MINISTERIO DE EDUCACIÒN Y CIENCIAS
ESCUELA BÀSICA Nº337 ROBERST PEREIRA
DESARROLLO PERSONAL
GRUPO 1
TEMA: ACOSO ESCOLAR
Profesora: Marta Acuña
Turno: Mañana
Año: 2024
Integrantes
Nahir Burgos
Lia Alvarenga
Froilan Benitez
Tadeo Acosta
Alcides Sebastian
Eduardo Villalba
Introducción
Es la exposición constante que sufre un niño o adolescentes a
maltratos realizados de forma intencional por parte de otro, o un grupo
de ellos. El acoso escolar también se define como una conducta
agresiva que tiene una persona hacia otra, y que puede ser
acompañada por maltrato psicológico, verbal e incluso físico.
En este trabajo de investigación profundizaremos mas sobre el tema
del acoso escolar.
Acoso escolar
Desarrollo
El acoso escolar (bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal,
físico o social producido entre estudiantes de forma reiterada, tanto en el aula,
como a través de las redes sociales, con el nombre específico de ciberacoso.
Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da
mayoritariamente en la clase y en los patios escolares. Los protagonistas de los
casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la
adolescencia, siendo mayor el porcentaje de niños que sufren violencia física,
mientras que las niñas suelen ser más víctimas de violencia psicológica.
Este tipo de violencia escolar se caracteriza por una reiteración encaminada a
conseguir la intimidación de la víctima, implicando un abuso de poder en tanto que
es ejercida por un agresor más fuerte (ya sea esta fortaleza real o percibida
subjetivamente) que aquella.
El sujeto maltratado queda, así, expuesto física y emocionalmente ante el sujeto
que lo maltrata, generándose como consecuencia una serie de secuelas
psicológicas (aunque estas no formen parte del diagnóstico); es común que el
acosado viva aterrorizado con la idea de asistir a la escuela y que se muestre muy
nervioso, triste y solitario en su vida cotidiana.
En algunos casos, la dureza de la situación puede acarrear pensamientos sobre el
suicidio e incluso su materialización, consecuencias propias del hostigamiento
hacia las personas sin límite de edad.
Suelen ser más propensos al acoso escolar aquellos niños que poseen diversidad
funcional, entre las cuales se pueden contar el trastorno por déficit de atención
con hiperactividad, síndrome de Down, síndrome de Asperger, síndrome de
Tourette, etc.
Modalidades del acoso escolar
Bloqueo social
Agrupa las acciones de acoso escolar que buscan bloquear socialmente a la
víctima. Todas ellas buscan el aislamiento social y su marginación impuesta por
estas conductas de bloqueo.
Son ejemplos las prohibiciones de jugar en un grupo, de hablar o comunicar con
otros, o de que nadie hable o se relacione con él, pues son indicadores que
apuntan un intento por parte de otros de quebrar la red social de apoyos del niño.
Se incluye dentro de este grupo de acciones el meterse con la víctima para
hacerle llorar. Esta conducta busca presentar al niño socialmente, entre el grupo
de iguales, como alguien flojo, indigno, débil, indefenso, estúpido, llorica, etc. El
hacer llorar al niño desencadena socialmente en su entorno un fenómeno
de estigmatización secundaria conocido como mecanismo de chivo expiatorio. De
todas las modalidades de acoso escolar es la más difícil de combatir en la medida
que es una actuación muy frecuentemente invisible y que no deja huella. El propio
niño no identifica más que el hecho de que nadie le habla o de que nadie quiere
estar con él o de que los demás le excluyen sistemáticamente de los juegos.
Hostigamiento
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que consisten en acciones de
hostigamiento y acoso psicológico que manifiestan desprecio, falta de respeto y
desconsideración por la dignidad del afectado. El desprecio, el odio, la
ridiculización, la burla, el menosprecio, los motes, la crueldad, la manifestación
gestual del desprecio, la imitación burlesca son los indicadores de esta escala.
Manipulación social
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden distorsionar la
imagen social del niño y “envenenar” a otros contra él. Con ellas se trata de
presentar una imagen negativa, distorsionada y cargada negativamente sobre la
víctima. Se cargan las tintas contra todo cuanto hace o dice la víctima, o contra
todo lo que no ha dicho ni ha hecho. No importa lo que haga, todo es utilizado y
sirve para inducir el rechazo de otros. A causa de esta manipulación de la imagen
social de la víctima acosada, muchos otros niños se suman al grupo de acoso de
manera involuntaria, percibiendo que la víctima merece el acoso que recibe,
incurriendo en un mecanismo denominado “error básico de atribución”.
Coacción
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden que la víctima realice
acciones contra su voluntad. Mediante estas conductas quienes acosan al niño
pretenden ejercer un dominio y un sometimiento total en contra de su voluntad.
El que la víctima haga esas cosas contra su voluntad proporciona a los que
fuerzan o tuercen esa voluntad diferentes beneficios, pero sobre todo poder
social. Los que acosan son percibidos como poderosos, sobre todo, por los
demás que presencian el doblegamiento de la víctima. Con frecuencia las
coacciones implican que el niño sea víctima de vejaciones, abusos o conductas
sexuales no deseadas que debe silenciar por miedo a las represalias sobre sí o
sobre sus hermanos.
Exclusión social
Agrupa las conductas de acoso escolar que buscan excluir de la participación al
niño acosado. El “tú no”, es el centro de estas conductas con las que el grupo que
acosa segrega socialmente al niño. Al ningunearlo, tratarlo como si no existiera,
aislarlo, impedir su expresión, impedir su participación en juegos, se produce el
vacío social en su entorno.
Intimidación
Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que persiguen amilanar, amedrentar,
apocar o consumir emocionalmente al niño mediante una acción intimidatoria. Con
ellas quienes acosan buscan inducir el miedo en el niño. Sus indicadores son
acciones de intimidación, amenaza, hostigamiento físico intimidatorio, acoso a la
salida del centro escolar.
Amenaza a la integridad
Agrupa las conductas de acoso escolar que buscan amilanar mediante las
amenazas contra la integridad física del niño o de su familia, o mediante la
extorsión.
Ciberacoso
Comprende aquellas conductas que emplean medios digitales para molestar o
acosar a una o varias personas mediante ataques personales, divulgación de
información personal o falsa, entre otras prácticas.
Acoso escolar homofóbico
El acoso escolar homofóbico se refiere a cualquier clase de daños hacia las
personas, tanto psicológico como físico y moral, por tener o aparentar tener una
orientación sexual diferente a la que debería tener por su sexo.
Causas
El agresor: características psicológicas y entorno familiar
Aunque el acosador escolar no tiene por qué padecer ninguna enfermedad mental
o trastorno de la personalidad grave, presenta normalmente algún tipo
de psicopatología. Fundamentalmente, presenta ausencia de empatía y algún tipo
de distorsión cognitiva. Generalmente suele ser una persona que ha visto
violencia con regularidad, se acostumbra a ella o en su casa sus familiares se
tratan agresivamente y lo tratan inadecuadamente a él.
La carencia de empatía explica su incapacidad para ponerse en el lugar del
acosado y ser insensible al sufrimiento de este y que puede llegar al suicidio.
El entorno escolar
Se puede dar el caso de que la ausencia en clase (o, en general, en el centro
educativo) de un clima adecuado de convivencia pueda favorecer la aparición del
acoso escolar. La responsabilidad al respecto oscila entre la figura de unos
profesores que no han recibido una formación específica en cuestiones de
intermediación en situaciones escolares conflictiva, y la disminución de su perfil de
autoridad dentro de la sociedad moderna.
Evolución de los casos de acoso escolar
El objetivo del acoso escolar es intimidar, apocar, reducir, someter, aplanar,
amedrentar y consumir, emocional e intelectualmente, a la víctima, con vistas a
obtener algún resultado favorable para quienes acosan o satisfacer una necesidad
imperiosa de dominar, someter, agredir, y destruir a los demás que pueden
presentar los acosadores como un patrón predominante de relación social con los
demás. En ocasiones, el niño que desarrolla conductas de hostigamiento hacia
otros busca, mediante el método de «ensayo-error», obtener el reconocimiento y
la atención de los demás, de los que carece, llegando a aprender un modelo de
relación basado en la exclusión y el menosprecio de los demás.
Con mucha frecuencia el niño o niña que acosa a otro compañero suele estar
rodeado muy rápidamente de una banda o grupo de acosadores que se suman de
manera unánime y gregaria al comportamiento de hostigamiento contra la víctima.
Ello es debido a la falta de una autoridad exterior (por ejemplo, un profesor, un
familiar, etc.) que imponga límites a este tipo de conductas, proyectando el
acosador principal una imagen de líder sobre el resto de sus iguales seguidores.
A menudo la violencia encuentra una forma de canalizarse socialmente,
materializándose en un mecanismo conocido de regulación de grupos en crisis: el
mecanismo del chivo expiatorio. Destruir al que no es seguidor, al que se resiste,
al diferente, al que sobresale académicamente, al imbuido de férreos principios
morales, etc.
Consecuencias
El acoso escolar al igual que otras formas de maltrato psicológico produce
secuelas biológicas (expresión de genes) y mentales. Especialistas del Centro de
Estudios sobre el Estrés Humano (CSHS por sus siglas en inglés) del Hospital
Louis-H. Lafontaine de Canadá sugieren que las víctimas acosadas son más
vulnerables a padecer problemas mentales como trastorno por estrés
postraumático, depresión y trastornos del ánimo a medida que envejecen.
Una investigación realizada en 2014 en la King’s College London descubrió que
los efectos psicológicos negativos que sufren las personas con bullying
permanecen durante 40 años después de haber sido víctima de acoso. Esto nos
debe hacer reflexionar sobre el grave impacto psicológico del acoso en el resto de
la vida de la persona afectada, presentando peores indicadores de su salud
mental y física y un peor desempeño cognitivo respecto a los individuos que no
sufrieron acoso.
Estrés
Las víctimas de acoso escolar presentan estrés no solo durante la época escolar
sino también años después. Esto se desprende de un estudio llevado a cabo en la
Tufts University y que revela que las personas afectadas segregan más cortisol,
una hormona directamente implicada en la sensación de estrés.
Esto explicaría buena parte de las consecuencias para la salud a largo plazo en
estas personas, por ejemplo la aparición de trastornos mentales, como señaló un
estudio de la Universidad Johns Hopkins.
Ansiedad y depresión
Otra investigación, en este caso de la Universidad de Duke, detectó que las
víctimas de acoso tenían una mayor probabilidad de sufrir trastornos como la
agorafobia, el trastorno de ansiedad generalizado y las crisis de pánico. También
presentaban mayores tasas de depresión y de aislamiento social.
Somatizaciones
También pueden presentar trastornos psicosomáticos. Así se detectó en un
informe publicado por Randy y Lori Sansone en el año 2008.
Suicidio
En el mismo estudio realizado en Duke, se encontró una mayor probabilidad de
suicidios en estas personas.
Problemas en la socialización y en el futuro laboral
Las víctimas de acoso en la escuela presentan, estadísticamente, peores
indicadores en lo que refiere a su calidad de vida familiar y en su capacidad
adquisitiva en su vida adulta. También pueden sufrir un peor desempeño en sus
habilidades sociales y comunicativas, tal como se indicó en este estudio de Claire
Fox y Michael Boulton publicado en la British Psychological Society.
Prevención
Se estima que la intervención simultánea sobre factores individuales, familiares y
socioculturales, es la única vía posible de prevención del acoso escolar.17 La
prevención se puede realizar en distintos niveles.
La prevención primaria es la responsabilidad de los padres, de la sociedad en
conjunto y de los medios de comunicación (en forma de autorregulación respecto
de determinados contenidos).18 Dentro de la institución, se considera prevención
primaria a todas las acciones que buscan mejorar la convivencia y el clima del
centro como el empleo de la mediación, y el uso de un código de disciplina
positiva para la resolución de conflictos.19
La prevención secundaria consiste en adoptar medidas concretas sobre la
población de riesgo, esto es, los adolescentes (fundamentalmente, promover un
cambio de mentalidad respecto a la necesidad de denuncia de los casos de acoso
escolar aunque no sean víctimas de ellos), y sobre la población directamente
vinculada a esta, el profesorado (en forma de formación en habilidades
adecuadas para la prevención y resolución de conflictos escolares).
Por último, una prevención terciaria está formada por las medidas de ayuda a los
protagonistas de los casos de acoso escolar. Los centros educativos deben contar
con protocolos de actuación establecidos para las situaciones de bullying, a la vez
que deben promover programas y campañas de prevención e intervención, para
reforzar la capacidad de detectar y/o actuar frente a casos de bullying.
La ayuda se puede agrupar en información para padres, profesores y alumnos.
Conclusión
En conclusión, ahora sabemos cuan dañino puede ser este fenómeno tanto
para la víctima como para el agresor, si no es tratado debidamente; por esto se
propone a los padres estar más al pendiente de sus hijos, tratar de no
reflejarles sus problemas para así hacerlos niños sanos y seguros de sí
mismos, observando y atendiendo posibles conductas anormales en un
momento dado.
Es importante que cuenten con un orientador que les escuche (en caso de que
sus padres no lo hagan), que sientan el apoyo y no perciban el aislamiento
como un medio de escape.
Anexo