Papers by ilse montes estrada

CAPÍTULO 1* Jhs 1. La manera de proceder en la oración que ahora tengo, es la presente; pocas vec... more CAPÍTULO 1* Jhs 1. La manera de proceder en la oración que ahora tengo, es la presente; pocas veces son las que estando en oración puedo tener discurso de entendimiento, porque luego comienza a recogerse el alma y estar en quietud o arrobamiento, de tal manera que ninguna cosa puedo usar de los sentidos, tanto que, si no es oír-y eso no para entender-, otra cosa no aprovecha. 2. Acaéceme muchas veces (sin querer pensar en cosas de Dios, sino tratando de otras cosas, y pareciéndome que, aunque mucho procurase tener oración, no lo podría hacer por estar con gran sequedad, ayudando a esto los dolores corporales) darme tan de presto este recogimiento y levantamiento de espíritu, que no me puedo valer, y en un punto dejarse con los efectos y aprovechamientos que después trae. Y esto sin haber tenido visión, ni entendido cosa, ni sabiendo dónde estoy, sino que, pareciéndome se pierde el alma, la veo con ganancias, que aunque en un año quisiera ganarlas yo, me parece no fuera posible según quedo con ganancias. 3. Otras veces me dan unos ímpetus muy grandes, con un deshacimiento por Dios que no me puedo valer. Parece se me va a acabar la vida y así me hace dar voces y llamar a Dios, y esto con gran furor me da. Algunas veces no puedo estar sentada según me dan las bascas, y esta pena me viene sin procurarla, y es tal, que el alma nunca querría salir de ella mientras viviese, y son las ansias que tengo por no vivir y parecer que se vive, sin poderse remediar, pues el remedio para ver a Dios es la muerte, y ésta no puedo

Cartas de la santa madre Teresa de Jesús Carta I Al prudentísimo señor, el rey Felipe II. Jesús 1... more Cartas de la santa madre Teresa de Jesús Carta I Al prudentísimo señor, el rey Felipe II. Jesús 1. La gracia del Espíritu Santo sea siempre con vuestra majestad. Amén. A mi noticia ha venido un memorial, que a vuestra majestad han dado contra el padre maestro Gracián, que me espanto de los ardides del demonio, y de sus ministros; porque no se contenta con infamar a este siervo de Dios (que verdaderamente lo es, y nos tiene tan edificadas a todas, que siempre me escriben de los monasterios que visita, que los deja con nuevo espíritu) sino que procuran ahora deslustrar estos monasterios, a donde tanto se sirve nuestro Señor. Y para esto se han valido de dos Descalzos, que el uno, antes que fuese fraile, sirvió a estos monasterios, y ha hecho cosas, a donde bien da a entender, que muchas veces le falta el juicio; y deste Descalzo, y otros apasionados contra el padre maestro Gracián (porque ha de ser el que los castigue) se han querido valer sus émulos, haciéndoles firmar desatinos, que si no temiese el daño que podría hacer el demonio, me daría recreación lo que dice que hacen las Descalzas; porque para nuestro hábito sería cosa monstruosa. Por amor de Dios suplico a vuestra majestad, no consienta, que anden en tribunales testimonios tan infames; porque es de tal suerte el mundo, que puede quedar alguna sospecha en alguno (aunque más se pruebe lo contrario) si dimos alguna ocasión. Y no ayuda a la reformación poner mácula en lo que está por la bondad de Dios tan reformado, como vuestra majestad podrá ver, si es servido, por una probanza, que mandó hacer el padre Gracián destos monasterios, por ciertos respetos, de personas graves, y santas, que a estas monjas tratan. Y pues de los que han escrito los memoriales, se puede hacer información de lo que les mueve, por amor de Dios nuestro Señor vuestra majestad lo mire, como cosa que toca a su gloria, y honra. Porque si los contrarios ven, que se hace caso de sus testimonios, por quitar la visita, levantarán a quien la hace, que es hereje; y donde no hay mucho temor de Dios, será fácil probarlo. [2] 1

LAS «CONSTITUCIONES» INTRODUCCIÓN I. De la orden que se ha de tener en las cosas espirituales II.... more LAS «CONSTITUCIONES» INTRODUCCIÓN I. De la orden que se ha de tener en las cosas espirituales II. Qué días se ha de recibir al Señor III. De lo temporal IV. De los ayunos [y vestidos] V. De la clausura VI. Del tomar las novicias VII. De los oficios humildes VIII. De las enfermas IX. [De la comida, recreación y humildad] X. De las difuntas XI. De lo que está obligada a hacer cada una en su oficio XII. Del capítulo de culpas graves XIII. De leve culpa XIV. De media culpa XV. De grave culpa XVI. De más grave culpa XVII. De gravísima culpa XVIII. [Otras ordenaciones] INTRODUCCIÓN Una historia aproximada e indicativa de la evolución de esta obra teresiana y de los que han tenido parte en ella es la que esboza el P. Gracián en la dedicatoria de la edición príncipe, Salamanca 1581. Estas constituciones «fueron sacadas al principio de las Constituciones antiguas de la Orden, y dadas por el Reverendísimo Padre nuestro, el maestro fray Juan Bautista Rubeo de Rávena, prior general. Después añadió el muy reverendo Padre fray Pedro Fernández, visitador apostólico de esta Orden por nuestro muy santo Padre Pio V, algunas actas y declaraba algunas de las Constituciones; y también yo añadí algo visitando con comisión apostólica esta congregación de los carmelitas descalzos...» 1. En virtud del Breve pontificio del 2 de febrero de 1562, la Santa no sólo pone en marcha su tarea fundacional, sino que queda autorizada a determinar el estilo de vida religiosa de la nueva comunidad. Extiende rápidamente unos estatutos, brevísimos pero bien pensados. Son el primer núcleo de las Constituciones de sus carmelos, redactadas en Avila antes de 1567, año en que las somete a la aprobación del General de la Orden. Serán esas páginas las que al año siguiente 1568 servirán de base a fray Juan de la Cruz y a sus compañeros para poner en marcha la vida reformada en Duruelo. La evolución de este texto primitivo-.hoy perdido-. es accidentadísima. Por una parte, el desarrollo de la Orden y la creciente experiencia de la Santa aconsejaban cambios y adiciones 2. De otro lado, los Visitadores de los carmelos teresianos, especialmente los padres Pedro Fernández, Gracián y Roca, fueron introduciendo «actas» y modificaciones, no siempre del agrado de la Autora 3. Por remate, no faltaron alegres arbitrariedades de alguna «priorita» 4,
En que trata cómo comenzó el Señor a despertar esta alma en su niñez a cosas virtuosas, y la ayud... more En que trata cómo comenzó el Señor a despertar esta alma en su niñez a cosas virtuosas, y la ayuda que es para esto serlo los padres.
De la causa que me movió a hacer con tanta estrechura este monasterio.
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