¿Qué significa descuidar una
Salvación tan grande?
¿Cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande?
Hebreos 2:3
Un versículo que muchas veces se saca de contexto para defender posturas que
niegan la Seguridad de la Salvación y el cual les llevamos a reflexionar a la luz
de las escrituras.
“¿Cómo escaparemos si descuidamos una salvación tan grande?” que se
encuentra en Hebreos 2:3. Lo primero que podemos hacer es interpretar
literalmente. La pregunta es clara, ¿podremos escapar si descuidamos una
salvación que es tan grande?. Entonces obtenemos algunos principios, escapar,
descuidar, salvación.
Primero ¿de qué escaparemos?, segundo ¿qué quiere decir descuidar? Tercero
¿qué tan grande es la salvación?
Primero, escaparemos sin duda de la ira de Dios, que es quién castigará a todos
los pecadores en el lago de fuego eternamente y para siempre.
Segundo, descuidar, aquí me detendré con atención y analizaré el contexto del
capítulo 1 y 2. Cuando comienza la carta a los Hebreos, lo primero que se dice
(Heb. 1:1) es que Dios antes hablaba muchas veces y por los profetas (hace
referencia a la ley Mosaica conocida como pentateuco o cinco primeros libros,
profetas son los profetas mayores y menores del antiguo testamento y los
salmos).
Por lo tanto había muchas maneras en que Dios expresaba su voluntad. Ahora en
los tiempos de las personas a las que estaba dirigida la carta, Dios ha hablado por
el Hijo (Heb. 1:2), por lo tanto Jesucristo nuestro Señor. Luego en Hebreos 1:3-
14 comienza a exaltar la figura de Cristo, constituyéndolo como el creador de
todas las cosas, esto concuerda con Juan 1:1-3 (pasaje paralelo), y además
posiciona a Jesucristo como superior a los seres celestiales.
Luego de lo anterior el capítulo 2 comienza con la urgencia de atender a las cosas
que hemos oído no sea que nos deslicemos (Heb. 2:1), ahora bien ¿quiénes se
deslizan? Aquellos que no entienden el evangelio, incrédulos, por lo tanto no han
nacido de nuevo (1ª Timoteo 1:19 y también se puede comparar con la parábola
del sembrador Lucas 8:12-15) de este tipo de personas hay muchos en las
congregaciones, por otra parte quienes hemos oído y creído al Evangelio tenemos
una esperanza segura y firme (Hebreos 6:19 y Lucas 8:15).
Siguiendo con Heb. 2:2 dice que la palabra dicha por los ángeles fue firme (Si
lee Deuteronomio 33:1-2 de alguna manera expresa que Dios vino con millares
de ángeles para entregar la ley a Moisés, se afirma también en Hechos 7:38) y
toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, toda transgresión
a qué, obviamente a la ley entregada a Moisés. Ahora si volvemos atrás, la
manera en que nos habla Dios ahora es por medio de Cristo, por lo tanto
entendemos que para ser salvos no debemos pensar que por guardar la ley
entregada a Moisés seremos salvos, sino solamente por la Gracia de Dios por
medio de la fe en Cristo que él mismo deposita en nosotros.
Entonces ahora viene la gran pregunta “¿Cómo escaparemos si descuidamos una
salvación tan grande? La cual (salvación) habiendo sido anunciada primeramente
por el Señor, nos fue confirmada por los que lo oyeron, testificando Dios
juntamente con ellos” (Heb 2:3-4).
Descuidar significa no cuidar de alguien o algo, o no atenderlo con la diligencia
debida. Por lo tanto si pretendemos cuidar la ley de Moisés, pero descuidamos la
Salvación tan grande que nos es otorgada por pura gracia y bondad de Dios, e
intentamos con obras ganarnos la salvación, entonces no hemos entendido el
Evangelio.
Meditemos en el pasaje del Fariseo y el Publicano (Lc. 18:914), un hombre ora
arrogantemente y cuenta a Dios sus obras y “fiel cumplimiento de la ley”, por las
cuales cree que es digno de la salvación, otro (Publicano) solo se humilla (y es
pobre de espíritu Mt. 5:3) y reconoce que es pecador por lo tanto confía en que
sólo Dios le puede perdonar. Uno se va justificado (publicano que descansa en la
Gracia) y el otro se fue sin ser justificado de sus pecados, por lo tanto descuida y
no atiende con diligencia al Evangelio por gracia, pensando que la ley entregada
a Moisés es superior a la gracia obrada por Dios en la persona de Jesucristo,
pisoteando y teniendo por inmunda la sangre de Cristo (Hebreos 10:29).
Por lo tanto si atendemos a la salvación que Dios nos regala por gracia seremos
amados eternamente por el Padre y nada nos podrá separar de su amor (Juan
5:24; Romanos 8:35-39; Juan 10:27-30; Filipenses 1:6; Judas 24; Hebreos 6:17-
20).
Esta esperanza es un ancla firme y confiable para el alma; nos conduce a
través de la cortina al santuario interior de Dios. Jesús ya entró allí por nosotros.
Él ha llegado a ser nuestro Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec.
Hebreos 6:19-20