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Perversiones Del Comunismo

El documento describe cómo Vladimir Ilyushin fue en realidad la primera persona en el espacio, lanzado el 7 de abril de 1961, cinco días antes que Yuri Gagarin. Sin embargo, su misión tuvo problemas y su cápsula cayó en China, donde estuvo hospitalizado durante un año antes de ser devuelto a la Unión Soviética. Las autoridades soviéticas ocultaron este hecho y en su lugar promocionaron a Gagarin como el primer cosmonauta para evitar admitir fallas en su programa espacial.

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Perversiones Del Comunismo

El documento describe cómo Vladimir Ilyushin fue en realidad la primera persona en el espacio, lanzado el 7 de abril de 1961, cinco días antes que Yuri Gagarin. Sin embargo, su misión tuvo problemas y su cápsula cayó en China, donde estuvo hospitalizado durante un año antes de ser devuelto a la Unión Soviética. Las autoridades soviéticas ocultaron este hecho y en su lugar promocionaron a Gagarin como el primer cosmonauta para evitar admitir fallas en su programa espacial.

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Perversiones del comunismo

El vuelo de Vladimir Ilyushin, primer hombre en el Espacio

El cinismo de la Unión Soviética y el régimen perverso que la gobernó desde la revolución bolchevique
de 1917, queda al descubierto en toda su crudeza con el caso del cosmonauta Vladimir Sergeyevich
Ilyushin, desenmascarado y dado a conocer al mundo por Anatoli Grushenko al desertar a Occidente
en la década del ochenta

Sabido es que la vieja Rusia ha sido uno de los países con mayor peso e
influencia en la historia. Cuando el zar Pedro el Grande subió al trono en
1689, inició un proceso de occidentalización que convirtió a su tierra en una
nación europea, con su refinamiento aunque también, sus vicios y errores.
De ahí en mas la Rusia de los zares se tornó una potencia considerable,
fortalecida a partir de las sucesivas coaliciones que integró para enfrentar
a Napoleón cuando aquel, en su intento de avasallar a Europa, llevó la
guerra de un confín a otro del continente.

Herencia zarista

Rusia dejó de ser el pueblo bárbaro de las estepas para convertirse en tierra
Vladimir Ilyushin
de sabios, hombres de letras, músicos y científicos que deslumbrarían al
mundo con su saber.
Esa herencia de la monarquía cristiana y contrarrevolucionaria fue lo que la Rusia fría, tenebrosa,
gris y opresora intentó preservar de aquel glorioso pasado, en su provecho, cuando al hacerse cargo
del poder en 1917, sumió a su pueblo en un baño de sangre y sufrimientos sin precedentes. El
comunismo hizo desaparecer sistemáticamente todo el esplendor de la monarquía conservando
solamente lo que le fue útil.
Una de las hazañas tecnológicas de la Rusia comunista, nutrida en los conocimientos de antiguos
sabios de la era zarista como Valentín Tsiolkovski, precursor de la cohetería moderna, ha sido su
programa espacial.

La conquista del espacio

En materia espacial, al menos hasta 1971, Rusia fue primera en todo salvo, en colocar un hombre
sobre la Luna. En octubre de 1957 puso en órbita el primer satélite artificial fabricado por el hombre,
el Sputnik 1 (1). Menos de un mes después, el 2 de noviembre del mismo año, lanzó al espacio al
primer ser viviente, la perra Laika (2) y en mayo de 1958 el primer laboratorio de estudios cósmicos,
el Sputnik 3.

La primer nave a la Luna fue rusa, el Lunik 1 (1 de septiembre de 1959), lo mismo la que fotografió
por primera vez su cara oculta (Lunik 3, en el mes de octubre) y la primera que se posó suavemente
sobre su superficie (Lunik 9, enero de 1966). También fueron suyas las primeras naves que volaron
a Marte (3) y a Venus (4), algunas con éxito y otras no, verdaderas epopeyas tecnológicas que apenas
imaginaron Julio Verne y H. G. Wells, menos de un siglo antes.

Inquietos ante semejante avance, los norteamericanos se lanzaron apresuradamente tras los pasos
de sus rivales lanzando el 6 de diciembre de 1957 el Vanguard I que estalló en el momento de partir.
Siguieron a aquel fracaso los Explorer (el primero de los cuales era una simple esfera de solo 8
kilogramos de peso) y los Pioneer, con los que EE.UU. logró dar sus primeros pasos en la carrera
espacial. Pero el 12 de abril de 1961, la vieja Rusia volvió a conmover al mundo al colocar en órbita
a bordo de la cápsula Vostok I a Yuri Gagarin, conocido universalmente como el primer hombre en
el espacio. Gagarin dio una vuelta completa a la Tierra a 300 kms de altitud en el lapso de 1 hora y
48 minutos y regresó sano y salvo para convertirse en héroe universal.

En su desesperado intento por no quedar atrás, EE.UU. lanzó


el 5 de mayo de 1961 a Alan Sheppard a bordo del Mercury 3,
en lo que solo fue un simple “salto” suborbital de 15 minutos
y 22 segundos de duración, promocionado como si se hubiera
tratado de un verdadero vuelo espacial. Le siguió el 21 de julio
del mismo año Virgil I Grissom, quien llevó a cabo un vuelo
similar, eclipsados ambos por Germán Titov que el 6 de agosto
del mismo año entró en órbita por más de 25 horas
convirtiéndose en el primer hombre en pilotear una nave
fuera de la atmósfera terrestre. Otro logro soviético al que
seguirían: la primera misión múltiple (Vladimir Komarov,
Konstantin Feoktistov y Boris Yegorov a bordo del Voskhod I,
el 12 de octubre de 1964), el primer vuelo doble, es decir, dos
Yuri Gagarin no fue el primer
naves tripuladas al mismo tiempo en el espacio, el Vostok 3
hombre en el espacio
con Adrián Nikolayev a bordo y el Vostok 4 con Pavel
Popovich, quienes partieron con un día de diferencia en
agosto de 1962; la primer mujer en el espacio (Valentina Tereshkova en el Vostok 6, el 16 de junio
de 1963), la primera caminata espacial (Alexei Leonov desde el Voskhod 2, el 18 de marzo de 1965.
Su compañero de vuelo fue Pavel Belayev); la primera estación orbital, Salyut 1, el 19 de abril de
1971 y el primer vehículo-robot en rodar sobre la superficie selenita, el Lunokhod, el 17 de
noviembre de 1970, un año y medio después de la llegada del hombre a nuestro satélite natural
aunque ocho meses antes que los tripulantes del Apollo 15 hicieran funcionar el Lunar Roving
Vehicle en la región de Hadley-Apennine.

Todo este introito viene a colación para sacar a luz, un nuevo caso de cinismo y perversión del
régimen comunista que tuvo por víctima inocente a quien fue en verdad, el primer hombre en el
espacio.

Primer hombre en el espacio


Como hemos dicho, el 12 de abril de 1961 la Unión Soviética
anunció al mundo que Yuri Gagarin había regresado con éxito
del espacio exterior después de un vuelo de casi dos horas, a
bordo de la cápsula Vostok I. Sin embargo, se cuidó bien de
mantener oculto a la opinión pública que cinco días antes, el
7 de abril, había lanzado al cosmos a otro hombre cuya
historia recién se supo en los años ochenta cuando el piloto y
cosmonauta Anatoli Grushenko desertó a los EE.UU. portando
datos de interés y asegurando que había filmado la partida de
aquel primer vuelo.

¿Quién fue ese hombre que estuvo en el espacio cinco días


antes que Yuri Gagarin? Nada menos que Vladimir Ilyushin,
hijo del célebre diseñador de aviones Sergei Ilyushin y piloto
experimentado que había batido varios record de vuelo y
altura.

Ilyushin había sido seleccionado por las autoridades rusas


para su programa espacial junto a Yuri Gagarin, Germán Titov, Nave Vostok
Adrián Nicolayev, Pavel Popovich, Valery Bikovski y Anatoli
Kartashov. El 7 de abril de 1961 fue lanzado al espacio a bordo
de la cápsula “Rossiya” y tras alcanzar los 300 kilómetros de altitud inició su vuelo en torno a la
Tierra, enviando las primeras señales desde el cosmos. Sin embargo, al cabo de la primera órbita,
surgieron inconvenientes. Algo en la cabina falló y la comunicación con la base quedó interrumpida.

Al parecer, Ilyushin perdió el conocimiento razón por la cual, se temió por su vida. Por esa razón, la
central terrestre de Baikonur extremó todos sus esfuerzos y al cabo de su tercer circunvalación a la
Tierra, el cosmonauta fue traído de regreso. Se dice que la tensión experimentada por los
responsables del proyecto fue tal, que en un momento, el propio Nikita Kruschev, que seguía de
cerca los pormenores de la misión, perdió el conocimiento.

Las fallas de a bordo provocaron inconvenientes en el sistema de reingreso, desviando la nave a


territorio chino. Por entonces, antes de tocar tierra, los rusos eyectaban de la cápsula al tripulante
para que aterrizase por separado con su propio paracaídas. Sin embargo, con la “Rossiya” fuera de
control, la operación se tornó imposible, razón por la cual, el cosmonauta se precipitó a tierra en su
interior, sufriendo serias lesiones a causa del impacto (la cápsula también tenía paracaídas pero los
mismos no lograron desplegarse completamente).

La odisea de Ilyushin

Alertadas las autoridades chinas de que un objeto no identificado proveniente del espacio había
caído en su territorio, se apersonaron en el lugar rodeando previamente el área para que ningún
curioso pudiera aproximarse. Al llegar, se encontraron un extraño artefacto esférico con un
tripulante en su interior, gravemente herido, pero vivo.
Cápsula y piloto fueron recogidos y trasladados a una base
militar, bajo estricto secreto de Estado, internándose al
cosmonauta en un hospital del ejército donde permaneció
alojado un año.

Finalizado ese período y al cabo de una serie de


concesiones por parte de la Unión Soviética, China
devolvió a Ilyushin quien al llegar a su patria, lejos de ser
recibido como un héroe, fue puesto en “cuarentena” y
adiestrado en el arte de “mantener silencio a toda costa”.

Mentiras e interrogantes

¿Por qué las autoridades rusas habían decidido mantener


oculta semejante hazaña? ¿Por qué privaban a su tierra de Ilyushin listo para volar
la gloria de haber colocado por primera vez un hombre en
el espacio exterior para traerlo de regreso vivo? ¿Por qué
despojaban a Ilyushin del honor de haber sido el primer cosmonauta de la historia?

Todos esos interrogantes tienen una respuesta: los mandos comunistas consideraban las
circunstancias que rodeaban al vuelo poco propicias para promocionar su carrera espacial.
Perfeccionistas en extremo, los soviéticos preferían esconder sus falencias y negar la realidad antes
que dar a conocer un hecho que a cualquier otra nación del mundo la hubiera llenado de orgullo.
Sus mentes estrechas les impedían sacar provecho de lo que sus científicos y técnicos eran capaces
de hacer pues para ellos, por sobre todo primaban los dictámenes del Partido y su nefasto plan de
gobierno.

La nave de Ilyushin cae en territorio chino

Una cosa es evidente. Los comunistas mentían porque sus servicios secretos los tenían al tanto de
que los EE.UU. no tenían aún la capacidad tecnológica suficiente como para lanzar un hombre al
espacio. De haberla tenido, sin ninguna duda habrían promocionado ese viaje con toda la pompa
posible, hablando de “éxito completo” y “hazaña”.
Ilyushin, amante del rugby y los autos americanos, fue condenado al silencio y al olvido más injusto.
Sin embargo, dado el apellido que portaba y el grado militar que tenía, volvió a ser reinsertado en
la fuerza aérea soviética y hasta fue condecorado por sus servicios en tiempos de Leonid Breznev.

Se dice que antes de Ilyushin hubo otros vuelos que


terminaron en tragedia (5). De ello no hay ninguna
prueba pero con respecto al de Ilyushin, las mismas
se acumulan cada vez más, tornándose
contundentes. El 10 de abril de 1960, apenas tres días
después del lanzamiento y dos antes del vuelo de
Gagarin el periodista comunista británico Dennis
Ogden publicó la historia en el “Daily Worker” y más
de veinte años después Anatoli Grushenko la reflotó
al emigrar clandestinamente a Occidente. Grushenko
aportó datos, dio nombres y habló de una película
por él filmada, que mostraba el despegue del Vostok
que llevó a su amigo al espacio exterior. Pero la El colmo del cinismo: Breznev condecora a
prueba más evidente que trajo consigo fue su Ilyushin por los
indignación, una indignación que no puede disimular servicios prestados en la
cuando al hablar de Ilyushin lo recuerda marginado, Fuerza Aérea de su país
olvidado y condenado a un silencio que lo privó del
reconocimiento mundial al que tenía derecho. Sus palabras a una cadena norteamericana de
televisión son elocuente respecto a su sentir: “Les escupiría la cara por lo que le hicieron a Vladimir”.

Notas:

1 El Sputnik 1 pesaba 83 kg, disponía de dos trasmisores de radio de 20 y 40 MHz dentro de una
esfera de aluminio de 58 cm de diámetro y de cuatro antenas de 2,4 y 2,9 metros que sobresalían
de aquella. Alcanzó una altura de 913 km de apogeo y 214 de perigeo y sus señales de radio
sirvieron para analizar la concentración de los electrones en la ionosfera.

2 Laika pereció en el espacio al cabo de algunas horas debido a fallas del sistema de temperatura
en su cápsula. Su vuelo sirvió para evaluar el comportamiento de su organismo y las emisiones
ultravioletas, los rayos X y los rayos cósmicos. A Laika le siguieron otros caninos, la mayoría
recuperados con éxito.

3 El Marsik 1 pasó a 193.000 kilómetros de Marte el 19 de junio de 1963 y el Marsik 3 fue la primer
nave en posarse suavemente sobre su superficie el 28 de mayo de 1971 aunque media hora
después perdió contacto con la Tierra.

4 Las sondas soviéticas Venera transmitieron exitosamente las primeras imágenes e


informaciones desde el segundo planeta a partir del Sol, permitiendo determinar que se trata de
un horno de 450º C de temperatura.

5 Según versiones que circularon por esos años, el 1 de noviembre de 1957 el cosmonauta Alexei
Ledovsky pereció en un vuelo suborbital a bordo del R5-A adaptado a ese tipo de misiones. El 1
de febrero de 1958 habría ocurrido lo mismo con Serenti Shiborin (noticia difundida en Occidente
por Hermann Oberth, científico alemán) y con Andrei Mitkov el 1 de enero de 1959, todos ellos
vuelos suborbitales lanzados desde la base de Kapustin Yar, en Astrakán. El 28 de noviembre de
1960 dos radioaficionados italianos de la ciudad de Turín captaron las emisiones de radio de Alexei
Graciov que lanzando un desesperado SOS al mundo pedía auxilio después de “rebotar” contra la
atmósfera terrestre en su maniobra de retorno y ser despedido en dirección a la Luna. A ese
nombre se le suman los de Ivan Kachur, Valentín Zavadovsky y Gennady Mikhailov, todos ellos
muertos en el espacio. Sin embargo, ninguno de esos casos se puede demostrar. Durante años se
sostuvo que el coronel Piotr Dolgov había sucumbido en el cosmos a bordo de su cápsula Vostok
el 11 de octubre de 1960 cuando en realidad pereció durante un salto en paracaídas desde un
globo, el 1 de noviembre de 1962.

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