Cancer de Esófago
Cancer de Esófago
UNIVERSIDAD DEL ACONCAGUA - FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS
CARRERA DE MEDICINA
INTERNADO ROTATORIO 2020
CLÍNICA MÉDICA
CÁNCER DE
ESÓFAGO
MARÍA MILAGROS ESTRELLA DOMESI
6 DE OCTUBRE DE 2020
2
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………….……………………..……. 3
ANATOMÍA…………………………..……………………………………………..………………………………… 4
…
CAUSAS…………………………………..………..……………...………………….…………………………………… 5
SIGNOS Y SÍNTOMAS………………..…..……………………………………...……………………………….. 6
DIAGNÓSTICO..……………………………..……………………………………………………………………….. 7
ESTADIFICACIÓN………………………...………………………………………………………………………… 7
ESTUDIOS 9
COMPLEMENTARIOS….…………………...………………………………………………….
TRATAMIENTO.……………………………………………………………………………………………………… 12
.
SEGUIMIENTO Y 15
SUPERVIVENCIA…..……………………………………………………………………
CONCLUSIÓN.………………………………………………………………………………………………………... 16
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………………………………………… 17
INTRODUCCIÓN
El cáncer de esófago se refiere a los tumores que se originan en la mucosa esofágica, que pueden progresar
localmente hasta involucrar la submucosa subyacente y la capa muscular, invadiendo eventualmente las
estructuras adyacentes, como el árbol traqueobronquial, el nervio laríngeo recurrente, la aorta torácica o el
diafragma.
El 90% de los casos son carcinomas epidermoides o adenocarcinomas. El cáncer de células escamosas,
relacionado con el consumo de alcohol y tabaco, globalmente es el más frecuente en todo el mundo, en
especial en los países orientales, y su incidencia está disminuyendo en los países occidentales. El
adenocarcinoma es en la actualidad el más común en los países occidentales, por un aumento significativo de
su incidencia en los últimos años en relación con la enfermedad por reflujo gastroesofágico y la obesidad.
Mientras que el primero de ellos se distribuye de forma similar en los distintos segmentos del esófago, el
segundo asienta en el esófago distal en tres cuartas partes de los casos. Otras estirpes tumorales, como el
linfoma, el carcinoma de células fusiformes, los tumores neuroendocrinos y los tumores del estroma
gastrointestinal (GIST), son muy poco frecuentes.
El carcinoma de células escamosas del esófago, que a menudo se asocia con el consumo de alcohol y tabaco y
afecta principalmente al esófago superior y medio, fue el cáncer esofágico más común en los años sesenta.
Sin embargo, el aumento en el mundo desarrollado de la ERGE) y la enfermedad del esófago de Barrett en
los hombres jóvenes por lo demás sanos, ha contribuido al adenocarcinoma esofágico, siendo ahora el
subtipo más común en todo el oeste de Europa y América del Norte.
Los cánceres del esófago inferior y de la unión gastroesofágica son típicamente adenocarcinomas, y a
menudo se asocian con ERGE, esófago de Barrett, alto índice de masa corporal y sexo masculino.
Las metástasis de ambos subtipos de cáncer ocurren típicamente en los ganglios linfáticos periesofágicos,
hígado y pulmones.
Los avances en el abordaje terapéutico, multidisciplinario, en los últimos años han permitido mejorar la
mediana de supervivencia de estos pacientes. Al margen de la cirugía, hoy se dispone de opciones de
tratamiento como la resección endoscópica o el empleo de quimiorradioterapia neoadyuvante seguida de
cirugía o quimiorradioterapia definitiva. Además, se están desarrollando tratamientos quimioterápicos
frente a nuevos receptores, como el HER-2 (human epidermal growth factor receptor 2) que aparece
sobreexpresado en el adenocarcinoma de esófago, e inhibidores de factores de crecimiento como VEGF
(vascular endothelial growth factor) y EGFR (epidermal growth factor receptor), que en un futuro podrían
prolongar la supervivencia de los pacientes con enfermedad diseminada.
Las pruebas de imagen tienen un papel esencial en la valoración integral de estos pacientes, tanto en la
evaluación inicial, determinando la resecabilidad y el tratamiento más adecuado, como en la valoración de la
respuesta y en el seguimiento.
EPIDEMIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO
El cáncer de esófago es un cáncer grave y mortal y es la séptima causa principal de muerte por cáncer en todo
el mundo. La incidencia de cáncer de esófago varía según las regiones del mundo, con tasas de 30 casos hasta
800 casos por 100.000 personas. La mayor incidencia ocurre en áreas como el norte de Irán, el sur de Rusia y
el norte de China. Si bien el carcinoma de células escamosas representa el 95% de la patología de los cánceres
de esófago en todo el mundo, los adenocarcinomas se están convirtiendo en una entidad común y creciente
en el mundo occidental. Por ejemplo, en la década de 1970, el carcinoma de células escamosas representaba
la mayoría de los casos en los Estados Unidos. Sin embargo, los adenocarcinomas de la unión distal y
gastroesofágica alcanzaron el estatus de ser la tasa de incidencia de crecimiento más rápido de todos los
cánceres en los Estados Unidos y ahora han superado la incidencia de los carcinomas de células escamosas.
La razón del cambio en la epidemiología de los cánceres de esófago en el mundo occidental tiene que ver con
los factores causantes de los cánceres de esófago. El carcinoma de células escamosas está fuertemente
asociado con el tabaquismo y el consumo de alcohol, factores de riesgo genéticos como la tilosis y el
síndrome de Plummer-Vinson y la exposición ambiental a la ingestión de lejía y la irradiación terapéutica. El
tabaquismo y el alcohol contribuyen sinérgicamente al desarrollo de carcinomas de células escamosas del
esófago. Los adenocarcinomas del esófago surgen con mayor frecuencia de las porciones distales del esófago
y se asocian con la esofagitis de Barrett, una metaplasia que se produce en la unión gastroesofágica distal
debido a la irritación crónica de la ERGE. La obesidad, ya sea relacionada con el desarrollo de ERGE o con
el consumo de una dieta occidental pobre en vitaminas, verduras, frutas, pescado y aves, también es un
factor de riesgo importante en el desarrollo de adenocarcinoma de esófago.
ANATOMÍA
El esófago sirve como conducto entre la faringe y el estómago. El cuerpo del esófago mide aproximadamente
18 a 25 cm de largo y se extiende desde el esfínter esofágico superior hasta el esfínter esofágico inferior. La
longitud del esófago se correlaciona con la altura de un individuo y suele ser más larga en los hombres que en
las mujeres.
El esófago transporta los alimentos desde la boca hasta el estómago en dirección caudal e impide el
movimiento retrógrado del contenido gástrico o esofágico. Es un tubo hueco cerrado en el extremo superior
por el esfínter esofágico superior y en el extremo inferior por el esfínter esofágico inferior. El lumen está
revestido con mucosa escamosa que consta de fibras musculares orientadas longitudinalmente (muscularis
mucosae). Está conectado a la muscularis propria por fibras de tejido conectivo de la submucosa. La
muscularis propia tiene dos capas: una capa muscular circular interna con fibras circunferenciales y una capa
longitudinal externa con fibras orientadas a lo largo del eje. El músculo de la muscularis es liso a lo largo del
esófago, mientras que la muscularis propia está compuesta de músculo estriado en la porción más proximal.
El músculo liso y el estriado se encuentran en el tercio medio del esófago. Una rica red de neuronas
intrínsecas capaces de producir peristalsis secundaria se encuentra en la submucosa y entre las capas
musculares circular y longitudinal. Esta red se comunica con el sistema nervioso central a través del vagi, los
ganglios adrenérgicos y los ganglios celíacos.
El suministro linfático del esófago es extenso y consiste en una densa red de vasos linfáticos profundos
dentro de la mucosa y submucosa. Estos se comunican libremente con los canales linfáticos de las capas
musculares y los que llegan a los ganglios linfáticos periesofágicos.
CAUSAS:
Factores genéticos:
El papel de los factores genéticos en el cáncer de esófago no está claro. No hay incidencia de esta malignidad
en los familiares de pacientes con esta enfermedad, con la excepción de familias con tilosis, una rara
condición genética autosómica dominante. Se postula que el fuerte predominio masculino en el carcinoma
de esófago puede atribuirse a factores ambientales.
Factores ambientales:
- Alcohol:
Varios estudios han demostrado una relación dosis-respuesta entre el consumo de alcohol y el
cáncer de esófago de células escamosas. El tipo de bebida consumida también puede influir. En un
estudio reciente en Carolina del Sur, el licor casero ("licor de luna") se relacionó con una incidencia
inusualmente alta de esta neoplasia.
- Fumar cigarrillos:
Varios estudios han demostrado una asociación entre fumar cigarrillos y un mayor riesgo de cáncer
de esófago de células escamosas. Al igual que el alcohol, el riesgo aumenta con un mayor consumo.
Se ha sugerido que fumar, junto con un alto consumo de bebidas alcohólicas, aumenta el riesgo de
desarrollar cáncer de esófago. El riesgo relativo de fumar cigarrillos ha sido difícil de determinar
porque la mayoría de los pacientes con cáncer de esófago que fuman cigarrillos también beben una
cantidad excesiva de alcohol.
- Nutrición:
Las deficiencias de hierro, riboflavina y vitamina A se han asociado con una mayor incidencia de
cánceres de esófago de células escamosas, aunque se carece de evidencia directa de su función. Se
observó un bajo consumo de cada uno de los siguientes grupos de alimentos: carne, pescado, frutas
y verduras frescas y congeladas, y productos lácteos y de huevo; asociado con una mayor incidencia
de esta forma de cáncer. La falta de una dieta variada parece tener una asociación convincente con el
desarrollo de carcinoma de esófago. La ingestión de alimentos a temperaturas muy elevadas y la falta
de ingesta de agua durante las comidas también pueden contribuir.
- Factores socioeconómicos:
Generalmente, el carcinoma de células escamosas de esófago es una enfermedad de los grupos
socioeconómicos más bajos. El nivel socioeconómico más bajo se asocia con una mayor incidencia
en todo el mundo.
- Exposiciones y enfermedades poco frecuentes:
Aunque existen causas raras o inusuales de cáncer de esófago, vale la pena mencionarlas debido a sus
implicaciones epidemiológicas. La acalasia, la exposición a la radiación en el esófago y la ingestión de
lejía se asocian con un mayor riesgo de cáncer de esófago de células escamosas, así como cáncer de
cabeza y cuello, dietas ricas en verduras en escabeche, anemia ferropénica y disfagia. La enfermedad
celíaca también se ha asociado específicamente con el cáncer de esófago y, más generalmente, con
otras formas de cáncer gastrointestinal.
- Esófago de Barrett:
Es una metaplasia de tipo intestinal especializada en el esófago tubular, es un factor de riesgo bien
establecido para el adenocarcinoma de esófago. Se estima que el riesgo de adenocarcinoma en el
esófago de Barrett es de 30 a 45 veces mayor que en la población normal. Aunque la edad media de
incidencia y la alta prevalencia en los hombres es similar al carcinoma de células escamosas, esta
forma de cáncer de esófago es más de 3 veces mayor en los hombres blancos que en los negros y la
proporción hombre / mujer es de 7,6 en los blancos y 14,0 en negros.
El esófago de Barrett se caracteriza por la sustitución del epitelio escamoso normal por mucosa con
células caliciformes y una configuración de superficie velliforme que se asemeja a la mucosa
intestinal. Existe controversia con respecto al riesgo relativo de esófago de Barrett de segmento corto
vs. largo; la evidencia indica que el tipo de segmento corto confiere menor riesgo de
adenocarcinoma de cardias gástrico y esofágico en comparación con el esófago de Barrett de
segmento largo.
La enfermedad por reflujo gastroesofágico, definida como pirosis y / o regurgitación que ocurren al
menos una vez a la semana, se ha relacionado directamente con un marcado aumento del riesgo de
cáncer de esófago. El reflujo gastroesofágico se ha relacionado con el adenocarcinoma debido a su
predisposición al esófago de Barrett (considerado la lesión precursora). Estudios recientes han
sugerido que cuanto más frecuentes, más graves y más duraderos son los síntomas del reflujo, mayor
es el riesgo de adenocarcinoma de esófago.
SIGNOS Y SÍNTOMAS
El cáncer de esófago en estadio temprano puede ser totalmente asintomático o presentarse con síntomas
leves inespecíficos como pirosis, dolor torácico atípico o dispepsia.
Alternativamente, los pacientes pueden presentar síntomas como sangre oculta en las heces o anemia
ferropénica. Los pacientes pueden informar disfagia leve o intermitente, odinofagia o una sensación de
cuerpo extraño. Estos síntomas generalmente justifican una evaluación diagnóstica, que incluye una
esofagogastroduodenoscopia (EGD) (endoscopia superior), que incluye una biopsia diagnóstica de la
mucosa. Algunos cánceres tempranos se diagnostican durante la vigilancia endoscópica superior de rutina
para el esófago de Barrett. Los síntomas del cáncer de esófago generalmente progresan rápidamente. Los
síntomas del carcinoma de esófago avanzado se hacen evidentes con el crecimiento del tumor. Una
incapacidad inicial para tragar sólidos es seguida por una dificultad para tragar alimentos molidos y
finalmente líquidos. La disfagia progresiva es la queja más común en la mayoría de los pacientes (90%) con
una oclusión luminal superior al 50% o cuando el diámetro luminal es inferior a 13 mm.
La pérdida de peso y la anorexia suelen estar presentes en pacientes con enfermedad más avanzada (por una
ingesta inadecuada de alimentos secundaria a disfagia, o por un efecto inespecífico del cáncer), lo que
predispone al paciente a déficits nutricionales. La odinofagia ocurre en aproximadamente la mitad de los
pacientes. La obstrucción esofágica puede provocar aspiración de alimentos y neumonía. La extensión del
tumor al pericardio o al mediastino puede causar dolor retroesternal o de espalda, así como formación de
abscesos. La ronquera suele asociarse con parálisis recurrente del nervio laríngeo. El hipo puede ocurrir
debido a la afectación mediastínica y / o diafragmática del tumor.
En las AC localmente avanzadas (T3 / T4) de la unión esofagogástrica (OGJ) que infiltran el cardias
anatómico, se puede realizar una laparoscopia para descartar metástasis peritoneales, que se encuentran en
aproximadamente 15% de los pacientes. [IV, C]. El hallazgo de metástasis peritoneales desconocidas puede
evitar que los pacientes se sometan a una cirugía inútil.
El estadio se determinará según el sistema de estadificación TNM del American Joint Committee on Cancer
(AJCC) / Union for International Cancer Control (UICC). La estadificación anatómica debe
complementarse con una evaluación de riesgos médicos, especialmente en pacientes que están programados
para terapia multimodal y / o cirugía. La evaluación del riesgo médico debe comprender un recuento
sanguíneo diferencial, así como pruebas de función hepática, pulmonar, cardíaca y renal.
El estado nutricional y los antecedentes de pérdida de peso deben evaluarse de acuerdo con las directrices de
la Sociedad Europea de Nutrición Clínica y Metabolismo (ESPEN) [III, A]. Más de la mitad de los pacientes
pierden> 5% de su peso corporal antes del ingreso a la esofagectomía y el 40% pierde> 10%.
Independientemente del índice de masa corporal, la pérdida de peso confiere un mayor riesgo quirúrgico,
empeora la calidad de vida del paciente y se asocia con una supervivencia deficiente en la enfermedad
avanzada. Por tanto, el soporte nutricional según las guías ESPEN es una parte integral de la atención
médica de los pacientes con cáncer de esófago en el ámbito curativo y paliativo [II, A].
Estadíos
fina de forma dirigida, lo que aumenta significativamente la sensibilidad del 84,7% al 96,7% y la especificidad
del 84,6% al 95,5%, y su resultado ha demostrado ser un predictor pronóstico independiente de
supervivencia. De esta manera se convierte en una herramienta muy precisa para la valoración de la
extensión ganglionar locorregional (cN), aunque de forma parcial, al no poder evaluar las cadenas
ganglionares cervicales y mediastínicas alejadas de la pared del esófago.
Aunque el papel de la ecoendoscopia está bien establecido en la valoración inicial, no es una herramienta útil
en la evaluación tras la neoadyuvancia por la alta tasa de sobreestadificación como consecuencia de los
cambios inflamatorios y de fibrosis secundarios al tratamiento.
Tomografía computarizada
Su papel fundamental en la estadificación local del tumor (cT) es descartar la invasión de órganos adyacentes
(T4). Sugiere infiltración tumoral si el área de contacto entre el tumor y la aorta supera los 90° o si hay
obliteración del triángulo graso entre el esófago, la aorta y el cuerpo vertebral adyacente; si hay
desplazamiento o deformación del contorno de la pared posterior de la tráquea o el bronquio principal,
fístula esofagotraqueal o esofagobronquial, o extensión directa del tumor a la luz de la vía aérea, en cuyo caso
está indicada la realización de broncoscopia; y si se aprecia una irregularidad del contorno del borde cardiaco
con pérdida de los planos grasos adyacentes. La presencia de cualquiera de estos hallazgos obliga a considerar
la posibilidad de un tumor irresecable (T4b). Los valores de sensibilidad y especificidad de la técnica para
detectar infiltración aórtica o traqueobronquial son de casi el 100% y el 52-97%, respectivamente. Para el
resto de las estructuras mediastínicas, el criterio de imagen empleado para descartar su infiltración es la
preservación de los planos grasos de las mismas con la lesión.
La presencia de tejido tumoral en el espesor de la grasa mediastínica indica T3 (extensión extramural sin
infiltración de estructuras vecinas). La TC tiene una precisión diagnóstica limitada en la enfermedad en
estadio precoz (T1-T2), en cuyo caso la lesión debe aparecer confinada a la pared esofágica.
En la valoración de la extensión ganglionar locorregional (cN) es una técnica menos precisa que la
ecoendoscopia, pues el criterio de tamaño, que es el que se utiliza habitualmente como hallazgo sospechoso,
es un mal predictor de infiltración tumoral (hay ganglios reactivos aumentados de tamaño y ganglios
tumorales de tamaño normal). Los valores establecidos de sensibilidad y especificidad de la técnica son del
59% y el 81%, respectivamente.
Un ganglio se considera sospechoso por TC cuando su diámetro menor es de más de 10mm si se localiza en
las cadenas torácicas y abdominales, y de 5mm en las cadenas supraclaviculares. Deben tenerse en cuenta
otras características de imagen, como la pérdida de la morfología normal, la hipercaptación, la densidad
heterogénea o la irregularidad de los contornos, para mejorar la precisión diagnóstica.
La TC es la prueba de imagen más ampliamente utilizada en la valoración inicial de los pacientes
diagnosticados de cáncer de esófago para descartar metástasis a distancia (cM); los órganos más
frecuentemente afectados son el hígado, los pulmones, los huesos y las glándulas suprarrenales. Tiene una
sensibilidad del 90% para la detección de metástasis hepáticas mayores de 1cm. Un 30% de los pacientes
tienen metástasis en el momento del diagnóstico, lo que los excluye de la posibilidad de un tratamiento
quirúrgico con pretensiones curativas.
Como seguimiento por la imagen de los pacientes tratados por cáncer de esófago con intención curativa se
recomienda la realización de una TC torácica, abdominal y pélvica cada 6 meses durante los primeros 2 años,
y posteriormente cada año los siguientes 3-4 años. Puede completarse con otras exploraciones en caso de
dudas diagnósticas y según el lugar de sospecha de la recidiva tumoral, que con mayor frecuencia aparece
como enfermedad a distancia. También es la prueba indicada en el seguimiento de los pacientes en
tratamiento paliativo, según las necesidades clínicas.
PET-TC
La exploración suele hacerse desde la base del cráneo hasta los muslos, con los brazos sobre la cabeza para
evitar artefactos en el tórax. La dosis empleada para un adulto de 70kg es de 370 MBq de 18F-FDG por vía
intravenosa en infusión lenta, y las imágenes se adquieren 60 minutos después.
El uso combinado de ambas técnicas se ha demostrado superior a la utilización de cada una de ellas por
separado. La principal utilidad de la PET-TC con 18F-FDG radica en la identificación de metástasis (cM)
no detectadas con otras técnicas, que se estima hasta en un 15% de los pacientes, o de tumores sincrónicos,
no infrecuentes, en la cabeza y el cuello, el pulmón o el estómago, en relación con el abuso de alcohol y
tabaco. Para la extensión locorregional, las limitaciones en la resolución espacial de la imagen funcional
condicionan la valoración del grado de infiltración del tumor en la pared (cT), y aunque puede detectar
ganglios tumorales con mayor precisión que la TC y en territorios alejados de la ecoendoscopia, la intensa
captación del trazador por el tumor primario dificulta diferenciarlo de ganglios peritumorales (cN).
Actualmente las guías clínicas no recomiendan su uso sistemático en la valoración inicial de estos pacientes,
salvo como alternativa a la TC44, pero es previsible que en los próximos años se incluya, dada la
disponibilidad de estos equipos. Permite señalar el grado metabólico antes del tratamiento, como factor
pronóstico, y facilita el seguimiento posterior tras la neoadyuvancia o en caso de recurrencia.
Tiene un papel bien establecido en la planificación de la radioterapia y puede ser de utilidad en la evaluación
de la respuesta local al tratamiento neoadyuvante, aunque se han comunicado resultados contradictorios
debido a la persistencia de la captación del trazador por esofagitis y ulceración inducidas por la
quimiorradioterapia (falsos positivos), y es preciso disponer de un mayor número de estudios que avalen su
utilidad.
Contribuye a la identificación de metástasis de intervalo (que aparecen en el transcurso del tratamiento
previo a la cirugía), las cuales ocurren hasta en un 8% de los casos, y a la detección de recidiva tumoral
durante el seguimiento, en especial cuando hay dudas diagnósticas con otras técnicas.
FACTORES PRONÓSTICOS
El recuento de plaquetas se ha utilizado para ayudar a determinar el pronóstico de otros cánceres porque las
plaquetas son un componente integral de los procesos de inflamación. El recuento de plaquetas está
inversamente relacionado con el pronóstico del cáncer, ya que un mayor recuento de plaquetas se
correlaciona con un peor pronóstico. Se ha debatido el punto de corte absoluto para el recuento de
plaquetas como factor pronóstico. En un estudio de ESCC, los recuentos de plaquetas fueron más altos en
pacientes con tumores grandes. Se determinó que los pacientes con recuentos de plaquetas ≤ 205000 tenían
una mejor tasa de supervivencia a 5 años que los pacientes con plaquetas> 205000, especialmente cuando los
ganglios estaban afectados.
La longitud del tumor se utiliza como factor pronóstico en ESCC, pero se ha cuestionado el punto de corte
de la longitud para predecir la supervivencia. Investigadores en China observaron la longitud del tumor en la
población anciana (mayores de 70 años) y se calculó que el punto de corte era de 4.0 cm. Los pacientes con
una longitud del tumor de ≤ 4.0 cm tuvieron una mejor supervivencia a 5 años que aquellos con una
longitud de tumor de> 4.0 cm, especialmente con un grado T3-4 o pacientes con ganglios negativos.
El cáncer provoca un estado de hipercoagulabilidad y este entorno estimula el crecimiento de los tumores y
produce más procoagulantes. Los dímeros D son el producto final de la fibrina y la fibrinólisis y se ha
informado que están asociados con el pronóstico del tumor, el estadio del tumor, la afectación de los
ganglios linfáticos y la supervivencia general. Un estudio analizó los niveles plasmáticos de dímero D en
pacientes con cáncer de esófago antes y después de la cirugía, así como en pacientes sin cáncer. Su
investigación mostró que los niveles altos de dímeros D en el estado preoperatorio se correlacionaban con un
estadio tumoral más alto y la cirugía provocó que más pacientes tuvieran un estado de hipercoagulabilidad
que acortaba su tiempo de supervivencia.
La nutrición es un factor importante que influye en los pacientes con cáncer de esófago durante su período
perioperatorio. Se observó que la nutrición enteral precoz protege la mucosa intestinal, mejora el estado
nutricional y aumenta el estado inmunológico de los pacientes sometidos a esofagectomía. La nutrición
enteral protegió la mucosa intestinal manteniendo la barrera intestinal contra las endotoxinas plasmáticas.
Otro estudio analizó la inmunonutrición en pacientes con cáncer de cabeza y cuello y cáncer de esófago
sometidos a quimiorradioterapia. Se midieron los niveles plasmáticos de arginina, ácido eicosapentaenoico,
ácido docosahexaenoico y nucleótidos en pacientes sometidos a quimiorradioterapia, que recibieron una
fórmula de nutrición enteral inmunomoduladora (NEI) o una fórmula isocalórica, isonitrogénica, nutrición
enteral estándar (NES). Los pacientes con NEI tuvieron menos pérdida de peso, mayor cantidad de
antioxidantes y mantuvieron sus capacidades funcionales en comparación con aquellos con la fórmula NES.
TRATAMIENTO
Manejo de enfermedad local / locorregional (M0)
Es obligatoria la planificación interdisciplinaria inicial del tratamiento [III, A]. Los principales factores para
seleccionar la terapia primaria son el estadio y la ubicación del tumor, el tipo histológico y el estado
funcional (PS) y las comorbilidades del paciente. El estado nutricional es importante y debe corregirse. La
colocación de endoprótesis endoscópicas no debe utilizarse en la enfermedad locorregional en pacientes
operables y se deben preferir vías alternativas de alimentación (por ejemplo, con yeyunostomía con catéter
con aguja) [II, A]. Las preferencias del paciente también deben evaluarse y tenerse en cuenta.
Manejo de enfermedad limitada (cT1 – T2 cN0 M0)
La cirugía es el tratamiento de elección en enfermedades limitadas. En pacientes con T1a AC, la terapia
endoscópica es el enfoque terapéutico preferido, ya que es eficaz y bien tolerado [II, A].
La resección endoscópica de la mucosa (EMR) y la disección endoscópica submucosa (ESD) se consideran
técnicas eficaces de resección endoscópica. En centros especializados se han informado tasas de curación
similares en comparación con la resección quirúrgica.
Además, en pacientes con infiltración submucosa superficial de una CA, pero sin más criterios de riesgo
(pT1sm1; invasión <500 μm, L0, V0, G1 / 2, <20 mm de diámetro, sin ulceración), la resección
endoscópica puede considerarse como una alternativa a la esofagectomía, pero los resultados son aún más
limitados que en la CA mucosa [IV, B]. En el caso de una neoplasia intraepitelial de alto grado o un
carcinoma de mucosas (L0, V0, sin ulceración, grado G1 / G2, grado de infiltración m1 / m2) en el epitelio
escamoso, se debe realizar una resección endoscópica en bloque [III, UN]. Se debe preferir la DES a la RME,
especialmente en lesiones> 15 mm, ya que en estudios japoneses se demostró que la tasa de resección en
bloque y la tasa de resecciones en bloque R0 son más altas con la DES [II, B]. Además, las recaídas
ocurrieron con menos frecuencia.
La esofagectomía radical y transtorácica (procedimiento de Ivor-Lewis) es la técnica quirúrgica de elección
[I, B] en el cáncer de esófago localizado más allá de estadios muy tempranos (T1a N0). Un estudio
prospectivo aleatorizado mostró una fuerte tendencia hacia mejores resultados de supervivencia para este
abordaje en AC resecables en estadio I-IV y OGJ AC, en comparación con la resección transhiatal menos
radical en AC del esófago. El papel de un abordaje mínimamente invasivo de las cavidades torácica y / o
abdominal está aumentando en la práctica clínica. Estudios aleatorizados recientes sugieren que la
esofagectomía toracoscópica o el procedimiento de Ivor-Lewis con movilización gástrica laparoscópica y
toracotomía derecha abierta (llamada esofagectomía híbrida mínimamente invasiva) han llevado a tasas de
complicaciones posoperatorias significativamente más bajas, especialmente complicaciones pulmonares.
Para la esofagectomía híbrida mínimamente invasiva, también se demostró que los resultados oncológicos a
corto plazo, en comparación con el procedimiento clásico de Ivor-Lewis, no se deterioran. La movilización
gástrica laparoscópica es ahora el procedimiento estándar, basado en los resultados de dos ensayos
controlados aleatorios [II, A]. El papel adicional de la disección toracoscópica debe confirmarse en estudios
aleatorizados adicionales, así como su seguridad / resultado oncológico a largo plazo. Si se realiza, el
procedimiento debe realizarse en centros expertos para pacientes seleccionados con tumores pequeños.
Es de destacar que los resultados de estudios grandes y multicéntricos en diferentes sistemas de salud
proporcionan evidencia suficiente para respaldar la centralización de la esofagectomía en centros de gran
volumen, con una menor tasa de morbilidad y una mejor infraestructura para tratar las complicaciones
posteriores a una cirugía mayor, evitando así una mayor mortalidad [ I A].
El valor del tratamiento preoperatorio en la enfermedad limitada es incierto, ya que el número de pacientes
que se han incluido en ensayos clínicos prospectivos aleatorizados es pequeño. Un estudio aleatorizado
reciente en el que participaron 195 pacientes con cáncer de esófago en estadio I y estadio II mostró que, en
comparación con la cirugía sola, la quimiorradioterapia neoadyuvante (TRC) con cisplatino más
fluorouracilo no mejoró la tasa de resección R0 ni la supervivencia, pero aumenta la mortalidad
posoperatoria. Los resultados de este estudio también sugieren que la cirugía sola debe recomendarse como
el enfoque de tratamiento primario para el cáncer de esófago cT2N0, a pesar de que el 50% de los pacientes
tienen enfermedad ganglionar en el momento de la cirugía [II, B].
Para los pacientes que no pueden o no quieren someterse a una cirugía, la TRC combinada es superior a la
radioterapia (RT) sola [II, A]. Cuatro ciclos de cisplatino / 5-fluorouracilo (5-FU) combinados con dosis de
radiación de 50,4 Gy en fracciones de 1,8 Gy se consideran estándar para la TRC definitiva.
Alternativamente, se pueden administrar seis ciclos de oxaliplatino / 5-FU / ácido folínico (FOLFOX) [I,
C]. Las recientes evoluciones en la tecnología con RT de arco volumétrico y de intensidad modulada
combinada con imágenes funcionales permiten aumentar las dosis de radiación hasta 60 Gy en fracciones de
1,8 a 2,0 Gy, con frecuencia utilizando un refuerzo integrado simultáneamente. Este enfoque permite
acortar el tiempo total de tratamiento, lo que es ventajoso especialmente en el SCC del esófago. En este
momento, no hay pruebas suficientes para afirmar que el aumento de las dosis de RT mejore la
supervivencia en el cáncer de esófago, ya que aún no están disponibles los resultados de estudios
aleatorizados que evalúan la seguridad y los beneficios oncológicos de las dosis de RT superiores a 50,4 Gy.
Esto es importante si se considera la esofagectomía de rescate como estrategia terapéutica, ya que se ha
demostrado que dosis superiores a 55 Gy se relacionan con un aumento
mortalidad y morbilidad postoperatorias.
Manejo de enfermedad localmente avanzada (cT3-T4 o cN1-3 M0)
La cirugía sola no es un tratamiento estándar en la enfermedad localmente avanzada, ya que no se puede
lograr una resección tumoral completa (R0) en ~ 30% (T3) a 50% (T4) de los casos. Además, incluso después
de la resección completa del tumor, la supervivencia a largo plazo rara vez supera el 20%. Es de destacar que
se ha demostrado que el tratamiento preoperatorio (quimioterapia o TRC) aumenta las tasas de resección y
supervivencia R0. Por tanto, el tratamiento preoperatorio está claramente indicado en pacientes operables
con cáncer de esófago localmente avanzado [I, A].
Carcinoma de células escamosas:
Los metanálisis y un estudio reciente de fase III demuestran que los pacientes con enfermedad localmente
avanzada se benefician de la quimioterapia preoperatoria o, muy probablemente, en mayor medida, de la
TRC preoperatoria, con tasas más altas de resección completa del tumor y mejor control local del tumor y
supervivencia [I, A]. En el pasado se sugirió que la TRC preoperatoria también puede aumentar las tasas de
mortalidad postoperatoria, pero este no ha sido el caso cuando el tratamiento se realiza en centros expertos,
con técnicas modernas de planificación de radiación, uso de dosis y fraccionamiento de radiación adecuados
y una buena cooperación multidisciplinaria. e infraestructura. Sobre la base de los resultados del estudio de
quimiorradioterapia para el cáncer de esófago seguida de cirugía (CROSS), la administración semanal de
carboplatino (dosis tituladas para lograr un área bajo la curva de 2 mg / ml / min) y paclitaxel (50 mg / m2)
de superficie corporal) durante 5 semanas y RT concurrente (41,4 Gy en 23 fracciones, 5 días a la semana),
seguida de cirugía, puede recomendarse como un estándar de atención actual [I, A]. Sin embargo, solo se
incluyeron en ese ensayo pacientes con estadio clínico T1N1 o T2-3N0-1.
Dos estudios prospectivos, controlados y aleatorizados dieron como resultado resultados de supervivencia
global (SG) equivalentes de la TRC definitiva sin cirugía en comparación con la TRC neoadyuvante
seguida de cirugía, aunque la estrategia no operatoria se asoció con tasas más altas de recurrencia local del
tumor. Por tanto, la TRC neoadyuvante con cirugía planificada o TRC definitiva con vigilancia estrecha y
cirugía de rescate para la persistencia o progresión del tumor local pueden considerarse los tratamientos
definitivos recomendados para el CCE localmente avanzado del esófago [II, B]. Sin embargo, actualmente
no hay datos que comparen la cirugía neoadyuvante TRC + versus la TRC definitiva y la cirugía de rescate a
demanda. La TRC definitiva se recomienda para tumores localizados en el cuello uterino [III, B].
Para los pacientes que no pueden o no quieren someterse a una cirugía, se pueden adaptar las
recomendaciones de tratamiento de la sección "enfermedad limitada".
Adenocarcinoma:
Sobre la base de los metanálisis recientes y los estudios controlados aleatorios prospectivos más grandes,
quimioterapia perioperatoria con regímenes que contienen platino y fluoropirimidina durante un período
de 8 a 9 semanas en la fase preoperatoria (así como de 8 a 9 semanas en la fase posoperatoria, si es factible) o
TRC preoperatoria (41,4 –50,5 Gy) debe considerarse estándar en la CA del esófago localmente avanzada,
incluidos los cánceres OGJ [I, A]. La comparación directa de quimioterapia versus TRC es escasa. Estudios
aleatorizados más pequeños han demostrado que la adición de RT a la quimioterapia neoadyuvante da
como resultado tasas de respuesta histológicamente completas más altas, tasas de resección R0 más altas y
una frecuencia más baja de metástasis en los ganglios linfáticos, sin afectar significativamente la
supervivencia. En uno de dos estudios, la mortalidad posoperatoria aumentó después de la TRC
neoadyuvante.
La quimioterapia con cisplatino / 5-FU combinada con 41,4 a 50,4 Gy en fracciones de 1,8 a 2,0 Gy ha sido
durante mucho tiempo el tratamiento estándar, pero dos ensayos aleatorizados recientes mostraron un perfil
de toxicidad favorable para las combinaciones (quincenales) de oxaliplatino / 5-FU o carboplatino /
paclitaxel con RT.
Incluso después de una respuesta tumoral completa a la quimio(radio)terapia preoperatoria, los pacientes
operables con CA deben proceder a la cirugía [IV, C].
Manejo de enfermedad avanzada/metastásica (M1)
Los pacientes con cáncer de esófago metastásico pueden ser considerados para diferentes opciones de
tratamiento paliativo dependiendo de la situación clínica. La braquiterapia de dosis única puede ser una
opción preferida incluso después de la RT externa, ya que proporciona un mejor alivio a largo plazo de la
disfagia con menos complicaciones que la colocación de un stent metálico [I, B].
La quimioterapia está indicada para el tratamiento paliativo en pacientes seleccionados, particularmente
para pacientes con CA que tienen un buen PS [III, B]. A pesar de la escasa evidencia, el tratamiento de la
CA esofágica avanzada se maneja principalmente de acuerdo con las recomendaciones para el cáncer
gástrico. Los regímenes más nuevos basados en combinaciones de oxaliplatino / fluoropirimidina son una
alternativa al programa "clásico" de cisplatino / 5-FU. La infusión de 5-FU puede sustituirse por
capecitabina si no se compromete la deglución de comprimidos. Los taxanos se recomiendan en
combinaciones de primera línea o como monoterapia en la terapia de segunda línea.
En el SCC, el valor de la quimioterapia paliativa está menos probado. Las combinaciones basadas en
cisplatino mostraron mayores tasas de respuesta pero ninguna ganancia de supervivencia en comparación
con la monoterapia. En general, los resultados con quimioterapia paliativa son inferiores a los de AC.
Por lo tanto, también se debe considerar la mejor atención de apoyo (BSC) o la monoterapia paliativa [II,
B].1
SEGUIMIENTO Y SUPERVIVENCIA
Excepto para aquellos pacientes que pueden ser candidatos potenciales para una reintervención endoscópica
o una 'cirugía de rescate' temprana después de una resección endoscópica (fallida) o una TRC definitiva, no
hay evidencia de que el seguimiento regular después de la terapia inicial tenga un impacto en los resultados
de supervivencia .
Por lo tanto, las visitas de seguimiento deben concentrarse en los síntomas, la nutrición y el apoyo
psicosocial [V, D]. A menudo, durante la fase de seguimiento, se requiere un equipo de atención
1
Conroy T, Galais MP, Raoul JL et al. Definitive chemoradiotherapy with FOLFOX versus fluorouracil and cisplatin
in patients with oesophageal cancer (PRODIGE5/ ACCORD17): final results of a randomised, phase 2/3 trial. Lancet
Oncol 2014; 15: 305–314.
multidisciplinario, coordinado por el médico que atiende al paciente de forma regular. Cada paciente
desarrollará una variedad de necesidades y problemas, que están relacionados con la nueva condición de vida
sin esófago o con otras secuelas del tratamiento o necesidades psicosociales. Durante el seguimiento, a
menudo se necesita la experiencia de un dietista, un radiólogo, un gastroenterólogo, un psicólogo y un
trabajador social.
En el caso de una respuesta completa a la TRC y ninguna operación, se puede recomendar un seguimiento
de 3 meses basado en endoscopia, biopsias y tomografía computarizada para detectar una recurrencia
temprana que lleve a una discusión sobre la cirugía de rescate [IV, B].
CONCLUSIÓN
El cáncer de esófago es una neoplasia maligna grave en cuanto a mortalidad y pronóstico. Es un problema de
salud creciente cuya incidencia se espera que aumente en los próximos 10 años. El carcinoma escamoso es el
tipo histológico de cáncer de esófago más común en todo el mundo, con una incidencia más alta en los
países en desarrollo. Con el aumento de la prevalencia de ERGE y obesidad en los países desarrollados, la
incidencia de adenocarcinoma ha aumentado dramáticamente en los últimos 40 años. El cáncer de esófago
se clasifica según el sistema TNM ampliamente aceptado. La estadificación juega un papel integral en la
orientación de los protocolos de tratamiento específicos de la etapa y tiene un gran impacto en la
supervivencia general. Las modalidades de imagen comunes que se utilizan en la estadificación incluyen
tomografías computarizadas, EUS y PET. Las opciones de tratamiento actuales incluyen la terapia
multimodal. Los pilares del tratamiento actual incluyen cirugía, radiación y quimioterapia. Los marcadores
tumorales del cáncer de esófago son un área de investigación en avance que podría conducir a un
diagnóstico más temprano, además de desempeñar un papel en la evaluación de la respuesta del tumor a la
terapia.
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