Papers by Samuel Grandera
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA ¿Cómo ve el romántico su vida y cómo ve el mundo que tiene en torno suyo? ... more REAL ACADEMIA ESPAÑOLA ¿Cómo ve el romántico su vida y cómo ve el mundo que tiene en torno suyo? La visión del mundo o cosmovisión que tiene el romántico es determinada a cada paso por su estado de ánimo; y ese estado de ánimo y su consecuente cosmovisión se revelan por siete síntomas y se expresan por cinco metáforas, que hoy, en los textos literarios de la época, vamos a experimentar, a vivir, a vivir temblando, más bien que simplemente estudiar. Veremos que la visión romántica del mundo es la de quien es a un mismo tiempo víctima y cabeza de su cosmos.

La semblanza que del famoso jefe lusitano consagra la historiografía antigua sirve de paradigma p... more La semblanza que del famoso jefe lusitano consagra la historiografía antigua sirve de paradigma para reflexionar acerca de un fenómeno de hondo significado en la vida de los pueblos prerromanos, la guerra. Entre los muchos enfoques posibles, la acción bélica es revisada en tanto mecanismo de contacto cultural generador a su vez de una serie de efectos sociales y económicos en el seno de los grupos litigantes. Recurriendo además de a las fuentes literarias, a apoyos arqueológicos (distribución de riqueza en necrópolis de fines de la Edad del Hierro, con especial atención a las "tumbas de guerrero") y a modelos antropológicos, intentaremos dilucidar el papel que la redistribución de botines y tributos guerreros -entendidos como el resultado de un intercambio violento en cualquiera de sus modalidades (contienda, ataque puntual, robo...)-desempeña en la articulación socio-política de las gentes del occidente peninsular. La manera en que los "jefes militares", que son quienes suelen dirigir estos repartos, proceden a la distribución de mercancías entre la población, se muestra en el registro literario como argumento moralizante o anecdótico según los casos. Pero al tiempo constituye un testimonio útil para refrendar la existencia de una fuerte jerarquización habida cuenta que este procedimiento camufla en sí mismo una medida de orde-* Lo que sigue es continuación de la primera parte del trabajo que fue publicada en el anterior número de la revista Habis. La numeración de los apartados y de las notas a pie es correlativa a la de la parte inicial.

Los descubrimientos más recientes indican que el perro (Canis familiaris) es una subespecie domés... more Los descubrimientos más recientes indican que el perro (Canis familiaris) es una subespecie doméstica que desciende del lobo gris (Canis lupus). Según estudios de los mapeos genéticos (mtDNA) de ambas especies y de anatomía comparada basados sobre todo en cráneos encontrados, el perro prehistórico se separó del lobo al encontrar cerca de los grupos nómadas humanos un nicho ecológico; es muy probable que el perro haya sido el primer animal domesticado, siendo usado posteriormente para ayudar a bandas de hombres en la caza, para defender al grupo y su morada. Se cree que el primer perro doméstico conocido, que poseía una gran mandíbula canina con dientes más desarrollados que los perros que hoy conocemos, vivió hace 31.700 años y que este tipo de perros prehistóricos subsistieron con una dieta carnívora, a base de cazar grandes animales: presas como caballos, renos y el buey almizclero eran su comida. Estas suposiciones están basadas en un estudio tras el descubrimiento de restos arqueológicos que fueron excavados en la cueva Goyet en Bélgica, sugieren a los investigadores que el pueblo Auriñaciense de Europa desde el período Paleolítico superior fue la primera población del planeta en tener como compañeros a perros domesticados. Bellas joyas y herramientas, manifestaciones estéticas donde se representan los grandes animales de caza, caracterizan a esta cultura. La cultura Auriñaciense, que se extendió por Europa central y el levante mediterráneo sustituyó hace unos 38.000 años antes de nuestra Era aproximadamente, a la cultura Musteriense y en otros lugares al Chatelperroniense, en el inicio del Paleolítico Superior. Dentro del debate sobre los restos de mayor antigüedad que corresponden a perros prehistóricos se consideró hasta el año 2008 que las pruebas más antiguas se habían encontrado en Eliseevich, Rusia. Un fragmento de mandíbula descubierto en el año 1873 en una cueva de Kesslerloch, en el norte de Suiza, había sido ignorado hasta que unos paleontólogos alemanes, Hannes Napierala, Hans-Peter Uerpmann, publicaron un artículo científico titulado A 'new' palaeolithic dog from central Europe en la revista International Journal of Osteoarchaeology. Según sostienen los autores de la investigación, la mandíbula perteneció a un perro doméstico con una antigüedad de entre 14.100 a 14.600 años, a través de la técnica del carbono 14. El hombre se dio cuenta rápidamente de los finos sentidos del olfato y el oído que tenía el perro; su área olfatoria es 20 veces más gruesa, en el caso del Pastor Alemán con un volumen 34 veces mayor y con 40 veces más células olfatorias, y su oído es capaz de percibir sonidos muy por debajo y por encima del rango que oyen los humanos. Ventajas que aumentan su utilidad para la caza y las labores de guardia. Su uso como pastor y protector de los rebaños es cronológicamente muy posterior, yendo pareja a la domesticación y explotación de otros animales, cuando las bandas de cazadores y recolectores se volvieron sedentarias ya hacia el Neolítico, hace 10.000 años hasta nuestra Era, con el desarrollo de la agricultura y la ganadería. Animal de costumbres sociales, que convive en grupos perfectamente jerarquizados, se adaptó a convivir con los humanos. Poco a poco, el hombre los adaptó a sus necesidades, seleccionando a los perros para las distintas labores y características ambientales y geográficas. Los perros enterrados en el cementerio mesolítico de Svaerdborg en Dinamarca muestran que, en la antigua Europa, eran ya una valiosa compañía. El dingo es un perro antiguamente domesticado, unos 5.000 años antes de nuestra Era en el territorio que actualmente ocupa Australia, aunque hoy en día se considere salvaje o al menos silvestre. Los grupos humanos previos al Neolítico consumieron la carne de los perros prehistóricos como una fuente más de alimento. De manera extremadamente gradual los asentamientos humanos valoraron al perro en simbiosis artificial, empleándolo en tareas de apoyo como la caza, la guardia
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