity makes it difficult to have a preserved archaeological record. However, the a priori recurrence inside the cavity of various activities related to the use of fire and the processing of skulls of large ungulates may have left a specific lipidic imprint in the sediment of the Late Pleistocene stratigraphic sequence.
The biomolecular characteristics resulting from this probable Neanderthal behaviour attempt to be defined in this work by analysing the patterns of abundance and distribution of the compounds found in the different lipid fractions (alkanes, aromatics, ketones and fatty acids) obtained in the exhaustive sampling of four replicative experimental hearths involving different variables and materials related to these activities (lithics, bones, speleothems and sediments).
Analytical techniques in biomolecular archaeology allow us to obtain quantifiable data on the preserved lipid compounds. The degradation and preservation of the different compounds detected in the lipid fractions involved in combustion provide us with reference data on a microscopic and molecular scale that will allow us to compare it with the profiles preserved in the archaeological samples in order to trace these Neanderthal activities inside the cavity documented on a macroscopic scale. Obtaining data relating to the stable isotopes preserved in both the experimental and archaeological samples will allow us to study in depth the environmental implications of this unusual archaeological context.
evolution in Europe, because it marks the appearance of both fossil
hominins ancestral to the later Neandertals and the Acheulean
technology. Nevertheless, European sites containing well-dated human
remains associated with an Acheulean toolkit remain scarce. The
earliest European hominin crania associated with Acheulean handaxes
are at the sites of Arago, Atapuerca Sima de los Huesos (SH), and
Swanscombe, dating to 400–500 ka (Marine Isotope Stage 11–12). The
Atapuerca (SH) fossils and the Swanscombe cranium belong to the
Neandertal clade, whereas the Arago hominins have been attributed
to an incipient stage of Neandertal evolution, to Homo heidelbergensis,
or to a subspecies of Homo erectus. A recently discovered cranium
(Aroeira 3) from the Gruta da Aroeira (Almonda karst system, Portugal)
dating to 390–436 ka provides important evidence on the earliest
European Acheulean-bearing hominins. This cranium is represented by
most of the right half of a calvarium (with the exception of the missing
occipital bone) and a fragmentary right maxilla preserving part of the
nasal floor and two fragmentary molars. The combination of traits in
the Aroeira 3 cranium augments the previously documented diversity
in the European Middle Pleistocene fossil record.