Los orígenes romanos de Zaragoza: Caesaraugusta
Zaragoza nació como Caesaraugusta, fundada hacia el año 14 a.C. en honor al emperador
Augusto.
Su ubicación a orillas del río Ebro la convirtió en una colonia estratégica tanto militar como
comercial.
La ciudad fue poblada por veteranos de las legiones romanas que recibieron tierras como
recompensa por sus años de servicio.
El trazado de Caesaraugusta seguía el modelo romano: calles rectas, un foro en el centro y
una muralla que rodeaba la ciudad.
En ella se construyeron edificios monumentales como el teatro, con capacidad para 6.000
personas,
las termas públicas donde se combinaba higiene y ocio, y el puerto fluvial, que facilitaba el
comercio de vino, aceite y cereales.
Hoy todavía se conservan restos arqueológicos que nos hablan de su esplendor, visitables
en el Museo del Foro, el Teatro Romano,
las Termas y el Puerto Fluvial. Estos vestigios son un testimonio vivo de cómo los romanos
dejaron su huella en Zaragoza.
Los orígenes romanos de Zaragoza: Caesaraugusta
La ciudad de Zaragoza tiene su origen en época romana. Fue fundada hacia el año 14 a. C.
con el nombre de Caesaraugusta, en honor al emperador Cayo Octavio Augusto, primer
emperador de Roma. Esta fundación no fue casual: se trataba de una decisión estratégica
tanto militar como económica, ya que la ciudad se situaba en un punto clave de la península
ibérica.
Fundación y población
La nueva colonia fue poblada principalmente por veteranos licenciados de las legiones
romanas que habían combatido en campañas anteriores. Como recompensa a sus servicios,
recibieron tierras fértiles en la vega del Ebro, lo que aseguraba la prosperidad agrícola de la
ciudad y su entorno. Esta práctica era habitual en el Imperio romano para consolidar
territorios recién conquistados.
Un enclave estratégico
La elección del lugar se debió a varias razones:
El río Ebro, navegable en la antigüedad, facilitaba el transporte de mercancías y el
comercio.
La ciudad se situaba en el cruce de importantes vías romanas que conectaban
Tarraco (Tarragona) con Asturica Augusta (Astorga), y Emerita Augusta (Mérida)
con Burdigala (Burdeos).
Su posición central permitía un control militar sobre gran parte del valle del Ebro y
de las rutas hacia los Pirineos.
Gracias a estas ventajas, Caesaraugusta pronto se convirtió en una colonia próspera y
dinámica, con gran importancia dentro de la provincia Tarraconense.
Urbanismo romano
El trazado urbano seguía el modelo clásico romano, con calles rectas que se cruzaban en
ángulo recto formando un plano ortogonal. Las dos vías principales eran el cardo máximo
(de norte a sur) y el decumano máximo (de este a oeste). En el cruce de ambas se situaba
el foro, centro de la vida política, administrativa y religiosa.
Caesaraugusta también estuvo rodeada por una muralla de piedra, que cumplía tanto una
función defensiva como simbólica de poder y prestigio.
Monumentos principales
Entre los edificios más destacados de la ciudad romana encontramos:
El foro: espacio central donde se levantaban templos, edificios administrativos y
estatuas dedicadas a los emperadores.
El teatro romano: inaugurado en el siglo I d. C., tenía capacidad para unas 6.000
personas, lo que muestra la relevancia de la ciudad.
Las termas públicas: lugar de higiene, deporte y sociabilidad, dotado de piscinas de
agua caliente, templada y fría.
El puerto fluvial: situado junto al río Ebro, permitía la llegada de barcos con
mercancías como trigo, vino, aceite y cerámica.
Todos estos espacios demuestran que Caesaraugusta no solo era un centro militar, sino
también un núcleo económico y cultural.
El legado arqueológico
Dos mil años después, la huella de los romanos sigue viva en Zaragoza. La red de museos
de Caesaraugusta conserva y expone algunos de los restos más significativos:
Museo del Foro de Caesaraugusta.
Museo del Teatro Romano.
Museo de las Termas Públicas.
Museo del Puerto Fluvial.
Gracias a estos espacios, es posible conocer de primera mano cómo era la vida en la ciudad
romana, desde la política hasta el ocio.
Conclusión
La fundación de Caesaraugusta marcó el nacimiento de Zaragoza. Su urbanismo, sus
monumentos y su papel estratégico dejaron una impronta que todavía hoy forma parte de la
identidad de la ciudad. Recordar estos orígenes nos ayuda a comprender cómo la Zaragoza
actual se construyó sobre la herencia de una colonia romana que fue próspera, avanzada y
esencial en la historia de Hispania.
