Cómo orar para obtener la obra del Espíritu Santo
Mateo 7,11
La oración, y la regla de oro
(Lc. 11.9-13; 6.31)
7
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
8
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
9
¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
10
¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
11
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más
vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
12
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también
haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas.
UN MANDAMIENTO
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá ”
A. Suplicar a Dios con humildad
Reconocer nuestra necesidad y humillarnos ante aquel que es muy superior a nosotros y
que tiene todo el poder para ayudarnos, ¿no fue acaso esto parte de lo que estudiamos en
la oración que el Señor nos enseñó?, Mt. 6:9-13,
B. Actuar en dependencia de Dios
Es la oración el medio que Dios ha establecido para respondernos, y otra manera de verlo es la
frase “buscad y hallaréis”, implica desde luego perseverar en oración, y también actuar en
dependencia de Dios, actuar en obediencia
C. Perseverar en suplicar y actuar
II. UNA PROMESA
Pero nuestro texto dice: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá ”.
A. Dios responderá tu súplica
1
Todo aquel que pide, recibe. Dios no echará por tierra tus oraciones, no las rechazará, a su tiempo
verás la respuesta del Señor, Sal. 34:6, 40:1,
B. Dios bendecirá tu búsqueda
Si te dedicas a buscar el reino de Dios y su justicia, absolutamente todo lo que necesites en este
mundo para vivir según las leyes de ese reino, te será dado por añadidura ha dicho Cristo, Mt.
6:33.
C. Dios recompensará tu perseverancia
A su tiempo se verá que solo aquel que persevere hasta el fin, este será salvo.
III. UNA GRAN VERDAD
Este es nuestro tercer punto. Como en todo el Sermón del monte, el Señor Jesús no solo da un
principio, sino que además nos lo aclara con una argumentación e ilustración, de modo que no
tengamos lugar a dudas de lo que nos está enseñando. Aquí nuevamente nos muestra que
A. Dios es bueno
A diferencia de nosotros que somos malos. Cristo nos dice: “¿Qué hombre hay de vosotros, que
si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más
vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
B. Dios da cosas buenas a sus hijos
2. Razones por las que no podemos obtener la obra del Espíritu Santo a través de
nuestras oraciones
Santiago 4
La amistad con el mundo
4 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones,
las cuales combaten en vuestros miembros?
2
Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis,
pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís.
3
Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
4
!!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?
Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios.
2
5
¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros
nos anhela celosamente?
6
Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los
humildes.
7
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.
8
Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los
de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
9
Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza.
10
Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.
a. Cuando oramos ¿Estamos genuinamente pidiendo a Dios?
La mayor parte del tiempo, debido a que carecemos de conocimiento genuino de la
soberanía y la omnipotencia de Dios, cuando encontramos dificultades en la vida en
nuestros corazones confiamos en nosotros mismos y en los que nos rodean, a pesar de
que aparentamos estamos orando y confiando todo a Dios. Ese tipo de oración es sólo
para mantener las apariencias y es por eso por lo que es poco probable que Dios lo
escuche.