Papers by Kenneth Santiago

¿Qué decir de ella? ¿Qué decir torva conciencia, ese espectro en mi camino? CAMBERLAYNE, PHARRONI... more ¿Qué decir de ella? ¿Qué decir torva conciencia, ese espectro en mi camino? CAMBERLAYNE, PHARRONIDA Permitid que, por el momento, me presente como William Wilson. La página inmaculada que tengo ante mí, no debe ser manchada con mi verdadero nombre. Éste ya ha sido exagerado objeto del desprecio -del horror-, del odio de mi estirpe. ¿Los vientos indignados, no han esparcido su incomparable infamia por las regiones más distantes del globo? ¡Oh, paria, el más abandonado de todos los parias! ¿No estás definitivamente muerto para la tierra? ¿No estás muerto para sus honores, para sus flores, para sus doradas ambiciones? Y una nube densa, lúgubre, ¡limitada ¿no cuelga eternamente entre tus esperanzas y el cielo? Aunque pudiese, no quisiera registrar hoy, ni aquí, la narración de mis últimos años de indecible desdicha y de crimen imperdonable. Esa época -esos años recientes-llegaron repentinamente al colmo de la depravación cuyo origen es lo único que en el presente me propongo señalar. Por lo general los hombres caen gradualmente en la bajeza. En mi caso, en un sólo instante, toda virtud se desprendió de mi cuerpo como si fuera un manto. De una maldad comparativamente trivial, pasé, con la zancada de un gigante, a enormidades peores que las de un Heliogábalo. Acompañadme en el relato de la oportunidad, del único

¿Qué decir de ella? ¿Qué decir torva conciencia, ese espectro en mi camino? CAMBERLAYNE, PHARRONI... more ¿Qué decir de ella? ¿Qué decir torva conciencia, ese espectro en mi camino? CAMBERLAYNE, PHARRONIDA Permitid que, por el momento, me presente como William Wilson. La página inmaculada que tengo ante mí, no debe ser manchada con mi verdadero nombre. Éste ya ha sido exagerado objeto del desprecio -del horror-, del odio de mi estirpe. ¿Los vientos indignados, no han esparcido su incomparable infamia por las regiones más distantes del globo? ¡Oh, paria, el más abandonado de todos los parias! ¿No estás definitivamente muerto para la tierra? ¿No estás muerto para sus honores, para sus flores, para sus doradas ambiciones? Y una nube densa, lúgubre, ¡limitada ¿no cuelga eternamente entre tus esperanzas y el cielo? Aunque pudiese, no quisiera registrar hoy, ni aquí, la narración de mis últimos años de indecible desdicha y de crimen imperdonable. Esa época -esos años recientes-llegaron repentinamente al colmo de la depravación cuyo origen es lo único que en el presente me propongo señalar. Por lo general los hombres caen gradualmente en la bajeza. En mi caso, en un sólo instante, toda virtud se desprendió de mi cuerpo como si fuera un manto. De una maldad comparativamente trivial, pasé, con la zancada de un gigante, a enormidades peores que las de un Heliogábalo. Acompañadme en el relato de la oportunidad, del único
American Journal of Kidney Diseases, 2008
American Journal of Kidney Diseases, 2008
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