La serenidad es parte de nuestra naturaleza interior Convulsionados por el stress de la vida urba... more La serenidad es parte de nuestra naturaleza interior Convulsionados por el stress de la vida urbana y sus padeceres, hemos perdido la espontaneidad del estiramiento de un gato al amanecer o de un perro frente al sol o la fluidez con que un ave despliega sus alas y flexiona sus extremidades inferiores justo antes de retomar el vuelo. Hemos perdido la sonrisa desinteresada de un bebé y su contagioso carcajeo sin causa y feliz. El stress ha sobrepasado los límites al punto de alejarnos de nuestro ser esencial. Pero a como hay un stress laboral, hay otros tipos de stress: tensión familiar, tensión consumista, tensión de guardar apariencias, tensión de ser perfeccionistas, tensión por cualquier compulsividad estresante. La sociedad actual es una sociedad enferma formada por individuos enfermos, la sociedad nos sobre-exige, nos lleva a ser competitivos, nos obliga a sobre-adaptarnos de maneras que nos conducen tarde o temprano al stress y a la pérdida de nuestra interioridad. Buscamos practicar Hatha Yoga para relajarnos o para encontrar alivio a alguna dolencia del cuerpo o las emociones. Eso es totalmente adecuado. Sin embargo, es importante saber que Hatha Yoga, practicada con honesta atención de instante en instante, genera no sólo alivio a malestares que nos aquejan, sino también, poco a poco, nos hace descubrir la consciencia de serenidad que ya existe en nosotros y nosotras. Esa parte de la mente que siempre ha estado allí, que es observadora, la cual se caracteriza por no juzgar, por ser en suma serenidad. Es como si quitáramos poco a poco los velos del egocentrismo y del sufrimiento que la esconden. Los velos van cayendo y lo hacemos mediante la respiración observada en las posturas (Asanas) y en la contemplación interior al meditar (Dhyana). Nombrada en sánscrito Vijñana, sabemos hoy gracias a la neurociencia que dicha particularidad no juzgadora de la mente es la misma que se activa en otras prácticas: tales como la oración cristiana de gratitud, la contemplación mística de todas las tradiciones religiosas, la danza sagrada de los pueblos originarios del mundo, el trabajo manual concentrado de quien se enfoca más en el proceso y no se aferra a los resultados, entre otras acciones humanas en donde se concilian dos aspectos fundamentales: atención al momento presente tal y como es y un sano olvidarse del ego propio.
La serenidad es parte de nuestra naturaleza interior Convulsionados por el stress de la vida urba... more La serenidad es parte de nuestra naturaleza interior Convulsionados por el stress de la vida urbana y sus padeceres, hemos perdido la espontaneidad del estiramiento de un gato al amanecer o de un perro frente al sol o la fluidez con que un ave despliega sus alas y flexiona sus extremidades inferiores justo antes de retomar el vuelo. Hemos perdido la sonrisa desinteresada de un bebé y su contagioso carcajeo sin causa y feliz. El stress ha sobrepasado los límites al punto de alejarnos de nuestro ser esencial. Pero a como hay un stress laboral, hay otros tipos de stress: tensión familiar, tensión consumista, tensión de guardar apariencias, tensión de ser perfeccionistas, tensión por cualquier compulsividad estresante. La sociedad actual es una sociedad enferma formada por individuos enfermos, la sociedad nos sobre-exige, nos lleva a ser competitivos, nos obliga a sobre-adaptarnos de maneras que nos conducen tarde o temprano al stress y a la pérdida de nuestra interioridad. Buscamos practicar Hatha Yoga para relajarnos o para encontrar alivio a alguna dolencia del cuerpo o las emociones. Eso es totalmente adecuado. Sin embargo, es importante saber que Hatha Yoga, practicada con honesta atención de instante en instante, genera no sólo alivio a malestares que nos aquejan, sino también, poco a poco, nos hace descubrir la consciencia de serenidad que ya existe en nosotros y nosotras. Esa parte de la mente que siempre ha estado allí, que es observadora, la cual se caracteriza por no juzgar, por ser en suma serenidad. Es como si quitáramos poco a poco los velos del egocentrismo y del sufrimiento que la esconden. Los velos van cayendo y lo hacemos mediante la respiración observada en las posturas (Asanas) y en la contemplación interior al meditar (Dhyana). Nombrada en sánscrito Vijñana, sabemos hoy gracias a la neurociencia que dicha particularidad no juzgadora de la mente es la misma que se activa en otras prácticas: tales como la oración cristiana de gratitud, la contemplación mística de todas las tradiciones religiosas, la danza sagrada de los pueblos originarios del mundo, el trabajo manual concentrado de quien se enfoca más en el proceso y no se aferra a los resultados, entre otras acciones humanas en donde se concilian dos aspectos fundamentales: atención al momento presente tal y como es y un sano olvidarse del ego propio.
Uploads
Drafts by Ezequiel Masis