Decir que los sacerdotes necesitamos llevar una vida saludable es una obviedad, por tratarse de u... more Decir que los sacerdotes necesitamos llevar una vida saludable es una obviedad, por tratarse de un imperativo común a todos los mortales. Todos aspiramos a la salud, y deseamos llevar un régimen de vida que nos ayude a conservarla. Sin embargo, el concepto de salud no es unívoco. Se trata de un con cepto complejo que puede entenderse de muy distintas maneras. Depende en gran parte del concepto que se tenga de la misma vida humana y de su finalidad. Buscar la propia salud es un deseo legítimo, incluso una exigen cia responsable. Pero puede convertirse también en un proyecto idolátrico. Porque la razón que da sentido a nuestras vidas es más importante que la vida misma. En general, el concepto de salud encierra dos notas. La primera tiene una acepción más clínica: el funcionamiento correcto de nuestras funcio nes biológicas. La segunda es de naturaleza más psicológica: se refiere al grado de satisfacción con la cual vivimos. Ambas notas son interdepen dientes, mas no idénticas. La alegría de vivir coadyuva a la salud física. De la misma manera que esta es fuente de una cierta satisfacción. Pero una vida saludable en términos clínicos, no es lo mismo que una vida plena. De hecho, en nuestra sociedad secularizada el cuidado obsesivo de la salud cursa no pocas veces con una vida internamente deprimida. La antropología cristiana está atravesada por un sentido radicalmente teleológico (finalidad) de la existencia humana. Depende de su fin tras cendente, cuya realización confiere a la misma el sentido de su plenitud. No es de extrañar que el término sotería aparezca traducido en la Vulgata como salus, también cuando designa el concepto más denso de «salva
Seminarios sobre los ministerios en la Iglesia, 2013
Las dos finalidades principales de los institutos dedicados a la formación de los candidatos al s... more Las dos finalidades principales de los institutos dedicados a la formación de los candidatos al sacerdocio son el discernimiento vocacional, y la ayuda específica a la configuración de la personalidad sacerdotal de los llamados por el Señor. Entrambos objetivos están íntimamente unidos. Precisamente porque en los dos el primado de la gracia constituye su condición de posibilidad. En efecto, la vocación al ministerio sacerdotal es formalmente una vocación divina. Es auténtica en la medida que la libertad del candidato secunda la iniciativa divina refrendada por la Iglesia. Y, a su vez, la configuración de la personalidad sacerdotal sólo es posible en la medida que la ayuda eclesial coadyuva a la gracia de la vocación, cuya autoría corresponde en exclusiva a Dios. Una pretendida vocación autofundada en el propio querer e interés no permite el desarrollo de una personalidad sacerdotal, cuya nota diferencial es precisamente su carácter oblativo. Por su parte la solvencia con la que el candidato se entrega a la conformación de sí mismo como instrumento de la redención de Jesucristo es en sí misma elemento de verificación de la autenticidad de su vocación. Toda vez que el círculo vocacional fundado en la iniciativa de Dios no concluye sino con la libre adhesión del llamado que se consigna a sí mismo en la moneda del tiempo. La cuestión del discernimiento vocacional no puede ser en modo alguno preterida. No puede darse simplemente por supuesto. Es una responsabilidad que en diversa medida corresponde tanto a la autoridad eclesial cuanto al mismo candidato. Digo en diversa medida porque el último pronunciamiento corresponde a la Iglesia que se manifiesta en la decisión del Superior Mayor. Es una responsabilidad indeclinable de la Iglesia llamar al servicio ministerial a quienes reconoce llamados por el mismo Señor, y por lo mismo rechazar a cuantos se postulan exclusivamente desde su propia amor, querer e interés. Por ello tal decisión no puede ser arbitraria, sino que sanciona un discernimiento precedente, que no se limita a reconocer ausencia de impedimentos, sino que alcanza el convencimiento moral de su patencia. Al candidato también le corresponde su parte no pequeña de responsabilidad no sólo en lo que respecta a su disponibilidad ante la iniciativa divina y a su pureza de intención, sino también al deseo de someterse con la mayor transpa-9
La Palabra De Dios En La Formacion Sacerdotal Xxxvii Encuentro De Rectores Y Formadores De Seminarios Mayores Del 8 10 De Septiembre De 2008 2009 Isbn 978 84 7141 700 8 Pags 87 108, 2009
Seminarios sobre los ministerios en la Iglesia, 2015
el discernimiento apostólico es aquel tipo de discreción espiritual que conduce a las opciones má... more el discernimiento apostólico es aquel tipo de discreción espiritual que conduce a las opciones más adecuadas en la perspectiva del mayor fruto de la misión de nuestros Institutos. Este planteamiento sobre la naturaleza de nuestra misión y de su evangélica optimización no puede separarse de la fidelidad al propio carisma. Una fidelidad que no puede contentarse con reproducir de modo rutinario las mismas actividades, sino que, precisamente porque impulsada por el Espíritu es creativa y se descubre a sí misma de modo siempre nuevo en las cambiantes condiciones de la historia y de la cultura. La orientación del gobierno adscrito a la jerarquía de la Iglesia por su naturaleza se circunscribe a los criterios más comunes y universales, para asegurar el bien común del Pueblo de Dios y su unidad expresada en las diversas situaciones de las Iglesias particulares. sin embargo, es esencial a la misión apostólica de la Vida Consagrada (VC) su perfil carismático. todo en la VC está marcado por el sello identitario del propio carisma. Porque en ella el ímpetu feraz del evangelio se expresa en el conjunto de las multiformes concreciones de su radicalismo generadas por la potencia del único Espíritu. Potencia a la vez comunional y discriminante. esto explica por qué la VC en la Iglesia no constituye un estamento uniforme, sino que subsiste sólo en sus singulares formas carismáticas, sea respecto de su estilo de vida y organización, sea respecto de su misión. Ahora, sin sustraernos de esta perspectiva, podemos considerar la fuente del discernimiento espiritual para descender más adelante a sus concreciones. lA fuente del discernimiento espirituAl el discernimiento espiritual es un proceso en el que se entrecruzan dos vectores en dirección opuesta que finalmente se reconocen respectivamente. Por una parte la moción primigenia hacia el bien se genera en el corazón converti-* Germán arana es padre jesuita. actualmente es rector y profesor en la Pontificia Universidad Comillas en Madrid, españa.
Decir que los sacerdotes necesitamos llevar una vida saludable es una obviedad, por tratarse de u... more Decir que los sacerdotes necesitamos llevar una vida saludable es una obviedad, por tratarse de un imperativo común a todos los mortales. Todos aspiramos a la salud, y deseamos llevar un régimen de vida que nos ayude a conservarla. Sin embargo, el concepto de salud no es unívoco. Se trata de un con cepto complejo que puede entenderse de muy distintas maneras. Depende en gran parte del concepto que se tenga de la misma vida humana y de su finalidad. Buscar la propia salud es un deseo legítimo, incluso una exigen cia responsable. Pero puede convertirse también en un proyecto idolátrico. Porque la razón que da sentido a nuestras vidas es más importante que la vida misma. En general, el concepto de salud encierra dos notas. La primera tiene una acepción más clínica: el funcionamiento correcto de nuestras funcio nes biológicas. La segunda es de naturaleza más psicológica: se refiere al grado de satisfacción con la cual vivimos. Ambas notas son interdepen dientes, mas no idénticas. La alegría de vivir coadyuva a la salud física. De la misma manera que esta es fuente de una cierta satisfacción. Pero una vida saludable en términos clínicos, no es lo mismo que una vida plena. De hecho, en nuestra sociedad secularizada el cuidado obsesivo de la salud cursa no pocas veces con una vida internamente deprimida. La antropología cristiana está atravesada por un sentido radicalmente teleológico (finalidad) de la existencia humana. Depende de su fin tras cendente, cuya realización confiere a la misma el sentido de su plenitud. No es de extrañar que el término sotería aparezca traducido en la Vulgata como salus, también cuando designa el concepto más denso de «salva
Seminarios sobre los ministerios en la Iglesia, 2013
Las dos finalidades principales de los institutos dedicados a la formación de los candidatos al s... more Las dos finalidades principales de los institutos dedicados a la formación de los candidatos al sacerdocio son el discernimiento vocacional, y la ayuda específica a la configuración de la personalidad sacerdotal de los llamados por el Señor. Entrambos objetivos están íntimamente unidos. Precisamente porque en los dos el primado de la gracia constituye su condición de posibilidad. En efecto, la vocación al ministerio sacerdotal es formalmente una vocación divina. Es auténtica en la medida que la libertad del candidato secunda la iniciativa divina refrendada por la Iglesia. Y, a su vez, la configuración de la personalidad sacerdotal sólo es posible en la medida que la ayuda eclesial coadyuva a la gracia de la vocación, cuya autoría corresponde en exclusiva a Dios. Una pretendida vocación autofundada en el propio querer e interés no permite el desarrollo de una personalidad sacerdotal, cuya nota diferencial es precisamente su carácter oblativo. Por su parte la solvencia con la que el candidato se entrega a la conformación de sí mismo como instrumento de la redención de Jesucristo es en sí misma elemento de verificación de la autenticidad de su vocación. Toda vez que el círculo vocacional fundado en la iniciativa de Dios no concluye sino con la libre adhesión del llamado que se consigna a sí mismo en la moneda del tiempo. La cuestión del discernimiento vocacional no puede ser en modo alguno preterida. No puede darse simplemente por supuesto. Es una responsabilidad que en diversa medida corresponde tanto a la autoridad eclesial cuanto al mismo candidato. Digo en diversa medida porque el último pronunciamiento corresponde a la Iglesia que se manifiesta en la decisión del Superior Mayor. Es una responsabilidad indeclinable de la Iglesia llamar al servicio ministerial a quienes reconoce llamados por el mismo Señor, y por lo mismo rechazar a cuantos se postulan exclusivamente desde su propia amor, querer e interés. Por ello tal decisión no puede ser arbitraria, sino que sanciona un discernimiento precedente, que no se limita a reconocer ausencia de impedimentos, sino que alcanza el convencimiento moral de su patencia. Al candidato también le corresponde su parte no pequeña de responsabilidad no sólo en lo que respecta a su disponibilidad ante la iniciativa divina y a su pureza de intención, sino también al deseo de someterse con la mayor transpa-9
La Palabra De Dios En La Formacion Sacerdotal Xxxvii Encuentro De Rectores Y Formadores De Seminarios Mayores Del 8 10 De Septiembre De 2008 2009 Isbn 978 84 7141 700 8 Pags 87 108, 2009
Seminarios sobre los ministerios en la Iglesia, 2015
el discernimiento apostólico es aquel tipo de discreción espiritual que conduce a las opciones má... more el discernimiento apostólico es aquel tipo de discreción espiritual que conduce a las opciones más adecuadas en la perspectiva del mayor fruto de la misión de nuestros Institutos. Este planteamiento sobre la naturaleza de nuestra misión y de su evangélica optimización no puede separarse de la fidelidad al propio carisma. Una fidelidad que no puede contentarse con reproducir de modo rutinario las mismas actividades, sino que, precisamente porque impulsada por el Espíritu es creativa y se descubre a sí misma de modo siempre nuevo en las cambiantes condiciones de la historia y de la cultura. La orientación del gobierno adscrito a la jerarquía de la Iglesia por su naturaleza se circunscribe a los criterios más comunes y universales, para asegurar el bien común del Pueblo de Dios y su unidad expresada en las diversas situaciones de las Iglesias particulares. sin embargo, es esencial a la misión apostólica de la Vida Consagrada (VC) su perfil carismático. todo en la VC está marcado por el sello identitario del propio carisma. Porque en ella el ímpetu feraz del evangelio se expresa en el conjunto de las multiformes concreciones de su radicalismo generadas por la potencia del único Espíritu. Potencia a la vez comunional y discriminante. esto explica por qué la VC en la Iglesia no constituye un estamento uniforme, sino que subsiste sólo en sus singulares formas carismáticas, sea respecto de su estilo de vida y organización, sea respecto de su misión. Ahora, sin sustraernos de esta perspectiva, podemos considerar la fuente del discernimiento espiritual para descender más adelante a sus concreciones. lA fuente del discernimiento espirituAl el discernimiento espiritual es un proceso en el que se entrecruzan dos vectores en dirección opuesta que finalmente se reconocen respectivamente. Por una parte la moción primigenia hacia el bien se genera en el corazón converti-* Germán arana es padre jesuita. actualmente es rector y profesor en la Pontificia Universidad Comillas en Madrid, españa.
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