Repasando las Teorías de la Expiación
Gustaf Aulén se atrevió a retar la tradicional ortodoxia protestante cuando en
1931 publicó su libro Christus Victor sobre las teorías de la expiación. Su
atrevimiento fue en no aceptar la explicación “estándar” entre la mayoría de los
Protestantes de la sustitución penal. Empezó su exposición recordando los tres
“bloques” de teorías que habían predominado a lo largo de la historia cristiana
para contestar la pregunta de “cómo funciona la cruz,” y optó radicalmente por el
primer bloque (evitando sus exageraciones y abusos).
1) Christus Victor fue la explicación más común en la iglesia primitiva
durante varios siglos, enfatizando la victoria de Cristo conseguida a través de la
cruz y la resurrección. Aprovechando el trasfondo cultural de sus tiempos con sus
guerras y conquistas, usaba imágenes de una batalla cósmica entre el bien y el mal,
entre las fuerzas de Dios y las de Satanás. En medio de esa batalla, Jesucristo el
Hijo de Dios fue matado, aparentemente derrotando el plan de Dios y derivando en
una victoria decisiva para Satanás. Pero la resurrección volvió el supuesto
debacle en la gran victoria celestial, ratificando definitivamente la soberanía de
Dios sobre Su universo y liberando a los humanos del poder del pecado, Satanás, y
la muerte. Ésta fue la perspectiva “clásica” en la iglesia primitiva, a veces con
la variante de un “precio de rescate pagado a Satanás” para que librase a los
pecadores que él tenía como cautivos. Pero con Su resurrección, Jesús se escapó de
las garras del diablo y pudo liberar a los pecadores de su poder.
2) “Satisfacción” fue una teoría desarrollada por Anselmo de Canterbury en su libro
Cur Deus Homo (¿Por qué el Dios Hombre?), rechazando la idea de que Satanás tuviese
algún derecho a pago, o que la muerte de Jesús representase un rescate pagado al
diablo. Su énfasis particular sería recogido de su trasfondo cultural en el
sistema feudal de la Edad Media, donde la relación entre señores y sus vasallos era
gobernada por normas muy estrictas (“feudos”). Según este modelo, el pecado de la
humanidad había ofendido el honor de Dios, trayendo discordia e injusticia al
universo. Era necesario el pago de la deuda para restaurar el honor de Dios y para
restaurar la justicia en el universo. Pero la humanidad debía una deuda que
sobrepasaba todas sus posibilidades de pagar, de modo que tendría q ser cubierta
por el “Dios-hombre.” Su muerte sería el pago suficiente hecho al honor de Dios
para restaurar la justicia y armonía en el universo.
*Una variante de esta teoría fue desarrollada luego por Lutero y Calvino, pero que
todavía puede ser clasificada como “satisfacción.” Ésta enfatizaba la muerte de
Jesús como un sufrimiento penal a causa del juicio divino contra pecadores. Debido
al trasfondo cultural de la época renacentista, Su muerte llegó a ser colocada
dentro de un marco de referencia fuertemente legal y penal: como que fue un castigo
en el lugar de los pecadores y a favor de ellos. La sentencia de la ley fue
ejecutada sobre Cristo como sustituto para el pecador. Así la muerte de Cristo
satisfizo la ley divina y la ira de Dios, y de esta manera Cristo hizo posible que
Dios pudiera perdonar a los pecadores sin relajar las exigencias de Su ley. En
efecto, entonces, la muerte de Jesús implicó un plan orquestado por Dios mismo por
el cual la muerte de Jesús tenía el fin de satisfacer la justicia divina y, por
ende, salvar a la humanidad. En efecto, la muerte de Cristo canceló la deuda y así
“habilitó” a Dios para que pudiese perdonar.
3) “Influencia moral” fue la teoría desarrollada por Pedro Abelardo, escolástico
del Alta Edad Media, como alternativa a la teoría de Anselmo, porque rechazaba el
concepto de la muerte de Jesús como una deuda pagada al honor de Dios. Insistía en
que semejante cambio de actitud de Dios hacia el pecador, provocada, según la
teoría de satisfacción, por su aceptación de la sustitución de Jesús en su lugar,
no podía reflejar de verdad el Dios de la Biblia. El problema no era cómo
cambiarle la mente de un Dios ofendido hacia el pecador, sino cómo cambiar a la
humanidad pecadora para que viera que el Dios que percibían como severo y
justiciero, en realidad era un Dios de amor. Así que según Abelardo, Jesucristo
murió como la demostración del amor de Dios, y el cambio que resulta de esa muerte
no está en Dios, sino en la conciencia subjetiva de los pecadores que se
arrepientan, dejen su rebelión, y vuelvan hacia Dios. Por esto, a veces es llamada
la perspectiva subjetiva de la expiación.
Entonces, ¿cómo funciona la muerte de Jesús, según estas teorías?
Según Christus Victor, funciona en relación a Satanás, derrotándole.
Según satisfacción, funciona en relación a Dios, devolviéndole Su honor.
En sustitución penal, funciona en relación a Su ley y justicia, restaurándolas.
En influencia moral, funciona en relación a la humanidad, atrayéndonos.
La Iglesia Catolicorromana no suscribe ninguna teoría en particular. La ortodoxia
protestante en general suscribe la sustitución penal como la “columna vertebral” de
su entendimiento. Sin embargo, las iglesias orientales (ortodoxas) nunca sintieron
la necesidad de hacer las preguntas que hacen Anselmo y Abelardo; simplemente ven
la cruz como preludio a la resurrección, y juntas constituyen la gran victoria de
Dios a favor de la humanidad.
¿Cómo lo ves tú? ¿Cómo funciona la cruz en tu vida? ¿Qué teoría importante ha
quedado omitida en esta exposición (según los apuntes de T.S. II)?
-
Teorías de la expiación: Recapitulación
La teoría de la "recapitulación," también conocida como la teoría
participacionista, desarrolla el tema bíblico de Cristo como representante de la
raza humana, el segundo Adán. El primer elemento que hay que explorar es el
trasfondo bíblico que se ve muy fuerte en los siguientes pasajes:
Ex. 20:5 (la visitación de la maldad de los padres sobre los hijos) -- como que los
padres son representados en los hijos, y vice versa; es decir, se trata de la
"solidaridad humana" entre las generaciones.
Lev.4:15 (“los ancianos de la congregación pondrán sus manos sobre la cabeza del
becerro delante de Yahveh ...") -- era también un acto que unos pocos hacían a
favor de toda la congregación;
Lev.16:21-22 (Yom Kippur): “pondrá Aarón sus dos manos sobre la cabeza del macho
cabrío vivo, y confesará sobre él todas las iniquidades …." -- Aarón actuaba en
nombre de todo el pueblo; el pueblo "participaba" en este acto por su
identificación personal con lo que se hacía;
Rom. 5:18 ("... como por la transgresión de uno vino la condenación a todos los
hombres, de la misma manera por la justicia de uno vino a todos los hombres la
justificación de vida") -- el mismo principio de representatividad que Pablo veía
en Adán (en cuanto a pecado), también lo ve con respecto a Cristo;
1 Co. 15:21-22, "Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un
hombre la resurrección de los muertos..." -- mismo principio; igual que todos los
hombres "participaron," o fueron implicados en el pecado del primer Adán y sus
consecuencias, así todos también pueden participar en la muerte del segundo Adán y
Su triunfo final sobre el pecado, las fuerzas del mal, y la muerte.
Esta teoría también tiene su trasfondo cultural entre los judíos, quienes
creían que una persona podía representar o presentarse para otras de su grupo, de
tal forma que lo que sucediese a esa persona en efecto sucedía también a las demás.
Ireneo (siglo II d.C.) fue un temprano proponente de este concepto de la
recapitulación, basándose en la noción paulina del segundo Adán. Para Ireneo, JC
reinicia y completa el proceso que había fracasado en Adán; Jesús recapitulaba en
sí mismo todas las etapas de la vida humana y todas las generaciones de la
humanidad, lo cual producía Su completa solidaridad con nosotros, abriendo la
posibilidad de que nosotros también nos solidarizáramos con Él. A los que se
identifiquen con Él por la fe, JC les comunica la justicia y la vida inmortal suya.
En palabras de Ireneo: "Él llegó a ser lo que nosotros somos, para que nosotros
lleguemos a ser lo que Él es."
Entonces, según esta explicación de la expiación, la identificación de Dios con
la raza humana en Cristo le permitió actuar a favor de todos los hombres y resolver
nuestro terrible dilema. Así que la principal explicación del poder de la muerte y
resurrección de Cristo para salvar, se entiende en términos de Su participación
perfecta en nuestra tragedia humana hasta las últimas consecuencias, ofreciendo así
la posibilidad de nuestra participación en Su victoria por la fe en Él: JC
compartió toda nuestra experiencia humana (sin ceder al pecado), inclusive
participando de la muerte, para que nosotros pudiéramos ser partícipes en Su vida
en virtud de nuestra solidaridad con Él por medio de la fe.
Por tanto, la salvación consiste en una participación recíproca entre Cristo y
la humanidad en la situación del otro: como Jesús nos habló de la necesidad de
tomar nuestra cruz cada día, y de morir como un grano de trigo, así Pablo se
identifica de lleno con la crucifixión de Jesús (Gá. 2:20, Ro. 6:1-14, 2 Co. 5:14-
15), de modo que la eficacia de la cruz y resurrección en nuestra vida depende de
nuestra identificación con lo que allí sucedió; tenemos que entendernos como
solidarios con Él e identificarnos con Él, tanto en la experiencia del presente
como en el evento del pasado. Su vida / muerte / resurrección dan a la humanidad
la oportunidad de hacer un nuevo comienzo por medio de la "incorporación" en el
Cristo resucitado.