Hacer una lluvia de ideas
Decide lo que explicará tu mito. Muchos mitos explican la razón por la que sucedió
un evento, cómo fue que algo se creó por primera vez o por qué la gente debe actuar de cierta
manera. Aquí hay algunos ejemplos de mitos reales:
¿Por qué la luna pasa por cuartos crecientes y menguantes?
¿Por qué los buitres tienen las cabezas calvas?
¿Por qué las personas cocinan y comen algunos alimentos de ciertas maneras o en festividades
específicas?
Piensa en incluir una enseñanza. Algunos mitos explican por qué la gente debe o no
debe comportarse de una cierta manera. Esta enseñanza podría ser directa y con una moraleja al
final, pero por lo general, el lector comprende cuál es la enseñanza al ver que las acciones buenas
son recompensadas y las acciones malas o insensatas son castigadas. Aquí hay algunas ideas que
podrías usar como tema central de tu trabajo si es que te gustan estos enfoques:
El héroe triunfa solo cuando sigue los consejos de los ancianos o de los dioses. O también podría
tener éxito solo cuando logra ser autosuficiente.
El héroe debe ser inteligente para tener éxito, resolviendo los problemas de manera creativa.
Algunos mitos incluso enseñan que la suerte puede ser más importante que la habilidad. Podría
resultar divertido escuchar sobre una persona “común y corriente” que obtenga una recompensa,
o también puede ser entretenido escuchar sobre un completo tonto que de alguna manera logra
convertirse en rey.
Transforma tu idea en algo fantástico. Tu mito puede ser tonto o serio, pero
deberá incluir algo que no suceda en el mundo real. Por ejemplo, un volcán podría hacer erupción
porque unos gigantes dejaron la parrilla prendida debajo de la tierra. Un héroe podría verse
obligado a aprender a cuidar a la gente después que una serpiente malvada convirtió a su familia
en árboles.
Si tienes problemas al tratar de encontrar una explicación mitológica para el tema que elegiste,
escribe una lista de palabras que te recuerden a la nieve.[2] Si deseas explicar cómo es que
ocurren las tormentas de nieve, escribe “frío, húmedo, blanco, hombre de nieve, helado, nubes”.
Tal vez los hombres de nieve viven en el cielo y estornudan nieve que cae a la tierra, o quizá las
nubes intentan regalarnos helados que se derriten en el camino.
Crea un héroe. El héroe de la historia generalmente es alguien impresionante y admirable,
aunque como ya se mencionó, también puedes escribir sobre una persona normal. Piensa en estas
preguntas mientras escribas algunas ideas para tu héroe:
¿El héroe es superfuerte, superinteligente o increíblemente talentoso en una cierta área? Algunos
héroes tienen “superpoderes”, tales como disparar un arco con una puntería perfecta o la
habilidad de derribar a las personas solo con el viento de su respiración.
¿Por qué tu héroe tiene esos talentos especiales (si es que los tuviera)? ¿Los dioses bendijeron al
héroe, entrenó muy duro, o simplemente ya nació así? ¿A qué tipo de persona admirarías o quién
crees que encajaría mejor con el mundo real?
Agrégale defectos a tu héroe. Por el bien de una buena historia, el héroe a veces tiene
que cometer errores. Aquí hay algunos defectos que podrías elegir:
El héroe es demasiado confiado e ignora los concejos o rechaza los ofrecimientos de ayuda.
El héroe es codicioso o lujurioso y trata de robar o tomar algo que no le pertenece.
El héroe es arrogante y piensa que es mejor que todos los demás, incluso mejor que los dioses.
Aporta ideas mágicas. Las brujas, los dioses, los monstruos, los artículos mágicos y los
lugares imaginarios: todas estas cosas hacen que un mito sea entretenido y de proporciones
épicas. Podrías situar tu mito en la antigua Grecia y utilizar personajes como hadas o quimeras.
También podrías inventar tus propios seres mitológicos.
Si te faltan ideas, intenta leer colecciones de mitos reales o libros modernos que use personajes
mitológicos. Un buen ejemplo es “Percy Jackson y los dioses del Olimpo”
Escribir el mito
Escribe en un lenguaje sencillo y directo. Los mitos cuentan una historia en
forma directa, como si estuviera relatando hechos reales. No hagas descripciones detalladas y
evita las oraciones largas y con rodeos. No incluyas tu propia opinión personal y presenta todo
como si se tratara de la realidad.
Esto tiende a hacer que la trama avance mucho más rápido. En una versión del mito de Hércules,
la hidra es presentada, rastreada y asesinada en tan solo ocho oraciones.
Escribe en un estilo mitológico. Esto será más fácil de hacer si imitas el estilo de los
mitos reales, pero podrías usar simplemente los siguientes trucos de redacción para que tu mito
suene al estilo tradicional:
Utiliza símbolos icónicos. Estos varían según las tradiciones, pero se suelen incluir los números 3 y
7, los animales como el cuervo o la foca, los personajes como el príncipe o el hada atrapada, etc.
Utiliza la misma estructura para varias oraciones en una sola fila. Por ejemplo: “Durante siete días
subió al cielo y durante siete días bajó caminando para llegar a Xibalbá. Estuvo siete días
transformado en una serpiente…, estuvo siete días transformado en un águila”.[5]
Brinda a los lectores un corto epíteto descriptivo. Esto es muy popular sobre todo en las epopeyas
griegas, que suelen utilizar epítetos referentes a otras historias, tales como “Dionisio, el repelente
de lobos” o “Apolo, el portador de las ramas de laurel”
Presenta el escenario y el personaje principal. Las personas generalmente
saben que están escuchando un mito incluso antes que hayan terminado las dos primeras
oraciones. Aquí hay algunos métodos para que puedas lograr eso:
Ubica al mito en un pasado muy distante o en algún lugar lejano. Piensa en todas las historias que
conozcas que empiecen con “Érase una vez”, “En un lugar muy lejano”, o incluso con “Hace mucho
tiempo atrás”.
Describe al tipo de héroe que la gente espera que esté en los mitos.
Por ejemplo, un hermano menor, un rey o un leñador. Todos ellos son los héroes normales que
aparecen en los cuentos populares. Para mitos más épicos, empieza con un héroe famoso o con
una diosa en su lugar.
Inventa un motivo por el cual el personaje principal tendrá que hacer
algo. Podrías comenzar escribiendo el tema central de tu historia, explicando por ejemplo que
“el coyote decidió robar el fuego para dárselo a la gente”. Sin embargo, sería una historia más
interesante si el personaje tiene un motivo para comportarse del modo en que lo hace. Aquí hay
algunos ejemplos:
El coyote se dio cuenta que la gente temblaba en el invierno y rogaban por encontrar una manera
de abrigarse.
Una reina ignora que sus súbditos están sufriendo. Los dioses envían una plaga a su hija y la reina
debe aprender a ayudar a la gente a cambio de que curen a su hija.
Continúa con la historia. La parte central del mito dependerá de ti y no existe ningún
tipo de regla que debas seguir. Sigue escribiendo la historia, teniendo en cuenta el fenómeno o la
enseñanza moral que estás tratando de explicar. Si te quedas estancado, intenta seguir la historia
con una de las siguientes ideas:
Presenta a un nuevo personaje. Este personaje puede ser un dios, un espíritu, un
animal que hable, o un anciano. El personaje podría describir el siguiente desafío que está por
venir y la forma de superarlo, o sino le podrías dar al héroe un artículo mágico que pueda utilizar
después.
Crea un nuevo desafío. Justo cuando parezca que todo se empieza a solucionar, haz que el héroe
cometa un error, o envía a un monstruo para que deshaga todo el buen trabajo que hizo el héroe.
Esto es de gran ayuda si deseas que la historia sea más larga.
Termina el mito. Sigue escribiendo hasta que hayas terminado con lo que deseas explicar o
hasta que el héroe haya vencido todos los desafíos y haya aprendido la lección. Generalmente, un
mito termina con una oración que explica por qué la historia se relaciona con la actualidad. Aquí
hay algunos ejemplos inventados:
“Y es por eso que el sol se vuelve más caliente y brillante cada verano”.
“Y desde entonces, todas las noches las personas se cepillan los dientes hasta que queden
brillantes, de modo que los duendes que se roban los dientes se asusten con su propio y
espantoso reflejo”.
Y por ultimo
Léelo en voz alta mientras lo corrijas. Una vez que creas que tu mito está casi
terminado, léelo en voz alta a solas o con un amigo. Algunas frases podrían sonar mejor al leerlas
que al ser escuchadas en voz alta, y los mitos por lo general se escriben para compartirse como
una historia contada en voz alta. Revisa todo el mito y corrige los errores de ortografía y
gramática, luego pídele a un amigo que le dé una segunda revisión en caso de que no te hayas
percatado de algo.