Aclarando 13 mitos sobre misiones
Mitos acerca de lo que es misiones:
1. La misión de la iglesia es amplia. Por tanto, todo ministerio de la iglesia es hacer
misiones.
Aclaración: Es cierto que la misión (o tarea) de la iglesia es amplia. Hay muchos
ministerios y tareas que ella debe cumplir. Pero confundir esta verdad con el
significado de misiones es incorrecto.
La forma correcta de pensar: Misiones es la tarea de llevar el evangelio fuera de
la influencia local de la iglesia, pues la palabra “misiones” viene de una palabra
latina que significa “enviar”. Por eso, mientras la iglesia no trabaja fuera de su
“Jerusalén”, ella no está haciendo misiones.
2. El trabajo misionero es la responsabilidad de los extranjeros. No es
responsabilidad de los latinos.
Aclaración: Es cierto que la mayoría de los misioneros extranjeros están
haciendo un trabajo misionero; pero, según la Biblia, la responsabilidad
misionera es de toda la Iglesia en todo el mundo.
La forma correcta de pensar: La Gran Comisión (de hacer discípulos en todas las
naciones-Mateo 28:19) es el encargo de Cristo a todos sus seguidores en todo
el mundo. No es la responsabilidad de solamente las iglesias en Norteamérica, o
en Europa. Es también de las iglesias en el Latinoamerica.
3. Con misiones a corto plazo vamos a terminar la tarea misionera.
Aclaración: Lo que se puede lograr con una visita de 7 a 14 días es tan limitado
que realmente no se puede hacer más que animar a una iglesia local a seguir fiel
a Dios. Por medio de cortas visitas es imposible hacer una correcta
evangelización, y mucho menos plantar una iglesia saludable.
La forma correcta de pensar: La única forma de realmente evangelizar a los
pueblos no evangelizados es por medio de misiones a largo plazo (de 10 a 20
años). El beneficio de las “misiones a corto plazo” es principalmente para los
participantes, pues logran conocer las necesidades del campo, las realidades de
otras culturas, y descubrir si Dios les ha llamado al servicio misionero. También
una “misión a corto plazo” puede ser de aliento y edificación a una iglesia rural.
4. Los métodos de evangelización que usamos en la ciudad darán buenos
resultados en cualquier lugar.
Aclaración: Esto no es cierto. No se puede evangelizar a los tribales (de la
selva), ni a los islámicos (de Lima), en la misma manera que acostumbramos
hacer con los católicos de la ciudad; pues estos otros grupos viven en diferentes
realidades que requieren diferentes estrategias.
La forma correcta de pensar: El evangelio es el mismo para todos; pero si
queremos que nuestros oyentes lo entiendan y lo crean, tenemos que variar
nuestra manera de presentarlo. Ejemplos: cuando los apóstoles Pedro y Pablo
predicaban a judíos, ellos hacían frecuente referencia a las profecías del Antiguo
Testamento acerca del Mesías que se cumplieron en Jesucristo; pero cuando
Pablo predicó a los griegos de Atenas (que no conocían las Escrituras), el no usó
las Escrituras, sino referencias a sus costumbres religiosas, y a los dichos de
algunos de sus poetas.
De la misma manera, para evangelizar a los tribales (que no conocen nada de
conceptos cristianos), tenemos que primeramente poner fundamentos de
conceptos cristianos para el evangelio antes de presentarles el evangelio. Esto
se hace por medio de la enseñanza cronológica de la Biblia, en el idioma de la
tribu.
Mitos acerca de campos misioneros:
1. Los campos misioneros están mayormente en el exterior (especialmente dentro
de la Ventana 10/40).
Aclaración: Muchos creyentes forman este concepto cuando asisten a congresos
misioneros en los cuales se escucha informes y retos misioneros de personas
que sirven a Dios en la India, en el Medio Oriente, en Asia o en África.
Ciertamente, hay grandes necesidades en esas regiones dentro de la Ventana
10/40, pero esos no son los únicos campos misioneros necesitados.
La forma correcta de pensar: Las etnias que todavía no han escuchado el
evangelio son el verdadero campo misionero, pues en la Gran Comisión (en
Mateo 28:19) Jesucristo nos manda hacer discípulos en todas las naciones (o
etnias) del mundo. Y en varios países de Latino América existen muchas etnias
que todavía no han escuchado el evangelio.
2. Los países son los campos misioneros.
Aclaración: Se recoge este concepto (o mito) cuando en congresos misioneros
se hace un desfile de banderas de países, y cuando expositores hablan de las
grandes necesidades en ciertos países.
La forma correcta de pensar: Nuevamente, necesitamos reconocer que en
muchas partes del Antiguo Testamento Dios nos revela (empezando con el pacto
que Él hizo con Abraham) que su propósito redentor es el de salvar a personas
de toda nación, para que todas las naciones (o etnias) el conozcan, le adoren y
le sirvan (Génesis 22:18 Salmo 67:2 Isaías 49:6). El Nuevo Testamento confirma
este plan de Dios con la Gran Comisión en Mateo 28:19, y con la profecía de
Jesucristo en Mateo 24:14 (donde Él declara que cuando el evangelio ha sido
predicado en todas naciones (o etnias), entonces vendrá el fin). Juan vio en una
visión el cumplimiento de este plan redentor, pues vio en el Cielo, delante del
trono de Dios, una gran multitud de personas salvadas de todas las naciones,
tribus, pueblos y lenguas (Apoc. 7:9). Esto es hacia donde debe enfocarse
nuestro trabajo misionero. No hacia los países, sino hacia las etnias no
alcanzadas dentro de cada país.
3. Cualquier poblado que no tenga una iglesia de nuestra denominación (aunque
tenga otras iglesias evangélicas) es un campo misionero.
Aclaración: Es bueno tener el plan de sembrar iglesias, pues esto es lo que
hacía el apóstol Pablo; pero Pablo lo hacía “no donde Cristo ya había sido
anunciado” (Romanos 15:20).
La forma correcta de pensar: Si queremos servir a Dios en la manera que le
agrada, sería bueno imitar al apóstol Pablo, pues él era un hombre guiado por el
Espíritu Santo. Como Pablo, nosotros también deberíamos sembrar iglesias
donde el evangelio no es predicado, “para no construir sobre fundamento
ajeno” (Romanos 15:20). De esta manera, también evitaríamos la competencia
ministerial que en muchos lugares deshonra a Dios.
4. Es emocionante conocer a otros pueblos con costumbres muy diferentes a las
nuestras.
Aclaración: Superficialmente, parecen muy interesantes su vestimenta y
costumbres que son muy diferentes a las nuestras; pero cuando descubrimos la
realidad de lo que significan esas costumbres, y cuál es la moral del pueblo
que admiramos, vamos a quedar muy decepcionados. Descubriremos que hay
mucho del ocultismo y de la inmoralidad escondidos en sus costumbres.
Descubriremos que el “noble nativo” es en realidad un pagano muy corrompido,
y que el necesita arrepentirse de muchos pecados para que Dios le cambie la
vida.
La forma correcta de pensar: Toda la gente es pecadora (Romanos 3:23). Por
eso, no debemos sorprendernos al descubrir que los pueblos nativos están
hundidos en el pecado y los vicios. El amor de Dios debe constreñirnos a tener
compasión de ellos (2 Corintios 5:14a), pues están engañados y esclavizados
por Satanás, y en camino al infierno, sin darse cuenta.
5. La gente de otras culturas está hambrienta por la Palabra de Dios, y recibirán con
agrado nuestro mensaje del evangelio.
Aclaración: Muy raras veces hallaremos que el pueblo inconverso al cual
llevamos el mensaje de Dios esté realmente interesado en el mensaje que les
llevamos. Si se muestran interesados, o nos invitan a vivir entre ellos para
ayudarles, descubriremos más adelante que en realidad lo que querían era la
ayuda médica y educativa que les podamos llevar, o por las donaciones de ropa
o alimentos que les podamos dar. Como inconversos, ellos se interesan más en
lo material, no en las cosas de Dios.
La forma correcta de pensar: La gente que no conoce a Dios está cegada por el
pecado, y no se dan cuenta de su gran necesidad espiritual. Por eso, no debe
sorprendernos descubrir que ellos se preocupan más por las cosas pasajeras de
este mundo que por las cosas de Dios. Lo único que pueda cambiar este
enfoque equivocado de ellos es un toque especial del Espíritu de Dios usando la
Palabra de Dios, en respuesta a mucha oración.
Al mismo tiempo, esto no significa que no debemos dar ninguna ayuda social.
Buscando la dirección de Dios, podemos llevarles alguna ayuda asistencial
(como la ayuda médica gratuita, y donaciones de ropa), pues muchas veces esto
nos abrirá el camino para darles la Palabra de Dios. Pero esta clase de ayuda
material crea graves peligros (como la dependencia enferma, y conversiones por
interés en la ayuda material). Si vamos a trabajar a largo plazo con una
comunidad, la mejor manera de aliviar su pobreza y resolver sus problemas de
salud es por medio de proyectos de desarrollo, unidos a la enseñanza
cronológica de la Palabra de
Mitos acerca de quién es un misionero:
1. Los misioneros son solamente los extranjeros. El latino no puede ser un
misionero, mucho menos un nativo.
Aclaración: Muchos misioneros extranjeros han venido; pero esto no significa
que el trabajo misionero es responsabilidad exclusiva de los cristianos
extranjeros. Según la Biblia, la responsabilidad misionera es de toda la Iglesia
en todo el mundo.
La forma correcta de pensar: La Gran Comisión (de hacer discípulos en todas las
naciones-Mateo 28:19) es el encargo de Cristo a todos sus seguidores en todo
el mundo. No es la responsabilidad de solamente las iglesias en Norteamérica, o
en Europa. Es también de las iglesias en Latinoamerica
2. Todo creyente debe ser un misionero.
Aclaración: Según la Biblia, todo creyente debe evangelizar y ganar almas para
Cristo, pero eso no le hace un misionero.
La forma correcta de pensar: Todo creyente debe evangelizar; pero para ser un
misionero, es necesario un llamado especial de Dios, pues el ministerio
misionero es un ministerio especial que Dios no ha escogido para todos los
creyentes.
3. Toda persona que sale al campo es un misionero.
Aclaración: Es cierto que la mayoría de misioneros salen de su iglesia a algún
campo para servir a Dios; pero porque un creyente va a algún lugar (tal vez por
razones de su trabajo), esto no hace que automáticamente él es un misionero.
La forma correcta de pensar: El ministerio misionero es un tipo de trabajo
especial que requiere una dirección y preparación especial de parte de Dios. Ir a
otro país no le hace a la persona automáticamente un misionero.
4. El misionero es un apóstol.
Aclaración: El Nuevo Testamento habla de dos clases de apóstoles:
(1) hombres que habían aprendido directamente de Jesucristo, y habían recibido
autoridad de Él para enseñar cómo debía caminar la iglesia.
(2) Hombres que cumplían el ministerio de plantar iglesias donde antes no
habían. Esto era un apostolado general, mencionado en Efesios 4:11, que
corresponde a lo que ahora llamamos misioneros.
El Nuevo Testamento nos muestra que el primer tipo de apostolado cesó con la
muerte de la primera generación de apóstoles; pero continúa el segundo tipo de
apostolado en el ministerio misionero.
La forma correcta de pensar: Bíblicamente, ya no deben existir apóstoles con
una autoridad y prestigio especial; pero sí existen apóstoles que cumplen el
ministerio general de misioneros. Siendo que hay personas que han
distorsionado el significado bíblico del ministerio apostólico, sería bueno que a
los misioneros de hoy no se les llamen apóstoles, sino simplemente misioneros
¿Cuán importante debe ser misiones para una iglesia local?
Cuando entendemos el enfoque misionero de toda la Biblia (al estudiar las bases bíblicas
de misiones), nos daremos cuenta que hacer misiones es la razón de existir de la iglesia.
Cristo la estableció y diseñó para cumplir la tarea de llevar el evangelio a todas las
naciones del mundo. Misiones es esencial al carácter del verdadero cristianismo. Por eso,
dijo un gran siervo de Dios: “La iglesia que no es misionera no tiene razón de existir!”
Escrito por:
Pedro Hocking,
misionero en el Peru por 50+ años
fundador y director de la
agencia misionera Segadores.