nos informa que Freud le expuso el tema del presente artículo en enero de 1914, y habló sobre él ... more nos informa que Freud le expuso el tema del presente artículo en enero de 1914, y habló sobre él en la Sociedad Psicoanalítica de Viena el 30 de diciembre de ese año. En febrero de 1915 escribió un primer borrador. Lo remitió a Abraham (cf. Freud, 1965a, Págs. 206-7 y 211-2), quien le envió extensos comentarios; entre ellos, la importante sugerencia de una conexión entre la melancolía y la etapa oral de la libido (cf. Infra, Pág. 247). El borrador final quedó completado el 4 de mayo de 1915, pero, como el del artículo anterior (cf. Pág. 217), fue publicado dos años después. En época muy temprana (probablemente en enero de 1895), Freud había enviado a Fliess un detallado intento de explicar la melancolía (término bajo el cual Freud incluía, por lo común, lo que ahora suele describirse como estados de depresión) en términos puramente neurológicos (Freud, 1950a, Manuscrito G), AE, 1, págs. 239-46. Este intento no resultó muy fructífero, y pronto fue remplazado por un enfoque psicológico. Apenas dos años más tarde, nos encontramos con uno de los casos más notables de anticipación de los hechos por parte de Freud. Ocurre en un manuscrito, también dirigido a Fliess y titulado «Anotaciones III». Consignemos que en este manuscrito, fechado el 31 de mayo de 1897, aparece prefigurado por primera vez el complejo de Edipo (Freud, 1950a, Manuscrito N), AE, 1, pág. 296. El pasaje en cuestión, tan denso en significado que por momentos resulta oscuro, merece ser citado en forma completa: «Los impulsos hostiles hacia los padres (deseo de que mueran) son, de igual modo, un elemento integrante de la neurosis. Afloran concientemente como representación obsesiva. En la paranoia les corresponde lo más insidioso del delirio de persecución (desconfianza patológica de los gobernantes y los monarcas). Estos impulsos son reprimidos en tiempos en que se suscita compasión por los padres: enfermedad, muerte de ellos. Entonces es una exteriorización del duelo hacerse reproches por su muerte (las llamadas melancolías), o castigarse histéricamente, mediante la idea de la retribución, con los mismos estados [de enfermedad] que ellos han tenido. La identificación que así sobreviene no es otra cosa, como se ve, que un modo del pensar, y no vuelve superflua la búsqueda del motivo». Freud parece haber dejado totalmente de lado la aplicación ulterior a la melancolía de la línea de pensamiento, bosquejada en este pasaje. De hecho, muy rara vez volvió a mencionar este estado antes del presente artículo, si se exceptúan algunas observaciones suyas incluidas en un debate sobre el suicidio que tuvo lugar en 1910 en la Sociedad Psicoanalítica de Viena (véase Freud (1910g), AE, 11, pág. 232); en esa oportunidad destacó la importancia de establecer una comparación entre la melancolía y los estados normales de duelo, pero declaró que el problema psicológico allí involucrado era todavía insoluble. Lo que permitió a Freud reabrir el tema fue, por supuesto, la introducción de los conceptos del narcisismo y de un ideal del yo. El presente artículo puede considerarse, en verdad, una extensión del trabajo sobre el narcisismo que Freud escribiera un año antes (1914c). Así como en ese trabajo había descrito el funcionamiento de la «instancia crítica» (cf. supra, págs. 92-3), en este se ve la misma instancia operando en la melancolía. Pero las implicaciones de este artículo -que no fueron evidentes de inmediato-estaban destinadas a ser más importantes que la explicación del mecanismo de un estado patológico particular. El material aquí contenido nevó a la ulterior consideración de la «instancia crítica», en Psicología de las masas y análisis
nos informa que Freud le expuso el tema del presente artículo en enero de 1914, y habló sobre él ... more nos informa que Freud le expuso el tema del presente artículo en enero de 1914, y habló sobre él en la Sociedad Psicoanalítica de Viena el 30 de diciembre de ese año. En febrero de 1915 escribió un primer borrador. Lo remitió a Abraham (cf. Freud, 1965a, Págs. 206-7 y 211-2), quien le envió extensos comentarios; entre ellos, la importante sugerencia de una conexión entre la melancolía y la etapa oral de la libido (cf. Infra, Pág. 247). El borrador final quedó completado el 4 de mayo de 1915, pero, como el del artículo anterior (cf. Pág. 217), fue publicado dos años después. En época muy temprana (probablemente en enero de 1895), Freud había enviado a Fliess un detallado intento de explicar la melancolía (término bajo el cual Freud incluía, por lo común, lo que ahora suele describirse como estados de depresión) en términos puramente neurológicos (Freud, 1950a, Manuscrito G), AE, 1, págs. 239-46. Este intento no resultó muy fructífero, y pronto fue remplazado por un enfoque psicológico. Apenas dos años más tarde, nos encontramos con uno de los casos más notables de anticipación de los hechos por parte de Freud. Ocurre en un manuscrito, también dirigido a Fliess y titulado «Anotaciones III». Consignemos que en este manuscrito, fechado el 31 de mayo de 1897, aparece prefigurado por primera vez el complejo de Edipo (Freud, 1950a, Manuscrito N), AE, 1, pág. 296. El pasaje en cuestión, tan denso en significado que por momentos resulta oscuro, merece ser citado en forma completa: «Los impulsos hostiles hacia los padres (deseo de que mueran) son, de igual modo, un elemento integrante de la neurosis. Afloran concientemente como representación obsesiva. En la paranoia les corresponde lo más insidioso del delirio de persecución (desconfianza patológica de los gobernantes y los monarcas). Estos impulsos son reprimidos en tiempos en que se suscita compasión por los padres: enfermedad, muerte de ellos. Entonces es una exteriorización del duelo hacerse reproches por su muerte (las llamadas melancolías), o castigarse histéricamente, mediante la idea de la retribución, con los mismos estados [de enfermedad] que ellos han tenido. La identificación que así sobreviene no es otra cosa, como se ve, que un modo del pensar, y no vuelve superflua la búsqueda del motivo». Freud parece haber dejado totalmente de lado la aplicación ulterior a la melancolía de la línea de pensamiento, bosquejada en este pasaje. De hecho, muy rara vez volvió a mencionar este estado antes del presente artículo, si se exceptúan algunas observaciones suyas incluidas en un debate sobre el suicidio que tuvo lugar en 1910 en la Sociedad Psicoanalítica de Viena (véase Freud (1910g), AE, 11, pág. 232); en esa oportunidad destacó la importancia de establecer una comparación entre la melancolía y los estados normales de duelo, pero declaró que el problema psicológico allí involucrado era todavía insoluble. Lo que permitió a Freud reabrir el tema fue, por supuesto, la introducción de los conceptos del narcisismo y de un ideal del yo. El presente artículo puede considerarse, en verdad, una extensión del trabajo sobre el narcisismo que Freud escribiera un año antes (1914c). Así como en ese trabajo había descrito el funcionamiento de la «instancia crítica» (cf. supra, págs. 92-3), en este se ve la misma instancia operando en la melancolía. Pero las implicaciones de este artículo -que no fueron evidentes de inmediato-estaban destinadas a ser más importantes que la explicación del mecanismo de un estado patológico particular. El material aquí contenido nevó a la ulterior consideración de la «instancia crítica», en Psicología de las masas y análisis
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