La Clave para Tomar Decisiones Sabias
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PASAJE CLAVE: Jeremías 5.14-28
LECTURAS DE APOYO: Daniel 1.1-16 | Daniel 3.1-30 | Daniel 6.4-24 | Juan 14.6 | 1
Corintios 6.19 | 1 Tesalonicenses 4.3-7 | 2 Timoteo 3.16 | Hebreos 13.5
INTRODUCCIÓN
¿Cómo podemos tomar decisiones sabias?
Algunos se dejan llevar por los placeres del momento. Otros se detienen a considerar los
pros y los contras, antes de escoger lo que les parece más beneficioso. Sin embargo,
cualquiera de estos dos enfoques puede basarse solo en preferencias personales. La mejor
manera para tomar decisiones sabias es depender de la Palabra de Dios.
Daniel sabía cómo tomar decisiones basadas en las verdades inmutables de las Sagradas
Escrituras. A pesar de que tenía la gran presión de vivir como los babilonios, se mantuvo
firme en los principios bíblicos que había aprendido en su niñez.
DESARROLLO DEL SERMÓN
Contexto histórico
Daniel vivió en Babilonia durante el período del exilio hebreo. Después de conquistar
Jerusalén, el rey Nabucodonosor seleccionó a los jóvenes judíos más brillantes y
entendidos. Su plan era cambiarlos para que actuaran y pensaran como babilonios. Junto
con otros, Daniel fue instruido en la cultura, literatura, religión y perspectiva de sus
captores.
Daniel y sus amigos cooperaron con el plan del rey siempre y cuando no afectara su fe en
Dios. Sabían cómo tomar decisiones sabias a pesar de vivir en un entorno pagano.
Principio y preferencia
Existen dos elementos básicos para tomar decisiones. Por Principio, es el primero de ellos,
que se refiere a un inalterable y predeterminado modo de conducta o norma moral basados
en la Palabra de Dios. Como creyentes en Cristo, debemos vivir guiados por convicciones
que están basadas en la Biblia. Por ejemplo, los Diez Mandamientos nos enseñan que no
debemos robar, mentir, engañar, asesinar, cometer adulterio, ni adorar ídolos.
El segundo elemento básico para tomar decisiones es por preferencia. Nos referimos a
tomar decisiones basadas en lo que nos gusta o nos disgusta, de acuerdo a lo que
consideramos más conveniente. Quienes operan de esa manera se preguntan: “¿Qué me
hará sentir bien, qué me complacerá, qué me beneficiará?”. Sin un límite definido, esas
personas están en grave peligro.
El ejemplo de Daniel
Como parte de su régimen, Daniel y los demás jóvenes judíos debían ingerir los mismos
alimentos que se ofrecían al rey; lo mejor que se podía ofrecer. Sin embargo, la carne no
era kosher, no había sido preparada conforme a la ley mosaica. Además, había sido ofrecida
a los ídolos. Fue por esas razones que Daniel le pidió al que los supervisaba, que durante
diez días, solo les dieran de comer legumbres y agua. Después de ese tiempo de prueba,
Daniel y sus amigos no solo lucían bien, sino que también parecían estar más saludables
que los demás jóvenes. Dios los bendijo por mantenerse firmes en sus convicciones (Dn
1.1-16).
Daniel llevó una vida tan ejemplar, que varios años después, otros líderes de la nación
sintieron celos de él. Convencieron al rey de que prohibiera que se orara a otro dios u
hombre que no fuera él. Quienes desobedecieran esa ley, serían lanzados al foso de los
leones. A pesar de esa amenaza, Daniel continuó arrodillándose cada día en fieras
hambrientas, Dios le salvó la vida (Dn 6.4-24). No solo Daniel fue restaurado a su posición
de liderazgo, sino que tuvo la oportunidad de servir durante casi 70 años bajo cuatro reyes:
Nabucodonosor, Belsasar, Darío y Ciro. Daniel tuvo una gran influencia en esos reinados, y
además escribió algunas de las profecías más importantes de la Biblia.
Principios
Nuestras decisiones deben estar basadas en principios, tales como:
Cristo es el Hijo de Dios y el Salvador del mundo. Es más que un buen hombre,
un profeta o un sanador; es el único camino a Dios (Jn 14.6).
La Biblia es la Palabra inspirada de Dios; por tanto, es infalible e inerrante (2
Tim 3.16). No podemos rechazar algunos pasajes bíblicos, solo porque son difíciles
de aceptar.
Nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo (1 Cor 6.19). Los cristianos no
debemos dañar nuestros cuerpos con drogas, alcohol, inmoralidad o cualquier otro
acto destructivo.
El dinero no es un dios. Acumular riquezas nunca debe ser una prioridad en
nuestra vida (Heb 13.5).
El lugar adecuado para las relaciones sexuales es dentrode la santidad del
matrimonio (1 Tes 4.3-7).
Guiarse por preferencias
¿Por qué la gente no alinea su vida con la Palabra de Dios? Algunas de las razones más
comunes son:
Temor al rechazo. Muchas personas temen contradecir a la mayoría y ser
rechazadas.
Avaricia. Algunas están dispuestas a ser deshonestas con tal de tener más riquezas
y un mejor estatus laboral.
Transigir. Justificar el pecado es un camino fácil que nos esclaviza a esa
desobediencia. Por ejemplo, algunas personas pueden pensar: “Un trago no le hace
daño a nadie”. Se equivocan al no considerar las consecuencias a largo plazo para
sus vidas y la de los demás.
Guiarse por principios
Aunque el Señor salvó a Daniel de los leones y a sus amigos del horno de fuego, estaban
dispuestos a morir antes de adorar a un dios falso, o de cambiar sus convicciones (Dn 3.18).
Nosotros también debemos tener esa clase de compromiso para obedecer a Dios. En
ocasiones nos rescatará del peligro; y otras veces avanzará con nosotros en medio de las
dificultades y persecuciones.
¿Cómo podemos llegar a ser personas con convicciones? Debemos:
Vivir por una causa mayor que nosotros. En otras palabras, debemos vivir para
Cristo y para el reino de Dios.
Estar seguros de lo que creemos. Hay aspectos en los que no podemos ceder. No
debemos ni tan siquiera considerar hacer lo que la Biblia prohíbe.
Anticipar el conflicto. Si vivimos guiados por los principios bíblicos, no todos
estarán de acuerdo con nosotros. Algunos se sentirán tan incómodos con nuestro
estilo de vida, que nos rechazarán.
Obedecer a Dios y dejar todas las consecuencias en sus manos. Sigamos sus
instrucciones sin temer a lo que pueda resultar de nuestra obediencia. El Señor
siempre está con nosotros, sin importar lo que suceda.
Recordar la soberanía de Dios. Tiene todo el control y autoridad sobre lo que
sucede en el mundo.
REFLEXIÓN
Principio o preferencia: ¿Cuál de estos términos describe mejor lo que nos impulsa
a tomar decisiones?
Mi oración es que usted escoja guiarse por los principios eternos que encontramos en la
Palabra de Dios. La dirección divina le ayudará a evitar muchas aflicciones.
¿Significa eso que no enfrentará dificultades? Por supuesto que no. Pero la obediencia al
Señor siempre trae como consecuencia gozo y paz interna. Rinda sus preferencias ante
Jesucristo y permita que le muestre cómo vivir guiado por sus principios santos y eternos.
