Hª de España, curso 2024-2025.
Susana Molina
A. De la Prehistoria al reinado de los primeros Borbones.
Tema 1. La Prehistoria y la Edad Antigua en la Península Ibérica
1.1. El Paleolítico y el Neolítico.
Durante el Paleolítico en la Península Ibérica (1.400.000 - 5000 a.C..) tuvieron lugar las cuatro últimas glaciaciones, y el
proceso de hominización desde los primates al ser humano actual, unido a la evolución de la tecnología. Eran grupos
nómadas que vivían de la caza, pesca y recolección (economía depredadora). Habitaban en cobijos provisionales y cuevas.
La periodización para la P. Ibérica: Paleolítico inferior (1.400.000-100.000 a. C.), Homo antecessor y H. heidelbergensis en
Atapuerca, asociados a la fabricación de hachas y lascas muy toscas. Paleolítico Medio (100.000-35.000 a.C.), H.
neanderthalensis (Cova Negra -Valencia-, Banyoles -Girona), con una gran diversidad de herramientas musterienses.
Paleolítico superior (35.000-8.000 a.C.), H. sapiens sapiens, con herramientas más perfeccionadas, empleo del hueso,
objetos con finalidad artística y la pintura rupestre (pintura cantábrica: Altamira, Tito Bustillo, etc.). En la etapa de
transición entre los dos periodos, el Epipaleolítico, se produce un cambio climático hacia temperaturas más templadas,
que desembocará en la “revolución neolítica”. También se desarrolló la pintura levantina, en yacimientos como Cogull
(Lleida) y Valltorta (Castellón).
E Neolítico (5. 000 - 3.000 a C..), se pasó de una economía depredadora a productora, basada en la agricultura y ganadería,
sedentarización, división del trabajo y diferenciación social. Avances tecnológicos como el pulimentado de la piedra,
elaboración de tejidos y la aparición de la cerámica, para el almacenamiento y transporte de los nuevos alimentos. Los
núcleos iniciales fueron en la zona de levante y el sur (Nerja, cerámica cardial), en el resto de la península la neolitización
fue más tardía (cultura de los sepulcros de fosa de Cataluña y Cultura de Almería).
1.2. Los pueblos prerromanos y las colonizaciones de los pueblos del Mediterráneo.
Los pueblos prerromanos se asentaron en la Península a lo largo del primer milenio a. C. (Edad de Hierro). Los tartesos
(VIII-V a. C.), situados en el valle del Guadalquivir (Huelva, Sevilla, Cádiz y área de influencia hasta Cartagena). Gran riqueza
agropecuaria, junto a gran desarrollo del comercio y trabajo de metales (oro, plata, cobre; Tesoro del Carambolo) y
escritura. Desaparecieron en el V a. C. Los iberos (VI-I a. C.), vivían en pueblos fortificados de la costa mediterránea;
economía muy próspera, agrícola y ganadera, junto a un activo comercio (uso de moneda) y gran desarrollo de la
metalurgia, cerámica y manifestaciones artísticas (Dama de Elche o la Bicha de Bazalote). Estructura social evolucionada
en grupos de poder y riqueza, y una organización política gobernados por régulos. Los celtas (V-III a.C.), de origen
indoeuropeo, asentados en el centro, oeste y norte peninsular. Tenían un nivel más bajo de desarrollo, organizados en
grupos de parentesco: clanes y linajes; economía caracterizada por el predominio de la ganadería, comercio escaso y sin
uso de moneda. Destacan las culturas de los campos de urnas, de los verracos y castros. Los celtíberos, en la zona centro
oriental de la meseta y valle medio del Ebro, eran pueblos celtas con una fuerte influencia ibera.
Las colonizaciones históricas llegan por motivos económicos, extendiéndose a lo largo del primer milenio a.C. Los fenicios
(VIII a. C.), zona del Estrecho, con factorías como Gades, Malaka, Sexi o Abdera. Aportan el torno de alfarero, escritura
alfabética y generalizaron el uso del hierro. Los griegos (mitad VII a.C.), zona catalana, colonias como Emporión,
Hemeroskopeion y Rhode. Introdujeron la vid y el olivo, arado, fabricación de tejidos y la acuñación de moneda. Los
cartagineses (mitad VI-III a.C.), con una política de colonización más hostil, fundan colonias como Ebussus, Akra Leuke y
Cartago Nova, instalándose en las factorías comerciales fenicias para controlar las rutas comerciales del sur y Levante
peninsular; sus intereses chocaron con Roma, enfrentándoles en las guerras púnicas.
1.3. La Hispania romana.
La conquista fue un proceso largo y discontinuo (III a.C.- I a.C.), las causas fueron: contrarrestar a los cartagineses (guerras
púnicas), y explotar las riquezas encontradas en la Península. Etapas de la conquista:
• 1a Etapa: Segunda Guerra Púnica y ocupación del área ibérica (218-197 a.C.). Toman Sagunto (218 a.C.), Cartago
Nova (209 a.C.) y Gades (206 a.C.), ocuparon la costa mediterránea y los valles del Ebro y Guadalquivir. La consolidación
del dominio de los territorios ocupados y afianzamiento de nuevas fronteras fue llevada a cabo por el cónsul Catón,
con una marcada intención de explotación sistemática de las tribus sometidas.
• 2a Etapa: penetración en la Meseta, guerras lusitano- celtíbera (197-29 a.C.), avance conquistador dirigido a los
pueblos del centro y el oeste, que veían con gran hostilidad el modelo de civilización romano. Fueron durísimas
guerras, con Viriato y Numancia como símbolos de la resistencia. La conquista de esta zona facilitaba a los romanos
el acceso a los recursos metalíferos del noroeste peninsular. La frontera se situó al sur de la Cordillera Cantábrica.
• 3a Etapa: guerras cántabras y astures (29-19 a.C.), después de un período de calma entre el 133 y el 29 a. C. con escasa
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incorporación de territorios, la Península se convirtió en otro escenario de las guerras civiles que sacudieron Roma. En
el 29 a. C., dirigidos por Augusto, dominan el Norte y culminan la conquista.
El proceso de romanización en la Península se llevó a cabo de con la extensión de la vida urbana (aprovechando la amplia
red de ciudades del sur y levante y creando otras nuevas en el resto del territorio) y el papel del ejército, como vehículo
de difusión de los modos de vida romanos. La fundación de colonias y la concesión de la ciudadanía romana a los
indígenas, generó su apoyo y colaboración. Asimismo, la Península quedó integrada en un sistema de producción
esclavista, que propició una economía de tipo colonial, en la que Hispania exportaba materias primas a Roma e importaba
de ésta productos manufacturados. También se impuso el latín, el derecho, la religión romana (a partir del s. III el
cristianismo), la cultura y arte romano, con figuras literarias como Séneca o el poeta Lucano y obras arquitectónicas como
el templo de Diana, el teatro y el anfiteatro de Mérida, y obras de ingeniería como el acueducto de Segovia o el puente
de Alcántara, entre otras. El proceso de romanización no fue homogéneo en el tiempo ni en el espacio, más al sur y este y
menos en el interior y en el norte
1.3. La monarquía visigoda.
El Imperio romano es invadido en el siglo V por pueblos bárbaros. A Hispania llegan los suevos a la Gallaecia, los vándalos
a la Bética, y los alanos a la Lusitania y Cartaginensis. El Imperio mandará a los visigodos, pueblo germánico muy
romanizado, establecidos inicialmente en el reino de Tolosa, aunque su instalación definitiva en Hispania fue tras la derrota
de Vouillé ante los francos (507) dando inicio al reino visigodo de Toledo.
La consolidación de la monarquía visigoda fue obra de varios monarcas: en 569 Leovigildo logra la unificación política,
contuvo a los francos, replegó a los vascones y expulsó a los suevos y a los bizantinos. La unificación religiosa llegó con
Recaredo (589) al convertirse al catolicismo en el III Concilio de Toledo; y la unificación jurídica con Recesvinto que
promulgó el Fuero Juzgo o Liber Iudiciorum (654) de aplicación a la población visigoda e hispanorromana.
La monarquía era electiva y dependiente de la nobleza e Iglesia, lo que explica su debilidad e inestabilidad por los
frecuentes enfrentamientos para hacerse con la corona. El monarca gobernaba con ayuda dos órganos: el Aula Regia o y
los Concilios de Toledo.
• Aula Regia era una asamblea de carácter consultivo que asesoraban al rey. Estaba formada por grandes funcionarios
territoriales (Duces provinciales), jueces de ciudades y Gardingos o jefes militares.
• Los Concilios de Toledo, asambleas eclesiásticas, pero adquieren una dimensión política. En ellos se establecieron
normas y decisiones que afectaban a la monarquía, además de tratar los asuntos doctrinales religiosos y pautas de
comportamiento eclesiástico.
En este periodo continuó el declive de los centros urbanos iniciados en el Bajo Imperio y la agricultura y la ganadería
pasaron a ser actividades básicas. La sociedad estaba fuertemente jerarquizada, liderada por la nobleza visigoda. Los
esclavos se fueron sustituyendo por siervos, gestándose el modelo socioeconómico feudal.
Culturalmente, el latín se mantuvo como lengua culta y se consolidó la influencia del cristianismo. Isidoro de Sevilla (560-
636) fue una figura esencial con sus Etimologías. En arquitectura destaca la iglesia de San Juan de Baños en Palencia.
Tema 2. La Edad Media en la Península Ibérica
2.1. Al-Ándalus: evolución política.
La llegada musulmana se debió a la crisis interna de la monarquía visigoda y expansión del islam. La debilidad de la
monarquía visigoda motiva que a la muerte Witiza, el duque D. Rodrigo provoque una guerra civil, aprovechada por los
musulmanes, asentados ya en el norte de África. Musa envió a Tariq, que derrota a D. Rodrigo en la batalla de Guadalete
(711). La Península es conquistada rápidamente, excepto las zonas montañosas del norte. Las fases en su organización
política desde el siglo VIII al XV fueron:
➢ Emirato dependiente del Califato Omeya de Damasco (711-756): la Península es una provincia más del califato de
Damasco, gobernada por un emir. Dos derrotas marcaron el avance hacia el norte: Covadonga (722) y Poitiers (732).
➢ Emirato independiente de Bagdad (756-929), con la llegada de los Abasíes al poder, Abd-al-Rahman I se proclamó
emir independiente (756) en el ámbito político, en el religioso reconoce la supremacía del califa de Bagdad. Etapa
con continuas luchas internas entre árabes y beréberes y revueltas de muladíes y mozárabes (motín del arrabal, s.
IX) contra el poder cordobés.
➢ Califato de Córdoba (929-1031). Abd-al-Rahman III se proclamó califa (líder político y religioso). Momento culminante
del poder musulmán frente a los reinos cristianos, y esplendor cultural y artístico, con Al- Hakam II. Tras él comenzó a
gobernar Almanzor (976-1002) en nombre del califa Hisham II, iniciando una dictadura militar y emprendiendo razias
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contra los cristianos (Barcelona 987, Santiago de Compostela 997). A su muerte las luchas internas pondrán fin al
califato, que acabó desintegrándose.
➢ Reinos de taifas e imperios norteafricanos (1031 – 1238): en el año 1031 una rebelión en Córdoba fragmentó Al-
Ándalus en reinos de taifas. Las luchas entre ellos propiciarán el avance cristiano. Se caracterizaron por la debilidad
política (pago de parias a los cristianos), pero gran prosperidad económica y cultural. A finales del XI las taifas no
pueden frenar el avance cristiano (conquista Toledo, 1085) y piden ayuda a los almorávides, que vencieron en la
batalla de Sagrajas (1086), logrando reunificar temporalmente Al-Ándalus, hasta que 1145 aparecen los segundos
reinos de taifas. Los almohades (1146) volvieron a reunificar el territorio (victorias de Alarcos (1195). Los cristianos
reaccionaron derrotándolos en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), lo que supuso el nacimiento de las terceras
taifas, conquistadas por los cristianos, a excepción del reino nazarí de Granada (1237-1492), que en 1492 los RRCC lo
incorporaron a Castilla.
2.2. Al-Ándalus: economía, sociedad y cultura. El legado judío en la Península ibérica.
La economía era fundamentalmente agrícola, los musulmanes intensificaron el regadío, utilizando la noria y ampliando
el uso de acequias, introdujeron nuevos cultivos (algodón, arroz, azafrán, morera, cítricos) que unieron a la tríada
mediterránea (cereal, vid y olivo). En la ganadería, retrocedió la porcina, desarrollándose más la ovina y equina. En minería
destacando el hierro, cobre y mercurio. Famosos fueron sus productos artesanales, en especial de lujo: cordobanes,
brocados, seda, pergamino, armas, papel y cerámicas. El comercio fue muy activo, interior en los zocos urbanos, y el
exterior con otros territorios musulmanes y con la Europa cristiana. Importaban pieles, metales, armas y esclavos de
Europa; esclavos y oro sudanés de África y especias y objetos de lujo del Próximo Oriente; exportando aceite de oliva,
tejidos y de manufacturas de lujo. Usaron el dinar de oro y el dírhem de plata. Hubo un importante impulso urbano.
La sociedad andalusí era muy diversa étnica y religiosamente. Predominaban los musulmanes: la aristocracia militar de
origen árabe, grupo minoritario; bereberes, de rango inferior y muladíes (hispanos convertidos al islam). Junto a ellos los
mozárabes (cristianos) y judíos, quienes debían pagar unos tributos especiales (yizya).
Al-Ándalus fue la vía de transmisión a Occidente del pensamiento y la ciencia orientales y grecorromanos. Destacó en:
arte (mezquita de Córdoba, Alhambra de Granada, Aljafería de Zaragoza), filosofía (Averroes), literatura (El collar de la
paloma –Ibn Hazm; moaxaja y zéjel) y ciencia (álgebra, medicina -Abulcasis-, astronomía -Arzarquiel-).
El legado judío en la España medieval es muy rico y variado. Algunos ejemplos de este legado son las sinagogas (sinagoga
del Tránsito y la sinagoga de Santa María la Blanca en Toledo); los barrios judíos, conservan el trazado medieval (la Judería
de Córdoba, la Judería de Sevilla y la Judería de Segovia); figuras relevantes: Maimónides en filosofía; Abraham Zacuto, el
astrónomo y matemático; Moisés de León, el autor del Zohar; Yehuda Halevi, el poeta y filósofo sevillano; y Samuel ha-
Leví, el tesorero y mecenas del rey Pedro I de Castilla. La lengua y la literatura, que reflejan la riqueza y la diversidad de la
cultura judía. Los judíos hablaban el hebreo, el árabe, el latín y las lenguas romances, y crearon una lengua propia, el
ladino, que era el castellano con influencias hebreas y árabes.
2.3. Los reinos cristianos: evolución de la conquista de la Península y organización política.
La evolución de la conquista en la Península fue un proceso complejo. El primer foco de resistencia cristiana se inicia en
Asturias, donde D. Pelayo vence en Covadonga (722), nace el reino astur, consolidado por Alfonso III. Ordoño II trasladó
la capital a León en el siglo X, dando lugar al reino de León. En su parte oriental se originó el condado de Castilla, que se
independizó con el conde Fernán González (siglo X). En el Pirineo occidental, la familia Arista forma el reino de Pamplona
(s. IX), su máximo esplendor llega con Sancho III el Mayor (1000-1035). En el Pirineo central los condados de Sobrarbe,
Ribagorza y Aragón serán anexionados a Pamplona durante el siglo X. Y en el Pirineo oriental, la Marca Hispánica
(condados catalanes) logra su independencia Borrell II.
De s. XI-XIII se desarrollan las principales etapas de la Reconquista. En el s. XI Castilla se une a León, nace el reino de
Castilla-León con Fernando I; y el de Aragón, unido a Pamplona. En el s. XII Castilla y León se separan, nace el reino de
Portugal, Pamplona se independiza (Navarra); y se unen Aragón y Cataluña con Ramón Berenguer IV formándose la
Corona de Aragón. En el s. XIII: unidad definitiva de Castilla y León (1230 con Fernando III). La victoria en las Navas de
Tolosa (1212), marcó un gran avance: Extremadura es conquistada por Alfonso IX; Fernando III conquista Murcia e inicia
la conquista de Andalucía, finalizada por Alfonso X. Para Aragón, Jaime I conquista Baleares y Valencia. Quedando Granada
hasta 1492.
La organización política de los reinos cristianos se articuló en torno al rey, que estaba asesorado por una Curia Real
(nobles y clérigos). En 1188 en el Reino de León y desde el s. XIII en el resto, los monarcas convocan a la Curia y los
burgueses en representación de las ciudades más importantes, así nacen las Cortes. La administración territorial estaba
a cargo de los condes y la local a cargo del concejo, aunque el gobierno recaía en los regidores, Los recursos provenían
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de las tierras ocupadas a los musulmanes, aduanas, monopolios (sal y minas) y el cobro de impuestos (alcabala). El modelo
de monarquía que se impuso fue el autoritario en Castilla y el pactista en Aragón y Navarra, donde las Cortes tendrán
más poder.
2.4. Modelos de repoblación. Organización estamental en los reinos cristianos medievales.
Para asegurar el dominio en los territorios conquistados, los reinos cristianos llevaron a cabo distintos modelos de
repoblación:
✓ Sistema de presura (aprisio), siglos VIII-X en las tierras del norte del Duero y en el Piedemonte pirenaico, zonas
despobladas que eran ocupadas y cultivadas por los repobladores, que se convertían en pequeños propietarios.
✓ Sistema concejil, s. XI-XIII, tierras situadas en el valle del Tajo y en el valle del Ebro. El territorio se dividía en concejos,
grandes extensiones de tierra con una ciudad o villa, a la que se otorgaba un fuero por parte del rey que establecía
libertades y privilegios para sus habitantes.
✓ Los repartimientos (donadíos) s. XIII, valles del Guadiana, el Guadalquivir y el litoral levantino. Distribución por
parte del rey de grandes lotes de bienes y tierras entre los conquistadores (nobleza y órdenes militares) en pago por
su apoyo militar. El reparto se hacía en función del rango social de quien lo recibía y generó la creación de grandes
latifundios.
Al igual que en el resto de Europa, la sociedad estaba dividida en estamentos, fuertemente jerarquizados y asentados en
el principio de la desigualdad de sus miembros: privilegiados, nobleza y clero, que no pagaban impuestos, tenían una
legislación propia y poseían la mayor parte de las tierras. Los no privilegiados (pecheros porque debían pagar tributos),
tenían que pagar impuestos y era un grupo muy heterogéneo (campesinos libres, siervos, pequeños propietarios,
burguesía -comerciantes, artesanos…-. Era una sociedad agraria, con una gran diversidad étnica y religiosa, ya que
cristianos convivían con minorías judías y musulmanas (mudéjares).
2.5. La Baja Edad Media en las Coronas de Castilla y de Aragón y en el Reino de Navarra.
En la Baja Edad Media peninsular (siglos XIV-XV) hubo distintas crisis: una crisis demográfica, la Peste Negra (1348), una
crisis económica con malas cosechas y una crisis política con cambios dinásticos.
En Castilla la monarquía se consolidó y desembocó en una monarquía autoritaria de origen divino, apoyada en el derecho
romano, en las Partidas de Alfonso X y el Ordenamiento de Alcalá. En el ámbito estatal, además de las Cortes, las
instituciones más importantes fueron: el Consejo Real: con funciones de asesoramiento; Audiencia, órgano supremo de
justicia, solo supeditado al rey, en el s. XV fijará su sede en Valladolid (Chancillería). En el ámbito local se produjo una
creciente intervención de la monarquía sobre los municipios, primero nombrando regidores, a los que posteriormente se
añadió la figura del corregidor. Será un periodo salpicado con rebeliones nobiliarias contra el reforzamiento del poder real
y la guerra entre Pedro I y su hermanastro Enrique II llevará a los Trastámara al trono. En el s. XV se inicia la conquista de
Canarias.
En la Corona de Aragón, era una confederación de territorios con leyes e instituciones propias, lo que derivó en una
concepción pactista de la corona. Las instituciones más importantes fueron: los virreyes, autoridad que actuaba en
nombre del rey en los distintos territorios; las Cortes, con un fuerte papel en la restricción del poder real. Existían Cortes
en Aragón, Valencia y Cataluña y nunca llegarán a unificarse. Las Diputaciones, comisiones para controlar la recaudación
impuestos, que irán adquiriendo dimensión política (la Generalitat de Cataluña, la Diputación del Reino de Aragón,
Diputación de Valencia). El Justicia de Aragón, cargo específico del reino de Aragón defensor de los fueros frente al rey. El
poder municipal en Aragón se organizó en merindades o veguerías dirigidas por un cabildo, el modelo catalán en un
consell (Consell de Cent en Barcelona). Fueron frecuentes los enfrentamientos entre la nobleza y la monarquía. En el s. XV
se produce el Compromiso de Caspe (1412) que lleva al trono a Fernando de Antequera (Trastámara), la guerra civil
catalana (1462-1472). Se produce la expansión por el Mediterráneo (Sicilia, Cerdeña, Nápoles y los ducados de Atenas y
Neopatria)
En el Reino de Navarra también se desarrollará la monarquía pactista. El Consejo Real asesoraba al rey, las Cortes, en las
que el rey juraba los fueros del reino; y la Diputación de los Tres Estados, que recaudaba los subsidios votados en las
Cortes. A partir del s. XIV, rodeado por las coronas de Castilla y Aragón, Navarra se acercó a Francia (dinastías francesas
Capeto y Evreux hasta 1451). En 1512 el reino fue invadido por Fernando el Católico e incorporado a Castilla.
Tema 3. La Edad Moderna:
3.1. Los Reyes Católicos: unión dinástica e instituciones de gobierno. La guerra de Granada
La boda de Isabel y Fernando (1469) y la muerte de Enrique IV (1474), provocan la guerra civil castellana (1474 -
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1479) entre Isabel y su sobrina Juana la Beltraneja. Finalizando con la renuncia de Juana en el Tratado de Alcaçovas.
Los Reyes Católicos iniciaron la monarquía hispánica como una unión dinástica, no como un Estado unido, aunque
los dos decidieron gobernar conjuntamente (Concordia de Segovia, 1475). No supuso la unidad territorial e
institucional, cada corona mantenía sus impuestos, instituciones, monedas, leyes, lenguas, aduanas y tradiciones, solo
la política exterior será común. Su reinado fue una etapa de consolidación de monarquía autoritaria, centralizando
el poder, y estableciendo las bases de un Estado moderno. El Consejo Real fue el órgano de gobierno más
importante. Se organizó la administración de justicia con dos Chancillerías o Audiencias (Valladolid y Granada).
Limitaron el poder de la nobleza y controlaron las Órdenes Militares. Nace la Stª Hermandad para mantener el orden
público en el ámbito rural. Lograron el derecho de presentación y el Patronato Regio, y la Inquisición funcionó en
ambas coronas. El control municipal se llevó a cabo con el corregidor.
La conquista de Granada (1482-1492) supuso su incorporación a Castilla. La guerra fue larga, destacando las
conquistas de Alhama (1481-1484) (Málaga (1485-1487) y Baza (1489) y la rendición de Granada (1488-1492), donde
las luchas internas fueron clave en la victoria cristiana. El 2 de enero de 1492 el emir Boabdil negoció la rendición y
capitulaciones y los RRCC culminaron con el proceso de Reconquista, llevando a cabo la unificación religiosa
(expulsión de los judíos en 1492 y los mudéjares son obligados a convertirse por la Pragmática de 1502).
3.2. Exploración, conquista y colonización de América (desde 1492 y durante el siglo XVI).
El descubrimiento de América: Colón de llegó a las Indias el 12 de octubre de 1492. La oposición de Portugal llevó a
la firma del Tratado de Tordesillas (1494). Colón realizó tres viajes más entre 1493 y 1504. Américo Vespucci descubrió
que era un continente nuevo. En los primeros veinte años, la conquista se centró en las islas del Caribe (Santo
Domingo, Puerto Rico, Jamaica y Cuba). Vasco Núñez de Balboa descubrió el istmo de Panamá y el océano Pacífico en
1513. Magallanes y Elcano realizaron la primera vuelta al mundo (1519-1522); la expedición de Hernán Cortés al
Imperio azteca (1521); Pizarro al Imperio inca (1535); Orellana recorrió el Amazonas hasta su desembocadura (1542),
etc. Los españoles, en unos 50 años, exploraron y colonizaron prácticamente todo un continente, fundando ciudades
y organizando todo un imperio.
Castilla estableció el control político y económico a través de: la Casa de Contratación (Sevilla), organizaba, registraba
y controlaba el comercio y la navegación con América. El Consejo de Indias (en la corte), con jurisdicción sobre todos
los territorios y organismos americanos. Una de sus funciones era elaborar la legislación de Indias. La organización
territorial estaba formada por virreinatos: circunscripción de rango superior. Existían dos Nueva España (capital
México), que controlaba la región centroamericana, y el de Perú (capital Lima), para Sudamérica. Las Gobernaciones
y capitanías generales: circunscripciones equivalentes a provincia.. Las Audiencias: tribunales superiores de justicia.
En el s. XVI se crearon diez Audiencias. Cabildos o ayuntamientos: la unidad más básica administrativa, cuya
organización era similar a la de los municipios castellanos.
La sociedad colonial estaba jerarquizada por criterios éticos. La cúspide de la pirámide social la eran los blancos
(peninsulares y criollos) y por debajo los mestizos (hijos de hispanos e indígenas), amerindios y en la base, los esclavos
negros de origen africano y los miembros de las castas (nacidos de otras mezclas étnicas).
El sistema de explotación colonial se basó en la mita en las minas (Potosí y Zacatecas), y la encomienda, en
plantaciones y haciendas. Los abusos sobre los indígenas fueron denunciados por fray Bartolomé de las Casas.
Después de las Leyes de Burgos (1512), Carlos V promulgó las Leyes Nuevas (1542) para proteger a los indígenas, ya
que eran súbditos castellanos.
3.3. Los Austrias del siglo XVI. Política interior y exterior
Carlos I 1517 se hizo cargo de los reinos de Castilla y Aragón y posesiones territoriales. En 1519 fue proclamado
Emperador del Imperio Germánico. La hegemonía en Europa se mantuvo pese a la gran dificultad de gobierno, por la
dispersión territorial y el mantenimiento de leyes e instituciones de cada territorio.
La política interna: la sublevación de las Comunidades de Castilla (1520-1522) y las Germanías (1519-1523) en Valencia
y Mallorca. Los movimientos fueron reprimidos y la monarquía salió reforzada. Los conflictos europeos: Carlos I era el
monarca más poderoso del continente, lo que llevó a numerosas guerras: las cuatro guerras contra Francia (1521-1544).
con la incorporación del Milanesado. La defensa de la cristiandad frente a los turcos (triunfos, Túnez 1535 y fracasos
como la toma de Argel, 1541). En Alemania, el conflicto religioso contra los protestantes de Lutero, donde pese al triunfo
en Mühlber (1547) y la Paz de Augsburgo (1555), Carlos V tuvo que reconocer las dos religiones en el imperio.
Carlos V abdica en su hijo Felipe II (1556-1598). Los conflictos externos más importantes fueron: Francia, (San Quintín
1557, y paz de Cateau-Cambresis 1559); Imperio Turco (Lepanto 1571), Países Bajos, con la sublevación de las provincias
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del norte en 1566; Inglaterra, en 1588 se inicia su invasión con la Gran Armada, sufriendo una rotunda derrota. Concluida
la exploración de América, Felipe II propició la exploración de Filipinas (fundación de Manila, 1571). Logró la unidad
peninsular: desaparecido Sebastián I y muerto el infante Enrique (1580), Felipe II hizo valer sus derechos dinásticos y en
1581 las Cortes de Tomar le reconocieron rey de Portugal. Felipe II gobernó sobre un imperio en el que “nunca se ponía
el sol”. Respetó las instituciones de cada reino, pero se enfrentó a conflictos internos: en las Alpujarras la rebelión de los
moriscos (1568-1570) y los problemas con Antonio Pérez y la revuelta en Aragón (1590-1592).Desde 1559 no se ausentó
de España, fijó la capital en Madrid (1561). Su política interior se apoyó en dos bases: el poder absoluto y la defensa de
la monarquía católica.
En el gobierno y administración, los Austrias desarrollaron un sistema polisinodial: consejos territoriales (Indias,
Portugal, etc.) y especializados (de Estado, Hacienda, Guerra…), con importancia de los secretarios. La administración
territorial se basó en virreyes o gobernadores, Cortes (las de Aragón fueron más reivindicativas) y Audiencias.
3.4. Los Austrias del siglo XVII. Política interior y exterior.
Los reyes del siglo XVII, denominados “Austrias menores” por su ineficacia política, delegan el gobierno en sus validos.
Felipe III, su valido el duque de Lerma decretó la expulsión de los moriscos (1609-1614). La política exterior estuvo
presidida por la pacificación, firma la paz con Inglaterra (1604), la Tregua de los Doce Años con los Países Bajos (1609), y
paz con Francia.
Felipe IV, su valido Olivares, pretendía la unificación de la monarquía bajo las mismas leyes e instituciones con el proyecto
de un ejército nacional y permanente: la Unión de Armas. La oposición a esta política autoritaria y centralista provocó
revueltas en Andalucía, Vizcaya, Sicilia y rebeliones en 1640 en Cataluña y Portugal: en Cataluña: los tercios reales
provocaron en 1640 una rebelión de campesinos en Barcelona, el Corpus de Sangre. En 1641 proclaman a Conde de
Barcelona a Luis XIII de Francia. En 1653 se produjo la rendición y la aceptación de Felipe IV. En Portugal la rebelión nombró
al duque de Braganza rey (Juan IV). España aceptará la independencia en 1668.
La política exterior estuvo marcada por la Guerra de los Treinta Años (1618- 1648), en la que los Habsburgo (austriacos y
españoles) se aliaron contra los protestantes, liderados por Francia. Las victorias francesas llevaron a la firma de la Paz de
Westfalia (1648), España reconoce la independencia de Holanda, iniciándose la hegemonía francesa. España continuará
la lucha hasta 1659, con la Paz de los Pirineos, cede el Rosellón y la Cerdaña.
Carlos II heredó el trono con tres años, por lo que su madre, Mariana de Austria, ejercerá de regente. Su incapacidad para
gobernar hará que los validos se sucedan. La presión de Francia se salda con la pérdida del Franco Condado, el Artois,
Luxemburgo y plazas flamencas. La situación económica y demográfica mejoró a partir de 1680, aunque con conflictos
internos: revueltas de los barretines en Cataluña (1688-89), Segundas Germanías en Valencia (1693) y motín de los Gatos
en Madrid (1699). El problema sucesorio fue el más importante. Pese a los dos matrimonios de Carlos II no tuvo
descendencia y tras la muerte del monarca estalló la Guerra de Sucesión Española.
3.5. Sociedad, economía y cultura de los siglos XVI y XVII.
El S. XVI es un siglo de expansión económica, que estuvo favorecida por el crecimiento de la población. La agricultura, la
ganadería y la industria se expandieron por el aumento de la demanda. América convirtió a la monarquía hispánica en
una gran potencia económica, por la explotación minera y el monopolio del comercio. El aumento de la circulación
monetaria, consecuencia del oro y la plata que llegaban, desencadenó el aumento de los precios (revolución de los
precios). Había fuertes desequilibrios: los enormes gastos de guerra de Carlos V y Felipe II, que provocaron la ruina de la
Hacienda Real; la mentalidad conservadora y antiburguesa, ya que las actividades negocios no eran bien vistas y la
superioridad industrial de Países Bajos, Inglaterra y Francia.
En el S. XVII fue una fase de depresión. Los factores fueron el descenso demográfico, y la crisis económica por el
endeudamiento de la Corona y la disminución del volumen de metales preciosos que llegaban desde América. El
resultado fue la bancarrota en seis ocasiones a lo largo del siglo. Se produjo la ruina de la industria textil castellana,
también disminuyó la producción agraria y retrocedió la ganadería bovina. Hacia 1680 se inicia un cambio de tendencia,
con el aumento de la natalidad y una lenta recuperación de la producción y el comercio.
Los grupos de la sociedad estamental se vieron afectados por estos factores: la nobleza y el clero aumentaron,
manteniendo sus privilegios. La burguesía intentaba ennoblecerse y el campesinado fue el sector social más afectado por
la crisis, resurgiendo el bandolerismo y aumentando el colectivo de pícaros, mendigos y maleantes, reflejado en la
literatura y el arte de nuestro Siglo de Oro.
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El Siglo de Oro español fue un período de gran esplendor cultural, artístico y político que abarcó desde finales del siglo XV
hasta mediados del siglo XVII. Autores destacados del Renacimiento (s. XVI) fueron Garcilaso de la Vega, Fray Luis de
León, Santa Teresa de Jesús, Miguel de Cervantes y Lope de Vega. En arte, destaca el plateresco y el herreriano en
arquitectura El Greco en pintura. El Barroco (s. XVII) autores literarios como Francisco de Quevedo o Luis de Góngora. En
pintura Diego Velázquez, Francisco de Zurbarán y en arquitectura Churriguera. En música Juan de Encina y Tomás de
Torrejón y Velasco.
3.6. La Guerra de Sucesión. La Paz de Utrecht. Los Pactos de Familia
Carlos II murió en 1700 sin descendientes, dejando el trono a Felipe de Anjou; lo que desembocó en una guerra
internacional: el archiduque Carlos de Habsburgo (el otro candidato con derechos de la rama austriaca de los Habsburgo),
con la Gran alianza anti borbónica (Holanda, Inglaterra, Portugal, Prusia y el Ducado de Saboya) y Felipe de Borbón con
Francia y España; y España en una guerra civil, al apoyar Castilla a Felipe de Anjou y Aragón al archiduque.
La Guerra de Sucesión (1701-1715) en principio fue favorable a la Gran Alianza, pero Felipe V se impuso en Almansa
(1707), y Brihuega y Villaviciosa (1710). En 1711 el archiduque Carlos hereda el imperio austriaco, y ante la posibilidad
de un bloque hispano alemán, Inglaterra precipita el fin del conflicto. Los Tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714), que
hicieron a Inglaterra la gran vencedora, supusieron los siguientes acuerdos:
• Político: Felipe V era reconocido rey de España, prohibiendo la unión de Francia y España. Termina la hegemonía
francesa, y llega un equilibrio entre las tres grandes potencias: Francia, Austria e Inglaterra. España queda relegada
a una potencia de segundo orden.
• Territorial: Inglaterra se quedó con Gibraltar y Menorca. A Saboya se le adjudicó Sicilia, a Austria los Países Bajos, el
Ducado de Milán, Nápoles y Cerdeña.
• Económico: Fin del monopolio americano para España, al conceder el asiento de negros a Inglaterra (monopolio para
introducir esclavos negros en la América española durante treinta años) y el navío de permiso (autorización para
enviar a América un navío con 500 toneladas de mercancías para su venta).
Recuperar los territorios perdidos será el objetivo de la política exterior española del s. XVIII, para ello se firmaron los
Pactos de Familia con Francia. Felipe V firma el Primer Pacto De Familia (1733, Guerra de Sucesión polaca), recuperando
Sicilia y Nápoles; y el Segundo Pacto de Familia (1743-Guerra de Sucesión de Austria) obtiene Parma. Fernando VI llevará
una política de neutralidad (Concordato con la Santa Sede en 1753) y Carlos III firmará el Tercer Pacto de Familia (1761),
participando en la Guerra de los Siete Años (1756-1763) y la Guerra de Independencia de EEUU (1775-1783), recuperando
Florida y Menorca.
3.7. La nueva Monarquía borbónica. Los decretos de Nueva Planta. Modelo de Estado
y alcance de las reformas
La reorganización del Estado fue obra de los tres primeros borbones (Felipe V, Fernando VI y Carlos III), quienes establecen
una monarquía absoluta, fuerte, centralista y unificada, siguiendo el modelo francés. Impulsan:
• La reforma del Gobierno y la Administración sobre los principios de centralización y uniformidad. Los Consejos
fueron sustituidos (excepto C. Castilla) por las Secretarías de Estado y de Despacho, con los Secretarios, futuros
ministros. Los Decretos de Nueva Planta, suprimieron los fueros e instituciones de Aragón, respetándose los de
Navarra y País Vasco. Es una de las primeras medidas para la unificación jurídica e institucional de España: suprimen
las Cortes de Aragón, Valencia y Cataluña, manteniéndose las de Navarra y las Cortes Generales del reino. En cada
territorio se sustituye al virrey por un capitán general, al frente de una Audiencia. Se creó la Guardia Real y el
regimiento por los tercios. Se crean las intendencias (equiparable a las provincias actuales), al frente de las cuales
estaban los intendentes, gobernadores territoriales con importantes funciones: jurídicas, policía, recaudación de
impuestos, reclutamiento tropas, etc.
• Control de la Iglesia, mediante el regalismo y el patronato universal, firmando el Concordato de 1753.
• Intervención del Estado en economía: Felipe V obligó a contribuir a la Hacienda Real a los territorios de Aragón.
Fernando VI pretendió implantar una reforma fiscal en Castilla, según el proyecto del Marqués de la Ensenada, una
única contribución, (Catastro de Ensenada) no llevado a cabo por las protestas de los estamentos privilegiados. El
Estado potenciará la industria con medidas como el proteccionismo, la creación de manufacturas reales y el fomento
de la construcción naval (astilleros reales en El Ferrol, Cádiz y Cartagena).
3.8. Las reformas borbónicas en los virreinatos americanos.
Con la llegada de los Borbones al trono español, comienzan una serie de reformas que llegarán también a América:
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• Reformas administrativas, con las que se perseguían los objetivos de: mejorar la eficiencia de la administración,
intentar reducir el contrabando y aumentar la recaudación impositiva
✓ División del virreinato de Perú en tres: virreinato del Río de la Plata, de Nueva Granada y el de Perú, a los
que se suman las capitanías de Cuba, Venezuela y Chile.
✓ Creación de las intendencias, unidades políticas menores, dirigidas por intendentes con amplias atribuciones
de control y gestión.
✓ Aumentó el número de Audiencias (Audiencia de Buenos Aires) eran la máxima institucional judicial
✓ Implantación de la figura de los visitadores, cuya tarea era supervisar el cumplimento de las reformas en
los virreinatos.
• La reforma económica fue una de las más importantes, con la que la corona pretendió controlar la actividad
comercial, eliminando el contrabando y los intermediarios. Carlos III promulgó el Reglamento de Libre Comercio
de 1778 entre todos los puertos españoles y americanos, que relanzará el comercio. Creación en España
compañías comerciales (Compañía Guipuzcoana de Caracas). Medidas de control fiscal y creación de nuevos
impuestos y subida de los ya existentes.
• Reforma militar, se crearon guarniciones y se reorganizó la marina. En las capitanías generales se estableció el
servicio militar obligatorio para mejorar la defensa contra los británicos.
Estas reformas tuvieron un impacto significativo en la sociedad y economía americanas: se produjo una mejora de la
economía española y mayor control desde la península. En el ámbito social promovieron la movilidad social y el ascenso
de nuevos grupos sociales, como los criollos, que comenzaron a tener un papel más relevante, sentando las bases para
los cambios políticos que se producirían posteriormente.
3.9. Sociedad, economía y cultura del siglo XVIII
El S. XVIII fue una época de expansión demográfica y económica:
• El principal obstáculo para la agricultura era el régimen de propiedad de la tierra (tierras amortizadas), con
rendimientos muy bajos y constantes las crisis de subsistencia. Carlos III adoptará medidas como los arrendamientos
de tierras municipales, colonización de nuevas tierras (Sierra Morena), la reducción de los derechos de la Mesta y
obras de regadío (Canal de Aragón y Canal de Castilla). Se extendieron los nuevos cultivos (maíz y patata).
• La industria se incentivó por el aumento de población y de la demanda; la subida de los precios agrícolas, y por la
nueva política comercial con América. El obstáculo fue el sistema gremial (se rompió el monopolio de los gremios
en 1772). Se potenció el proteccionismo, las manufacturas reales financiadas por el Estado, y la construcción naval
(astilleros de Cádiz, El Ferrol y Cartagena).
• Al comercio: el interior era escaso por el elevado nivel de autoconsumo, los obstáculos naturales, las deficientes
vías de comunicación y la escasez de medios de transporte, no había un mercado nacional unificado. El comercio
exterior se caracterizó por una política de explotación colonial con América. Con medidas como la creación de
compañías comerciales privilegiadas y monopolísticas (Compañía Guipuzcoana de Caracas); leyes liberalizadoras del
comercio, el Reglamento de Libre Comercio (1778), que permitía comerciar a todos los puertos peninsulares.
La Ilustración es la corriente de pensamiento difundida por Europa en el siglo XVIII en España se desarrolló tardíamente.
Se difundió a través de las Reales Academias, Sociedades Económicas de Amigos del País, la prensa y tertulias. Destacan
intelectuales y artistas como Gaspar Melchor de Jovellanos, José Celestino Mutis, José Cadalso, Leandro Fernández de
Moratín. En el panorama artístico destaca la figura de Goya.
La sociedad estaba dividida en estamentos marcada por las desigualdades económicas y sociales. El tercer estado era el
más numeroso y el más pobre, ya que pagaba la mayor parte de los impuestos y no recibía una retribución adecuada por
su trabajo. El clero vivía de las rentas eclesiásticas, pero tenía un gran poder e influencia. La nobleza era la más rica y
privilegiada, ya que poseía grandes extensiones de tierra, numerosas propiedades urbanas y riquezas provenientes de sus
cargos públicos