Resumen
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC6983549/
En lo que redacta el articulo, hace mención de la gran cantidad de
información existente en los últimos meses junto a la gran confusión
sobre los cigarrillos electrónicos, también conocidos como e-cig. El
aumento de su comercialización ha generado una mayor exigencia de
información, pero debido a su mensajes contradictorios y en su parte,
ambiguos entre sus defensores y detractores sobre su seguridad, su
capacidad para reducir el consumo de tabaco y su uso en lugares donde
está prohibido fumar han generado confusión tanto en los profesionales
de la salud como en la población en general.
Se hace mención que a través del Grupo de Abordaje del Tabaquismo, y
basándonos en la información actual con la cual cuentan los autores y
cito : “estamos en contra del uso de los cigarrillos electrónicos como
sustituto del cigarrillo convencional o como método para dejar de
fumar”
El articulo indaga sobre tres aspectos importantes en relación a la
seguridad con respecto a los e-cig. Primero, las dosis de nicotina que se
libera en cada inhalación puede variar dependiendo de la carga de los
cartuchos o la concentración del líquido utilizado para recargarlos. Se
afirma que algunos e-cig que supuestamente no contienen nicotina han
demostrado contenerla en diversas investigaciones de calidad. Las
cantidades deben ser adecuadas para tener efectos beneficiosos, ya que
si son demasiado bajas no ayudarán a dejar de fumar y si son
demasiado altas pueden ser tóxicas: “[…] Hay que tener en cuenta que
la dosis letal de nicotina oscila entre 0,5 y 1 mg de nicotina por kg de
peso, por lo que un niño de 30 kg podría morir si ingiriese
accidentalmente el contenido de un solo cartucho o 1 ml de líquido
[…]” ; y fomentan el desarrollo de una adicción. Además, la nicotina
inhalada no es inofensiva y puede aumentar el riesgo de problemas
cardíacos.
En segundo lugar, escriben, los e-cig pueden contener diversas
sustancias perjudiciales para la salud aparte de la nicotina, como
carcinógenos que aumentan el riesgo de cáncer orofaríngeo y de
páncreas. El aerosol de los cigarrillos electrónicos también puede
contener sustancias tóxicas y nocivas para la salud pulmonar a corto y
largo plazo. Un estudio sobre su impacto en la fisiología pulmonar
mostró que sus efectos a corto plazo son similares a los efectos dañinos
de los cigarrillos convencionales. Contiene habitualmente propelentes
como el dietilenglicol (se usa como anticongelante en los coches)
aunque cada vez están usando más el propilenglicol, que es más seguro.
Un estudio de la Junta de Andalucía aparecido en prensa detectó
dietilenglicol en el 42% de las marcas analizadas. Otros productos
hallados en las investigaciones han sido la anabasina, miosmina, y b-
nicotirina. A pesar de que estos productos puedan estar presentes en
cantidades ínfimas, son cancerígenos y peligrosos para los humanos si
se usan durante años. (Algunos efectos se mencionan en los artículos de
la bibliografía).
Y, como tercer lugar, los e-cig pueden reinstaurar el hábito de fumar en
exfumadores y ser una puerta de entrada al consumo de tabaco para los
jóvenes. Algunas marcas utilizan sabores atractivos para los jóvenes, lo
que aumenta su interés por probarlos.
La eficacia de los e-cig para dejar de fumar no está científicamente
demostrada, según hace denotar ciertas instituciones. Organizaciones
como la Organización Mundial de la Salud y la FDA de Estados Unidos
declaran que no respaldan su uso terapéutico y dan advertencia sobre
los posibles efectos adversos potenciales de los e-cig, como mantener o
iniciar la adicción a la nicotina, entre otros: “[…] la OMS ha prohibido
expresamente a los fabricantes que anuncien este producto como una
forma de tratamiento del tabaquismo. Por su parte, la FDA americana no
considera estos productos válidos para ayudar a dejar de fumar […]”.
Considerando todo esto, los autores vuelven a declarar que no
recomiendan el uso de los cigarrillos electrónicos como alternativa al
cigarrillo convencional ni como una estrategia para dejar de fumar.
Además, creen que es necesario una adecuada regulación en la
publicidad y venta de estos productos, prohibir su consumo en espacios
cerrados y establecer impuestos a las recargas de nicotina. También se
deben implementar más estudios de calidad y seguridad de las distintas
marcas de e-cig, e informar a la población sobre los resultados.
En síntesis, la información disponible hasta ahora no aboga por el uso de
los cigarrillos electrónicos como una alternativa efectiva al cigarrillo
convencional o como un método de tratamiento eficaz para dejar el
hábito fumar. Además, que como antes se ha hecho mención, se han
identificado riesgos para la salud asociados con su uso. Por lo tanto, al
final hace un hincapié importante en desaconsejar su uso y regular su
comercialización y consumo.