El asombro y el vértigo que siente el ser humano ante lo más grande y lo más pequeño genera en él... more El asombro y el vértigo que siente el ser humano ante lo más grande y lo más pequeño genera en él una curiosidad atávica que le lleva a preguntarse por aquello que sobrepasa los límites del mundo que conoce a través de los sentidos. Hoy, hemos construido telescopios que nos han mostrado cómo son las estrellas, galaxias, nebulosas... Sabemos que las distancias y tamaños en el universo son tan grandes que superan nuestra capacidad de comprenderlos. Así, una noche estrellada nos empequeñece. Curiosamente, en el extremo opuesto, pensar en lo más pequeño no nos hace sentirnos grandes. El mundo de los objetos diminutos parece que no existe porque no lo vemos, y sólo cuando se construyeron los microscopios se pudo descubrir un mundo fascinante, poblado de células, bacterias, virus, moléculas e incluso átomos... El mundo invisible es tan infinito y fascinante como el universo y aunque, por el hecho de no poder verlo, nos cueste imaginar y comprender el pequeño tamaño, el enorme número o la naturaleza de los objetos diminutos, es un reto acercarnos a la grandeza de lo pequeño.
El asombro y el vértigo que siente el ser humano ante lo más grande y lo más pequeño genera en él... more El asombro y el vértigo que siente el ser humano ante lo más grande y lo más pequeño genera en él una curiosidad atávica que le lleva a preguntarse por aquello que sobrepasa los límites del mundo que conoce a través de los sentidos. Hoy, hemos construido telescopios que nos han mostrado cómo son las estrellas, galaxias, nebulosas... Sabemos que las distancias y tamaños en el universo son tan grandes que superan nuestra capacidad de comprenderlos. Así, una noche estrellada nos empequeñece. Curiosamente, en el extremo opuesto, pensar en lo más pequeño no nos hace sentirnos grandes. El mundo de los objetos diminutos parece que no existe porque no lo vemos, y sólo cuando se construyeron los microscopios se pudo descubrir un mundo fascinante, poblado de células, bacterias, virus, moléculas e incluso átomos... El mundo invisible es tan infinito y fascinante como el universo y aunque, por el hecho de no poder verlo, nos cueste imaginar y comprender el pequeño tamaño, el enorme número o la naturaleza de los objetos diminutos, es un reto acercarnos a la grandeza de lo pequeño.
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